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20 de febrero de 2023

¿Qué hice para merecer esto?


 Creo con toda mi alma que formamos la realidad en el sentido de la "interpretación que le damos a la vida." Hay cosas del decorado que las colocan otros con los que interactuamos o quizás tenemos contratos de alma. Es decir, sostengo que la vida es la sucesión de decisiones que implican acciones, omisiones, silencios, castraciones, repeticiones, culpa, juicios y otras yerbas que forman parte de la burbuja de influencia; luego, otros "extras" que vienen y van, que escapan de nosotros o nuestra conciencia, y que podemos "operar en milagros" reinterpretando la señal que nos envían. Tal vez, es un concepto más flexible de la responsabilidad, me adapto y se me hace justo. 

Cuando experimentamos cosas "malas" según nuestro tenor, pensamos ¿qué hice para merecer esto? Sentimos que toda la furia de un dios castigador ( inexistente) se hace un festín con nuestra pendeja vida; hasta que vemos, otras vidas, mucho más duras, mucho más tristes, y he pensado ¿que hice yo para no merecer eso?.

Cuando empecé a tener la capacidad de pensar en ambos sentidos, dejé de sentir la condenación de dios, y aceptar ( no significa agradable) lo que presenta credenciales frente a mí como parte de la experiencia de estar vivo.

A veces, refunfuño, gruño, otras me trago la lágrimas, pero la mayoría de las veces, suspiro como arremangándome el día y digo " let's do it" ( manos a la obra).

No tengo puta idea de cuál es el sentido de la existencia, a veces creo en el más allá y a veces deseo que no exista porque me da mucha insatisfacción pensar que "va de nuevo todo". Nacer, crecer, morir. Sólo pensarlo en algunos momentos me da mucho malestar. Otros me ilusiona.

Me doy cuenta que somos cíclicos. Vamos y venimos todo el tiempo.

Pero cuánto menos me aferro a la planificación del deber ser, mejor me resulta todo. 

No imagines un "resulta todo" del mundo, es un resulta todo del yo interior. 

Entonces ahora mismo, mientras se dejan oír la violencia del vendedor de tortas golpeando la carne para ablandarla debajo de mi departamento, una señora que compra "algo de fierro viejo que venda," la sesión de yoga de mi hermana, la notificación de WhatsApp Web, los ronquidos de mi perro, y la maravillosa música que elegí para escribir; me doy cuenta que todo se da en el mismo instante, y yo puede escoger "la furia de la contaminación auditiva" o" la emoción de tomar conciencia" que algún día no voy a escuchar nada de esto, de que nunca sé cuando será la última vez, de que además puedo escuchar mi voz dictando lo que tipeo, que mi corazón late fuerte, que gime el piso de madera, que tocan a la ventana las hojas de la jardinera, que se ríe mi silla en roce con el escritorio, y que en toda esta combinación extraña: YO PUEDO SENTIR PAZ. 

La paz es conmigo.

La paz nace en mí.

No es la paz del mundo.

No es la paz del ego.

Es la paz del yo. Del yo soy. De lo indivisible. De lo invisible. De la unidad.

Recapitulo.

Entonces, en este instante, estoy creando mi realidad. Mi personal ¿Cómo me quiero sentir con todo esto? ¿Cómo me quiero sentir con todo lo que no es? No es montaña de la vaca de Milka, no es el trinar de pájaros, no es una mansión, no es Hawái, no es la juventud, no es mirar sin lentes, no es tengo todo resuelto, no es mis sueños cumplidos, no es alegría desbordante ni circundante; es más una tristeza con sabor a miel, unos paños fríos, un corazón entre bradicardia y taquicardia, unos sueños en stand by, un camión de coca cola estacionando y paz.

Paz de ser.

Paz de ser.

Paz de ser.

Y escribo esto para vos, que tal vez no la estés pasando del todo bien. Para que sepas que incluso con eso, podes sentir la paz del ser. Cerrá los ojos y escucha el silencio del susurro de las estrellas de madrugada. 






12 de noviembre de 2022

RELACIONES SANTAS

 

  Te invito a que reflexiones por unos minutos!!!

¿Alguna vez has pensado por qué sufrimos tanto a lo largo de la vida? Quizás en este momento puedes sentir “No es tanto” porque tal vez ya pasó la fuente que activa tu padecimiento, pero cuando se activa otra vez, de nuevo saltas a la acción de la desesperanza, de la injusticia, del reproche.

Has pensado ¿Por qué a mí? Y has justificado “Yo he sido buena, honesta, trabajadora, solidaria” y así vives en un sinfín de preguntas y excusas para poder comprender porque las cosas salen mal.

Lo cierto es que todos los seres humanos sufrimos porque nuestro EGO nos ha enseñado a eso, a partir de su más impresionante creación: LA DEPENDENCIA.

Todos somos dependientes. En mayor o menor medida, pero lo somos. Dependes tal vez de una pareja, o de la necesidad de no tenerla para no meterte en problemas, de un trabajo, de un salario, o de una dieta, de un estilo de vida, de un consejo, del sexo, de tu familia de origen, de tus hijos, del título que tienes enmarcado, de tu imagen, de la opinión que los otros expresen hacia ti, de tus amantes, de la comida, de Netflix, del tabaco, del alcohol, de comprar por Amazon, no importa lo que sea, pero estamos “Pendiendo” colgados de algo.

Un algo que según nuestra cabeza nos hace mejor, nos pone felices, nos desestresa, nos da endorfinas, nos presta calma, nos entretiene, despeja, alimenta, balancea, enriquece, alivia, enorgullece, beneficia.

No importa lo que es, lo que es interesante es comprender que cuando le damos esa categoría a algo que está fuera de nosotros, es cuando perdimos el juego.

Aquello que nos provee “bienestar” algún día no estará más. Se rompe, se desgasta, se va, se asfixia.

La vida tiene eso de que todo lo que obtenemos, un día se pierde.

Es su ley. No puedes contra ello.

Y cuando la ley se cumple, aparece el sufrimiento.

Si aprendemos a soltar la magia que el exterior nos representa, si pudiéramos entender que nada depende de afuera, sino siempre todo es adentro; podemos tener preferencias, pero no dependencia.

Son dos cosas diferentes.

Puedes preferir tener una cena íntima con tu pareja, pero si tu pareja está con trabajo no te mortifica.


Puedes preferir ver una película en las noches, pero si se corta la luz no armas un escándalo.

Puedes preferir que tus hijos pongan la mesa, pero si no lo hacen no te enojas.

Puedes preferir pasar el tiempo con tus padres, pero si ellos quieren hacer otra cosa no te sientes rechazada.

Puedes preferir hacer una dieta saludable, pero si la rompes porque tienes un evento no te castigas.

Puedes preferir hacer ejercicio, pero si un día no lo haces no te obsesionas.

Se trata de aprender a disfrutar la vida sin buscar “quedar bien con la vida”

De saborearla en toda su expresión, en lugar de morderla a pedacitos miserables.

Sólo así podremos tener una vida con relaciones santas.

Relaciones Santas es un término acuñado de UCDM (Un curso de Milagros) y significa "Santo" completo. 

Es decir, RELACIONES COMPLETAS. 

¿Te atreves?



 

8 de noviembre de 2022

Mis ancestras ¿Quiénes son? ¿Qué aportan en mi vida?

 Mis ancestras, parece lejano. Sin embargo, están en mí, corren sus historias por mi sangre, por mi conciencia, por mi ADN.

Mis ancestras son mi madre, mis abuelas, mis bisabuelas, y sus colaterales, sus hermanas, primas. Son tres generaciones que me informan y me forman con su herencia.

Mis ancestras son ellas en mi.

Parece mentira o mágico, no obstante, es cierto. ¿Cuántas historias de tu madre repites? ¿Cuántas de tus abuelas? ¿De tus bisabuelas? ¿De tus tías?.

Quizás no lo veas porque crees en la farsa de lo igual, más lo mismo pero al contrario forma parte del mismo plan.

Todo aquello que hagas en polo opuesto a tus chicas antecesoras es lo mismo en otro grado de vibración.

Nuestras mujeres nos han enviado una información para salvarnos de vivir más estrés. Quizás sus métodos, generen malestar, pero esa no era la consigna. 

Nos aman y quieren "protegernos," incluso cuando eso sea en detrimento de nuestros sueños.

¿Qué patrones repites de tu madre? Mamá es la primer fuente de tus patrones repetitivos. 

Mamá es la que te ha dado o negado el permiso a ser abundante y a relacionarte en la vida de pareja.

Lo que mamá creyó y vivió en su vínculo amoroso, será tu primer legado en relación al amor de pareja. 

¿Cómo era la relación de mamá y papá? ¿Cómo son las tuyas? ¿Qué tienen en común? 

Mamá, nos enseña a la posibilidad de creer en nosotras mismas y en el encuentro con el otro. Ella es la pionera en nuestra autoestima, capacidad de amarnos y amar. 

Si mamy, no se ama, ¿adivina?, ella puede querer mostrarnos ejemplos, pero el único que tomaremos es el de ella. 

No sirve que má diga "NO SEAS COMO YO" porque no podemos ser otra cosa. 

Tal vez, pienses sí, pero seguramente ese conflicto lo vives en polaridad contraria. 

El árbol y el fruto están unidos.

El fruto no cae lejos del árbol. ¿Entiendes? 

Tus ancestras, son episodios de una temporada que te prepara para vivir tu actual misión de vida. Todos tenemos una misión espiritual personal y familiar. Y ambas son expuestas en el seno de la familia. 

Tus mujeres han vivido y recorrido un camino, y en tu vida, haces lo propio para las mujeres futuras. 

¿Cómo ha sido el camino que te dejaron? ¿Qué camino estás dejando?

Interiorizarte en estos pensamientos ayuda a tu árbol a seguir floreciendo. 

TRATAMIENTO FRASES SANADORAS 

X 21 DÍAS

Inclina tu cabeza hacia adelante, conecta con todas ellas.

Siente el amor. La energía. Y repite: 

Estoy aquí por ustedes. Quiero  agradecerles y reconocerlas en nombre del amor infinito que recorre nuestro ADN emocional. 💖

Agradezco que mejorarán mi camino y camino en contacto con la madre y el padre, en unión y comunión sagrada.

Gracias por la energía de vida que inyectaron en mi alma.

Honro vuestras vidas, viviendo con y en alegría la mía.

Gracias, gracias, gracias.

Incluso cuando parezcan palabras, tu subconsciente que no reconoce realidad de ficción, recibe esa liberación y agradecimiento como una realidad física y organiza los programas y archiva los que ya no requiere para protegerse. 

Si quieres saber sobre tu linaje, te invito a que te unas a mi programa SANA TU LINAJE 

 te dejo enlace con la información http://www.chuchigonzalez.com/p/cursos-online.html

Si quieres solicitar sesión personalizada para estudiar tu árbol puedes hacerlo por WhatsApp +525534551888



9 de junio de 2022

¿Qué es la culpa?


Te regalaré mi concepto de culpa  que dice "culpa es la capacidad única de limitar el potencial de forma  arbitraria." Es decir, a través de la culpa vamos cortando el potencial que tenemos en esencia y que  por sobre todo desconocemos. Lo hacemos de manera "arbitraria" porque hace referencia a mi subjetividad. Limito aquello que juzgo no es como debería ser. La culpa es un programa  por lo tanto de DESVALORIZACIÓN que surge de la PERCEPCIÓN, es decir de la forma de relacionarnos con la vida desde la mente y los sentidos. Cuando nos sentimos "culpables"no des-valorizamos, nos restamos valor, consideramos que "hay algo malo" en nosotros, algo por exceso o por defecto, pero la culpa indica que "somos diferentes" y eso "no arrebata valía."

 Así cómo observamos la vida, ahí afuera, así es la vida aquí adentro. Es decir, eso que te acongoja está dentro tuyo, y cómo duele, lo proyectas, lo expulsas al exterior, es como barrer la basura de la casa, sacarla a la puerta y pretender que no es tuya. Esa forma de barrer se llama PROYECCIÓN. SENTIR CULPA es sentir que hemos PECADO y pecado en su etimología significa "error."La culpa nos lleva a CARGAR CON ALGO…con un error que hemos cometido por pensamiento, sentimiento, palabra, acción u omisión. 

La culpa es un PROGRAMA O UNA PROGRAMACIÓN ARCAICA, ancestral que tiene fines de supervivencia. Culpar es culparse. Entonces PROYECTAMOS Y PERCIBIMOS, tiramos la basura fuera (proyección) y nos quejamos de la mugre que hay (PERCIBIMOS, es decir JUZGAMOS).Y en esa percepción errónea comienzan los pensamientos de castigo, porque la culpa siempre BUSCA CASTIGO. 

TODOS tenemos CULPA, hombres y mujeres, toda la especie humana, es una CULPA subconsciente, secreta, silenciosa,ancestral, histórica,  que ni siquiera sabemos que tenemos. Si ahora te pregunto ¿De qué te sientes culpable? Quizás tu respuesta sea de NADA. Sin embargo, si nos tomamos un tiempo de reflexión empezarían a salir las situaciones en las que la CULPA es ama y señora de tu vida. 

La culpa es la piedra fundamental del EGO, y ¿qué eres tu? Tu eres EGO. El ego es susceptible de muchas acepciones, y siguiendo la línea de pensamiento de este post y la filosofía de UCDM (Un curso de Milagros), el EGO es la personalidad, la suma de tus pensamientos conscientes y subconscientes y tus sentimientos. 

Ese EGO nos hace creer que existe algo denominado SEPARATIVIDAD, y desde este contexto toda la vida se vuelve un campo de fútbol, con bandos, con lados en los que estar, con posturas, puntos cardinales, direcciones, buenos y malos. 

En la separación, surge la culpa. En la simple pregunta ¿A quién quieres más? ¿A mamá o a papá?  Surge la culpa. La culpa como la creencia de que lo que sentimos, pensamos, actuamos, y somos tiene algo "maligno".... 

¿Cuál es tu culpa principal? ¿Qué te hace sentir culpa? ¿En situaciones la sientes? ¿Cómo te castigas? 

Si quieres conocer más acerca de mi trabajo te invito a www.talleresadistancia.com 




7 de junio de 2022

¿Cómo sanamos el árbol?


Los genes que nos heredan traen las historias del linaje entero y eterno. Hombres y mujeres cabalgan por nuestro ADN con sus historias fallidas y triunfantes. Sueños, fracasos, temores, riesgos, traumas, rebeldías son la materia prima de la esencia humana. En esa escritura molecular se narra la biografía de cada fruto del árbol. Cuentos fantásticos, dramas, novelas policiales, comedias románticas nos constituyen. ¿Quiénes somos? Todos ellos. Sin importar la contemporaneidad, todo está escrito en la mente fusionada de la genealogía. Escribimos el libro ahora mismo, sentados en una silla que es el presente y colocamos personajes nuevos, con paisajes diferentes, pero el guion es el mismo. ¿Y para qué se repiten los guiones? Para expandir el sentimiento de pertenencia, para contar con recursos que nos permitan sobrevivir, para liberar conflictos, para reparar, para compensar el dolor, para equilibrar energías y para sanar el árbol. ¿Cómo se sana el árbol?  Perdonando. 

¿Te gustaría comenzar una nueva vida? ¿Alivianar tus maletas? ¿Soltar el equipaje? ¿Volver a escribir una historia sin dolor ni sufrimiento? Más información

Perdonar implica aceptar la información que tenemos en nuestro interior. Dejar de emitir juicios, de pensar que se equivocaron, que no debieron. Es comprender que no pudieron hacerlo diferente. Que el nivel de entendimiento del árbol en ese momento sólo los habilitaba a ejecutar por acto u omisión lo que hicieron. No es “justificar,” no es “aceptar a regañadientes,” es abrir el corazón y comprender desde el amor real. Ponernos en el lugar de ellos y decir “yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo.” Cuando nos ponemos honestamente en el lugar de los otros vemos el mundo desde sus ojos. Nadie en su sano juicio elige para sí el DOLOR.  Pero ¿Quién tiene sano el juicio, si la mayoría de ellos son de otros? Nuestra mente subconsciente evalúa la vida a través del dolor (relativo a lo biológico) y el placer. Hará lo necesario para mantenernos lejos del dolor, incluso cuando eso te aleje del placer genere sufrimiento (dolor emocional). Siempre actuamos como podemos. No es una relativización. Es un hecho. Siempre escogemos lo mejor pese a que a primera impresión parezca contradictorio. El perdón que conocemos es el perdón ególatra de la persona buena. Perdonamos porque somos mejores. Estamos en jerarquía. Este perdón no perdona, no libera, no sana. Sólo incrementa la brecha entre el damnificado y el opresor. Es una postura de falsa bondad que nos re-victimiza y permite saborear el sabor de la venganza. No perdonamos, porque no sabemos que es el perdón. Creemos que es una forma de exonerarlos de la ejecución del acto o un indulto que nos pone en desventaja. Sufrimos una vez por sus actos y ahora sufriremos por el perdón. Sin embargo, eso no es perdón. Eso es un pase de factura, una revancha, un modo de control que el herido tiene sobre el agresor. Es un juego macabro entre la víctima y el victimario, la justicia por manos propia y el arrepentimiento. Pero el perdón real en sí es un alivio para quién lo otorga. Cuando perdonamos desde el ego, decimos “Cómo soy más bueno que tú, te perdono, te libero de ese tremendo mal que me hiciste, y por si acaso, lo recordaré, para que no tengas ganas de volver a hacerlo”. Uno es bueno y otro es malo, es la historia de nuestras vidas. 

Siempre en algún momento estuvimos en ambos papeles. En el mundo de la forma, el sistema de pensamiento es dual y genera en la mayoría de las veces situaciones de culpabilidad que nos lleva a etiquetar a las personas como MÁRTIRES O VICTIMARIOS. Esta separación es la que nos aleja de la fuente del autoconocimiento, de nuestra esencia espiritual y energética. El perdón cuántico, es el perdón en el que entendemos las reglas del INCONSCIENTE que dice EL OTRO no existe. Por lo tanto, ¿A quién perdono? ¿Quién me ha hecho mal? Es el perdón del AMOR real y de la abundancia. Procede cuando entendemos que no hay nada que perdonar porque todos estamos haciendo lo que nos corresponde en relación a la mente que vibramos. Y si me siento traicionada por alguien, entonces perdono la situación, perdono “mi autocastigo” a través del otro. Puedo aprender a ver a ese ser como un espejo que me permitió descubrir lo que había en mí e ignoraba. Esto de ninguna manera implica que los delitos prescriptos en los códigos de cada Nación se pasen por alto. El perdón opera en tu interior, es un estado de conciencia, no es un acto en el mundo físico. Perdonamos en lo profundo de la mente, es una experiencia de conciencia, una expansión. 

Dejamos de identificarnos con el dolor y la víctima para responsabilizamos por lo que vemos. El perdón rechaza la idea de “me lo hizo a mí” porque “y la larga lista de explicaciones que nos auto-limitan”. No me hizo, lo hizo porque pudo, porque tenía esa conciencia, porque poseía esa información. Siempre hay otro al que le proyectamos lo que no queremos; el concepto de justo o injusto que esto pueda detonar en ti es irrelevante. ¿Quieres saber más sobre el estudio del transgeneracional? 

Tenemos una tendencia a encajar todo en nuestras etiquetas. Lo cierto es que la vida es lo que sucede, incluso sin nuestro permiso. Desde el ego, juzgamos que los ancestros carecen de valor por su falta de cercanía con nuestra historia personal. Ellos fallecieron antes de que naciéramos o sin dejar rastro o nadie los recuerda o se sabe poco. Y esa sucesión de infortunios, de dolor callado, de voces sesgadas son las que llevan al inconsciente biológico familiar a gestar la fertilidad para que surjan miembros capaces de llevar a cabo las odiseas que los olvidados no pudieron. Todo árbol lleva consigo un Ulises queriendo volver a Ítaca. En su regreso será confundido, atrapado, seducido por conflictos y trampas genealógicas. Liberarse de ellos será la victoria personal que conquistará la vida de las generaciones futuras. No estamos solos, coexistimos vivos y muertos, rodeados de espectros, fantasmas, seres invisibles que forman parte del árbol. Y nosotros, somos el árbol. Somos las anécdotas, las historias, los traumas, los síntomas, los tabúes reeditados.







6 de noviembre de 2021

El momento presente

 




Dicen que el hombre sólo tiene aquello que puede llevarse a un naufragio.

“Un hombre se acercó a un anciano sabio y le dijo:

“Si eres tan sabio como cuentan, dime algo que haces que te lleva a serlo.

El anciano contesto: como cuando como, duermo cuando duermo, y hablo contigo cuando hablo contigo.

Pero eso también puedo hacerlo yo – replicó el hombre

Y el anciano respondió: ¡No lo creo! Cuando duermes estás pensando en los problemas que tuviste durante el día, y cuando comes en lo que vas a hacer luego y cuando hablas conmigo en lo que voy a responderte. El secreto de la sabiduría es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida”.

(Anthony de Melo)


Todos de alguna forma sabemos esto, sin embargo, nos perdemos en miles de otras formas, buscando incansables la felicidad, el amor, la paz. Golpeamos las puertas del cielo y esperamos a que nos abran a que nos den la oportunidad de acceder a nuestros más íntimos deseos.

Pero olvidamos que abajo, como dijo Lennon: La vida es lo que ocurre mientras nosotros hacemos otros planes.

Nos damos el “gusto” de desaprovechar días, horas, meses, oportunidades; porque actuamos conforme “nos sentimos”; si hoy amanecimos enojados, entonces ¿Para qué voy al gimnasio? o si discutimos con alguien y estamos tristes ¡Voy a romper la dieta total de qué sirve!

Vivimos justificando nuestros no resultados en relación a los estados de ánimo que transitamos, con la fresca inocencia perdida, como si a la vida o al destino le importara como nos sentimos. ¿Crees que para el mundo de girar porque hoy estás frustrado? ¿Crees que la tierra hará más lentos sus movimientos de traslación o rotación porque alguien te lastimo, humilló o mintió?

Por supuesto que no, dirás; pero entonces ¿Por qué te comportas como si así fuese?

Los seremos humanos tenemos muchas capacidades, pero una de las más perjudiciales que hemos sabido cultivar es la de “hacer múltiples cosas a la vez” y por ende vivir en automático.

Comemos sin observar el plato, sus colores, degustar los sabores, introducimos el tenedor en la boca al tiempo que estamos escribiendo un mensaje de en el celular y atendemos otro teléfono que suena. Y todo pasa en un instante; en un momento que no volverá jamás. Y ¿Qué nos llevamos de eso? ¿El vientre inflamado por tragar en lugar de masticar? ¿El estrés de comer y resolver asuntos pendientes?

La vida tiene momentos mágicos a cada minuto, sólo que estamos muy ocupados buscando “el momento,” el más espectacular, el inolvidable, el magno. Y ¿si no lo hubiera? ¿Si acaso lo que buscamos es lo que tenemos pero no nos dimos cuenta?


También es real que está de moda el “vivir aquí y ahora” y muchos suelen confundir sus implicancias. Estar en el presente no importa no tener planes futuros o no tener ambiciones; metas o proyectos. El presente remite a enfocar nuestra energía en lo que ahora mismo está sucediendo, no en lo que sucedió o podría suceder.

Permanecer conscientes del momento presente puede tener muchos beneficios, como por ejemplo:

·        Desarrollo de la observación

·        Desarrollo de la creatividad

·        Crecimiento de la auto-estima

·        Favorece el rendimiento

·        Mejora la capacidad de concentración

Cuando uno mira lo que está mirando, escucha lo que está escuchando, toca lo que está tocando, siente lo que está sintiendo logra captar la energía de ese único momento que tiene para sí.



16 de junio de 2021

Camino del perdón

 


De todos los caminos de la vida, el del perdón, es el más significativo que tenemos para trascender. Erróneamente se cree desde lo coloquial que cuando perdonamos exoneramos a los demás de las faltas que cometieron. Si alguien nos falla y nosotros perdonamos, ¿estamos justificando?

Algunas personas creen que sí y por lo tanto invitan a ese otro a   que cometa una y otra vez el mismo error, por eso guardan el no perdón como un tesoro invaluable sin entender que lo que hacen es llenarse de resentimiento.

Sin embargo, perdonar no es un acto de liberación para quién se ha equivocado con nosotros. 

Este pensamiento es propio del sistema dual del ego que cree en víctimas y victimarios, en buenos y malos, en ofensas, ofensores y ofendidos.

Pero esta clase de perdón es obsoleto. Justifica conductas de resentimiento, castigo, lecciones de moral y de vida.

El verdadero camino del perdón, es el que todos los seres humanos estamos invitados a iniciar desde el momento en que nacemos por cuanto no implica lo que hicimos o hacemos; sino que resulta de la información con la que estamos formados y desde dónde vivimos y observamos la vida. A través de ella, estamos condenados a pensamientos de auto castigo en forma constante y repetitiva que nos acercan a experimentar situaciones incómodas que validan lo que pensamos de nosotros mismos.  Traiciones, mala suerte, injusticias, infidelidades, abandonos, malos entendidos, decepciones, rechazos, pérdidas; son las caretas con las que el universo se presenta para mostrarnos nuestros pensamientos; y nosotros los tomamos para hacerlos encajar en el puzle de la víctima expulsada del paraíso que somos. Cuando olvidamos quienes somos, el escenario se llena de bandidos. 

Cuando creemos que somos insuficientes, la vida siempre nos da muestra de esa cualidad.

El perdón consiste sólo en perdonarnos; no es un acto que lleve ritual ni un proceso de tiempo; es declararnos libres de las expectativas; es sólo decir me perdono porque no supe hacerlo mejor. Lo cual nos lleva a entender que mi conciencia es proporcional a mis resultados. Si tuviera una conciencia de amor, las consecuencias serian otras. 

Por ejemplo, cuando elegimos los patrones repetitivos del abandono a través de parejas, amigos, trabajo, hijos, no es que no sabemos “elegir”, es que actuamos por como somos. Si somos dependientes actuaremos desde la dependencia y por lo tanto las personas del entorno tendrán poder en nuestras vidas.

Si advertimos que es la forma de mirarnos la que determina lo que escogemos, podremos transformar las cosas.

Perdonarnos es soltar, es abrazar el error, es entender que eso que hicimos o no hicimos fue creado a partir de las herramientas que tenemos. Crees que, si tuvieras otras habilidades para vivir más plena y feliz, ¿No las usarías? Claro que sí. Despertar a la conciencia de quienes somos se llega a través del perdón.

De una fórmula simple, y fácil, tan sencilla como ejecutar los problemas que nos generamos. Sólo consiste en advertir que NO LO HICIMOS MEJOR PORQUE NO PUDIMOS. Que de tener “más poder” para hacerlo diferente LO HUBIESEMOS HECHO. Perdonarte es la base del amor, ¿Qué haces cuando un niño está aprendiendo a andar? ¿lo castigas por que se cae? NO. LO apoyas. 

La misma fórmula aplica para ti.