Alguna vez – hace poco tiempo – en medio de un proceso creativo, tuve una sensacional idea, que vino a resumir a mi historia, muchas de mis elecciones “Hay gente que te llega y gente que no te llega”. Lo que parece una obviedad, es una afirmación simple pero no por ello reduccionista de lo que muchas veces nos cuesta aceptar. Conocemos personas que tienen varios ítems del listado de requisitos de nuestras pretensiones, sin embargo no hacemos “clik” y como un chubasco otros seres – aparentemente lejanos- tocan a nuestra puerta y les abrimos con la sonrisa a flor de piel. La lengua popular le llama a estos encuentros “amor a primera vista”, y se extiende al plano de lo amoroso o de la amistad. Son en general individuos con los que en breve espacio de tiempo, sentimos una aproximación íntima; y una conexión profunda. Algunos autores y psicólogos, asocian este impacto con diferentes tipos de afinidades.
Afinidad natural: la que sentimos con los miembros del clan por el lazo sanguíneo
Afinidad afectiva: se establece entre dos miembros fuera de cualquier vínculo de parentesco
Afinidad freudiana: casos de identificaciones ligadas por los complejos de Edipo y Electra