20 de julio de 2018

Estamos conectados


Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, incluso enredarse, pero nunca romper. Proverbio Chino 

Cada persona ( yo diría cada vida; incluye las mascotas y todo lo que nos rodea)  que encontramos, nos encuentra. Andamos sin saber, buscándonos. Porque traemos infinitas misiones de aprendizaje. Nada se cruza en nuestra vida por azar. Inclusive el azar es sólo un mecanismo de algo que previamente nosotros le dimos un sentido, una finalidad.
Quienes están o estuvieron dejan información que a nivel de otros planos diferentes al físico hacen que la evolución del alma siga su curso.
No importa el tiempo en que ellos se queden. Algunos son breves estadios. Otros infiernos de estancias. Y muchos más, estallidos de alegrías. 5 horas, 5 años, 5 minutos, 5 segundos, 5 siglos. El tiempo es relativo, ya lo dijo Bigotes Einstein; lo que verdaderamente importa es el aprendizaje que ese encuentro siembra en nosotros.
El ego nos hace creer que nos enamoramos porque alguien es de tal o cual manera; que sentimos empatía con nuestros amigos porque ellos son de una forma determinada, que amamos a nuestras mascotas porque son lindas e inteligentes; pero en verdad, toda esa atracción es simplemente la carnada para acercarnos a esos que ya con antelación antes de ser concebidos pactamos encontrar.
Somos de alguna manera, proveedores de lecciones; con diferentes papeles, a veces pasivos, otros activos. De vez en cuando llevamos el rol de los malos de la película para enseñarle al otro a emprender su propio vuelo. Otras nos toca llorar a nosotros frente a un maestro duro que nos enseña la desvalorización o el apego que nos consume.
El maestro más duro, es el que nos rectifica el paso. Los maestros más amenos, son los que indican que vamos por el camino correcto.
Pero todos, absolutamente todos, nos conocemos. Por eso nos miramos y las conciencias se reconocen. Los vínculos humanos se pueden terminar, pero el amor es para siempre. Porque no es el amor de lo que las personas llamamos amor; es la gratitud espiritual de las almas cumpliendo los pactos que se hicieron en dimensiones elevadas.
Escuche una historia acerca de esto... en un ascensor celestial viajaban muchas luces de colores (almas) que venían a encarnarse al mundo, una luz delicada y cálida miró con entusiasmo a otra resplandeciente y brillosa ...
 - Voy a la Tierra a aprender el desapego. -Dijo orgullosa y valiente
- Y yo seré quién te abandone repetidamente hasta que me sueltes - Sonrió la otra.
Ahora lo sabes... cada encuentro es un esfuerzo del universo para cumplir su misión.




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