8 de septiembre de 2014

Usa al amor como un puente


 Un día cualquiera, hace más de 10 años, en un trasbordo de la línea B de subtes en la ciudad de Buenos Aires, me crucé con la singularidad de Gustavo Cerati que deambulaba igual que todos nosotros al son de la música de la rutina. Abrí los ojos de manera desorbitada, me quede perpleja de la humildad con la que saludaba a los que le gritaban un cariñoso “Gustavo” y el alzaba la mano con familiaridad. Traía los rulos – chinos- al viento, desordenados quizás de tantas ideas; y un pullover – suéter- de cuello redondo y lana gruesa, de esas que traen bolitas de colores y pelitos...
El 4 de septiembre se marchó…  cruzó el puente… abandono el cuerpo que lucia su alma y comenzó otro viaje de “música ligera”, me quedé pensando ¿Cuál habrá sido el motivo por el cual su alma se estacionó de tanta ida y venida, eligió quedarse un poco en un lugar durante 4 años? ¿Qué cuentas habrá saldado en esa quietud esa soberbia grandeza de una genialidad tan creativa? ¿Qué habrá soñado en el silencio? ¿Que nuevas melodías habrá hilvanado? Sentí profunda tristeza … de sopetón un televisor indiscreto me avisó de su muerte. Y me sentí egoísta; porque lo primero que me vino a la mente fue la idea de vacío, del saber que ya no está; sin pensar en el cansancio de ese cuerpo fuerte que mantuvo a ese espíritu divino durante esos 50 y pico de años… ¿Cuántas veces preferimos que las cosas no cambien aún a sabiendas de que ya han cambiado? ¿Cuántas veces mantenemos la esperanza de que todo volverá a su normalidad sólo para no aceptar lo que nos duele? 
Ya no está. Ya se fue. Como tantos otros. Como lo haremos nosotros, los que aún tenemos lecciones por aprender, piedras en la mochila por saltar, relaciones de perdones por saldar… como dice Calamaro:

3 de septiembre de 2014

El control

El control es un aparato sin pilas que apretamos histéricamente cuando queremos cambiar circunstancias o gentes que están frente a nuestros ojos y ya no queremos ver, o al menos pretendemos poner en pausa o ir hacia atrás o hacia adelante. Es un forma inconsciente de protegernos de todo lo “que no es” como esperábamos, sentenciábamos, o incluso afirmamos en nuestro fuero interno. Es una reacción que se contrapone a la aceptación de que las cosas, pueden ser de mil modos. Es un trazo grueso y profundo, marcado con tinta negra en un mapa de múltiples rutas. Es una botiquín de emergencias cerrado a punto de caducar por su inutilidad en el uso. Es una búsqueda incesante de sentirnos seguros, en tierra firme, a sabiendas de que la vida es un terreno movedizo. 
Es una narcótico tranquilizador que consumimos para creernos dueños de algo, al menos de la razón. Una brújula que nos da un sentido, nos hace sentir a salvo. Sabemos como actuar, que decir, sentir, callar. Nos manejamos con la seguridad que nuestra mirada es la correcta. Pero cuando hablamos de control, muchas veces traemos a la mente situaciones de personas violentas, celosas, posesivas, criticonas, quejosas.  Sin embargo, también controlamos desde el amor, y sé que resulta incongruente, puesto que todo control es negación de la otredad,  es miedo y el amor es aceptación y construcción. Pero somos humanos y ambiguos. Amamos desde nuestra concepciones e intentamos que los otros vivan según nuestras experiencias. Así como los padres que anhelan que los hijos no sufran…. o la pareja pretende que su compañera no se haga tanto mambo… o cuando los hijos a toda costa quieren ver felices a sus papas…. Lo que parece un simple deseo… se transforma en control, cuando el resultado no es el esperado y nos frustramos; resentimos o culpamos. En ese querer dar más, ocuparnos más, o construir lo que es patrimonio personal de otro … esta el control… sea por superhéroes, miedo a la soledad, a no perder lo que amamos, a la convicción de que así es la vida… aún cuando queramos erigir la felicidad … es control…

28 de agosto de 2014

Mirar de cerca…

Uso lentes, esos que a partir de los 40 la mayoría “ se pone y se quita,” porque vemos demasiado bien lo que está lejos, y muy borroso lo que está cerca.
¿Será que a esta edad nos replanteamos el presente y por estar inmersos en la situación no logramos leer con precisión  lo que venimos creando? ¿Será que empezamos a saber con certeza lo que anhelamos para nuestro futuro? ¿Será que el presente nos resulta como los zapatos con tacones, agradables pero dolorosos de sostener?
¿Será?
Presbicia, le llaman a la rigidez que empezamos a vivenciar, es la falta de elasticidad del ojo para enfocar… perdimos el foco….de tanto mirar tv, celulares, computadores, libros…. de tanta vida vivida pensaría Borges….o quizás en algunos casos, de tanto estar apegados al enfoque de lo que queremos para nuestra historia.

19 de agosto de 2014

No temas decir amor en sólo 7 días

El enamoramiento como proceso social en el que dos construyen una realidad nueva basada en una comunicación amorosa, dejando de lado sus sentimientos precedentes puede ocurrir en un golpe de vista, unas tazas de café o varios textos de mensajería virtual – entre otros medios-. Y cuando el galope del pecho se suelta, y las pupilas se dilatan, la piel se vuelve china (o japonesa), y los suspiros un recurrente lugar en común; la razón con el bastón de lo lógico se hace presente para demandar la atención y proponer prudencia justificada en los testimonios del pasado. Pero, ¿ que puede juzgar el cerebro? Si su alimento fundamental es el azúcar, ¿desde que altura moral puede indagar sobre la alocada necesidad de hablar con diminutivos, la pobreza léxica, y la sonrisa estupefacta que no se borra ni aún con los recuerdos? Es que el flechazo es un bumerán que lanzamos inconscientemente y tarde o temprano, nos trapa. Buscamos un tiempo racional para emitir frases hechas “ te quiero” “te amor” “¿ Me amas?” en el estricto orden; nos mostramos amorosos y despreocupados al principio, para luego saber que va a suceder con nosotros ¿Me amas? Nada dicta un ciclo definitivo. 

13 de agosto de 2014

Mujeres Alfa

Con tantas etiquetas en las relaciones amorosas, el camino hacia el otro se convierte en un laberinto sin salida. Enredos y desaventuras continuas fabricamos en cada paso hacia el coincidir. Ahora las mujeres alfa parecen tomar la revancha en los vínculos. Los estudios realizados muestran estadísticas que marcan una preferencia hacia estas chicas. ¿Qué es ser una mujer alfa? Es un término que asigna a la mujer como “la más apta para realizar todas las tareas", característica reservada por lo general a los hombres, ¿quién no ha dicho se necesita un hombre en la casa cuando hay que cambiar un foco?… Pero si las circunstancias de la vida te llevaron a ser ese tipo de mujer, te sacas los zapatos, te subes a un banco y reemplazas el foco dañado.
La reputación de las alfas genera un cierto temor con tintes de frustración en el ambiente masculino, cuando los hombres tienen una personalidad competitiva, ambiciosa, enfocada a los resultados; puesto que los “muchachitos” interpretan el éxito de sus compañeras como fracaso personal. La mujer alfa se caracteriza por ser emprendedora, segura, independiente, ocupada en su aspecto físico, con ingresos altos, carismática, con capacidad de decir no, y pedir con exactitud lo que quiere.

12 de agosto de 2014

Afinidades

 Alguna vez – hace poco tiempo – en medio de un proceso creativo, tuve una sensacional idea, que vino a resumir a mi historia, muchas de mis elecciones “Hay gente que te llega y gente que no te llega”. Lo que parece una obviedad, es una afirmación simple pero no por ello reduccionista de lo que muchas veces nos cuesta aceptar. Conocemos personas que tienen varios ítems del listado de requisitos de nuestras pretensiones, sin embargo no hacemos “clik” y como un chubasco otros seres – aparentemente lejanos- tocan a nuestra puerta y les abrimos con la sonrisa a flor de piel. La lengua popular le llama a estos encuentros “amor a primera vista”, y se extiende al plano de lo amoroso o de la amistad. Son en general individuos con los que en breve espacio de tiempo, sentimos una aproximación íntima; y una conexión profunda. Algunos autores y psicólogos, asocian este impacto con diferentes tipos de afinidades.

Afinidad natural: la que sentimos con los miembros del clan por el lazo sanguíneo

Afinidad afectiva: se establece entre dos miembros fuera de cualquier vínculo de parentesco

Afinidad freudiana: casos de identificaciones ligadas por los complejos de Edipo y Electra


5 de agosto de 2014

30 de julio de 2014

Locuras por amor



La mayoría de nosotros, en algún momento, temprano o tardío, incluso “permanente” ha cometido una locura por amor.  Un acto  imprudente, insensato o ilógico  presos de la emoción desbordante  y quizás – hasta del miedo.
En la historia universal, hay gran cantidad de estas proezas; declaraciones de guerra, abdicación de tronos,  profanación de tumbas, creaciones literarias maravillosas, y estupideces cotidianas. Mentiras que luego revisten el nombre de piadosas, escapadas nocturnas, juramentos de eternidad, por citar algunas.
Los seres humanos somos los únicos seres vivos que contamos con la capacidad de reflexión, y sin embargo muchas veces, nos desentendemos, y el impulso nos carga entre sus patas.
Amamos – o al menos – eso sentimos, y nos salimos de nuestro centro y  andamos  levitando o rebotando como en una pomposa burbuja rosa por los caminos de la rutina. 
Mientras el efecto del enamoramiento nos dura, somos autores de las más descabelladas acciones en nombre de una causa, que sostenemos vale la pena; el amor.
Pero ¿Para que las generamos? ¿Para demostrar? ¿Para evitar ser rechazados? ¿Para manipular? ¿Para ser halagados? o simplemente ¿ Para hacer sentir bien al otro?
Creo que todas especulaciones pueden ser probables, y que en ultima instancia todo lo que hacemos lo hacemos por nosotros; es decir, las locuras por amor, son locuras por nosotros o lo que es lo mismo; locuras desde nosotros.
Es el amor que le tenemos  a las creencias respecto de las relaciones, del afecto, de la entrega, del compromiso, de la palabra empeñada, de la imagen pública, entre otras;  el que nos lleva a esos acometimientos  un tanto crueles o exagerados.