19 de septiembre de 2016

Condiciones



Después de verte hoy; recordé que tenemos una cita. Urge llegar a ese momento. Aspirar a lo único probable. Conectar con el único tiempo posible que es el presente. Tenemos en la agenda una falla en el recordatorio de este plan magistral, una cita con la vida. Sin embargo, pocos llegan a ella, se hace tarde porque vivimos en el pasado, o demasiado ilógico porque vivimos en el futuro. 
Desconectados van corazón, cabeza y cuerpo por rutas paralelas de desordenados sentidos. Dificultando la conexión a tierra. Y pasan los años como aves de rapiña sobre toda la humanidad oxidada de creencias prehistóricas que condicionan el tesoro de la felicidad a supuestos tan inalcanzables como la perfección y la eternidad en un paraíso de transitoriedad. 
¿Qué te hace falta para ser feliz? ¿Qué condiciones tienes? ¿Adelgazar? ¿Conseguir una pareja? ¿Comprar una casa? ¿Tener un auto de alta gama? ¿Que tus padres cambien de razonamiento? ¿Aumento en tu salario? ¿Que los hijos sean plenos y sanos? ¿Que tu club favorito gane un campeonato? ¿Obtener fama? ¿Ser político? ¿Viajar? ¿Comprar? ¿Cuáles son tus condiciones? ¿De dónde aprendiste a condicionarte el derecho personal de ser y estar feliz? ¿Quién te dijo que de eso se trata vivir? ¿Mamá? ¿Papá? ¿Abuelos? ¿Ellos son felices? ¿Y si no lo son ... por qué les crees? ¿Que experiencia te trasmite la ausencia de la felicidad en sus vidas a merced de tantas condiciones?
¿Para qué condicionar la llegada de la felicidad? Será tal vez que provoca miedo acceder a ella sin reportar una incapacidad, que aún sigas creyendo que lo bueno debe llegar con sufrimiento...
... y si... el tiempo no alcanza ....y si nunca llegas a lograrlo ....a juntar cada uno de esos pequeños trofeos que pones como requisitos para erguirte FELIZ....¿?...
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No necesitas nada de eso... ninguno de esos objetivos por los que cada mañana te pones de pie son indispensables para hoy no auto- declararte FELIZ...  ya están dadas todas las condiciones para que vociferes tu completud vital... respiras... respiras... te metes adentro de tu casa... y sales al mundo...respiras... dios te proveyó de oxígeno suficiente para que tomes conciencia de este instante... 
Inspira... has llegado... espiras.... estás en casa...
Sólo en el presente desaparecen los miedos... y puedes estar vivo....




14 de septiembre de 2016

Hoy hace 46 años


Hace cuarenta y seis años me abría a la vida.
Después del encuentro de un espermatozoide y un óvulo...
...después de sus largas disertaciones, de sus acuerdos, del intercambio de  información, ...después de la aportación de la dote de 33 cromosomas por parte de cada quién...
...  después de que todo un sistema social familiar lo decidiera; ...en vísperas de la primavera...en horas de luto del pasado...
... después de que los portadores de esas células coincidieran;...
... después del olvido, después de la renuncia...de la mala suerte... de la inocencia perdida.. de la injusticia...
YO dejaba de ser sólo espíritu eterno para adquirir un alma y una forma finita y constreñida en la existencia de una geografía desconocida llamada hembra; mujer, madre...

Adquiría un nueva entidad. Una categoría humana. Mi primer etiqueta. 
Me enraizaba como un minúsculo huevo humano en los recónditos espacios materno y navegaba como un polizón en busca de la tierra prometida...el útero ... 
... que como una mano bondadosa me recibió en mi caída libre y de espaldas, dando sentido a la confianza primera.

Por telepatía cósmica; las voces de todos mis antepasados llegaban en caudales de grandes murmullos hasta mí;  a la vez que las memorias de ese órgano- casa me narraba las historias de otros huevos. Vivencia de inquilinos. Vivencias de vecinos. Experiencias de otras vidas que se habían dado camino a la existencia en otros espacios de tiempo; con otros personajes. 

Así me  adentraba como la tinta que se escurre  en un papel secante, a una historia singular, ajena y a la vez propia de una familia que gestionó la fertilidad para que yo aceptara  llegar a cumplir una misión; la que ellos no habían podido alcanzar...

Como una esponja absorbía todo el contenido del exterior y lo incorporaba como propio, como si estuviera por irme de viaje y  preparaba la mochila con recursos útiles para la próxima escena.