18 de julio de 2018

Demasiado bueno para ser verdad...



Escuche, que la frase “ eres demasiado bueno/a para ser verdad” es un halago. 
Pero me quede pensando en que un halago es algo que potencia; o resalta; es una muestra de afecto, o reconocimiento y observe que muchas frases que a diario decimos como “presuntos  halagos” terminan siendo una declaración negativa que se emite al universo.
Si alguien cree que eres demasiado bueno/a para ser verdad, en principio no se cree merecedor de lo que está viviendo, independientemente de que diga que sí, es como si frente a algo maravilloso o positivo, se cuestionara si eso se corresponde con el esquema que en su mente tiene de verdad.
¿Por que la verdad no puede tener cosas buenas? 
Es la verdad de una forma o ¿cada quién la observa desde los recursos que tiene dentro?
Si somos demasiados buenos para ser verdad, de alguna manera “inocente” se niega nuestra existencia, si no soy verdad porque soy demasiado bueno/a entonces no existo. 
Si no existo para ese otro entonces estoy siendo no reconocida/o; incluso desplazado a la categoría de fantasma: a algo que no existe en un plano que llamamos realidad, que no se ve, o que no abunda, y por ende; tal vez no sea percibido.
Y ¿Quién puede fiarse de algo que no existe? ¿hasta dónde llega la fe en las personas de no existencia? ¿se puede existir sin pertenecer a la realidad? ¿hay más de una realidad? 
Cuando decimos este tipo de frases, decimos más de lo que pretendemos decir;  decimos que vivimos con unas creencias inconscientes que nos hace creer que la vida es una constante lucha, por lo tanto vivimos en resistencia, oponiéndonos  a cosas que no podemos cambiar, creyendo que el sudor y el cansancio de resistir “vale la pena” ¿la pena?..encontramos entonces una justificación al sufrimiento; si las cosas que hago tienen una explicación para sufrir, entonces es válido. Se vale sufrir. 
Pero no nos damos cuenta que es una conversación interior y subconsciente de nuestra falta de merecimiento, que también es cultural, dónde vemos que podemos merecer después de haber experimentado demasiado sacrificio, sufrimiento, dolor. 
Recién ahí, nos sentimos merecedores. 
Pero que pasa si nos atrevemos a pensar que, SI ES BUENO, NO SÓLO ES BAYER...  TAMBIÉN ES VERDAD. Que lo que no es BUENO, NO ES VERDAD, si nos atrevemos a correr el riesgo de cambiar el condicionante  que nos habla de que la vida es un estado de guerra permanente.
Y si fuera lo contrario, y si la vida es sólo equilibrio. ¿Si lo que aceptamos como “normal” es decir por norma o regla es una percepción desorientada, o viciada?
Cuando nos basamos en “dichos” ignorando el poder de la palabra, emitimos la vibración de cada una de ellas, tal vez conscientemente sólo son palabras, pero ¿que resuena en el interior?
Demasiado para ser bueno
Esto es muy bueno ¿por qué a mí?
Las cosas que son maravillosas no existen
Lo que llega fácil se va fácil
Eso no es para mí
Algunas frases cotidianas que enuncian un descreimiento personal, enmascarado de halagos y buenos modales; halla su  fuente en el inconsciente colectivo de la insuficiencia personal.
Siempre creemos que podríamos ser mejores de lo que somos, lo cual resta el ser que estamos siendo. Nos comparamos con ideales inalcanzables y los números rojos nos desgarran el ego, que se pone muy cachondo y cada vez se exige más y más, pero lo ideal pertenece a una dimensión diferente, al mundo de las ideas.
Renunciar a los preceptos concebidos como verdades absolutas, indagar en cada palabra que decimos sabiendo que no es carente de propósito e impacto; nos acercará a la paz interior.
Lo bueno, o lo demasiado bueno, es verdad.
Como lo es lo malo y lo demasiado malo.
Por que las cosas no son como son, sino como se interpretan.
Si algo diferente y magnifico llega a tu vida, no lo rechaces con creencias limitantes de uso diario. Abraza la abundancia  de lo mejor del universo porque fue escrita para ti.












0 comentarios:

Publicar un comentario

¡Un blog se nutre de comentarios, deja tu huella, muchas gracias por compartir!