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30 de octubre de 2022

Desvalorización: programa ancestral


 Llegar al mundo para rescatarlo implica insertarnos en un contexto que nos informa acerca de nuestra misión familiar mediante una serie de múltiples programas que nos acercan a las expectativas o sentido que tienen para nosotros y nos alejan de nuestra sino individual humano. 

La desvalorización es la programación principal de todos los árboles, víctimas y victimarios se encuentran a lo largo de toda la savia hereditaria. Desde pequeños tomamos una postura al elegir de bando ser y eso marcará nuestra forma de percibir. Puede conmovernos el dolor de la víctima, al verla pequeña, indefensa, sintiendo su injusticia o movilizarnos intensamente el miedo frente al victimario y en el futuro ser él mismo para experimentar su poder. En cualquiera de los casos siempre hacemos lo que podemos con la conciencia que tenemos en ese instante y cada elección es una defensa.

La desvalorización es un conflicto de vacío emocional sustentado por un sistema de creencias limitantes e infantiles que nos recuerda que no “valemos”. No hay valía, no soy valioso, para poder serlo tengo que hacer o tener. Surge cuando tomamos conciencia de que nos aman por nuestras conductas y no por nuestra esencia. Mamá y papá nos halagan, premian, festejan en nuestros logros. 

Nos castigan cuando no logramos lo que nos piden.  Y cuando simplemente somos, nadie aprecia ese instante. La existencia en sí misma no es valorada. En nuestro cerebro ingresa el programa de HACER-TENER- SER. Aprenderemos modelos de conductas que nos “enseñan” y seremos como quieren para ser amados, protegidos y reconocidos. 

Asumimos un personaje que nos rinde; obtenemos beneficios, recompensas. Vamos olvidando nuestra realidad y caemos en el sueño profundo de ser un ego bien educado. Lo castrado, se guarda en la mochila de la sombra con doble nudo. Ahora, somos un calco de nuestro árbol. Correctos en la incorrección como ellos. 

 Ya pertenecemos.


6 de marzo de 2015

Pensar con el corazón





Más que una metáfora, es una realidad, sólo que nos hemos habituado a creer que el centro de nuestra vida es el cerebro, sin embargo, se ha descubierto que el corazón tiene cerebro, un sistema nervioso independiente, con una 40.000 neuronas y compleja red de neurotrasmisores. Con estos elaborados circuitos, el corazón envía más información al cerebro de la que recibe, puede recordar, aprender, percibir, y hasta anular determinadas partes del cerebro según la ocasión. Usar el cerebro del corazón nos trae como beneficios una coherencia biológica, armonía, paz y equilibrio. Es decir, el corazón hace mucho más que bombear sangre, piensa, intuye, y aprende.


8 de septiembre de 2014

Usa al amor como un puente


 Un día cualquiera, hace más de 10 años, en un trasbordo de la línea B de subtes en la ciudad de Buenos Aires, me crucé con la singularidad de Gustavo Cerati que deambulaba igual que todos nosotros al son de la música de la rutina. Abrí los ojos de manera desorbitada, me quede perpleja de la humildad con la que saludaba a los que le gritaban un cariñoso “Gustavo” y el alzaba la mano con familiaridad. Traía los rulos – chinos- al viento, desordenados quizás de tantas ideas; y un pullover – suéter- de cuello redondo y lana gruesa, de esas que traen bolitas de colores y pelitos...
El 4 de septiembre se marchó…  cruzó el puente… abandono el cuerpo que lucia su alma y comenzó otro viaje de “música ligera”, me quedé pensando ¿Cuál habrá sido el motivo por el cual su alma se estacionó de tanta ida y venida, eligió quedarse un poco en un lugar durante 4 años? ¿Qué cuentas habrá saldado en esa quietud esa soberbia grandeza de una genialidad tan creativa? ¿Qué habrá soñado en el silencio? ¿Que nuevas melodías habrá hilvanado? Sentí profunda tristeza … de sopetón un televisor indiscreto me avisó de su muerte. Y me sentí egoísta; porque lo primero que me vino a la mente fue la idea de vacío, del saber que ya no está; sin pensar en el cansancio de ese cuerpo fuerte que mantuvo a ese espíritu divino durante esos 50 y pico de años… ¿Cuántas veces preferimos que las cosas no cambien aún a sabiendas de que ya han cambiado? ¿Cuántas veces mantenemos la esperanza de que todo volverá a su normalidad sólo para no aceptar lo que nos duele? 
Ya no está. Ya se fue. Como tantos otros. Como lo haremos nosotros, los que aún tenemos lecciones por aprender, piedras en la mochila por saltar, relaciones de perdones por saldar… como dice Calamaro:

9 de agosto de 2013

Zapatos rotos… ¿con esa pinta a donde vas?
















Aunque este espacio no es un diario ííntimo, muchas veces me tomo la concesión que me da el haberlo creado para compartir desde mi experiencias emociones, sensaciones y sentimientos. Y hoy quiero hablar sobre “Los zapatos de mi padre”.

¿Por qué? Porque desde la infancia han sido un ícono para mí… acá va la historia…
Cuando era pequeña y no podía dormir, desde la cucheta  ( litera) con la puerta del cuarto abierta que daba a la cocina podía ver los mocasines marrones gastados de mi padre. Sus piernas estiradas y cruzadas. Y con esa última imagen grabada en la retina, cedía al mundo de los sueños. Esos zapatos… ¿los zapatos o los pies? Creo que la combinación de ese dúo creaban en mí la sensación de seguridad. Mi mente me decía que podía soltar las barreras, y quedar en un estado de indefensión como es el sueño, porque ahí estaba “papá para cuidarme y protegerme de los monstruos nocturnos”.
Crecí… y vaya que mucho. Y nunca supe, porque ni siquiera me pregunté ¿ que habrá sido de la vida de esos soldados color café?
Crecí…y nos mudamos… y en la casa ya no había camas dobles ni puertas que dieran a la cocina.
Crecí… y habrán llegado nuevos objetos de seguridad que cambiaron de sitio a los desteñidos anfitriones de mis noches inquitas.
Crecí… y nunca me di cuenta cual fue la última vez que los mire y les otorgue el poder de cuidarme.
Después de muchos años… tantísimos… golpearon a la puerta de mi  memoria…. y ahí los vi otra vez… y  ¡estaban como siempre! no cambiaron nada… Para ellos el tiempo no pasó.
Pero.. ¿ porqué volvieron? ¿ o los traje?…























Una de las más grandes proezas de vivir es aceptar la incertidumbre de la vida. La sensación de la  falta de certezas. La toma de conciencia de la inseguridad en la que estamos inmersos.
Desde que mi padre murió siento que me he quedado mutilada de protección.Y busco una y otra forma de consolar ese dolor. No hallo más respuesta que una lúcida conciencia de que sólo hacemos camino al andar.
En mi país se dice… “A seguro se lo llevaron preso”
Construimos nuestros mundos personales con la necesidad de saciar esa incomodidad a la que cotidianamente nos enfrentamos.
Creemos que nuestros padres, los hijos, el trabajo, las relaciones íntimas, el dinero, la juventud, la inteligencia, la belleza, el status, una profesión, los amigos, las cosas inanimadas pueden salvarnos de la realidad cruenta de que sólo nos tenemos a nosotros mismos y a nuestra sombra.
Que por andar creyendo lo contrario, vivimos con tanta automaticidad todo, y por eso  no prestamos atención a que cada instante puede ser el último instante.
Los zapatos de mi papá vinieron de la mano de muchos otros cimientos en los que hube de apoyarme alguna vez… en la magia de “ Mi amigo Gregorio”… en la audacia de “ La Gaviota Perdida”… en la majestuosidad de la “Casa de Madre Señora.”
La mitad de la vida nos pasamos alejándonos de todas aquellas cosas que la otra mitad de la vida añoramos.
Cuando somos niños no vemos la hora de ser grandes. Y siendo adultos nos encantaría ser niños.  Al principio pensé que sería para no cometer los mismos errores… pero hoy me encantaría tener 5 años para caminar de la mano de mis padres por calle San Martín y Ayolas.


Chuchi González
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26 de julio de 2013

Volver al primer amor

Dedicado a los días en que con mi madre tomábamos licuados en calle Oroño
CYMERA_20130722_225321Cada quién sabrá cuál es su primer amor. Lo cierto es que en alguna parada imprevista de la vida, uno mira atrás e inexorablemente regresa al primer amor.
Cansada de andar, la flor de panadero tuvo de repente una llamada interna que le susurraba regresar. ¿ A dónde se preguntó? Desde que había elevado su vuelo, iniciando su viaje sin brújula ni maletas, había aprendido a despegarse de todo y de todos, a sabiendas que el camino elegido implicaba la renuncia de otros hechos que en su ausencia se presentarían sin emitir una orden de allanamiento para sus emociones.
Se fue volando lenta y despistada  y como todos los hijos de los panaderos del viento; huracanada, calma, tristona, y sumamente débil.  Ese día, de regreso, se miro en el lago de su espejo y observo que mucho de sí había quedado en los trazos del tiempo desparrama sin secuencia lógica.
Sintió el gran vacío que acontece al temor de vivir, al temor de morir, al temor del penetrante sufrimiento. Sabía que todos estamos enfermos de la vida.  Hay quienes en terapia intensiva, otros ambulatorios, y muchos más con continuas recaídas; pero esa sensación de extravío le era nueva.
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Busco en los libros de los saberes la respuesta envuelta en pastillas para dormir, sin encontrar la paz anhelada, y re enardeció dentro de sí la llama del amor primario. El regreso al origen sin siquiera distinguir el orden exacto: el huevo o la gallina.
En el silencio nocturno se desgarro un grito que penetro la tierra, los mares, las selvas de cemento. Una recurrente idea de regresar a abrazarse a la madreselva  y sentirte protegida bajo sus  pétalos desplumados y su melodía discordante, la seducía.
Todos estamos intoxicados. Las drogas aniquilan nuestras vidas. Más que las amapolas negras, o la harina del trigal narcotizante; las comparaciones odiosas y nefastas que nunca  fallan a la fiesta de lo que es y no gustaría que hubiera sido nos enloquece.
Volver al primer amor es tomar conciencia de lo que es importante para nosotros mismos.  Es conectarnos con la naturaleza que nos dio origen. Mirarnos hacia dentro, escuchar en quienes nos convertirnos. Asumir quienes somos y dejamos de ser. Valorar las raíces. Amar en presente simple YO AMO, y en presente perfecto YO HE AMADO, pero sobre todo en presente continuo YO ESTOY AMANDO.
Amar es la única posibilidad que tenemos para transcurrir la vida con abundancia, y plenitud.   Pero ¿ qué es amar? Amar es construir, construir-nos; es darnos la oportunidad de observar como ama la flor la luz del día y entonces reverdecer en la luz propia, interior, íntima.
Rescatarnos a nosotros mismos, incluso de nosotros mismos.
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La flor de panadero eglógica y sencilla, había despertado grillo esa mañana  y alcanzando el silencio más profundo escucho la voz de la gallina.
- Negra, hay que seguir para delante. Yo te quiero amada niña.
( Y mamá termino la conversación)

Chuchi González

5 de julio de 2013

Del por qué escribo y fábula de la avestruz y la jirafa

descargaLa avestruz había aprendido a vivir con la cabeza metida en la tierra, tenía grandes ideas, y muy buenos sentimientos, pero siempre se ocultaba porque tenía la experiencia de que era diferente a los otros animales con los que compartía el hogar. El tamaño del huevo de dónde había nacido era el principal centro de burla de gallinas, patos y pavos reales. Todos tenían alas, pero la avestruz era pesada y torpe, y cuando aleteaba se llevaba consigo más de dos o tres gallinas, por eso se le tenía prohibido hacerlo.
Un día llego a la granja un animal diferente, tan diferente, que era más diferente que la mismísima avestruz. Los patos que siempre habían sido orgullosos y pedantes – pese a sus recurrentes cagadas -  buscaron mil y una  formas para acercarse a la nueva criatura. Las gallinas organizaron un comité de bienvenida, un coro de pio pio con los pollitos más bellos y los pavos reales un show de luces con sus plumajes.
La  avestruz francamente sorprendida miraba desde su profunda trinchera la fiesta y derramaba sus bizarras lágrimas en la polvareda. Pensaba – ¿ por qué a mí no me aceptan si soy de un tamaño similar a esta nueva fulana? – ¿ por qué me rechazan si soy distinta, y a ella que también lo es la aceptan?
Después de un largo rato de lamentación, la nueva integrante se acercó a la abatida, triste y derrumbada bestia.
-Avestruz, yo soy un jirafa, ellos me quieren porque llevo la cabeza en alto, y eso les da seguridad, tú siempre metida en tus temores, observando de reojos, ,sintiéndote esclava de tu propia naturaleza te alejas de ellos, y ellos de ti.  No te das cuenta  pero tu mirada repugnante sobre ti misma es la invitación que le das a los otros para ser mirada.jirafa-1024x768
-La avestruz se sorprendió -  y pensó –
 ¿Cómo podía esa flaquita extraña acercarse a ella y hablarle de tal forma? ¿Qué conocimientos habría alcanzado al vivir en las alturas?
La jirafa se sonrió y le dijo – supongo lo que estas pensando pero allá arriba o ahí abajo el misterio de la magia no está. La verdad de luz está justo en el centro de tu corazón.
Si te amas lo suficiente para aceptar que naciste de un gran huevo o que tu cuello es exageradamente en relación al de los demás, tendrá la sapiencia  justa para amar, y eso te incluye.
Moraleja: La verdad de quienes somos no está en lo que se ve de nuestro aspecto sino en lo que se ve de nuestros actos.
Nuestro valor de hoy: La autenticidad
El desafío: como diría mi querido Jorge Bucay “ El desafío consiste en ser uno mismo, y no en ser lo que los demás quieren de mí”
La propuesta: Aventurarnos a conocernos y a aceptarnos.
¿ Y el por qué escribo?… lo dejo para el lunes….
Buen Fin de semana…
Chuchi González

4 de julio de 2013

Cuando un amigo se va…

P2060028…. me llega a los oídos del alma la voz singular de Alberto Cortés murmurando como una herida rebelde que no quiere cicatrizar…”cuando un amigo se va.. queda un espacio vacío… que no lo puede llenar… la llegada de otro amigo…” 
Es que nosotros los argentinos somos tan territoriales, apegados, aguerridos, necios, tercos con lo que amamos, que cuando amamos cerramos la persiana para cualquier ocasión, es un para siempre teñido a sabiendas de una caducidad de “vida vivida” -como diría Jorge Luis Borges- pero el amor no pasa de moda, ni de tiempo y entonces yo hoy te escribo y escribo siempre – a escondidas de la alegría- con la tenacidad de la tristeza …
“En un rincón del alma
donde tengo la pena
que me dejo tu adiós,
en un rincón del alma
se aburre aquél poema
que nuestro amor creo.”
 ( Extraído de En un rincón del Alma – Alberto Cortez)
Y se me pianta un lagrimón silencioso, y una bocanada de aliento con sabor a mate amargo me acuchilla la boca del estómago que se calla siempre cuando te nombra..
“Invadieron tus sienes sueños grises
y en mis verdes nevaron primaveras,
en tus ojos reposan las quimeras
y en mis verdes navega el viejo Ulises”
(Extraído de Soneto para Mi Padre – Chuchi González)
 
payoy desde que te fuiste… yo soy un cúmulo de cosas por contar, una mujer sin sombra, un pichón de elefante – como me decías –con complejo de avestruz- que busca constantemente un explicación lógica a lo ilógico de tu partida. 
La vida es tan injusta – sádica que nos quiere convencer de que somos poderosos para  que cuando estemos distraídos en el glamour de la banalidad, de un “bife” devolvernos a tierra.
Y yo desde entonces, siempre estoy alerta. No quiero desenfocarme ni perder el rumbo, en ocasiones parpadeo demasiado con piedritas del camino y me mareo porque no veo mi norte, pero rápidamente recuerdo tu afán estoico, tu dolor escrito, tu voz entrecortada, tu mensajes ocultos y me recupero.
Porque si con vos se fue mi fe, y me quede manca de alas…en la inteligencia de mi ser, comprendo que no puede haber mundano sufrimiento que pueda opacarme.
Yo sé que no me lees, ni me ves… pero “desde el día en que te fuiste, papá, siento angustias en mi pecho”
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Hoy se cumplen 3 años en que un rayo partió tu sueños, borro tu letra, apago tus estrellas, y te extraño. Desde entonces he traído la cabeza mirando hacia atrás y como te extraño.
¿Duelo patológico? Que me importa, si mal que mal sigo avanzando. Solo que me encantaría sentarme a tomar unos mates con las “asesinas” esas media lunas de grasa, leer “La Capital” y pese a que la vida construida es buena, despertar de ella como si fuera un sueño… y encontrarnos en Pasaje Hernandarias.
¡Te quiero y te extraño muchísimo!
Chuchi González