16 de marzo de 2021

Hola, 2021

 


Me tomé tres meses y medio para darte la bienvenida. Oficialmente hablando. No es que no lo haya hecho en la intimidad de mi realidad ilusoria alzando una copa con agua con gas y limón. Pero públicamente, me tomé un tiempo inexistente, necesario.

Quería mirarte de lejos, indagar un poco, analizarte. ¿Estaría bien saludarte con estridente alegría? ¿Seguirías el mismo camino de tu hermano 2020?

Y en lo evidente, no distas mucho de él. De tal calendario, tal año, dice el refrán. 

Creo que nos has agarrado, un poco irritables, cansados y molestos. 

Tu colateral se adueño de nuestra presuntuosa libertad y capacidad de elección. Nos puso con el culo para arriba y a la fuerza tuvimos que aprender, para no perecer en el intento.

Te dimos la bienvenida con la esperanza de que serias diferente, pero tremenda frustración, eres igual o quizás nosotros, no somos los mismos, como dijo aquella vez Pablo.

Te miro, tan joven, y yo tan gastada. Apenas tres meses y chirola de vida, y yo como seiscientos ... cientos de meses que ni recuerdo, ni sé si debería hacerlo, por suerte perder la noción de quienes no somos, de vez en tanto es un privilegio.

Viniste con el afán de volarlo todo, de abrirnos los dedos amarrados y que se suelten las defensas, los seguros oxidados, los pensamientos rígidos, las creencias pecaminosas, las permanencias muertas. 

Llegaste con las hagallas suficientes para hacernos lavar la cara y el corazón, y toparnos con la realidad de un mundo diferente al hemos visto.

Dicen, que vibras "des-pren- der"... amas, soltar lo viejo...

Y nosotros los humanos, somo de " a-prhen - der".... de odiar, soltar lo conocido.

¿Cómo será que podremos convivir?

Por lo pronto, te auguro, de mi parte, fortuna en tu misión. Ya me ha cacheteado más de la cuenta el ego y estoy dispuesta y disponible a mudarme de pensamiento.

Me he encontrado con los milagros que corrigen percepciones, el espíritu santo que me llama por las noches y la confortable paz de cerrar la boca y la cabeza a tiempo.

Sinceramente, nos estamos llevando bien.

Aunque sé que apenas comienzas. Pero, ¿y si cambiamos las historias?... Si en lugar de que todo bien por un rato y luego la rutina.. trascendemos lo conocido y frustrante, porque seguir amándonos el resto de los meses? Incluso, ¿podríamos a fin de año separarnos y guardarnos los teléfonos para aquellos días grises...

Te deseo lo mejor, porque me conviene. 

Haré sin conflicto mis tareas. 

No miraré tu presencia como un chivo expiatorio.

Recordaré que la libertad que sudas, es la que andaba necesitando.