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22 de noviembre de 2017

Curación vs Sanación


Infinidades de veces utilizamos términos como sinónimos sin plantearnos lo que estamos diciendo, sin detenernos a pensar que cada palabra usada tiene un propósito en sí misma y que además nuestra elección inconsciente de las mismas habla con un susurro silente algo que resuena en nuestro interior. 
Frente a las dolencias físicas recurrimos a algo que cura... ¿Qué puede curar esto? ¿Cómo se cura?... y lo que hacemos es sólo buscar algún método para aliviar los síntomas y regresar al estado anterior. Sin embargo, con el tiempo los persistentes síntomas se anuncian con mayor fuerza , porque quieren hacerse escuchar, traen un mensaje de que hay un conflicto emocional al que le urge ser mirado para ser resuelto; pero muchas veces insistimos con la misma mecánica: curar. 
¿Qué es curar? Es aplicar un procedimiento de "cuidados" a uno o más síntomas. El error está en creer en que ellos son los enemigos y se los combate. Buscamos bajar la temperatura, cortar el escurrimiento nasal, o el dolor estomacal. Pensamos que ellos son consecuencia de una acción exterior que impacta en nuestro cuerpo... Pero ellos solo nos hablan de un desbalance interno e íntimo. No todos los inviernos enfermas de gripe, ni todas las veces que comes fuera sufres gastritis, por ejemplo ¿Cuál es la variante? Tu estado emocional. 
La presencia de un síntoma, ya sea físico, psíquico o relacional, anuncia que estamos fuera de nuestro camino del medio, como le llaman los budistas. Es decir, fuera de eje. Anuncia la incoherencia emocional en la que estamos inmersos. En el juego social de pensar, sentir y actuar diferente, "porque no vaya a ser que si digo lo que pienso y siento y actúo en la misma dirección el otro se enoje o se ofenda." y entonces se enoja y ofende tu ser y reacciona. 
Y claro que no se trata de andar maltratando, ni actuando con desidia, eso no es ser UNO MISMO, o AUTÉNTICO, eso es ser caprichoso y arrogante, pero si empezar a entender que la vida es de cada uno, y que soy responsable de lo que pienso y actúo, pero no de lo que el otro siente con lo que yo siento. Y cuando no hay afán de joder a nadie, en última instancia nada se jode. 
Recapitulando... si queremos curarnos sólo tendremos oportunidad de eso, de aliviarnos del mensajero. Pero si queremos sanarnos, es otra cosa.
Sanar es profundo, Curar es para los médicos, la ciencia, los remedios, las farmacias, los procedimientos, la acupuntura, los reikistas, las terapias todas. 
Pero sanar, sanar es algo nuestro. Es sólo nuestro y personal. Es un camino de autodescubrimiento, de aceptación de los monstruos que llevamos en el interior, de buscar domesticarlos, de entender con el corazón que están ahí porque ahí los hemos puesto nosotros en algún momento, sin conciencia, pero que no arribaron del espacio exterior y nos habitan porque sí... Están ahí porque nos revelan nuestras carencias o huecos, y podes mirarlos con amor, nos acerca a la sanación, a un estado de gracia con el ser que somos detrás de tanta carne y huesos. 
Sanar es tomar conciencia, apropiarnos de ella, es mirar un poco más allá de lo que ven los ojos. Es mirar para adentro.
Por eso si quieres curarte tendrás muchos caminos, pero si quieres sanarte, sólo uno: tomar conciencia.


19 de octubre de 2016

23688


 23688 ni uno más ni uno menos.
 Es el número que corresponde a los genes que los seres humanos tenemos.
 Cuando se comenzó en los 90 el estudio del GENOMA HUMANO se especulaba que por lo menos deberíamos tener unos 140000. 
Nuestro cuerpo fabrica unas 100000 proteínas, y utiliza unas 40000 más para regular a las primeras. Por lo tanto a cada proteína debería corresponderle un GEN para que la historia del determinismo genético, inaugurado en los años 70 tuviera sentido. 
Pero el asombro de los investigadores en el año 2003 fue impactante, tenemos menos genes que una mosca de agua.  Y entonces ¿Cómo podemos mantener la estructura compleja del cuerpo humano?
Todo nuestro cuerpo es una fábrica de proteínas, ellas son la expresión de la vida. 
Elastina, tiroxina, colágeno, anticuerpos, queratina, hemoglobina, lipasas, actina, por nombrar algunas son proteínas de propia fabricación. Constituyen la materia prima para construir nuestra anatomía, y llevar a cabo las funciones e interacciones de la fisiología.


23688 son escasos genes para semejante producción.... entonces ¿como lo hacemos?
Sucede que tu organismo es tan maravilloso, que los 23688 trabajan en equipo, en cooperación sistemática los unos con los otros trabajan para producir las diferentes proteínas de las que dependemos para vivir. 
Son como una guirnalda navideña; un grupo de luces se encienden, otro se apaga, y todo ocurre en una perfecta coherencia energética. 
Con 23688 genios de éstos, ya queda científicamente comprobado que lo genético heredado no nos determina.  No existe un gen para el alcoholismo, ni para el déficit de atención, por ejemplo.
 No son ellos, es nuestra conciencia ( creencias, pensamientos, programas heredados) la que nos lleva a un lugar en nuestra historia. 
Imagina... 23688 soldados produciendo una armonía tal que permite crear lo que nos sostiene... Y tú no puedes trabajar en equilibrio con tu compañero de trabajo...
Para pensar..... verdad?






4 de marzo de 2014

Palabras que matan!




El amor como energía sublime en manos de un ser dañino se convierte en veneno.  En la actualidad vivimos en una sociedad en la que los excesos nos acompañan a todos lados, hay mucho para distraerse, mucho para leer, mucho para comer, mucho para beber, mucho de todo.  Y en las relaciones de pareja, hay una tendencia a decir mucho y mal. El abuso verbal es un modo de operar sobre la personalidad del otro miembro de la pareja, justificada en las carencias personales, tiene como propósito doblegar, violentar, y reducir la identidad de una persona. Lo más común es creer que se despliega a través de insultos, pero sin embargo, adquiere muchas facetas mucho más dolorosas, porque se enmascaran en consejos, pedidos y opiniones. No deja magullones o heridas en la piel o huesos, pero en crea grandes trastornos a nivel emocional y mental, llevando a las víctimas a la depresión.

31 de octubre de 2013

Dime de que estás enfermo y te diré a quién no perdonas.

 

En un Curso de Milagros que leí alguna vez, decía que toda enfermedad proviene de un estado de “ no perdonar”. La sentencia me pareció tan maravillosa como práctica. Y pensé a quién debía perdonar y a primera vista no encontré a nadie.
Las personas que me habían traicionado, las lenguas injuriosas, los fraudes morales, los libros y CD prestados; todo estaba en su lugar: en una estantería del pasado ,quietos,abrigados de polvo.
Sin embargo, reconocía fallas en mi salud. Y eso implicaba que el cuerpo me estaba diciendo algo a los gritos.
Me zambullí en la conciencia reflexiva, y descubrí que ese perdón del que hablaba mi libro, no era el típico perdón de “no volveré a hacerlo más”; sino que iba mucho más allá de eso. Era un perdón de soltar, liberar, romper cadenas, de lo que en su etimología significa la palabra: la posibilidad de regalar o condonar al deudor por parte del acreedor con eso que se debía.
Y en la vida, sin saberlo, somos acreedores-deudores; porque cuando perdonamos exoneramos a alguien de una situación incómoda pero a nosotros mismos nos libramos de cargar con el resentimiento o rencor.












Generalmente debemos perdonarnos a nosotros mismos, no por algo que hicimos o no hicimos, sino por todas las veces en que no nos aceptamos tal cual somos o no aceptamos la vida que creamos.
Casi siempre estamos en la desventaja de ser quienes somos vs la oportunidad fallida de quienes no fuimos. Y vivimos para pedir perdón por ello.
Y esa falta de empatía con nosotros mismos, es lo que nos enferma.
Debemos perdonar ….
Te perdono
  • por no pensar como yo
  • por no amar como amo yo
  • por no emocionarte ante la vida
  • por no tener la pasión que corre por mis venas
  • por no gustar de mis gustos
  • por creer en cosas en que yo no creo
  • por no sonreír aunque el mundo se venga abajo
  • por vivir según tus tiempos
  • en fin por NO SER COMO YO DESEO QUE SEAS!!!
y me perdono por pretender imposibles!
Chuchi González
Deja tu señal!

10 de octubre de 2013

Víctimas del Cuerpo

Otras de las formas de apegarnos hasta sangran el alma, es la vinculación obsesiva con nuestra propio cuerpo, o la mirada que sobre el echamos. Mujeres u hombres que nos miramos todo el tiempo al espejo para encontrar “el new defecto” y azotarnos con violentas creencias por la perfección no heredada, terminamos siendo “Víctimas del Cuerpo” víctimas de las expectativas que le ponemos a un cuerpo mortal, y por ende finito, que tiene a envejecer, y falible.
¿De dónde nace el deseo de ser físicamente lo que no somos? De las tendencias de belleza y moda de la sociedad en la que vivimos.  ¿Estás pensando que ellos tienen la culpa de que tu chaparreras te avergüencen? Si! tienes razón. Ahora es respuesta ¿ Te alivia el sufrimiento? ¿ Te sientes mejor contigo misma? ¿Te miras y amas? No.
Y ¿ Sabes por qué? Porque es tu mirada la responsable de tus emociones, es lo que te dices cuando te miras y el espejo o la tersura de la piel no te devuelve la experiencia anhelada.
Si bien es cierto que los cánones de belleza –y sobre todo femenina- son altos, es nuestra propia, íntima y particular forma de juzgarnos la que nos hunde o salva.
Mucho de lo que vemos en las revistas, sabemos que no existe, pero ¿ cuantas veces te encontraste buscando métodos para alcanzar lo imposible?
¿Por qué será que los seres humanos siempre queremos apostar a lo imposible?
A veces creo que nos sirve para aliviarnos de nuestros propios logros. Si perseguimos lo que nunca podremos acceder, entonces nos relajamos en la queja, y no luchamos por más.

Respecto de nuestro ocurre lo mismo, piel de porcelana, tetas henchidas y duras, glúteos de patos… pero ¿a precio de que?
¿Cirugías? ¿Más cirugías? ¿Búsqueda empedernida de saciar nuestras creencias rigurosas que nos hablan de lo que nunca jamás tendremos: la perfección? ¿Perfección?  ¿ Y que sucede cuando no la alcanzamos?
Nos hundimos más. Más números rojos, más déficit.
La vida es un asco entonces… así nadie me quiere ( y nos encerramos)… así  no nos podemos relacionar ( y peleamos con quienes decimos amar) … así no se puede vivir ( y nos castigamos)

Irracionalidad suprema.

Pongamos los pies en la tierra. No somos dioses. Somos humanos haciendo lo que podemos. Entonces reflexionemos: ¿ para qué tanto autocastigo? para dar con lo que ya sabemos. Somos FALIBLES.
Disfrutemos de nuestro cuerpo. Así como somos podemos ser felices. No es requisito tetas paradas y culo grande para ser feliz… podría ser una preferencia pero ¿ y si no llegas a ella?
Igual puedes ser feliz.
Ya tienes todo para serlo. No esperes a ser un muñeca de plástico con el corazón marchito; aún con hoyuelos la luna se muestra esbelta y arrogante… y nosotras ¿ por qué no?
                                                                                                                                     Chuchi González

3 de julio de 2013

Calva y brillante como la luna

Invitada especial Natalia González ( Con orgullo mi hermana) Ensayo sobre el libro “Calva y Brillante como la luna” de Laura Athie.
Capture3Este libro es el relato de una mujer enamorada de la vida, que ha sabido desarrollar a cada paso de su historia la pertenencia como un valor pilar del privilegio de estar vivos. Comprometida, apasionada y audaz, Laura Athie de nacionalidad mexicana, es un alma femenina que entreteje en su andar y en sus palabras una esperanza de amor para todas las mujeres.
Desde el año 2000 padece de Lupus y se llama así misma Laura Lobo a sabiendas de que es mucho más grande que la circunstancia de estar enferma. Cuando tomo conocimiento del diagnóstico fatal pensó, sintió y creyó que todas las metas inconclusas que aún tenían categoría de sueños quedarían ahí reducidas a un manojo de bonitas ideas.
Sin embargo peso más en su corazón el deseo de vivir a pesar de todo, que lo que pensó reprimido, que fue tomando forma y naciendo a la realidad. Saltó en paracaídas, se convirtió en madre, conoció los misterios ocultos de las aguas haciendo buceo, fluyo como pez siendo campeona de nado de pecho, se sumó a carreras de 5, 10 y 15 kilómetros, pasea en bicicleta, escribe, trabaja y busca empedernidamente ser feliz cada día.
6a00e554dae3f4883301538df2f604970b-800wiEs guionista de televisión, periodista, fotógrafa, editora, conductora, y productora pero sobre todo una tejedora de historias. La palabra es su vocación y medicina, escribe como una forma de curar el alma, una manera de hacer catarsis, de redefinir su historia.
Pese haber sufrido un abanico de infortunios generados por la enfermedad como profundos dolores, ulceras, manchas en la piel, calvicie, nada he detenido su afán por brillar con luz propia.
Heredo de su abuela Carmen la capacidad de disfrutar de la vida aún frente a la tragedia, siente que es una afortunada de poder seguir. Desde la infancia el espíritu de lucha le fue inculcado, fue criada para no cansarse, para no rendirse, para encontrar soluciones, para por sobre todas las cosas ser esa guerrera que lleva en su esencia.
Sufrió tremendas pérdidas; la muerte de su hermana Paloma, la de su primer bebé, la separación de sus padres, la salud y sin embargo no eligió hundirse en la tristeza, y en la autocompasión. Con la rebeldía de una tuna en su sangre supo confrontar su realidad a través de sus propias palabras; contando lo que día a día le ocurre, ordenando su discurso interno, y liberando las emociones, que han quedadas atrapadas en un momento que ya no existe: en el silencio o en el pasado.
La loba azteca inscribe poesía en el dolor de su propia vida y es un espejo en el que muchas mujeres que padecemos la enfermedad podemos encontrarnos; si ella al igual que nosotras alguna vez estuvo extraviada de alegrías y hoy le muestra los dientes vigorosos a la desdicha, nosotras que tantas otras veces sentimos perdernos a través de su aprendizaje podemos emprender un vuelo diferente; y empezar a escribir una nueva historia con tintas de colores, con sueños que se hacen realidad, con limitaciones pero no siendo limitadas, con dolor pero gozo de respirar cada día.
Todas somos tejedoras de palabras, pero cada una de nosotras depende lo que queremos tejer. Si la lana o el hilo de nuestra morada es la queja, la renuncia, la impotencia; envolveremos nuestra existencia con una bufanda de tristezas atropelladas. En cambio, si nos adentramos a la magia de cambiar el chip de nuestras creencias, a borrar las que nos delatan frente a los miedos, tendremos en nuestras manos la vida que anhelamos.
IMG_1422¡Teniéndolo todo es fácil ser feliz! El verdadero desafío consiste en ser feliz aún a pesar de que el mundo se caiga a pedazos. Porque felicidad es la posibilidad que todos tenemos de sentirnos agradecidos de estar vivos, de sentir la pequeña e inmensa naturaleza de dios sobre nuestros sentidos.
Si creemos que no podremos, crearemos esa realidad. Pero si creemos que tenemos la fuerza y el poder suficiente para vivir una vida digna aún con el aullido del Lupus, vamos a crear esa realidad para nosotras y nuestro entorno.
Yo creo lo que creo, y si eso me cierra oportunidades es momento de borrar y empezar de nuevo.
Natalia junto con otras valiosas mujeres impulsan un Grupo llamado GLURA ( Grupo Lupus Rosario Argentina) ellas también brillan como la luna y tienen el alma con alas de mariposa que buscan crear una diferencia y hacer conciencia en otros seres humanos.
Gracias!!!
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2 de julio de 2013

El miedo a la vejez es ¿ necesidad o invento?

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[Créditos Fotos http://www.biut.cl]
Parada en mi gran duda existencial, cuestiono todo lo que he sostenido por algún tiempo como real- verdadero- lógico y necesario.  Si a los 4 años es la de edad del ¿ por qué?, después de los 40 es la edad del ¿ para qué?, listas con hartas excusas y justificaciones es tiempo de “indagarlo” todo- ¿ para qué? para encontrar un sentido, para soltar equipaje, para dejar de meter la panza, para sonreír sin motivo, para volvernos espirituales… Sí!! esa es un acción complaciente: volvernos al ser…mirar adentro… porque mirar afuera y confrontarnos con el espejo: ¡Uf que horror! 
 Es que la vejez es una recurrente categoría a la que las mujeres después de los 30 visitamos a menudo. ¿Por qué? Porque la vejez es una conversación limitante que el mundo femenino cree, alimenta, sostiene pero sobre todo: teme!
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[Créditos  Foto http://blogs.20minutos.es]
Las chicas nos miramos las maculas violáceas (ojeras) que la carga de la rutina pinta sobre el lienzo de nuestros párpados, contamos los hilos de plata que peina nuestra experiencia, detectamos con horror y crítica los cráteres que avanzan en las pampas de nuestros muslos, y  sufrimos como una tragedia griega el avance intempestivo del tiempo. De hecho hay quienes quisieran iniciarle juicio por daños y perjuicios ( Yo soy una de esas personas).
Los hombres, sin embargo, ven crecer sus vientres como globos de cantoya, perder las chapas ( cabello), agrietar su piel; pero su reacción es diferente, siguen preocupados por el penal que erró su equipo favorito.
¿Es el miedo a la vejez una necesidad o un invento? Primero antes que nada, el miedo ¿ es una necesidad o un invento? Depende. Los miedos racionales no defienden, nos protegen. Los irracionales, nos esclavizan, nos vuelven locos (Esto merece otra entrada en el blog)
Pero la vejez… ¿ por qué preocupa tanto a las mujeres? Porque el mito de la eterna juventud, perfecta belleza y  felicidad que hemos consumido a través de los medios de comunicación, más el photoshop y el concepto erróneo que sostenemos sobre la vejez nos hace creer que ser viejo o estarlo o vernos es una condición que se dará de un momento al otro, un cambio radical que afectará nuestra belleza física, nuestras aptitudes, nuestra particular forma de vincularnos con el mundo y nos estrecha el camino con la muerte. Y permítanme agregar no hace ver los cuentos de hadas a la inversa, de sentirnos y vernos decrepitas nuestro príncipe comerá de la manzana envenenada para dormirse y – ya no vernos!
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[Créditos Foto http://www.fucsia.co]
Morir jóvenes nos aterra, pero envejecer mucho más. Pensamos ¿ quienes seremos cuando veamos un rostro diferente? Seremos las mismas, nuestros rostro está todo el tiempo a merced del paso de la vida. Desde que nacemos, envejecemos…. 
Vivirnos con la creencia de que envejecer es también la pérdida del derecho de ser amados, reconocidos, ha sido el emblema de la industria de la vejez.
Gracias a nuestro miedo, se ganan millones y millones cada día. Cremas milagrosas, maquillaje, píldoras, mascarillas, recursos caseros, aparatología, un sin fin enfocado a psicoanalizar desde la estética, una inseguridad emocional.
Tener el busto turgente, erecto no es garantía de satisfacción amorosa. En la vida, no hay garantías en ningún aspecto. Es una zona de incertidumbre, lo sé, es muy inquietante aceptar que somos en un pantano movedizo, pero no hay más que eso.
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¿Cuál es la propuesta? Encender la luz, dejarnos de escondernos, lanzar al piso las sábanas, y aprender a amar con dignidad nuestro cuerpo.
La vejez es una realidad que nos compete a todos, pero la decrepitud de nuestro ser es una elección personal.  Aferrarnos a pensamiento negativos, tóxicos, y faltos de respeto a nuestra esencia y figura es un pasaje certero a opacarnos, endurecernos y paralizarnos.
La belleza exterior  trasmuta, pero la interior se cultiva, y se cosecha.
Vernos bonitas y guapas nos llena de adrenalina, pero vernos serenas y seguras nos inunda de una satisfacción personal que ningún labial será capaz de proyectar más brillo.
¿Qué harías para embellecer tu alma? ¿Qué creencias deberías soltar para aceptarte?
Chuchi González

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24 de julio de 2012

Lo inevitable de la vida…la muerte

Me resulta inevitable no escribir otra vez más sobre la finitud a la que estamos sometidos los mortales, a la que resistimos creyéndonos dioses del olimpo, compradores de estrellas eternas, postergadores  inconscientes.
Hace días una amigo escribía en su muro de Facebook que se había sorprendido de la cercanía de la muerte, pues un tipo que conoció hacía 6 meses, se había enfermado hacía 2 y ese día había muerto. Mientras él se distraía pensando como sobrevivir, sin tomar conciencia de lo cerca que está la muerte.
Me sorprendió su comentario, no por ceguera cognitiva, sino porque me he acostumbrado a leer señales de la vida en todos los momentos. Me di cuenta que una vez más, siempre esperamos que se den las circunstancias oportunas para actuar, o que corran los tiempos de requisitos necesarios para decirle a alguien te amo o jugarnos por amor. Como si la parca tuviera compasión de nuestra inocencia.
En tanto pensaba esto, un ex alumno era violentado, y su corta vida arrancada; y apenas ayer otra alumna detuvo su andar para trascender. Inmersa en mis pensamientos y actividades cotidianas, leo entre la lista de mis amigos blogueros,  que dos de ellos escriben acerca de una pérdida reciente de seres queridos.
Y comienzo a sentir que la huesuda está cargada de trabajo; más de lo habitual, o tantos huecos cercanos hacen que esté más despabilada;  que no avisa pero no tampoco traiciona; porque desde el nacer tenemos la cuenta pendiente;  sólo que nos escabullimos, perdemos o escondemos creyendo que la flaquita nunca dirá “piedra libre para nosotros” y entonces  dejamos todo para mañana.
¿ y si mañana no llegase? ¿ Valdría la pena irnos sin haber besado lo suficiente? ¿ Sin habernos entregado completos por amor? ¿Sin haber despertado a los sueños? ¿Con los bolsillos llenos de carcajadas? ¿Con los ojos repletos de ternura caduca?
Y repaso una y otra vez sobre la misma reflexión, lo terrible de la vida no es la muerta, es lo que muere cada día con nosotros, cuando no vivimos plenamente.
Pero que es ¿ vivir plenamente? Es conectar con el amor, dejar de estar parados en el miedo. Reencontrarnos con nuestra naturaleza, dejar de buscar afuera, mirar adentro. Elegir las emociones que deseamos sentir, y desechar la posibilidad de reaccionar, como si otros eligieran nuestros pensamientos.
Párate en el amor… deja los miedos de lado… son pájaros que han hecho su nido en tu cabeza, y su trinar se hace insoportable…
Hermano, si hay algo que temer, que sea el no usar la vida para crecer, que la única manera de bien morir, es aprender a plenamente vivir. ( Chamalú)
Chuchi Gonzalez