26 de junio de 2010

¿Urban cougar o Women in Freedom?

¿Urbanas panteras o mujeres en libertad?

Hace unos pocos días, recibí un mensaje de texto de una amiga que decía “Ya sé el nombre chic de las asalta cunas, es cougars” (Claro que lo decía por mis elecciones), significa “puma”, en el momento me pareció gracioso, pero luego empecé a reflexionar; ¿Cougars? ¿Por qué ponerles una etiqueta a las mujeres que siente atracción por hombres más jóvenes?
Me acordé de mi querido amigo pelón y panzón de la ciudad de Buenos Aires, al que siempre le revolotean mujeres jóvenes, y me dije ¿Por qué no le habrán puesto etiqueta?
Cougar significa literalmente “puma” y apunta a las mujeres maduras, atractivas, cultas, económicamente independientes y sexualmente activas, que tienen como preferencia el ligar con hombres más jóvenes. El ícono de este grupo es el personaje de la serie Sex and the City, Samantha Jones (típica urbancougar, es decir puma urbano, fémina que acecha los antros para buscar a su presa y despedazarlos sin involucrarse afectivamente)
Seguí pensando, ¿cómo es posible que aún en el siglo XXI la sociedad haga estas diferencias? ¿No es repugnante catalogar la forma de amar de las mujeres, tan sólo porque no coinciden con los mandatos sociales?
Tal vez para Demi Moore, o Madonna, que se les inscriba un “estigma” como caza hombres puede resultar hasta chistoso y en beneficio económico a través de las publicidades, o demandas ¿pero una mujer común que se enamora de alguien menor? ¿Qué explicaciones se dará a sí misma cuando los dedos acusadores la persiguen?
Más allá del sexo y del no compromiso, lo cierto es que cada día más mujeres treincuarentonas se enamoran de hombres más chicos, y los precios emocionales que pagan por arriesgarse son altos. Desde los desplantes verbales “vieja verde”, “asalta cunas”,” la solterona buscona”, hasta las miradas censuradoras, los murmullos a espaldas, y la risas pecaminosas (las que imaginan lo que sucede en la intimidad).
Yo fui en su momento víctima de esta discriminación, cuando hace años atrás, caminando por la calle de la mano de mi novio, en Argentina, alguien de un auto gritó “Viniste a buscar a tu hijo a la salida de la disco (léase antro).
Algunos psicólogos dicen que esta atracción se da porque la mujer busca vitalidad, un compañero sin dramas existenciales, sin ex esposas, sin cuotas de alimentos que pagar, mayor actividad sexual, diversión, frescura, romance, tiempo para el disfrute de la pareja y que el hombre las prefiere maduras, porque se ha cansado del berrinche, la inseguridad, la inestabilidad emocional, busca experiencias de vida, el poder compartir sin temor a ser juzgado, ser escuchado, libertad en el terreno amatorio, y admiración. Tal vez son demasiadas explicaciones de ¿por qué nos enamoramos de tal o cuál edad cronológica?, ¡muchas preguntas para hacer al amor!
En mi haber amoroso, abundan los “niños” (sentido mexicano) y ciertamente ninguno de ellos me proveía de la fuente de la juventud!, por el contrario, eran los típicosYo elijo ser una mujer en libertad con la capacidad de amar de corazón a corazón a ese hombre que Cupido me dirija con su flecha “jóvenes viejos”, por mi sistema de creencias y expectativas de futuro me enamorarme de ellos; busqué relacionarme con hombres que aún no habían caducado su inocencia, ternura, plasticidad neuronal, y también “lo reconozco” aquellos que aún no estaban en período de comprometerse a una relación “institucional”. Por supuesto que luego de un tiempo, lo mismo que adoraba me terminó aburriendo, ¡pero es tema para otro artículo!
Hoy el matrimonio ha dejado de ser la única posibilidad de encuentro, hay infinidad de tipos de relaciones de pareja y este acrecentamiento del horizonte amoroso, es el que ha llevado a las mujeres a escoger con quién quiere estar en lugar de con quién debería estar. ¿Estaremos en los inicios del SER en lugar del Deber Ser?
La época en que el hombre era una garantía de satisfacción (como un electrodoméstico) se terminó. Nunca fue real, aunque muchas madres así lo percibieron y muchas hijas lo creímos.
Recuerden… ¡Ese muchacho no te conviene! ¿Para qué? ¿Para ir de compras? ¿Para vivir juntos? ¿Para leer un cuento? Y ¿cuántas veces cubrir los requisitos era un imposible? ¿Cuántas veces los cubrimos y aún así no era lo esperado?
El punto más interesante de las expectativas en las relaciones es “poner mi futuro y todo lo que no soy” en manos del otro, “a ver qué puede hacer por mí” y ese es un gran error, nadie puede procurarnos lo que nosotros no podemos por nosotros mismos.
Hoy las mujeres podemos tener la libertad de escoger para nuestras vidas a los “sapos” que queramos, incluso, me han dicho por ahí que el Príncipe Azul, ya está out!!
Las mujeres hemos ganado muchas batallas, independencia económica, libertad sexual, acceso a cargos jerárquicos, hemos aprendido que ciertas creencias limitantes como “la culpa” y “ la inseguridad” nos alejan de los resultados que queremos para nuestras vidas, aprendimos a desarrollar nuestro interior y a escucharnos, a cuidar de nuestro cuerpo, a relacionarnos con nuestros sueños, hobbies y amistades. Pero sobre todo, escalón por escalón, comenzamos a desprendernos de la idea de ser un complemento del OTRO, a vernos como una unidad, y que nuestra pareja es alguien que camina a nuestro lado.
Cuánto más independientes seamos a nivel emocional, mayores serán las posibilidades de elección en cualquier terreno. ¡No estaremos rezando para encontrar a alguien que nos salve!
De regreso al título, tú en qué lugar eliges estar ¿urban-cougar o women in freedom? Yo elijo ser una mujer en libertad con la capacidad de amar de corazón a corazón a ese hombre que Cupido me dirija con su flecha. Sentir en mi cuerpo y alma, la libertad de andar este camino tan maravilloso y a veces doloroso que es la vida con quién YO ELIJA!
Y que ese al que elija, sin importar su edad, sea mi compañero de viaje y crezcamos como personas juntos, paso a paso, cruzando los dedos para que en la próxima estación no se baje primero, y si lo hace, que me queden en la cámara de mis recuerdos, alguna que otra foto para suspirar en las noches de bohemia, mi soledad y yo.

                                      Chuchi Gonzalez

*Texto publicado en Confesiones para Sofía

23 de junio de 2010

La Tortuga y Aquiles

La pesadilla de Postergar

Cuenta la paradoja de Zenón que Aquiles, llamado pies ligeros, decide salir a competir en una carrera contra una tortuga. Dado que corre mucho más que ella, orgulloso de sus posibilidades, el soberbio guerrero todo poderoso le da una gran ventaja inicial. Al cabo de un tiempo, Aquiles recorre el tiempo que la tortuga con gran esfuerzo había realizado, la distancia que inicialmente los separaba, pero al llegar descubre que la tortuga ya no está, sino que sigue avanzando, lentamente, un poco más. Sin perder los ánimos, Aquiles sigue corriendo, pero al llegar donde estaba la tortuga, ésta ha avanzado un poco más. Aquiles no ganará la carrera ya que la tortura siempre estará por delante de él.
¿Por qué Aquiles, el gran hombre, no ganará la carrera? ¿Acaso su velocidad no es mayor a la de la tortuga? ¿Con sus pies no es factible de recorrer el trecho y acortar las distancias?
Zenón en su paradoja lo que ha querido demostrar es que las sensaciones que obtenemos del mundo son ilusorias, su línea de pensamiento se acerca a Descartes cuando asevera que los sentidos nos engañan. Porque desde esta óptica todo lo que observamos del mundo no es más que lo que proyectamos de desde nuestro mundo interior, el mundo exterior tal como es, no existe, sólo existe en relación a nuestro observador.
Volviendo a Aquiles, podemos rescatar de ésta paradoja la irreversibilidad del tiempo, la irrecuperabilidad que el tiempo siempre en constante devenir trae aparejado para los hombres. Aquiles puede llegar a este punto físico en dónde estaba la tortuga, pero en el tiempo, Aquiles siempre quedo preso de un pasado, o un tiempo detrás del animal. La ventaja concedida al inicio de la competencia es irrecuperable, ya no existe más.
Generalmente muchos de nosotros actuamos confiados de nuestras fuerzas e inteligencias y dejamos para dentro de un rato lo que tenemos que hacer, creyendo que no habrá consecuencias, que siempre hay un marco de acción, que tiempo es lo que sobra.
La postergación es el mal de todos nuestros sufrimientos, igual que el gran Troyano quedamos inmersos en una nebulosa de sensaciones y oportunidades que dejamos pasar frente a nuestras narices.
Si todo lo que tenemos está sucediendo ahora ¿para qué dejar lo que deseamos para un tiempo que no existe, mañana? ¿Cuántos besos y abrazos abortamos en nuestra indiferencia? ¿Cuántos portazos dimos al salir enojados con alguien sin ser conscientes de que esa podría ser la última vez? ¿Cuán dormidos estamos que “dejamos en manos de la nada los afectos y los anhelos que son importantes para nuestras vidas?
Si fuéramos como la tortuga lenta, pero con paso firme, y continuo, disfrutaríamos más lo que somos y tenemos.
Repasa los pendientes de tu arca personal, - pendiente es lo que cuelga, o va hacia abajo – lo que cargas, arrastras, o te jala con pesadez hacia el suelo y te obstruye, detiene, o entorpece la marcha; todas esas situaciones están ahí porque TÚ lo permitiste, TÚ dejaste entrar esa energía de aplazamiento a tu morada para dejarla fluir más tarde, pero el reloj ya dio vuelta varias veces las agujas y nada; ahora puedes empezar a soltar.
Aunque el tiempo no se recuperado, aun cuando lo que pasó no volverá, tienes la chance de encauzar de nuevo tu tiempo.
                                                                 Chuchi

21 de junio de 2010

Cuando el Olvido no llega

Infinidad de veces solemos cargar situaciones del pasado sobre las espaldas de nuestro presente, momentos dolorosos, o tal vez recuerdos gratos pero que al evocarlos nos deja un amargo sabor en la boca.
Vivimos día tras días pensando en lo que “hubiera” sucedido “si tal o cual”, soñando “cómo sería nuestras vidas si” y repasar sobre lo que no se puede volver a reescribir sólo nos cubre de tristeza, impotencia o mal humor.
Intentamos a ciegas volver a empezar, pero todo es fallido. Él o ella se han ido de nuestro presente, sea por la razón que sea, pero en su partida se han llevado un trozo de nosotros. ¿Por qué no podemos olvidar? ¿Por qué seguir insistiendo en lo que no fue? ¿Por qué pensar en los ausentes amores todo el día? ¿Por qué soñar con ellos, anhelarlos, pretenderlos? ¿Por qué amargar el alma con el vacío impetuoso de un amor frustrado? ¿Por qué no olvidamos para seguir el camino? ¿Por qué?
Porque en la mayoría de los casos nuestro EGO ha salido demasiado herido, y esa herida narcisista no deja de sangrar frente al espejo.
Porque hemos construido nuestra relación en base a expectativas y cuando la ecuación da lugar, siempre el resultado es la desdicha.
Porque hemos eternizado la relación, ignorando a sabiendas, que nada es eterno.
Porque nos martirizamos recordando sólo una parte de la historia, las mejores escenas, para seguir alimentando nuestra dolencia.
Porque en el fondo, cuando no podemos arribar al OLVIDO, no podemos ACEPTAR que el otro se haya olvidado de nosotros. No logramos entender ¿cómo ese “otro” se atrevió a olvidarse de nosotros? ¿De mí? ¿De mí que soy maravillosa, exitosa, bella o todo lo contrario? Sí, de mí.
Porque aun siendo lo que seamos, el otro tiene el derecho a hacer con “su sentimiento” lo que quiera. Puede apostar todo su amor al nuestro, y a mitad del juego retirarlo; con o sin explicación, con postergación o de un día para el otro.
¿Y para qué repasamos en el álbum de la memoria las promesas que nos hicimos en aquél amanecer? ¿Los besos de principio que tenían un sabor peculiar? ¿La calidez de los abrazos?
¿Para qué comparamos a ese gran amor trunco con los “nuevos” que quieren florecer”? ¿Para qué sostener su nombre en los labios? ¿Para qué negarnos al paso del tiempo? ¿Para qué aferrarnos al pasado?
Para seguir igual, contemplando lo destruido, lo que no funcionó parados desde la queja.
Para no hacernos cargos de las rondas que nos tocan.
Para defendernos de las futuras relaciones, y proteger el corazón a raga dientes, para creer que todo tiempo por pasado fue mejor y desde una mirada infantil desconfiar de lo que nos puede deparar la vida.
Para manipular la situación y hasta a veces obtener recompensas ocultas: “conmiseración, apapachos, atención, etc.”.
Para evitar lo que está sucediendo y no cerrar el ciclo.
Cuando el olvido no llega, simplemente es porque nos hemos empeñado en que resistir los cambios de nuestras vidas; decidimos que nada deberá cambiar aun cuando todo sea distinto, procuramos ser indiferentes a la realidad que se nos plantea y vivir como “si nada hubiera pasado”.
Cuando estamos enamorados creemos que éste amor es el único y el definitivo y frente a la desilusión o la ruptura, seguimos idealizando esa relación; pero sólo es eso, IDEALIZACIÓN.
Idealizar puede hacer más sublime o romántico al vínculo de pareja, pero no lo vivencia como lo que es, algo real; algo que existe más allá de mí y de ti, algo que tiene vida propia, alimentado de mis temores y de los tuyos, de los sueños de ambos, de los complejos de los dos.
El amor es vida, es ahora, es presente; lejos está de ser una “bonita idea”; una estampa con dos amantes sonrientes para toda la vida y repitiendo día con día, el mismo menú: las perdices.
El olvido no es un borrador o una anestesia que nos apacigua; es un viento renovador de esperanzas, un soplo de bienaventuranza sobre las laceradas, un pasaje a un seguir próximo, una oportunidad de aprender de los vivido.
                                                                                                                     Chuchi

17 de junio de 2010

El deseo de Gómez

Ese lunes, era distinto. Cumplía los años. Llegó a la oficina con una poco de euforia resaca del partido del domingo. Saludo con efusividad, y todos lo miraron con extrañeza.

-¿Qué tiene Gómez? Dijo la secretaría dando un sorbo de café y la secretaría adjunta.
-¡Habrá conocido a alguien! Respondió la otra con cierta indiferencia, mientras se limaba las uñas.

Gómez siguió con su sonrisa intacta caminando por los pasillos, pero empezó a ver todo el panorama con otros ojos. Ahí estaba su jefa, la más temida, llorando a escondidas por el dolor que el divorcio le había generado. Del otro lado, el contador metido entre sus números con su gesto austero ocultando su homosexualidad y ahogando sus sueños de ser diseñador de modas. Más allá la secretaria principal coqueteando con el señor que arregla las impresoras, porque acaba de cumplir cuarenta años y aún no se ha casado y eso le provoca grandes pleitos con sus padres, y a escasos metros, la secretaria asociada murmurando entre sonrisas, aguantando el trabajo por es madre soltera, aunque si por ella fuera, sería corista.

-¡Eh, Gómez, ¿conociste a alguien? Le dijo la voz de la mujer, al tiempo que se acercaba con un pequeño pastel con una vela. –Lo hice ayer para ti, espero que te agrade – Continúo.
-¿Yo? ¿Si conocí a alguien? ¡No, qué va!
-Bueno hombre, es que se te ve muy feliz hoy, pide un deseo y sopla la velita –Indicó la compañera
Y Gómez frente al pastel, con los ojos cerrados, muy apretados como si fueran puños, dijo:

-QUIERO VIVIR DE VERDAD! Y sopló con todas sus fuerzas.

Vivir de verdad implica dejar de ser lo que debemos ser, y atrevernos a ser quienes somos en realidad, soltar las creencias que nos limitan, y crear nuevas posibilidades para nuestro camino, dejar de negar lo que nos sucede, y reír a carcajadas, apostar por los sueños que tenemos aun cuando para los demás sean poca cosa o tonterías, valorar cada día como el último y agradecer nuestra existencia, amar con los ojos abiertos y las defensas bajas, olvidar los rencores porque nos estancan al mismo sentimiento, decir NO sin temor a la desaprobación, conquistar los miedos e ir por más cada día, aceptar los errores y las oportunidades de equivocarnos para aprender y reflexionar sobre ello, sentir libertad en el alma en cada momento, vivir en honestidad emocional.
Dejar atrás todo lo que nos aleja de nosotros mismos, y afrontar la responsabilidad de Ser sin salir a la caza de chivos expiatorios; dejar de escondernos o mostrarnos para no sobresalir y así pasar desapercibidos, dejar de excusarnos por lo que no hicimos, dejar de mendigar amor por creer que no somos capaces de crearlo, dejar de tratarnos como si fuerámos enemigos.

                                                                                                                                 Chuchi

8 de junio de 2010

Creando la Realidad

Dicta un proverbio en el sector del desarrollo humano que el verbo crear y creer conjugado en primera persona, lanza mágicamente la misma fórmula YO CREO; a partir de este descubrimiento las personas que nos dedicamos a despertar conciencias (incluso las nuestras) sostenemos que UNO CREA LO QUE CREE. Si creemos en que no podremos lograr tal cosa, generaremos esa realidad en nuestra vida, ¿cuestión de magia?, no simplemente de actitud. Nuestra mente buscará en sus registros aquellos hechos en los que no logramos nuestro objetivo, para conjurar que aquella creencia limitante, es un hecho. Y a partir de ella, nuestro estado de ánimo predispondrá la acción y ésta causará el resultado. Funcionaríamos como una profecía auto-cumplida, como un rompecabezas en donde todas las piezas encajan. La gran pregunta es ¿por qué no nos detenemos a edificar aquellas cosas que queremos para nosotros? ¿Porque siempre estamos viendo la vida desde la negativa, es decir desde lo que no queremos que suceda? Imaginamos algo doloroso e inmediatamente todas las emociones surgen y las alteraciones cardíacas aparecen porque nuestro cerebro no distingue entre lo que “fantaseamos” y lo que es “realidad”, está comprobado científicamente que en ambas situaciones la descarga eléctrica que realiza nuestro cerebro es la misma. ¿Para qué nos sirve toda esta información? Para empezar a comprender que la vida que tenemos hasta ahora es el resultado de la suma de nuestras elecciones (acciones y omisiones) y no la conspiración universal cayendo sobre nuestras cabezas, y para tomar conciencia que en nuestras manos está crear nuestra realidad, que a cada momento la estamos creando, pero si somos conscientes de nuestro poder creador, estaremos más cercanos a la creación de una realidad sustentable de armonía y equilibrio.
Cosas del Cerebro
En el hipotálamo se originan las respuestas emocionales, en nuestro cerebro existe la más abundante de todas las farmacias; los péptidos son los responsables de la química nutriente para cada emoción. Por ejemplo, cuando sucede algo inesperado, el hipotálamo descarga péptidos que fluyen a través de la glándula pituitaria hasta la sangre que enlazará a las células que tienen receptores en el exterior. El cerebro crea neuro-péptidos y las células del cuerpo se acostumbran a recibir las emociones, creando hábitos de pensamiento. Y así se fabrican asociaciones entre lo que pensamos y la emoción que sostenemos en relación a ese pensamiento, la suma de ambos genera lo que antiguos sabios llaman sentimiento.
El biólogo Maturana afirma “que todas nuestras elecciones repercuten inicialmente en nuestra biología” y ahora que conocemos la secuencia de este proceso cerebral, es preciso hacernos una pregunta que cae de madura, ¿si acostumbramos a nuestras células a una determinada asociación, podremos hacer algo para que olvide esa rutina?
 “Hace muchos años tuve una relación tormentosa con un hombre, cada vez que estábamos juntos, su celular sonaba y él atendía en privado, mi corazón se aceleraba, la presión me bajaba, y los músculos de la espalda se ponían tensos; yo sabía que cada llamado era de alguna mujer con la que se frecuentaba. Cuando confrontaba la situación siempre terminaba por burlarse de mí. Al tiempo la relación terminó, pero al reiniciar mi vida amorosa, cada hombre sin pasado pero con celular me provocaba la misma desconfianza, y temor; y huía de las relaciones para que no me vuelva a suceder lo mismo” – Confesión de Evangelina para el libro “Amores que matan”
El caso de Evangelina es la recurrencia de un patrón emocional frente a una símil situación traumática, ¿cómo deshacernos de eso?, rompiendo el círculo vicioso creado. Nuestro cerebro se auto-diseña permanentemente, por lo que es factible aprender y desaprender.
 Si la realidad que “soñamos con los ojos abiertos” es para el cerebro “la realidad que palpamos”, ¿por qué no atrevernos a crear efigies oníricas que fortalezcan la producción de péptidos que activen emociones no tóxicas?
 Nosotros podemos crear nuestra realidad emocional y a partir de ella, ¿la suerte está echada? O ¿no existen los destinos ni siquiera los divinos?
                                                           Chuchi Gonzalez