Mostrando entradas con la etiqueta juicios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta juicios. Mostrar todas las entradas

18 de julio de 2018

Demasiado bueno para ser verdad...



Escuche, que la frase “ eres demasiado bueno/a para ser verdad” es un halago. 
Pero me quede pensando en que un halago es algo que potencia; o resalta; es una muestra de afecto, o reconocimiento y observe que muchas frases que a diario decimos como “presuntos  halagos” terminan siendo una declaración negativa que se emite al universo.
Si alguien cree que eres demasiado bueno/a para ser verdad, en principio no se cree merecedor de lo que está viviendo, independientemente de que diga que sí, es como si frente a algo maravilloso o positivo, se cuestionara si eso se corresponde con el esquema que en su mente tiene de verdad.
¿Por que la verdad no puede tener cosas buenas? 
Es la verdad de una forma o ¿cada quién la observa desde los recursos que tiene dentro?
Si somos demasiados buenos para ser verdad, de alguna manera “inocente” se niega nuestra existencia, si no soy verdad porque soy demasiado bueno/a entonces no existo. 
Si no existo para ese otro entonces estoy siendo no reconocida/o; incluso desplazado a la categoría de fantasma: a algo que no existe en un plano que llamamos realidad, que no se ve, o que no abunda, y por ende; tal vez no sea percibido.
Y ¿Quién puede fiarse de algo que no existe? ¿hasta dónde llega la fe en las personas de no existencia? ¿se puede existir sin pertenecer a la realidad? ¿hay más de una realidad? 
Cuando decimos este tipo de frases, decimos más de lo que pretendemos decir;  decimos que vivimos con unas creencias inconscientes que nos hace creer que la vida es una constante lucha, por lo tanto vivimos en resistencia, oponiéndonos  a cosas que no podemos cambiar, creyendo que el sudor y el cansancio de resistir “vale la pena” ¿la pena?..encontramos entonces una justificación al sufrimiento; si las cosas que hago tienen una explicación para sufrir, entonces es válido. Se vale sufrir. 
Pero no nos damos cuenta que es una conversación interior y subconsciente de nuestra falta de merecimiento, que también es cultural, dónde vemos que podemos merecer después de haber experimentado demasiado sacrificio, sufrimiento, dolor. 
Recién ahí, nos sentimos merecedores. 
Pero que pasa si nos atrevemos a pensar que, SI ES BUENO, NO SÓLO ES BAYER...  TAMBIÉN ES VERDAD. Que lo que no es BUENO, NO ES VERDAD, si nos atrevemos a correr el riesgo de cambiar el condicionante  que nos habla de que la vida es un estado de guerra permanente.
Y si fuera lo contrario, y si la vida es sólo equilibrio. ¿Si lo que aceptamos como “normal” es decir por norma o regla es una percepción desorientada, o viciada?
Cuando nos basamos en “dichos” ignorando el poder de la palabra, emitimos la vibración de cada una de ellas, tal vez conscientemente sólo son palabras, pero ¿que resuena en el interior?
Demasiado para ser bueno
Esto es muy bueno ¿por qué a mí?
Las cosas que son maravillosas no existen
Lo que llega fácil se va fácil
Eso no es para mí
Algunas frases cotidianas que enuncian un descreimiento personal, enmascarado de halagos y buenos modales; halla su  fuente en el inconsciente colectivo de la insuficiencia personal.
Siempre creemos que podríamos ser mejores de lo que somos, lo cual resta el ser que estamos siendo. Nos comparamos con ideales inalcanzables y los números rojos nos desgarran el ego, que se pone muy cachondo y cada vez se exige más y más, pero lo ideal pertenece a una dimensión diferente, al mundo de las ideas.
Renunciar a los preceptos concebidos como verdades absolutas, indagar en cada palabra que decimos sabiendo que no es carente de propósito e impacto; nos acercará a la paz interior.
Lo bueno, o lo demasiado bueno, es verdad.
Como lo es lo malo y lo demasiado malo.
Por que las cosas no son como son, sino como se interpretan.
Si algo diferente y magnifico llega a tu vida, no lo rechaces con creencias limitantes de uso diario. Abraza la abundancia  de lo mejor del universo porque fue escrita para ti.












23 de enero de 2015

El deseo… 5 minutos más…

Chocolate, dulce de leche granizado, frutas del bosque, crema del cielo. Helado. Sabores. Sostengo con firmeza el cucurucho. Paso mi lengua de este a oeste, de norte a sur y le doy a la bocha un toque artesanal, una especie de esferita chupada a la medida. Cierro los ojos para incrementar el placer que el contacto con estos sabores me deleita. Muerdo apenas, para no derrumbar la mezcla exacta. Chocolate – pienso. Dulce de leche granizado – exquisito- agrego. Me siento plena con mi elección, hasta que pasa un señor con un estridente anaranjado en un cono. ¿Qué sabor será? ¿Será más rico que éstos? ¿Y si la próxima intento probar con otros? ¿y si después de éste me queda espacio para más? El pensamiento ahora es el típico mono, salta de rama en rama, ¿ para qué siempre el mismo? ¿ para qué no arriesgar? ¿ y si cambio y me arrepiento? ¿ y si no me arrepiento nada? Estoy satisfecha pero no puedo dejar de pensar. ¿Cuando volveré a la heladería? ¿Tendré tiempo? Treinta y pico o quizás cuarenta años de chocolate y dulce de leche granizado…. aunque antes era chocolate y frutilla con crema…. ¡Cómo pasa el tiempo!…uno (yo) se acostumbra a los mismos colores y sabores… ¿aún me gustarán? o ¿ sólo me dejo llevar por la costumbre?…¿Qué sentirá ese tipo? Se me hace agua en la boca. Pero no por mis gustos, sino por el suyo. Su sonrisa desfachatada me hace sentir que estoy equivocada en mi elección. La próxima vez, sin duda, pediré el anaranjado. Iré al mostrador a preguntar ¿cuál es el helado de este hombre? ¿Flan? ¿Naranja a la crema? ¿Crema rusa? ¿Por qué le gusta más a él que a mí? ¿ Me gusta el chocolate? ….Si, me gusta…. Me quedo con este! y sin embargo:

                                         

3 de noviembre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano ( 3era parte. Final)

         El tiempo
¿Qué es el tiempo? ¿Qué nos asusta de su presencia, de su transcurrir silencioso que deja grandes huellas? Es un remedio para el olvido, un digestivo para los dolores de cabeza del alma, un anestésico para los sinsabores, un recurso al que apelamos desafortunados, y temerosos. Vivimos en función de su paso, corremos detrás de él, y nos dormimos en la víspera de su pasado. Siempre en la mente lo que no hicimos, y lo que no podremos hacer. Nos transcurre, nos habita, nos desplaza y no le otorgamos la trascendencia que tiene; su único tiempo: el presente.
Nos gusta deleitarnos en los imposibles y recurrimos al ayer para aplastarnos en las heridas de un pasado mejor; un retoño sin frutos, unas malas decisiones que nos afectan.
Nos gusta vivirnos en noche de brujas, viajando a un futuro incierto, desconocido, impenetrable, que nos grita BUUUUU!!! en la cara de los sueños.
Y lo real, lo exacto, lo tangible, que es el presente, se discurre como el agua entre los dedos por no valorarnos.
Sufrimos porque no estamos dónde estamos. Otra vez nos separamos, el cuerpo está en la silla sentado y el alma o el corazón a destiempo.
Preocuparnos por lo que no sucederá, es una fantasía, pero si fuese tan simple de evitarla, ¿crees que no seríamos capaces de hacerlo? Nos han entrenado en el miedo constante de vivir con miedo.

Llamemos al miedo con todas las voces, incluso con algunas que distan del miedo; pero aún así es miedo.


Mirar atrás es un hobbie transgeneracional, heredado, que nos hace creer que estar atento a lo que aconteció evitara su repetición. Lo cierto es que ni una ni otra. Ayer puede contagiarse como un plaga. Mañana puede devenir de la forma menos pensada.   
Para salirnos del embrollo, necesitamos re educar nuestra mente, evitar los viajes, estar presentes en el presente.




5 de octubre de 2012

Confiar en el amor

La confianza es un juicio de valor que me dice al oído que esa otra persona actuará de tal o cual forma en una situación dada. A nivel social, la confianza, sirve para generar un espacio de certidumbre, de regularidad y previsibilidad dentro de un marco tan incierto como es la vida.
Pero ¿ Cómo se confía? ¿al cien? ¿ a todo o a nada? ¿ de primera o segunda vista?
Creemos erróneamente que la confianza se pierde, y que a medida que pasa el tiempo uno puede ir aflojando la cuerda y cediendo en la habilidad de confiar. Y que al confiar puedo hacerlo en todas la áreas de la vida.
Sin embargo, la confianza como creencia generadora de oportunidades y poder, se sustenta en tres juicios más ellos son:
La sinceridad ( La coherencia entre lo que digo ( dijo) y hago (hace)
La confiabilidad ( El historial de mi ( o su ) congruencia
El área donde emito el juicio ( espacio en dónde ejerceré mi juicio de confianza)
Confiar o no confiar es una elección, dado que la confianza es un juicio, las personas fundan su desconfianza o confianza en los hechos del pasado.
Pero arbitrariamente, la fijan sobre la meseta de la totalidad. Es a todo o nada.
Podemos confiar en un persona para determinadas acciones y aún así no para otras. No tenemos habilidades para todo. Somos seres con limitaciones y eso nos constituye en humamos.
Lo mismo sucede en el ámbito amoroso, si en el pasado las relaciones no fueron exitosas eso no implica ni fundamenta que en el presente sean de la misma manera.
Tenemos el libre albedrío de elegir darnos, confiar, y vivir experiencias maravillosas o atarnos a los recuerdos y cubrirnos de armaduras por si acaso.  Y pudiendo elegir lo mejor para nosotros ¿ para qué desconfiar?
El amor es una energía que nos mueve a crear, y establecer puentes entre uno y el encuentro con el otro…es una conexión que viaja desde mi centro al centro del universo.
Confiar en el amor es más que creer en una persona o en una relación, es abrazarnos con la vida, es disfrutar de cada momento, es despertarnos a la convicción de que somos creadores.


Chuchi González

31 de mayo de 2012

Cuando todo es ausencia…



¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? Lo que es una estrofa romántica de un tierno bolero se ha convertido en una realidad en el círculo de las mujeres.Parece que hace falta refrendar nuestras intenciones amorosas. Lo tácito ya no es una herramienta de confianza. Salimos con un galán, una y otra vez, y aunque vislumbremos señales de una presunta conquista, terminamos solas en casa preguntándonos ¿Qué pasó? ¿Por qué dejó de escribirnos? ¿ Es gay?   Los hombres no suelen percatarse de nuestros deseos sublimes, o como dirían las lenguas coloquiales “Indio pintado quiere guerra” – ¿Para qué nos vestimos y maquillamos? Para seducirlos. Pero no siempre funciona. Algunos de ellos no advierten en nuestra mirada el revoloteo de las mariposas… y los jueguitos de seguridad, de observar para avanzar;  cada día se hacen más intensos… como diría Sandro…

En que ha de concluir
el drama singular
que existe entre los dos
tratando simular
tan solo una amistad
mientras en realidad
se agita la pasión
que muerde el corazón
y que obliga a callar

¿Obliga a callar? ¿Por qué? ¿Inseguridades? ¿Falta de riesgo? ¿Compromiso con el no compromiso? ¿ Poli-amor? ¿Dudas? ¿Falta de confianza? ¿Miedo al rechazo?

Los noviazgos de manitos sudadas, las salidas con tensión sexual que culminan en eso – tensión sexual - , y los encuentros fallidos, son nuevas – o viejas o recurrentes – formas de relacionarnos en materia del amor.
Nosotras queremos pisar el acelerador, ir a fondo… y ellos en varias oportunidades sólo una prueba de manejo. La mística frase entorno a la amistad… en boca de quién te gusta… Asfixia… “ Somos amigos”… ¿Amigos? ¿Amigos, para qué?… Al amigo, lo perdono…. pero a ti mmmm ( dónde mmmm son puras cosas lindas)
Claro que hay de todo y para todos. La mujeres tampoco nos quedamos atrás. Muchas en el afán de subirse a las nuevas modas, aceptan reglas de un  juego que ni siquiera saben ni desean jugar. Como la clásica “no somos nada”.Y en definitiva somos siempre algo. Y luego terminan llorando abrazadas al celular.
Comienzo mi entrada desde el particular observador que soy – MUJER-  haciendo una pregunta retórica al equipo de enfrente, pero también es para la interna.
El temor a ser lastimados nos aleja de los demás.  Interactuar desde la superficie, y mantener  el  interés hasta que se cae el sistema – situación frecuente con tantas tormentas solares- no conduce a relaciones exitosas ni sanas. Sólo genera un listado de nombre, un inventario sin sentido, un sin fin de  pérdidas de posibilidades de descubrir al otro, de verme en el otro, de conocerlo y conocerme.
Una de las grandes excusas de hoy para evitar el “encuentro” es el trabajo. Hombres y mujeres hacen citas, rediseñan citas, cancelan citas. El trabajo siempre aparta. Es la lectura. Pero en verdad, es el comodín para evadir. Parece  que  los seres humanos han des-erotizado el amor y erotizado las situaciones en las que  sienten seguros.  Y el afán es protegerse ¿ de algún peligro inminente? No. Defenderse de una posible pérdida del control.
Leí en algunos de los blogs que sigo, que el control es un aparato al que presionas fuerte cuando se ha quedado sin pilas. Cuando te quedas sin respuestas, sin la bendita razón: gritas, huyes, te espantas.
El amor no lastima. Es energía de creación. La malas experiencias no se relacionan con el amor, sino con otros que al igual que tú se inscriben en el arte de amar con máscaras, disfraces, historias irresueltas.
Si pretendes ser amado, y amar, deberás desnudarte en alma. Y acercarte sin temor a ser lastimado – puede suceder – ¿ y qué?
Hoy leí en un muro de Facebook “ Quiero amor”  y subí mi pulgar… YO TAMBIÉN… ¿Quién más da? ¿Quién más se atreve a declarar con exquisita sencillez lo que quiere?
¿Hay dadores?

Chuchi González

19 de abril de 2012

La no correspondencia del amor

“Terminó aquella noche, con la savia anhelada de los besos que no llegaron. La vida es una mujer caprichosa y escurridiza. Su mirada no coincide con la mía, yo busco otra. Una nueva, una que me esquiva”. En el universo de la literatura y la vida misma, hay infinidades de amor nos correspondidos. A esta altura en cualquier farmacia debería existir un medicamento que borre el tormento de no ser objeto del amor, de ese que deseamos. Parece implacable soportar el desinterés de quién pretendemos para nuestra vida. Insinuamos creer que es el predilecto, el definitivo, que el aire sin su sutil presencia parece viciado. Y nos enredamos en esperas vanas…
 “El árbol seco no cobija, el grillo canta monocorde,  La estéril piedra no mana agua. Sólo hay sombra bajo esta roca roja.”
( T.S. ELIOT fragmento extraído del poema TIERRA BALDÍA)

Preguntas retóricas taladran nuestras mentes; pesadillas de soledades ambiguas, y el aliento del cálido encuentro que es la nada nos condena. ¿Por qué no somos correspondimos? ¿Importa acaso? ¿No sería mucho más producente atrevernos a indagar en nuestra historia personal la elección de los amores, las conductas de los sujetos pretendidos, nuestra relación con el amor y sus creencias? Cuando no hay correspondencia en el amor, el rechazo repercute directamente en el narcicismo de quién no “obtiene” a quién “desea”. Y esto desata una competencia más seductora que el amor mismo. Mujeres, hombres; que continuamente “se enamoran” de otros que ya están comprometidos, de imposibles, de errantes; en definitiva; sólo buscan: permanecer solos. Rehúyen al vínculo, a la reciprocidad. Su afán está en la competencia, en el reto, en conseguir la figurita difícil, a sabiendas que no es posible. En caso de serlo, todo carecerá de sentido. El que busca el amor imposible, busca la no consumación del deseo. A veces ese “virus” del desamor alimenta nuestras cárceles mentales, sostienen los paradigmas que ante las relaciones de pareja tenemos; como el hecho de creer que amar es sufrir. Muchas veces ese buscar para no encontrar, es la clave de la “no correspondencia”; queremos amar pero tenemos miedo a ser lastimado, olvidados y rechazados. Y elegimos desde el tener razón que nadie nos querrá o se jugará por nosotros.
Aunque es indefectible que muchas veces, elegimos desde el deseo de compartirnos con otros, y simplemente…  para la próxima más suerte… “ese otro no se interesa en nosotros”… pero eso no es motivo de suicidio legal. El amor es una experiencia transformadora.
“ Y deseo que tu piel se instale en la mía, juegue a las escondidas cerrando mis ojos… y que al amanecer me digas una y otra vez: SÍ!”
Chuchi González




13 de marzo de 2012

¿Todo tiempo pasado fue mejor?

Hoy estrene unos tennis ( zapatillas para nosotros). Los había comprado en el mes de septiembre. Pero insistía en andar con los viejos, gastados y agujereados de siempre. La razón – simple – no quería que se arruinasen; que dejaran de ser una posibilidad, un futuro. Y aferrada a los rotos, iba y venía con los juanetes al descubierto – metáfora- ¡Pero no tanto!
Hoy elegí hacer algo distinto o diferente – como dirían mis alumnos – y dejé el ayer en la bolsa de ropa sucia y me adentre a lo nuevo con entusiasmo y alegría.
Me los calcé con ilusión, la misma de aquellos tiempos en los que la vida era una tortita negra – traducción: pan dulce con azúcar morena en la parte de arrita- y la señora nostalgia de se apodero de mi alma.
Corrí hacia el mural del pasado, ese que tiene fotos de niña, de bebés, de padres jóvenes – tan jóvenes que eran más jóvenes que yo en ese momento – los pantalones elefantes de mi padre, la camisa floreada y entallada de mi madre; los lentes grandes de mosca; las fotos blanco y negro, mi cara casi a estrenar ( 5 AÑOS) con el mismo corte que hoy elegí para la década de los 40.
Un frío cálido me hizo llorar de emoción y de pérdida – y por un instante tuve tantos deseos de regresar a ese columpio y sonreírle a mi padre. Y la voz de la razón me cuestiono entonces: ¿todo pasado fue mejor?
A mí que no me gusta caer en los lugares comunes. He caído. He sido presa de la gran astucia adulta – o de la vejez – de creer que el pasado es y será una sucursal de “lo mejor” –y me pregunto ¿Por qué nos pasa esto? ¿ Por qué en algún momento este utópico pensamiento hace huella en nuestra mente?
  • Porque el pasado, es un lugar seguro; la incertidumbre propia de la vida,  mirando hacia atrás es certeza. Lo que sucedió no se puede borrar.
  • Porque el pasado es un examen aprobado – triste o feliz – es el cimiento de nuestro presente.
  • Porque el pasado es nuestra historia;  nos remontarnos a las raíces  de quiénes somos.
  • Porque el pasado – añorado – en determinados instantes de la vida es el recuerdo de la pérdida que aún nos “raspa en el alma.”
  • Porque el pasado no sólo son los ‘80, es antes de ayer cuando se fue la oportunidad de decir un “te quiero” en un camión (Colectivo).
  • Porque el pasado es tomar conciencia  y distancia del presente para volver a observar y volver a largarnos con energía a la vida.
  • Porque el pasado son las posibilidades que ya no son posibles de barajar.
  • Porque el pasado no existe, y en ocasiones tenemos la necesidad de fugarnos de lo que “hay” a un mundo inexistente pero conocido.
Sin dudas, el mejor tiempo que tenemos es el que estamos viviendo, porque es el que nos sucede. Añorar, mirar atrás de vez en tanto como una tarea para reconfortarnos por el camino logrado; es útil. Pero vivir creyendo que lo que “fue” es y será mejor, es renunciar a la posibilidad de seguir creciendo.
Chuchi González

29 de febrero de 2012

Paradojas humanas


… y me dijo “ a pesar de  todas las cagadas que me mande no quiero perderte” – y descubrí entonces la paradoja existencial de la vida; la extraña idea de sostener que nada cambia, que todo se mantiene igual, como si fuésemos estáticos pasajeros de un viaje sin sentido.
Y yo respondí “ no sé si me vas a perder o no  ( sabiendo que no); tal vez no porque ya no soy la misma ( paradoja ya me perdió o ya me perdí o ya nos perdimos) o lo que es mejor aún tal vez hasta ya nos hemos encontrado.
Todo cambia tan vertiginosamente que casi ni nos damos cuenta, pero no somos los mismos que reímos, ni lo que callamos, todo se transforma en lo cotidiano.
La palabra dicha o mal dicha; la caricia guardada o arrepentida, el pensamiento mudo, la mentira impiadosa, todo nos inunda, y asecha y descompone en otros que antes del decir o el callar no éramos.
Es una gran paradoja humana el actuar – sin pensar o a sabiendas – y aún así “pretender” que las cosas sean las mismas. Porque aún sin actuar las cosas no son las mismas, el cambio nos acontece con consciencia o sin ella.
Todo el tiempo evolucionamos – aún cuando creamos que algunos involucionan- emerger o hundirnos en el hoyo y taparnos la cabeza con la mierda; también es avanzar un casillero. En la vida, retroceder también es avanzar. Perder un turno por reactivos, cómodos o conformistas, también es avanzar.
Porque todo lo que hacemos y lo que no hacemos, nos lleva hacia un destino; la dicha o la inconformidad.
Perder o no perder, no es la cuestión. Aceptar que el cambio es la realidad mutante, es de adultos.
Chuchi González

20 de enero de 2012

Otra vez S.O.P.A


Un breve llamado a la solidaridad: zapatero a tu zapatos
Acabo de abrir; estuvo cerrado por vacaciones; cabe aclarar que he aprendido con el paso de los años a manejar mi ansiedad y ahora cuando es momento de desconectarme, me desconecto. Mi estilo estratega-analítico; me han otorgado el don de la disciplina y el poder de disfrutar cada cosa que emprendo. Soy la clase de ser que tiene un estante para cada cosa; un cajón para servilletas, un clóset para la ropa deportiva, una hora para el gimnasio, un ritual para mirar las novelas repetidas en Telefé Internacional. Es real que cuando mi armoniosa rutina se ve alterada, la yugular se me infla como globo de cumpleaños; pero enseguida le encuentro la vuelta para auto-adaptarme y seguir.
Un nuevo año con el blog, en un par de meses cumplirá 2 años, mi sobrino 6, mi perro 5 y yo 41. Un nuevo ciclo, una nueva posibilidad. Cómo se dice comúnmente: Año nuevo, vida nueva.
Cada comenzar es la esperanza de algo diferente – para bien-; otra OPORTUNIDAD, OPORTUNIDAD; y a veces pasa, y otras veces SOPA. Recurrente historia. A meses de que el mundo desaparezca, la gente insiste con las mismas cosas. Pero por sobre mojado sobre la vida e intimidad de los terceros; dejando caer sobre ellos; las densas gotas de la INJURIA. Y aunque el paraguas de mi personalidad es vasto; no he logrado andar por este sendero sin ser salpicada por ella.
Busque en mi querida Wikipedia y extraje este párrafo que me parece más que revelador:
 Etimológicamente,  la palabra INJURIA  procede de los términos latinos "in" e "ius", significando así, en un sentido muy amplio, todo lo contrario a derecho…   injuria es todo lo que es contra razón y justicia. Esencialmente la injuria es un agravio, ultraje de obra o de palabra, que lesiona la dignidad de  la  persona diferente al que la hace. La injuria es, pues, en síntesis, todo acto que, dirigido a una persona, perjudica su reputación … es decir  un acto lesivo de derechos … Fuente ( http://es.wikipedia.org/wiki/Injuria)
Lamento comunicar a toda la audiencia que fantasea acerca de mi vida sexual, que soy HETEROSEXUAL, más heterosexual a veces de lo que debería. Qué todas las imágenes cimentadas en las cabezas de quienes sostienen y divulgan en forma capciosa actos íntimos por parte de quién suscribe; pertenece pura y exclusivamente a sus deseos no satisfechos. Y los invito a que con la misma energía invertida en hablar de mí y mis elecciones, dirijan su campo de acción hacia sus propias vidas.
Es para mí un acto contrario a razón y justicia que se me relacione con situaciones que no son verosímiles y ni reales; y me llena de horror comprender y observar las miserias humanas. En una era en la que la única posibilidad de cambio “somos nosotros mismos” que cruento y patético me resulta el deseo oscuro de no creer en la amistad, y la fraternidad entre dos mujeres. De etiquetar a las personas que rompen los paradigmas culturas, de juzgar sin conocimiento previo las relaciones, de herir en forma gratuita.
Ser mujer implica mucho más que casarnos y tener hijos a determinada edad; no elegir esos escenarios para nuestras vidas no nos hace por consiguiente:
“raras",malos  bichos”u “homosexuales”.
Yo discrimino, tu discriminas, ellos discriminan, nosotros discriminamos.
Elegimos, apartamos, rechazamos, enaltecemos, olvidamos, resaltamos, marginamos, orillamos.
En un momento de despertar espiritual, estamos demasiados dormidos.
“Ladran, señal que cabalgo – pero soy HETEROSEXUAL-“
Chuchi González