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5 de noviembre de 2014

Ser infiel

Que te metan los cuernos, duele. El filo de las puntas se clava en la autoestima y a borbotones las expectativas caen al piso en coma. Y sin embargo, eso cuesta menos que ser infiel. Pues cuando estás engañando, todo el tiempo sientes un frío interno, un vacío, un temor a ser descubierto. Y eso es menos, que volvernos infieles a nuestra naturaleza, porque cuando obramos desde la deshonestidad interna, la incertidumbre se burla a cada latido y el miedo nos espanta la felicidad.
Es que no es lo mismo que te engañen, que engañes, que te engañes y engañes. En el primer caso, lo lastimado con el tiempo cicatriza, a veces deja marcas; pero casi siempre; un nuevo amor, las matiza. Cuando engañas y estás en modo inconsciente, te sientes un maestro del disimulo, y te burlas de tu entorno, pero cuando adviertes que ese otro es un espejo, la risa del guasón se desmaquilla, y entonces pasas a la tercera fase te engañas a ti mismo, y no siendo tú engañas al otro. Muestras una cara que no tienes, que apenas compraste con las monedas del cinismo. Sentimos miedo cuando no somos nosotros, y uno de ellos es al abandono y al desamor; porque vivimos lejos de nuestro hogar primero; la tierra es un modesto hostal.
¿Por qué somos infieles? Aunque resulte paradójico por fidelidad o dicho de otra forma por ser fieles “a”… al clan, a la familia, a la sociedad, a la cultura, a las palabras de papá, a los miedos de mamá. ¿ Cuántas veces no sentiste el mismo temor de ella? ¿Cuántas veces no repetiste su misma historia?
Somos infieles para ser aceptados, para ser aprobados, amados, para sentir que pertenecemos, que no estamos solos. Tanta soledad en los huesos del alma hace vacío y congela… entonces el remedio genérico es meternos las guampas – término quechua que significa cuerno- y decir lo contrario y hacer lo opuesto y sentir lo que no sentimos…


  • Somos infieles cuando decimos SI en lugar de decir NO
  • Somos infieles cuando decimos NO en lugar de decir  SI
  • Somos infieles cuando decimos “Está bien”en lugar de decir “Esto no me agrada”
  • Somos infieles cuando decimos “NO importa”en lugar de decir “Me duele”
  • Somos infieles cuando decimos “No pasa nada” en lugar de decir “Me siento triste”
  • Somos infieles cuando decimos “No estoy enojado/a” en lugar de decir “Estoy hasta el caracú”
  • Somos infieles cuando decimos “Lo comprendo” en lugar de decir “La verdad que no comprendo un carajo”
  • Somos infieles cuando decimos “Te llamaré” en lugar de decir “No quiero verte más”
  • Somos infieles cuando decimos “Perdón” en lugar de decir “Es mi sentir y no necesito pedir perdón por ello”
  • Somos infieles cuando nos entregamos al 100 a sabiendas de que el otro se entrega en números rojos y aún así elegimos ponerlo en el recuadro RELACIÓN DEL MES
  • Somos infieles cuando no nos damos tiempo para hacer lo que nos gusta porque no nos damos permiso de disfrutar
  • Somos infieles cuando creemos que los demás son más que nosotros mismos, más inteligentes, más valiosos, más guapos.
  • Somos infieles cuando vivimos en la creencia de que el que nos ama nos hace un favor

¿En que eres infiel? ¿A qué eres fiel? ¿Cuál es tu forma de traicionarte?
Si te interesa el tema, en febrero de 2015 lanzaré una conferencia profunda, íntima, vivencial que abordará el tema: “Las mujeres son más infieles que los hombres”



3 de noviembre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano ( 3era parte. Final)

         El tiempo
¿Qué es el tiempo? ¿Qué nos asusta de su presencia, de su transcurrir silencioso que deja grandes huellas? Es un remedio para el olvido, un digestivo para los dolores de cabeza del alma, un anestésico para los sinsabores, un recurso al que apelamos desafortunados, y temerosos. Vivimos en función de su paso, corremos detrás de él, y nos dormimos en la víspera de su pasado. Siempre en la mente lo que no hicimos, y lo que no podremos hacer. Nos transcurre, nos habita, nos desplaza y no le otorgamos la trascendencia que tiene; su único tiempo: el presente.
Nos gusta deleitarnos en los imposibles y recurrimos al ayer para aplastarnos en las heridas de un pasado mejor; un retoño sin frutos, unas malas decisiones que nos afectan.
Nos gusta vivirnos en noche de brujas, viajando a un futuro incierto, desconocido, impenetrable, que nos grita BUUUUU!!! en la cara de los sueños.
Y lo real, lo exacto, lo tangible, que es el presente, se discurre como el agua entre los dedos por no valorarnos.
Sufrimos porque no estamos dónde estamos. Otra vez nos separamos, el cuerpo está en la silla sentado y el alma o el corazón a destiempo.
Preocuparnos por lo que no sucederá, es una fantasía, pero si fuese tan simple de evitarla, ¿crees que no seríamos capaces de hacerlo? Nos han entrenado en el miedo constante de vivir con miedo.

Llamemos al miedo con todas las voces, incluso con algunas que distan del miedo; pero aún así es miedo.


Mirar atrás es un hobbie transgeneracional, heredado, que nos hace creer que estar atento a lo que aconteció evitara su repetición. Lo cierto es que ni una ni otra. Ayer puede contagiarse como un plaga. Mañana puede devenir de la forma menos pensada.   
Para salirnos del embrollo, necesitamos re educar nuestra mente, evitar los viajes, estar presentes en el presente.




30 de octubre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano ( 2DA PARTE)


2da Parte

El dinero
Plata, lana, guita, money, argent, solfi, mango, o como gustemos llamarle en nuestra intimidad, para muchos es un enemigo de sus sueños, para otros su dios entorno al que ejercen sus sacrificios. Considerado de esta forma, no deja de ser una fuente de la cual emana el sufrimiento cotidiano, dado que se lo ha re significado y atribuido características ajenas que lo han vuelto un monstruo limitante. Por el dinero la gente no hace lo que quiere, suspende sus deseos, y los deja en stand bay, en el congelador de la espera para un momento oportuno; rompe relaciones, destruye sueños, toma distancia de los que dice amar. El dinero se convierte en el titiritero de los seres humanos que confunden lo esencial con lo superfluo, la esencia con la identidad, la experiencia con el símbolo. Se ama al dinero por el dinero mismo, no como medio sino como resultado. Si alguien tiene tres es más que él que tiene 1 pero menos que él que tiene 10.

28 de octubre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano

1era Parte
Cuando pensamos en sufrimiento, pensamos en algo doloroso imposible de evitar o evadir. Creemos que el sufrimiento forma parte de la vida social y humana; lo adoptamos a nuestra historia como natural. ¿Qué es el sufrimiento? Algunas concepciones refieren al sufrimiento como desgaste, lo vinculan con el estrés y el dolor. Desde una perspectiva ontológica el sufrimiento es interpretación lingüística de los hechos y el dolor es reacción biológica, y desde un plano espiritual es sufrimiento es la manifestación de la ignorancia de nuestro ego.
En virtud de lo último, podemos afirmar que si aprendiéramos a educar al EGO, el sufrimiento no sería una regla, sino un excepción, una opción y no una constante. Pues no estaríamos en constante comparación con los demás, situación que provoca el sufrimiento que padecemos a diario.
Como fuentes podemos evocar tres, que sin lugar a duda, se han convertido en los ídolos del sufrimiento.
EL CUERPO –  EL DINERO – EL TIEMPO
Todos tenemos un cuerpo que transporta el espíritu que somos, lo creamos o no, a conciencia o inconscientemente, sabemos que somos algo más que una red de carne y huesos; en la actualidad, el cuerpo se ha convertido en el estandarte de la felicidad para miles de personas. Una dieta adecuada, ejercicio moderado, una vida no sedentaria, no sólo nos mantiene con vitalidad sino que procura que la herramienta que tenemos para manifestarnos dure un rato más; pero obsesionarnos, castigarnos y aún más, negarnos por cosas que no nos agradan, o no encajan en los estándares de la sociedad, lejos de acercarnos a la plenitud nos orilla a la marginalidad y nos distrae de la experiencia real de conocernos. Es como si el EGO tuviera miedo de que nos reconozcamos, y en sus intentos por sobrevivir, nos presenta una lista de conversaciones internas distractoras. Cada palabra de disgusto hacia la máquina que tiene la misión de transportarnos nos resta importancia. El cuerpo es sólo un medio. No somos cuerpo, sólo lo habitamos. Tenemos el cuerpo que necesitamos para emprender este viaje y asumir las lecciones que nos hemos puesto como almas antes de nacer. ¿Cómo cuidas a tu cuidador? ¿ Cómo alimentas a tu carruaje? Tu cuerpo es un medio para expresarte, ¿Por qué lo atacas con comparaciones absurdas? Cuando estás anclado en tu cuerpo, estás parado en el arquetipo el ATLETA, aquél que cree ser definido por su exterior, que sólo se identifica con su imagen y cuya estima es resultado de la aprobación de la mirada social.
En las próximas entradas hablaré del dinero y el tiempo….

16 de octubre de 2014

Insatisfacción relacional

Desde pequeños hemos aprendido a crear lazos, de alguna u otra forma estar o pertenecer a grupos fomenta nuestra seguridad, estima, y desarrolla valores compartidos. En la adolescencia y adultez la búsqueda del placer, el amor, y  la compañía se torna en un deseo, sueño y meta para la mayoría de las personas. Influenciados quizás en la realización personal a través de la creación de una familia o estabilidad emocional mediante una pareja, los individuos se embarcan en una seguidilla de amoríos que generalmente terminan por similares circunstancias.
Culturalmente nos han enseñado a necesitar, a creer en la fantasía de que “sin el otro no podemos vivir” y nos enrollamos en conversaciones internas que nos genera malestar, ansiedad, angustia, incluso depresión o síntomas físicos como insomnio, gastritis, colitis, entre otros.
Creamos imágenes de nuestro día sin esa persona “especial”, ¿Qué sería de nosotros? ¿Cómo podríamos vivir sin que nos toque o bese? ¿Cómo soportaríamos que construya su vida con alguien más? Y sin cabal consciencia erigimos la relación desde un futuro de pérdida elaborado en un presente predictivo. A fuerza de razón sabemos lo que sucederá. Sufrimos porque el amor es sufrir. Amar es perder. Los vínculos tienen fecha de caducidad. La pasión se agota. La rutina desgasta todo.
Tejemos un mundo paralelo al real y lo dramático es que habitamos en ese, no en el otro. Dado que lo real es franquicia de nuestros pensamientos. Cada pensamiento es energía que se materializa por obra de nuestras acciones en un tiempo por venir.
¿Por qué tanto caos? ¿Desde dónde partimos para inventariar en  nuestras historias  tantos fracasos y abandonos? ¿A quienes somos fieles con nuestra fatalidad?
Somos ovejas de un rebaño entrenado con sutileza en la dependencia y apego. Desde los tres años los límites a nuestra independencia personal se condicionan con el suministro del amor. “Si dices tal o cual cosa no te querré más”. “Si haces eso nadie te va querer” “Si te comportas así voy a quererte menos”

2 de octubre de 2014

24 de septiembre de 2014

La última vez que fui mediocre…


Muchas veces, cuando estamos en el hoyo no podemos apreciar lo que está en el exterior. Hundidos, - demasiado profundo-, del viento solo sentimos caricias.  Las heridas se ven más grande y hay una tendencia a lamerlas para acelerar el tiempo de secado y sanar. Pero ya sabremos, que todo necesita un proceso, que adelantar, nada cura y por el contrario, estropea experiencia. 
Desde el fondo todo es confuso, porque desde ahí abajo, sólo se adquiere dimensión de una parte de las cosas, y casi siempre son las “partes más feas”. Los pies que aplastan nuestras ideas, sueños, dignidad, existencia. Y aún cuando hacemos presión para trepar, empujar, y salir; la fuerza impulsada de arriba hacia abajo, de afuera hacia adentro, del exterior al interior, siempre gana. Y nos arrodillamos en el lodo a llorar, nos revolcamos en la culpa, arrasamos las arenas del desprecio personal, y nos azotamos con los deberíamos y los hubiera; y entonces el infierno deviene más pequeño y más cercano. Lo incorporamos.
….
Ahora que salí; puedo respirar…inhalo con cierta constancia digna de un vencedor y suelto suavemente los restos incinerados de quién supe ser… por mis fosas, un humito gris de mis cenizas viajan densas hacia la nada infinita…
Siento paz en mis rincones….dónde ayer habitaban volcanes vomitando lava …. hoy crece la retama… Mis ojos parpadean como las alas de una mariposa recién parida al sol…y la “sorpresa” sigue siendo mi amuleto predilecto…Los pies huesudos…descalzos…con los juanetes rojos de pasión por la vida… emergen en saltos que me arrebatan de la tierra al aire y caen seguros, firmes, estables…

…. y así recuerdo la última vez en que me disfrace con las investiduras de la mediocridad… pretendí seguir al rebaño… y mezclarme para no sobresalir…. para esconderme…. para traicionar mi personalidad heroica… para que nadie vea la oveja negra entre  tantas blancas y puras… mediocres… que repiten sin razón y sin saber lo que otros hacen… multiplican … triplican… espacios ….momentos…. y todos iguales se ven más bonitos…. y yo… 

...también pequé con esa soberbia del Ego… de ser idéntica por no aceptarme diferente….
Mentí… callé… y violé mis ideales… me puse la soga al cuello… y a punto de lanzar la pata de la luz…algo insignificante me hizo sentido…. las vi… decir VEEEE…y yo… yo quería decir NOOOOO….. aspire…. y lo solté…y fui libre…
Rompí cadenas…. sueños… ilusiones…la fidelidad de ser buena persona a cuesta de mi propio SER….
Y ahora respiro… estoy en calma…. un nuevo – NO UN VERDADERO – sol me ilumina…
Ando en andas de construir….
Ando en danzas de compartir…
Hoy al fin… RESPIRO….


¿Qué es ser mediocre? Es repetir hasta el cansancio lo que los demás hacen por no correr el riesgo de mostrarnos diferentes. Es doblegar nuestra grandeza a la usanza de lo justo, lo necesario, lo previsible.
Cuando nos vivimos como mediocres… nos separamos de nuestra fuente… nos desconectamos y elegimos “engancharnos” en el cargador pirata de la mayoría: “la queja, la imposibilidad” y la divinidad que traemos en origen es prostituida por el ego que se encarga de hacernos sentir “que no podemos”.
Nos movemos fieles a la corriente de la pertenencia, creencias, comodidad, del clan…porque necesitamos…
Despertar la grandeza es hacernos cargo en principio de quienes somos, y no de quienes dicen que somos, o dicen que debemos ser… un misterio antes a develar ¿ quién soy?

3 de septiembre de 2014

El control

El control es un aparato sin pilas que apretamos histéricamente cuando queremos cambiar circunstancias o gentes que están frente a nuestros ojos y ya no queremos ver, o al menos pretendemos poner en pausa o ir hacia atrás o hacia adelante. Es un forma inconsciente de protegernos de todo lo “que no es” como esperábamos, sentenciábamos, o incluso afirmamos en nuestro fuero interno. Es una reacción que se contrapone a la aceptación de que las cosas, pueden ser de mil modos. Es un trazo grueso y profundo, marcado con tinta negra en un mapa de múltiples rutas. Es una botiquín de emergencias cerrado a punto de caducar por su inutilidad en el uso. Es una búsqueda incesante de sentirnos seguros, en tierra firme, a sabiendas de que la vida es un terreno movedizo. 
Es una narcótico tranquilizador que consumimos para creernos dueños de algo, al menos de la razón. Una brújula que nos da un sentido, nos hace sentir a salvo. Sabemos como actuar, que decir, sentir, callar. Nos manejamos con la seguridad que nuestra mirada es la correcta. Pero cuando hablamos de control, muchas veces traemos a la mente situaciones de personas violentas, celosas, posesivas, criticonas, quejosas.  Sin embargo, también controlamos desde el amor, y sé que resulta incongruente, puesto que todo control es negación de la otredad,  es miedo y el amor es aceptación y construcción. Pero somos humanos y ambiguos. Amamos desde nuestra concepciones e intentamos que los otros vivan según nuestras experiencias. Así como los padres que anhelan que los hijos no sufran…. o la pareja pretende que su compañera no se haga tanto mambo… o cuando los hijos a toda costa quieren ver felices a sus papas…. Lo que parece un simple deseo… se transforma en control, cuando el resultado no es el esperado y nos frustramos; resentimos o culpamos. En ese querer dar más, ocuparnos más, o construir lo que es patrimonio personal de otro … esta el control… sea por superhéroes, miedo a la soledad, a no perder lo que amamos, a la convicción de que así es la vida… aún cuando queramos erigir la felicidad … es control…

28 de agosto de 2014

Mirar de cerca…

Uso lentes, esos que a partir de los 40 la mayoría “ se pone y se quita,” porque vemos demasiado bien lo que está lejos, y muy borroso lo que está cerca.
¿Será que a esta edad nos replanteamos el presente y por estar inmersos en la situación no logramos leer con precisión  lo que venimos creando? ¿Será que empezamos a saber con certeza lo que anhelamos para nuestro futuro? ¿Será que el presente nos resulta como los zapatos con tacones, agradables pero dolorosos de sostener?
¿Será?
Presbicia, le llaman a la rigidez que empezamos a vivenciar, es la falta de elasticidad del ojo para enfocar… perdimos el foco….de tanto mirar tv, celulares, computadores, libros…. de tanta vida vivida pensaría Borges….o quizás en algunos casos, de tanto estar apegados al enfoque de lo que queremos para nuestra historia.

22 de julio de 2014

Yo soy una tía PANK

 En el mundo somos 23 millones de tías PANK (professional aunt no kids) “Tías profesionales sin hijos,” mujeres que han elegido el camino de la carrera y han postergado la maternidad y el matrimonio para más adelante o –para otra vida- mi caso. Somos solteras por convicción, con éxito profesional, amantes de lo que hacemos, con poder adquisitivo suficiente para malcriar a los monstruitos sobrinos que el diablo nos dio.
El aspecto adolescente de las PANK permite que la relación tía-sobrino sea de mayor libertad, honestidad y comunicación emocional. A partir de ese punto, el adulto en cuestión puede apoyar a desarticular creencias culturales arraigadas en el seno familiar.
La idea de no “necesitar” de un “Otro” para estar y ser plenas, constituye una imagen materna buena onda en la que se puede confiar cosas que tal vez a los padres resulta difícil confesar.
Como sobrino o ahijado tener una pank en la familia, es sinónimo de  equipo de rescate que hará lo necesario para resolver las urgencias.

17 de julio de 2014

Ser el mejor del mundo



Según la FIFA y la opinión pública, Lionel Messi es el mejor jugador del mundo. No es un hecho, es una declaración, un acto lingüístico que transforma el mundo a partir de que la palabra es dicha. No es una realidad, sino una interpretación de la realidad, pero en virtud de ella, los ojos que miran, lo viven como un hecho.
A partir de ese evento lo que se espera del jugador son proezas deportivas dignas de semejante etiqueta, jugadas que en el pasado fueron extraordinarias, acciones superiores a cualquier otro compañero.
Cuando Messi no responde según esas expectativas, los espectadores se quejan, lo critican, lo comparan con otros que fueron ídolos en su momento, y ponen en tela de juicio su talento y/o su compromiso.
Entonces pienso ¿Cuán devastadora puede ser una declaración aunque sea poderosa si nosotros internamente  vivimos para hacer justicia de ella?
¿Qué precios emocionales pagamos, las veces que en diferentes áreas, nos sentimos como Messi?
Quiero decir, - cuando a diario nos permitimos que otros nos eleven a categorías  extra humanas - y en relación al mérito, no queremos desilusionar a nadie, hacemos lo que sea necesario, incluso en contra de nuestra voluntad o intereses, para cumplir con lo que nos demandan por un lado, y por el otro, para no desprestigiar la imagen que tenemos hacia nosotros.

1 de julio de 2014

Algo más que decir…

Muchas veces las relaciones humanas se ven afectadas por los ruidos que coexisten en la comunicación. Demasiados supuestos, interferencias, y ausencias convierten el puente de comunión de dos o más mundos en pantanos confusos donde cada quién se salva o se hunde según sus distinciones.
Y es que la expresión es la oportunidad que todos tenemos para manifestarnos, para hacernos entender, comprender, amar, y hasta incluso huir.
¿Por qué no sabemos comunicarnos? Porque muchas veces creemos que eso es dar explicaciones, y algunas personas se sienten demasiado adultas como para “explicar”, sin embargo comunicar es compartir, es invitar al otro a subirse a la mirada de que tenemos respecto de algo o alguien, es abrirnos o exponernos en los sentidos.

¿Para qué comunicar?  Para darnos a conocer, para no resentir, para no acumular, para evitar malos entendidos, para crecer, para ser libres y para SER CONSIDERADOS CON EL OTRO.
La consideración es la médula de la comunicación, somos seres reflexivos. Los único seres vivos con esa capacidad. Podemos reflexionar antes de la acción, durante la acción y después de la acción. Y esa alternativa provista por nuestro lenguaje implica repasar nuestras acciones y a partir de ella ser respetuosos y prudentes con los demás y uno mismo.
Habrá situaciones que querrás mantener en tu mundo privado y es legítimo, pero cuando las circunstancias que estés atravesando afectan a otros de alguna forma, es menester ser maduros y decir lo que nos está afectando.

24 de junio de 2014

Cambiar el pensamiento




La fuente de todos nuestros males, está en el pensamiento. Creemos que es el exterior lo que nos impacta, pero sin embargo, es el interior el que modifica lo externo. Es la singular manera de responder ante cada situación lo que nos llena de temores o de alegría.
Cambiar el pensamiento requiere tener la capacidad en principio de soltar todas las creencias, y entender que ellas son  una ilusión, una nubecita a la que nos prendemos creyendo que es un hecho, que no es refutable y siempre existirá.
El mejor método para hacerlo, es comenzar con las menos dolorosas, con esas que están ahí y a las que recurrimos pero no se nos va la identidad en ellas; para luego asumir la osadía de  soltar con las que más nos identificamos.
Lo creas o no, los pensamientos son energía que nos fortalecen o debilitan. Si constantemente estas pensando cosas negativas, tóxicas, tristes, tu estado de ánimo será coherente con esa forma de pensar.

18 de junio de 2014

¿Por qué nos suceden cosas malas?

Tenemos épocas en que nuestra cotidianidad se transforma en un escenario de hechos caóticos. Mala pata a cada paso que damos. No comprendemos porque el universo parece estar en contra nuestro, y le dejamos todo a la mala suerte. En esos momentos tan especiales, sería bueno tomar la decisión de detenernos a ver quienes estamos siendo en función de los otros y de nosotros mismos, y podremos descubrir porque situaciones de esa naturaleza caen sobre nuestras cabezas.


 Si aprendemos a observar la vida desde el contexto cuántico, sabremos y aceptaremos que el observador – nosotros- penetramos en el mundo y lo modificamos tan solo conla mirada,”es decir con la interpretación que hacemos de las cosas. Y por lo tanto descubriremos que todo lo que nos rodea no son más que nuestros “juicios” materializados.

El mundo -escribí una vez -es una extensión de nuestros pensamientos. Cuando tenemos rachas de “mala fortuna” seguramente en nuestro interior tenemos grandes tormentas emocionales que se manifiestan en el exterior. Lo que pensamos de nosotros, las limitaciones que nos ponemos, las creencias devastadoras hacia nuestra capacidad de merecer como sombras o como personajes se reflejan.

El mundo que creamos es una proyección de uno mismo, lo que vemos son nuestras creencias.  Si pensamos que no merecemos, tendremos conflictos para generar dinero, mantener relaciones estables, obtener aumentos en los ingresos. Si sostenemos que el amor no existe, nos toparemos con seres conflictivos, abusivos, o deshonestos que sólo confirmaran lo que creemos.
Todo lo que sucede, nos sucede desde nosotros mismos, desde una previa condenación.
Observa cuáles son los pensamientos que habitualmente tienes respecto de ti, del sexo opuesto, del trabajo, de tu jefe, y verás como en las áreas en las que fluyes con ideas poderosas, todo marcha viento en popa.

14 de abril de 2014

La renovación del águila

  A los 40 años las águilas deben decidir entre morir o vivir. Si eligen lo segundo inician un proceso doloroso de renovación, en donde en la cumbre solitaria de una montaña golpean su pico hasta arrancarlo, se despojan de su plumaje y desagarran las uñas. A los 150 días aquella águila ya no es la misma, tiene un nuevo cuerpo con el que podrá vivir 30 años más.
Así creo que los seres humanos en algún momento de nuestras vidas iniciamos también la renovación de las águilas. Nuestro equipaje es demasiado pesado para seguir el  vuelo, y empezamos a entender que caímos en la trampa de la comodidad, y elegimos que el exterior elija por nosotros, y vivimos con estoica responsabilidad y ajenos a la alegría.
Son los momentos en que las uñas ya no nos sirven para rascar los obstáculos hasta acaparar nuestros sueños; se nos quiebran fácilmente las fuerzas, y la boca ya no saborea los ideales del pasado.
Abrumados, encorvados, volando al ras una realidad violenta, miserable, vacía, salimos y regresamos del nido, dejando en cada jornada un pedazo del alma.
Y cuando nos cansamos,  nos hastiamos, o  nos enfermamos decidimos renovarnos.  Cambiar el rumbo,  abandonarlo todo, despojarnos de la tristeza con olor a humedad, tirar a la basura los restos de amores mal paridos, la ira que se nos aloja en el costado izquierdo, la creencias que nos susurran al oído mentiras con sabor a verdades, romperle la cabeza a los lazos que nos estrangulan, y ser impiadosos con nosotros mismos hasta desangrarnos con la aceptación de que a veces y casi siempre, estamos solos y eso no nos hace especiales ni originales.
Y desnudos y del revés, con todo lo de adentro hacia afuera, con la libertad de sentir todo o nada, sin la pretensión  de ser buenos  o ser amados, sin deseo, sin tiempo, sin apegos, volver a ser.

27 de febrero de 2014

¿Qué hacer con el mal-estar?

La mayoría de nosotros en alguna oportunidad sintió caer al vacío, perderse, tocar las puertas del infierno para salirse, y nadie nos abrió.
Mientras los que nos quieren nos señalan los carteles que con luces llamativas dicen “exit” “salida” nosotros no llegamos a distinguirla, tal vez,  demasiadas llamas nos enceguecen.
Parecería a primera vista que nos encanta quemarnos a fuego lento, los que no saben nada de la vida – y menos de la propia- aseguran que amamos estar ahí carbonizándonos.  Nosotros pisamos como bailando el carnavalito, porque nos duele, nos quema el alma, tenemos fantasías de salirnos, de huir y no vemos por donde.

20 de febrero de 2014

¿Quién eres o creer ser?

hombre-pensando

Seguramente podrías aseverar que eres una mujer o un hombre, y contarías sobre tu nacionalidad, para luego agregar algo de tu condición familiar: madre- padre, hija/o, tía/o, abuela/o, esposa/o, hermana/o; y continuarías haciendo referencia a tu profesión u oficio o ámbito laboral: profesionista, empleada/o, ama de casa, abogado, mesera/o, escritora, empresario. Y más tarde aportarías algunos cuántos defectos entre dientes y sonrisas burlonas, y algunas suspiradas virtudes.

4 de febrero de 2014

4 años escribiendo para y por vos

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Hoy celebro el 4to aniversario de mi blog. El que empezó sin saber, sería un gran proyecto para mi vida. Comencé con ganas de decir algo, a los 5 meses la muerte de mi padre me sorprendió, y el blog se convirtió como en un túnel en el que yo podía deslizar la tristeza ahogada en mi pecho, un canal para decirle al espíritu de mi papá lo que sentía, un remedio emocional. Siguió sumándose el tiempo, y este espacio empezó a llevar mi nombre, al principio era “Mujeres en libertad”; luego me apropie, me di el gusto de identificarme con las letras, los colores de la portada, la distribución de las etiquetas, y con toda las personas que día a día se sumaban – y suman – a este mundo, que hoy es mi mundo, una mirada interior, de quién es Chuchi González.
Lo que siempre me ha sostenido en el compromiso: elección –declaración y acción- ha sido el fervoroso interés por comunicar, enseñar, mostrar, transmitir.
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1 de febrero de 2014

Regodearnos en el Sufrimiento

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Una de las creencias más fatalistas que tenemos es la de regodearnos en el dolor. Hemos aprendido que sufrir es básico en la vida, que es necesario, es natural, y que cuánto más me duele algo más comprometido estuve con eso.
Incluso llegamos a evaluar el amor de alguien en virtud de su malestar.  Y hasta llegamos a sentirnos mal cuando no lloramos o padecemos lo suficiente, pues entra en cuestionamiento la idea de nuestro verdadero interés.
Sufrir no es sinónimo de que algo nos importe más que a otra persona. Es una – léase una y no la única – forma de vincularnos con lo que sucede, con la realidad, con los eventos.
Generalmente estamos condicionados a que si alguien muere, se va de nuestras vidas, perdemos un objeto; es decir toda vez en la que nos exponemos a “un vacío” debemos sufrir. Pero no existe una regla natural que lo imponga. Sufrir es una condición arbitraria, es decir, impuesta por lo social. Es una manera de manifestar nuestra inmadurez, nuestra falta de tolerancia hacia la frustración, nuestro pensamiento cerrado, nuestros berrinches porque algo sale mal.
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