30 de abril de 2013

¿Para qué trabajamos?

 

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“Aquel que no realiza su trabajo
con amor y pasión,
es un desempleado”
La mayoría de los adultos que trabajan cada día salen de sus casas rumbo a sus compromisos laborales; los ejecutan, y regresan; tal vez sin preguntarse ¿Para qué trabajar? ¿Para qué lo hacemos? ¿Qué sentido tiene? Y aunque la respuesta a simple vista resulta obvia; todos trabajamos para algo. Pero ¿para qué?
Muchos para satisfacer sus necesidades de alimento y vestido; otros para mantenerse ocupados, activos, en movimiento; y habrá quienes lo hacen para “cumplir” con lo que se considera correcto por la sociedad; o para “no ser un vago”. Lo cierto es que todos tenemos una motivación.
Sin embargo, muchos de nosotros ignoramos cuál es el motor que nos impulsa a trabajar; caemos en la errónea creencia de que lo hacemos porque no podemos elegir otra cosa. De alguna u otra forma, creemos que trabajamos porque es una obligación; que no pudimos elegir la actividad, que tal vez de poder hacerlo no trabajaríamos.
Algunos estudiosos de las etimologías de las palabras sostienen que el origen del vocablo “trabajo” es confuso, y que se le suele asociar con el término latino “tripallium” que significa especie de yugo, hecho de tres palos en el que se amarraba a los esclavos.
Muy a pesar de ello, el vínculo entre tripallium y trabajo no es “pegar” sino “sufrir”.
En nuestros días quién tiene mucho trabajo “sufre”, quién trabaja lejos de la casa “sufre”, quién tiene el trabajo en la casa “sufre” y quién no tiene trabajo “sufre”.
El trabajo y el sufrimiento parecen ir de la mano. Pero ¿por qué asignamos al trabajo esta connotación negativa? ¿Por qué no lo relacionamos con dignidad o reconocimiento o productividad?
Desde su origen la palabra se fecunda en el tiempo en que la mayoría de quienes trabajaban lo hacían en el campo y esa labor implicaba dolor físico, cansancio muscular quedar exhaustos; de ahí deriva su perfil atormentado.
Pero si reflexionamos sobre la acción que llevamos delante cada día; y comenzamos a elegirla, es decir a tomar conciencia de que ella es el puente a nuestros sueños, proyectos y deseos; si la desdramatizamos; si nos ubicamos frente a ella desde un poder creador; su significado será re-diseñado y nos abrirá horizontes.
En la actualidad, hablar de calidad de vida es hablar de calidad de trabajo, buscar y aspirar la excelencia en el trabajo nos hace convertir en una mejor versión de nosotros mismos como personas; y por ende, nuestros resultados serán una mejor versión de los anteriores.
El trabajo crea una estructura de identidad personal y social; que nos habilita para el progreso individual pero también nos permite la identificación social.
Elegir a conciencia nuestro TRABAJO es impulsar un motor de contingencias positivas para nuestra vida y entorno.
Y tú ¿Qué ves cuando llegas a tu oficina?
Depende de la respuesta, tendrás un día hermoso o uno igual que siempre.
Fuente: http://www.supermujer.com.mx/Profesion/Trabajo/Para-que-trabajamos.html
Chuchi González

19 de abril de 2013

Viernes de Presumida

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Quiero compartirles el Avatar que una querida alumna ha hecho de mí. Me ha encantado y me siento muy agradecida porque observo cuanto amor hay alrededor de mí y seguro que de tí también, cuántas personas día con día dan lo mejor de su trabajo en servicio de los otros, y de nosotros, y cada quién haciendo lo suyo y un poco más, nos acercamos a la realidad de construir un mundo mejor.
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¡Muchas gracias Viviana!

By Chuchi Gonzalez

15 de abril de 2013

Qué feliz sería yo con lo que no tengo

  Escrito por: Chuchi González

s_img_newDime algo, con total sinceridad y sin pudor, ¿cuántas veces te dijiste a ti misma o a otros “que feliz sería yo con lo que no tengo?”; inclusive hasta puedo imaginar el gesto de tus ojos, o el rictus de tus labios pensando en ello. Es que aunque en distintas circunstancias, esa felicidad condicionada a eso que no tenemos es una marca registrada de nuestra sociedad.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo! Y suspiro por aquí y suspiro por allá. Y de repente me pongo a pensar ¿qué pasaría si lograse tener eso que no tengo?; ¿cómo me sentiría si el milagro se diese? Y la boca esplendorosa se estira, suspira y sueña.
¿Cuáles son esas cosas que no tienes? ¿Cuáles de ellas te despabila el sueño sin pedirte permiso?
¿Qué otras cosas postergas porque no tener lo que no tienes?
Muchas personas van por la vida postergando “ser” hasta tener, y esperan ilusionadas que las condiciones óptimas se den y así tendrán la oportunidad de “ser lo que hasta hoy no han tenido”.
El lenguaje que usamos no es inocente, ni arbitrario, N. Chomsky un importante lingüista de los Estado Unidos, habló en una de sus teorías de la G.U (Gramática Universal) con la que nacemos, y a partir de la cual nos comunicamos. Este experto expone que cada vez decimos algo, elegimos de miles de palabras que tenemos en nuestro fichero mental y esa  particular palabra será la que utilizaremos. A través de nuestro lenguaje vamos creando nuestro mundo, y la representación mental que tenemos de él. Nuestro decir condiciona nuestras emociones, nuestros actos y nuestras relaciones con los demás. Hablamos para ser escuchados, movidos por una inquietud, un propósito.
Y el discurrir de nuestro decir va sedimentando nuestras conversaciones internas, nuestras interpretaciones respecto de la vida y las creencias que nos sostienen. Este aforismo seudo-inocente que a diario usamos con frescura, e inconsciencia dice mucho más de lo que escuchamos.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo!
Imagina que un hada sale de un cuento y se encuentra contigo, ella cansada de ayudar a princesas y sapos a conciliar un sueño, te sugiere que le digas “todo eso que no tienes”, aquellas cosas que te hacen repetir una y otra vez “Qué feliz sería yo con lo que no tengo”
Es un auto, una casa, una pareja, unas vacaciones, un empleo ¿Qué más?Tú puedes ser feliz ahora mismo, con lo que tienes, y con lo que te falta, este presente es tuyo, sólo tienes que apropiártelo Piensa, (es tu Hada), ¿Qué más? (No abuses tampoco).
Tu hada con un movimiento sensual y absurdo, a la cuenta de tres, presenta frente a ti esas cosas…ahí están al alcance de tu mano… lo que siempre habías soñado… ¿pero qué es lo que te sucede?, sientes una gran emoción pero sin embargo, no puedes sentir eso que siempre creíste sentir: ¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo!, porque ahora mismo: lo tienes. Y has venido postergando tu felicidad, tu ser,  en relación a esas cosas que no tienes; pero si de ellas dependía tu felicidad, ¿por qué no lo eras, si ya no lo tenías?; ahora sin embargo podrías decir ¿qué feliz que soy yo con lo que tengo?, o seguirás ansiando por ansiar, anhelando por anhelar, enfocando la mirada siempre en lo que le falta a tu vida.
El gran problema de los hombres (lo digo como género no especie) es que buscan el TENER antes del SER. Y atesoran en sus mentes esos símbolos con el afán de adquirir una experiencia que no tienen por sí mismos.
Detrás de los símbolos y la experiencia
Hay Infinidad de cosas materiales bellezas, piensa en esos vestidos de diseñador,  las bolsas,  los zapatos, el aparador de las cremas y los perfumes de las tiendas departamentales, y esas cocinas integrales ¿En qué oportunidades esos símbolos representan para ti una experiencia?
He tenido pacientes que me han confesado “que los tacones le dan seguridad  y confianza”, ¿comprendes a lo que me refiero? A la peligrosidad de creer que lo exterior puede alimentar nuestro interior.
Muchos hombres, trabajan para tener un hermoso auto, no por el auto mismo sino por lo que significa, el juicio que los construye les dice “Tú con un buen auto puedes conquistar a cualquier mujer”.
Y así empezamos a entregar nuestro poder personal, y nuestro tiempo a otros, pueden ser cosas materiales o personas: “Si yo tuviera una pareja sería feliz”.
Pero lo que vengo a decir es que TÚ puedes ser Feliz ahora mismo, con lo que tienes, y  con lo que te falta, este presente es tuyo, sólo tienes que apropiártelo.
En lugar de ir tras los símbolos que traen experiencia, genera en tu interior la experiencia que atraiga el símbolo. No te condiciones a SER.
Aunque creas que es imposible el SER que hoy eres atraes lo que tienes. Todo lo que sientes que implica seguridad, poder, éxito, libertad, confianza llegará a ti, si primero experimentas esos valores en tu intimidad.
¿Quieres éxito? Piensa ¿Cómo se comportan las personas de éxito? ¿Desde dónde hablan, se comunican, actúan? ¿Qué no has estado haciendo para ser exitosa?
La semilla de quién eres, se germina en interior, no pierdas tu tiempo mirando afuera, a veces creerás que cualquier soplo de la vida te impedirá ser tú misma.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo! ¿Qué feliz serías renunciando a lo que no tienes una y otra vez? ¿Qué feliz serías con lo que no tienes, si ya no lo tienes? ¿Cuán feliz eres entonces?

Escrito por: Chuchi Gonzalez
Coach Ontológico – Escritora – Tallerista Motivacional
Desarrollo Humano Crear-T S.C
Fuente: http://www.supermujer.com.mx/bienestar/crecimiento-interior/que-feliz-seria-yo-con-lo-que-no-tengo.html

Sorpresas…


imagesLa semana pasada recibí el correo de una periodista del Diario El País de Cali, Colombia que me comentaba que había encontrado textos míos en internet y estaba interesada en que escribiera algo acerca de la infidelidad. Respuesta afirmativa de por medio, me embarque en el trabajo de escribir en 1500 caracteres sin espacios, a diseñar, decorar, y pulir la idea en una cantidad exacta de palabras. Y como la edición es impresa les comparto el link donde podrán ver a detalle el artículo. Pueden agrandar el archivo porque está en formato PDF.
Comenzamos así…
¿De qué hablamos cuando hablamos de perdón? El perdón como declaración fundamental nos permite recuperar nuestro poder personal. Implica aceptar lo que sucedió, aunque no es…
(Haz Click en el link para ver la imagen)
http://es.scribd.com/doc/136089813/Mujeres-Infieles
Chuchi González

11 de abril de 2013

La aventura de Educar-nos


la-aventura-de-re-educarnos
Todo el tiempo estamos percibiendo a través de nuestros sentidos el universo que llega a nosotros, como una inmensa ola que se derrama en la costa, la información de la realidad nos arrasa, nos conmueve, no penetra, nos alcanza.A cada instante la magia del exterior nos transforma, nos rediseña, nos inventa.
No somos los mismos, náufragos en las aguas del cambio permanente, como figurilla de plastilina vamos adquiriendo diversas formas emocionales, sociales, y relacionales; dejamos huellas en los otros y ellos en nosotros; nos pertenecemos y compartimos sin tomar consciencia de ello.
Parece que nuestra amnesia temporal nos hace jugar en forma individual muchas veces; por eso siempre está el que necesita llegar antes que otros  a un lugar y se pasa el semáforo en rojo; o la persona que no tiene tiempo para esperar su turno en el supermercado y que con ardid logra pasarse, los que no pueden guardar un papel en la bolsa y lo echan al piso; los que no sonríen ni saludan porque están de mal humor, los que sabotean la alegría ajena porque son creyentes férreos de que todo está mal.
Y así como partículas dispersas vamos por el mundo, construyendo y destruyendo a nuestro antojo, olvidando la unidad. Pero aún sin recordarla formamos parte de ella. Por eso nuestras elecciones inconscientes repercuten más que nuestra necedad. Es tiempo de que seamos responsables de los actos que asumidos y ejecutamos, y que entendamos que lo que hacemos hoy en este presente, también implica desventajas tal vez para otros individuos que ni siquiera están vivos aún.
Llegó la hora de educarnos. Buceando en la etimología de la palabraEducación, la misma deriva de la voz latina “educere” que implica conducir, guiar, es decir que al hablar de la propia educación, la íntima y personal, la que cada día nos inferimos, hablamos de auto-conducirnos o auto-guiarnos.
La pregunta que surge es más que obvia ¿En qué habremos de auto-conducirnos? ¿En qué nos hemos auto-guiado hasta ahora? Y entonces deberíamos observar nuestra vida con un grado de inocencia, e ingenuidad, y si los resultados no son los que deseábamos, probablemente tendremos como respuesta que nos auto-guiamos en el sendero de la masa o de la corriente; en el estado de ánimo de pesimismo y resistencia, en la esperanza vana, en el mal humor, en el apego, en el desamor, en el miedo.
Es que en la aventura de educar-nos compartimos con los demás valores, códigos de conductas, paradigmas, “verdades que la sociedad maneja como absolutas” y toda esa fuente de conocimiento nos instruye a elegir lo que elegimos. Si me he guiado por el camino de que la vida es difícil para una mujer, que a determinada edad ya soy vieja y se cierran las posibilidades para volver a empezar; lo más factible será que aún con los sueños guajiros de hacer algo diferente por mi vida, insista en seguir con una relación o matrimonio que no me satisfacen, pero después de todo ¡así es la vida!
Por el contrario, si me he regido por la libertad personal, en un contexto de armonía y paz, lo más probable será que no importa la edad que tenga, siempre seré joven para emprender nuevos horizontes y entusiasta para encontrar posibilidades.
No se trata de que creamos que la vida es simple y sencilla, pero aunque no lo creas así lo es, somos los seres humanos los que a través de nuestras interpretaciones la tornamos viciada y dura.
¿Por qué entonces no nos atrevemos a re- educarnos? Si nos enseñaron que dos por tres es seis, corramos el riesgo ahora de creer y sostener que uno más uno no son dos, son un equipo; que todos  vivimos en un contexto de interdependencia, que la autosuficiencia  es el un invento de un alma con baja autoestima.
Escrito por: Chuchi Gonzalez