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2 de octubre de 2013

Apego a las personas que amamos


















Pensar en no volver a ver más a esa o esas personas tan queridas o amadas a veces no genera dolor de panza. Imaginar el día en que su ausencia física sea un hecho temido, es frustrante. Sin embargo, el índice de la adicción afectiva, está registrado en el hecho de sentir y por lo tanto creer…
– Déjame que te explique esto- “Lo que sientes es patrocinado por un pensamiento, tus sentimientos no son independientes, son fruto de lo que piensas”
 Si piensas que no puedes ni podrías vivir sin tal o cual ser, independientemente de tu parentesco, estás en el terrible problema de la esclavitud afectiva.
Esa persona que amas, tu pareja, tus hijos, tus padres, son la fuente de tu placer, tu bienestar, tu equilibrio emocional, te vinculas y desarrollas a través de las experiencias que has gestados con ellos. Si eres inmaduro, inseguro, en ellos verás satisfechas las carencias que traes, y arrastras del pasado.
Harás lo que sea o creas necesario para estar con ellos, soportar desamor, mudarte de casa, aprender los hobbies que realizan para seguir al lado de ellos, porque la sola idea de la distancia física que conlleva la emocional, te destruye.
Esa emergencia por saber de ellos, esa desbordante y enloquecida urgencia, no tiene más que ver con tu necesidad, no con ellos; no son ellos lo que temen perder, sino tu.
Una pauta mental arraigada en ti te dice que si la gente se va, o aleja una distancia prudencial en la que no puedes tener control, ni saber que hacen o no hacen, te pones en riesgo. Puedes Perder.
Y hemos sido adiestrados malamente en no aprender a “perder”…¡ ay que dolor tan horrible padecemos cuando perdemos algo, lo que sea! Es una molestia deplorable, entonces ¿por qué te arriesgarías a perder a quienes amas? De ninguna manera. Si lo hijos quieren estudiar fuera del país ¿Por qué no mudarse mami con ellos? Si tu pareja está todo el día fuera de la casa trabajando ¿ Por qué mejor no esforzarte un poco más y que renuncie?















Esa NECESITITIS del otro enferma, a quién la padece y a quién la sufre, pues nada menos agradable ver que a quién amas correr tras de ti con una soga para atraparte.
Cuando estás apegado a alguien, terminas odiando a ese ser, pues te domina, y ya no eres libres de tus acciones. Tus pensamientos siempre están en virtud del otro, respiras por el aire del otro y ves por sus ojos. No te has dado cuenta pero te has mudado a su mundo, y has dejado vacío al tuyo. Ese descentramiento de tu ser, es el que te causa “miedo de perder” porque tu no estás en tu lugar.
Para el psicólogo Walter Riso existen 6 indicadores que definen el apego. Si tienes alguno de ellos…FOCO ROJO
    • Autonomía Restringida: cuando esa capacidad de discernir lo que es bueno o malo para ti o lo que deseas para tu vida, la dejas a merced del otro. Cuando buscas complacer a partir de la elección de que la otredad “decida por ti”
    • Deseo Insaciable: siempre más y más…nada te conforma…nada te satisface…
    • Ansiedad anticipatoria: Pensar en lo que puede llegar a pasar, hilvanar ideas catastróficas sobre el futuro, y ¿ qué pasaría si la relación llegara a terminar?
    • Déficit en el autoconocimiento: ¿ extraviado? ¿perdido? de tanto vivirte en el otro, has perdido la conciencia de ti mismo, ya no sabes lo que quieres, deseas, te enoja.
    • Necesidad de apoderarse: urgencia de poseer, de sentir “esto o aquello es mío”, deseo de acaparar, de adentrarte en la idea de impermanencia.
    • Reducción hedonista: la única fuente de placer se reduce a tu fuente de apego. Pierdes interés por las cosas que te gustan,tus hobbies, el mundo se cierra por falta de inquietud.
    Chuchi González
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21 de septiembre de 2013

¿Qué nos frena a vivir completos?



















¿Te has dado cuenta que muchas veces tienes todos los elementos para fabricar la vida que quieres en tus manos y de la nada te saboteas?
¿Qué te encuentras tantas otras veces buscando la quinta pata al gato cuando ya sabes de antemano que solo tiene 4?
¿Por qué boicoteas constantemente tu éxito? ¿Por qué buscas desesperadamente caer en el fracaso?
A primera vista, podría decir que ningún ser humano desearía crear para si un “mal”, más sin embargo en los “papeles” muchos se viven día a día en malestar.
¿Qué es lo que nos lleva a lastimarnos a pensar y sostener de forma errada ese no merecimiento? Las creencias irracionales. ¿Qué son? Las productoras de tu malestar.
Creencias irracionales es un  término acuñado por Albert Ellis creador de la Terapia Racional Emotiva y se refiere al sistema de creencias falsas, inútiles y generadoras de una distorsión que opera en el pensamiento racional y en el funcionamiento a nivel social, familiar y laboral.















Son ideas que tenemos acerca de nosotros mismos o del mundo que provocan en nosotros una emoción negativa exagerada y catastrófica, proveniente de nuestra manera de evaluar lo que nos sucede.
Cuando vemos la vida en extremos, sin gama de posibilidades, las que cosas que acontecen son Terribles o Geniales. Y esta mirada nos resta oportunidades de disfrute.
Si esto que sucedió es TERRIBLE genero pensamientos que me dicen “ No lo puedo soportar” “Nunca podré ser feliz” “No tengo suerte” “ No debería haber sucedido”, conversaciones internas que acarrean angustia o ansiedad.
¿Qué creencias irracionales sostienes y las vives como verdades absolutas e irrefutables?
¿Sobre que terribilizas? ¿Sobre el pasado o lo que aún no acontece?
Muchas veces los seres humanos tendemos a comparar lo conocido con lo nuevo, para sentir certeza de lo que vivimos pero si lo conocido fue desgarrador o nefasto intentaremos evidencias de que tenemos razón para dudar y no entregarnos. Esa comparación es una premisa falsa, buscamos que se repita lo bueno o lo malo, en lugar de simplemente estar presentes en lo que está sucediendo.


Chuchi González
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5 de julio de 2013

Del por qué escribo y fábula de la avestruz y la jirafa

descargaLa avestruz había aprendido a vivir con la cabeza metida en la tierra, tenía grandes ideas, y muy buenos sentimientos, pero siempre se ocultaba porque tenía la experiencia de que era diferente a los otros animales con los que compartía el hogar. El tamaño del huevo de dónde había nacido era el principal centro de burla de gallinas, patos y pavos reales. Todos tenían alas, pero la avestruz era pesada y torpe, y cuando aleteaba se llevaba consigo más de dos o tres gallinas, por eso se le tenía prohibido hacerlo.
Un día llego a la granja un animal diferente, tan diferente, que era más diferente que la mismísima avestruz. Los patos que siempre habían sido orgullosos y pedantes – pese a sus recurrentes cagadas -  buscaron mil y una  formas para acercarse a la nueva criatura. Las gallinas organizaron un comité de bienvenida, un coro de pio pio con los pollitos más bellos y los pavos reales un show de luces con sus plumajes.
La  avestruz francamente sorprendida miraba desde su profunda trinchera la fiesta y derramaba sus bizarras lágrimas en la polvareda. Pensaba – ¿ por qué a mí no me aceptan si soy de un tamaño similar a esta nueva fulana? – ¿ por qué me rechazan si soy distinta, y a ella que también lo es la aceptan?
Después de un largo rato de lamentación, la nueva integrante se acercó a la abatida, triste y derrumbada bestia.
-Avestruz, yo soy un jirafa, ellos me quieren porque llevo la cabeza en alto, y eso les da seguridad, tú siempre metida en tus temores, observando de reojos, ,sintiéndote esclava de tu propia naturaleza te alejas de ellos, y ellos de ti.  No te das cuenta  pero tu mirada repugnante sobre ti misma es la invitación que le das a los otros para ser mirada.jirafa-1024x768
-La avestruz se sorprendió -  y pensó –
 ¿Cómo podía esa flaquita extraña acercarse a ella y hablarle de tal forma? ¿Qué conocimientos habría alcanzado al vivir en las alturas?
La jirafa se sonrió y le dijo – supongo lo que estas pensando pero allá arriba o ahí abajo el misterio de la magia no está. La verdad de luz está justo en el centro de tu corazón.
Si te amas lo suficiente para aceptar que naciste de un gran huevo o que tu cuello es exageradamente en relación al de los demás, tendrá la sapiencia  justa para amar, y eso te incluye.
Moraleja: La verdad de quienes somos no está en lo que se ve de nuestro aspecto sino en lo que se ve de nuestros actos.
Nuestro valor de hoy: La autenticidad
El desafío: como diría mi querido Jorge Bucay “ El desafío consiste en ser uno mismo, y no en ser lo que los demás quieren de mí”
La propuesta: Aventurarnos a conocernos y a aceptarnos.
¿ Y el por qué escribo?… lo dejo para el lunes….
Buen Fin de semana…
Chuchi González

14 de mayo de 2013

Armando una maleta

Imagina que hoy te vas de viaje. Tu vida es la maleta. El destino es la vida misma, la vida que deseas construir, crear, encausar y generar. Cierra tus ojos. Y créala. Ahora observa que hay en tu equipaje. ¿Qué cosas sobran? ¿Qué cosas hay de más? ¿Qué falta? ¿Qué le agregarías?
Ahora bien, toma una pluma y apunta algunos tips que harán de tu viaje el más inolvidable de todos.
¿Estás dispuest0?
  • Libera tus emociones
  • Disfruta cada día
  • Siente la vida correr por tu vida
  • Sorpréndete de las pequeñas cosas
  • Muévete al ritmo de tu corazón
  • Escucha tu interior
  • Cultiva tu seguridad
  • Goza de tus actividades
  • Conéctate con tu niña/o interior
  • Habla con amor
  • Mira a tu alrededor con empatía
  • Descansa, pero no olvides de despertar tus sueños
  • Ama inmensamente
  • Amate de la misma forma en que te gustaría que te amen
  • Repasa los riesgos que tomas cada mañana
  • Redobla la apuesta
  • Reflexiona acerca de tus relaciones
  • Seduce al mundo con tu encanto interno
  • Cuida a tu cuerpo
  • Valora quién eres
Fuente
http://www.supermujer.com.mx/bienestar/crecimiento-interior/armando-una-maleta.html

By Chuchi González

20 de noviembre de 2011

Los restos del niño que fui…

Es mi entrada 100. No sé aún porque “100” es como la “ostia”; se celebran los “100 programas al aire”, “100 emisiones radiales”; “100 entradas en un blog”; tal vez ni siquiera se celebre; tal vez sólo algunos que otros lo han hecho, lo he escuchado, y acá estoy siguiendo un paradigma que tal vez nadie “se re formulo ¿ por qué carajos cien?
Busco en internet sobre el 100; y me dice que es el número que precede al 99; ¿No es fantástica tal simple explicación? ¿No raya en lo irrisorio? ¿Acaso la vida humana no sería mejor si todas las dudas tuvieran respuestas así de sencillas?
Y mientras voy y vengo pensando sobre qué escribir en mi entrada número “100”; enciendo el televisor y veo unos ojos grandes como avellanas maduras inmersos en una sonrisa de “Colgate” traviesa; y me informo que es TOMÁS; que su imagen pertenece a quién fuese un niño de 9 años asesinado a golpes por las manos de su padrastro.
Se me hace un nudo en la garganta y la piel se me enciende erizada de escalofrío. Tengo un sobrino de cinco años; tan vulnerable como él, un sobrino postizo de cuatro años, tan vulnerable como ellos dos, y como otros tantos, que día con día mueren asfixiados en las mentiras y odios de los adultos.
Escucho que dicen “ los restos de…” e inmediatamente e irremediablemente ( y elijo abusar ahora mismo de los adverbios terminados en mente) la imagen de mi papá viene a mi mente; “su restos”, “los restos de quién fuera en vida mi padre se me asemejan a una bolsa de huesos y carne caducada con un letrero que indica “resignación”.
Resignación, la puta madre. Es el peor de los sentimientos. Es el juicio de valor que indica “esto es lo que hay” – ¿Los restos? ¿Sólo los restos?- que expone “ya no se puede nada más que hacer” –¿No se puede nada más que hacer con mi padre, con Tomás o con los asesinos mentales que enfadados de odio aniquilan las vidas que florecen?
Me quedo pensando, que tanta tristeza y angustia en una entrada número 100 no era lo que tenía pensado cuando escribí la entrada número 1; pero tampoco nada de lo vivido de la 1 a la 100 lo había planificado, sostenido, o insinuado.
En la “1” papá estaba enfermo de una  (mierda enfermedad llamada con nombre y apellido MIELOMA MULTIPLE ) enfermedad crónica terminal y en la 100 “sus restos son abono de la tierra”.
En la “1” Tomas jugaba a la pelota – tal vez – e imaginaba que de grande sería bombero o maestro  ( a la edad de Tomas siempre queremos ser súper héroes de sueldo magro) y en la 100 “sus restos se examinan, observan e investigan en pericias policiales”.
¡Cuántas cosas pasan del 1 al 100!
¡Cuántas vidas se desploman, una tras otra, sin sentido!
Y nosotros, los que seguimos en el milagro de la vida ¿ Qué hacemos por los que no están, por los que están, por los que echaron?
El 25 de noviembre es el día de la Lucha contra la Violencia de Género; ¿ será que se tendrá que inaugurar un nuevo día de lucha contra la violencia desgarradora de ser motín de asuntos de pareja?
¿Cómo puede un hombre matar a otro hombre? No me entra en la mente, en la razón, en mi ilógica lógica; pero más aún ¿Cómo puede un padre, un padrastro matar a un hombrecito indefenso, lleno de sueños, ilusiones, días por vivir?
La ley del Talión – ojo por ojo – Ya nos ha dejado a la sociedad ciega.
Es la entrada número 100, una entrada desordenada, pasional, y para mí de inmensa tristeza. A veces siento que cuando empiezo a armar el rompecabezas de la vida, viene un viento norte y me desordena todas las piezas por todos lados; y recomponerme me lleva un tiempo prudencial, en que me sumerjo al fondo de mi misma y luego salgo.
¿Qué pasará por la cabeza de la madre de Tomás? ¿Qué tendrá que ver el amor con este desenlace? ¿Qué pasará en la cabeza de los niños, de los compañeros de Tomás, de los que escuchan la radio o ven noticias en la tele? ¿Se incrementará el miedo a los adultos?
¿Qué habrá pasado por la cabeza de mi padre antes de morir? Es la misma pregunta que me pregunto desde que murió mi abuela.
¿Qué se sentirá percibir a la muerte, oler su figura? ¿ Qué habrá pensado Tomas, Candela, Pupi?
Todo lo que queda de ellos son los restos, los restos de los niños que fueron.
Los recuerdos de quién pueda recordarlos.Qué en paz descansemos nosotros, los vivos, si es que podemos. Nuestros muertos pertenecen a nuestros recuerdos.
Me quiero quedar con la fantasía de creer, que ahora son ángeles volando libres.
 Chuchi González

5 de noviembre de 2011

Cuando amas a alguien…

Anoche dormimos juntos. Creo que me extrañaba. Y yo a él. Aunque ninguno lo manifestara, la distancia impuesta por la rutina, nos empezó a calar en el alma  y sin dar el brazo a torcer, coincidimos en la cama; de cucharita; respirando al mismo ritmo; y él llenándome de besos los brazos que lo contenían.
Estoy enamorada. Lo sé porque mirarlo me emociona. Lo sé porque mi locura callejera se me olvida cuando me devuelve en su mirada la proyección de quién soy. Lo sé porque me estremece verlo alegre, y cómplice. Lo sé porque sus silencios que esconden reproches y reclamos; me alivian para que siga en mis metas. Lo sé porque el poco tiempo compartido, es una epifanía que corona de gloriosos instantes nuestras vidas. Lo sé porque me enternece.
Somos diferentes. Sus necesidades y deseos, son tan adversos a los míos; y aún así lo comprendo; su presencia me permitió ser empática. Mis gustos y necesidades son muy diferentes a las suyas; y aún así, me da los espacios suficientes para que eche a volar; vaya y venga.
No recuerdo a ver tenido otra relación tan profunda, leal, e intensa. Es tan romántico, que a veces me asfixia con lo mismo que me seduce: su cascada de besos dulces; su espontaneidad absoluta, su exquisita honestidad emocional.
No le importa quién nos ve. No espera a estar solos para ser afectuoso. Aunque a veces reacciona con recelo si yo me sobrepaso en la calle. Siento celos – entonces – porque su EGO de DON JUAN; a veces nos juega una mala pasada. Quiere ser visto en su grandeza, libre, y seguro; alejado de cursilerías como el amor. Pero pese a eso se que me ama.
Se que no habrá otra mujer como yo para él en la vida. Que conocerá algunas más, tal vez – no lo sé –pero sé que yo seré la única, la mejor; la bien amada. Y él para mí, el único. Aunque vengan otros, tal vez sí, tal vez no.
Anoche dormimos juntos. De cerca, conectados. Y ahora mientras escribo, lo extraño. No veo la hora de volver a tenerlo entre mis brazos. Sentir su respiración, su calor, su afecto.
Deberé esperar unas horas más hasta regresar a casa. Y entonces cuando la puerta se abra, vendrá corriendo hacia mí, a recibirme con la euforia de siempre, a darme la bienvenida a nuestro hogar. Vendrá con una prisa atormentada; sacudiendo como caballo loco su cuerpo; y su cola agitada como un colibrí en primavera.
                                                                   Chuchi Gonzalez

13 de octubre de 2011

El día en que perdí mi iPod touch

Dedicado a la recepcionista de mi gimnasio
“Flaca, no me claves tus puñales por la espalda”
( Andrés Calamaro)
Antes de ayer en un disparatado guardar cosas en mi bolso del gimnasio, deje en la estantería de mochilas y termos, boca abajo mi fiel iPod touch repleto hasta la coronilla de rock y pop argentino.
A las 8 horas del descuido, advertí su ausencia, es bien cierto que uno se da cuenta de lo que tenía cuando no lo tiene; ¿ dónde lo dejé? – pregunta interior con temor a la respuesta interna. ¡ Me lo olvidé en el gym! exclamé entre una bronca entristecida y enojona.
Llamé al lugar de los hechos en espera de una buena noticia, pero nadie sabia de él. Acepte con total renuncia el final de nuestra historia. Más sin embargo algo en mí no advertí la partida. Al otro día llamé al turno de la mañana y volví a preguntar por él. Nadie sabia nada. Se prestaron a buscarlo y al llegar a la sesión habitual, la recepcionista me dio la noticia con cara desanimada, como intentando ser empática con mi pérdida. Acepte con absoluto estoicismo.
¿Cuánto tiempo estaría ahora sin iPod? ¿ Qué llevaría para alivianar el contacto social a mi rutina? ¿ Un tocadiscos portátil? ¿ Un pasacasete? ¿ Un discman?
Hoy en la mañana me aventuré a hacer todo “justo a tiempo” y salí rauda y feliz a mi entrenamiento; a falta de iPod, buenas son las cantadas matutinas…
Buen díaaaa – dije, con la voz tomada aún por el sueño y el cansancio personal-
Buen díaaaa – dijo la empática empleada
Al rato llega mi cómplice y todo Fernanda y me comenta que habían encontrado mi “iPod pero que no me había dicho la empleada recepcionista porque “yo estaba molesta”
Me sonreí con cierto sarcasmo propio de mi alma embrujada y me quede pensando, lo que ahora se transforma en “entrada reflexiva”
¿Qué derecho tienen los otros sobre nuestros bienes? ¿Qué derecho tienen los demás a proyectar en nosotros estados de ánimos que no nos pertenecen? ¿ Y qué derecho aún tienen para elegir devolvernos o no lo que es nuestro? ¿Desde dónde alguien que no te conoce puede inferir y sentenciar una emoción, por juzgar un aspecto físico, una gesto sereno, una cara con signos de recién me levanto? ¿Cuántas veces seremos juzgados en silencio y privados de lo que nos corresponde por estos personajes que se arrogan el derecho sobre lo que no les compete?
¡Qué fatalidad moral y ética! Mi iPod por elección de un no sé quién sigue preso en un cajón bajo llave, desnutriéndose, y sin cumplir su misión personal que es “reproducir sentidos/sonidos”. Y todo por el sin sentido de “alguien” que trae a la realidad objetiva, un recuerdo del pasado. ¿Será que su madre o su novio cuando recién se levantan están “molestos” o “enfadados”? ¿Será que la señorita empática agotó su posibilidad de identificarse intelectual y emotivamente conmigo, actuó con prisa y sin pena?
¿Por qué carajos la gente cree que hay dos emociones posibles de ser sentidas: enojo y alegría?
Si vas con la cara de cajita feliz, optimista pelotudo, te dicen ALEGRE. Si vas con la cara seria, reflexivo, te dicen ENOJADO. Acaso, ¿ tan pequeño creen que es el mundo de las emociones?
Cuando miramos la vida desde un lugar tan reduccionista cerramos posibilidades a los que nos rodean y por supuesto a nosotros mismos. Sentenciar desde una escueta altura moral no hace más que ser que sesgar a los que no son comunes a nosotros; a los que difieren en sus creencias, a los que aman diferente, a los que piensan distinto, a los que viven la vida en otra corriente. Es no ACEPTAR la diversidad como un elemento LEGITIMO.
Chuchi González