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20 de octubre de 2012

Vivir y estar vivo…

A lo largo de la vida comienzo a sospechar que no es lo mismo estar vivo que vivir. Vivir es un hecho biológico y estar vivo es la apropiación lingüística e interpretativa de ese hecho. Vivir es respirar. Y Estar vivo es sentir el aire meterse por los pulmones y hacer travesuras en nuestra belleza interna.
Vivir tal vez no requiere de más coraje que estar en el momento oportuno en el que ocurre el milagro de la vida. Y estar vivo es defender a cada paso ese privilegio.
Vivimos muchas veces y estamos vivos pocas menos; pues el miedo es el motor fundamental de nuestros impulsos. Vivimos para no tener miedo. Y evitamos estar vivos para no sufrir. – Aún cuando lo hacemos -
  • Miedo de reír y que la gente se burle
  • Miedo a la pérdida
  • Miedo a tener éxito y sostenerlo
  • Miedo a amar y a ser querido
  • Miedo al silencio y a convivir
  • Miedo al miedo
  • Pero por sobre todo, miedo a no ser feliz.
La felicidad es la dama deseada que marca con su sonrisa la diferencia entre vivir y estar vivos. La felicidad es para la mayoría de las personas una idea acerca de la posesión.
Poseer es la habilidad que nos permite ser o no felices. Es una vil falacia pero aceptada socialmente.
Estar vivos es de todas las opciones, la única para ser felices. Sin embargo el índice mundial de infelices supera ampliamente cualquier idea mundana, contrariando la razón científica que indica que es más simple ser felices que todo lo contrario.
Decálogo para ser Infeliz
  1. Para ser infelices en principio debemos renunciar al derecho natural de “estar vivos” lo que implica la auto- declaración de proclamarnos: VIVOS
  2. La infelicidad requiere la renuncia absoluta a cualquier acto de gratitud y alegría
  3. Cerrarnos al modo indicativo del presente para conjugarnos en el pretérito imperfecto, y el pretérito pluscuamperfecto.
  4. Negar toda oportunidad de crecimiento y seguir insistiendo que es mejor malo conocido que bueno por conocer
  5. Abortar todo sueño, por más maravilloso que sea en pos de continuar la línea del “tener razón” y la desolación
  6. Vivirnos en la escases, observando el vaso medio vacío y llorar por la leche derramada
  7. Recluirnos al pensamiento pesimista  de Giacomo Leopardi
    “Me parece increíble
    que la vida infeliz y el necio mundo
    durante tanto tiempo”
  8. Resentirnos con los eventos naturales de la vida
  9. Aparentar fortaleza y apretar las mandíbulas masticando el sufrimiento interno
  10. Morir cada día, dejando que dentro nuestro muera la luz.
Decálogo para ser Feliz
  1. Fluir con el universo, aceptar lo que la vida te da; si te da limonadas y te resulta ácido hazla y repártela o toma un sal de uvas
  2. Sonreír a las carcajadas cuando los sientas
  3. Disfrutar, es decir arrancar del árbol de la vida de los mejores frutos
  4. Agradecer
  5. Abrirnos al amor
  6. Dejarnos sentir
  7. Convertirnos en agente del amor
  8. Estar vivos
  9. Equivocarnos
  10. Ofrecer perdón
         Tu eliges!
Chuchi González

5 de junio de 2012

Alguien

Las cosas pasan, cuando pasan. Es decir suceden todo el tiempo. Algunas ocurren por el hechizo del universo. Otras provocadas por nuestra voluntad. Muchas son inexplicables. Pocas entendibles. Pero todo el tiempo, todas las cosas llegan y se van, se instalan, reclaman derechos, protestan, agradecen, dan sacudidas de orejas, nos sacan la lengua, y nos hacen despertar o cerrar los ojos muy apretados para no darnos cuenta.
y un día…
 “Dos extraños son los que se miran, dos extraños son los que suspiran, somos tu y yo… en esta noche azul… y hay algo en tu mirar que me domina… y tu sonreír que me fascina…. es como sentir que siempre yo te ame…”
Una cosa emerge de la nada infinita, y nos sacude el tapete en el que estamos parados. Y no es más que la vida guiñándonos el ojo; mostrándonos su escote atrevido, seduciéndonos a fluir con facilidad en pensamientos serenos para sentirnos a salvo.
¿ A salvo de qué? De nosotros mimos. De nuestras implicancias. De nuestras creencias. De nuestras limitaciones.
  y un día…
“No me mires así, no me hables así, no me emborraches de ti, porque me muero… y no juegues con fuego porque te vas a quemar”
Todas las teóricas científicas acerca del amor son tomadas por la locura que en babydoll truena los dedos y sonríe mostrando todos los dientes.  Y nos agitamos; nos seduce la idea de soltarnos la peluca y andar descalzos por la vida sintiendo, gozando y a las carcajadas limpias.
Es cuando comprendemos que ya tuvimos demasiado tiempo para aprender de nosotros mismos.
Un incalculable tiempo libre para andar en camisón los domingos.
Un vasto tiempo de charlas al vacío.
Una gran cantidad de horas de sueño abrazando a la almohada.
Toneladas de películas vistas sin eco.
Derroche de agua en cada ducha solitaria.
Entonces ese día … ordenamos el clóset de nuestro corazón y hacemos espacio…
Porque ya tenemos lugar suficiente para que otro se hospede. Se quede a multiplicar el tiempo, la soledad y nosotros vinimos sumando.
y un día…
Alguien llega sin golpear a la puerta.
y solo podemos decir
“Más dame un poco más, quiero intoxicarme en vos…
Hoy, antes del final, quiero intoxicarme en vos,
Arranca corazones,
dame tu droga”

Es cuando dejamos ser presos de nuestra LIBERTAD.

Chuchi González

29 de marzo de 2012

Costumbres Cotidianas


Y nos acostumbramos. Aunque resisto la idea. Somos aparatos costumbristas. Me acostumbro, te acostumbras, nos acostumbramos. A lo bueno. A lo malo. A lógico. A lo ilógico. Con un halo de mustia tristeza envejeciendo el alma y desde ahí miramos con el río en los ojos contenido, silbando la canción de la resignación, que en el estribillo repite como el eco de la soledad: “ que se le va a hacer” “ que se le va a hacer”
Nos acostumbramos a la injusticia, y a las desgracias con suerte.
Nos acostumbramos a la injuria y a las buenas lenguas que no hacen nada.
Nos acostumbramos al robo, al hurto y a la buenas intenciones que sólo quedan en eso.
Nos acostumbramos al que jura lealtad con los dedos cruzados y por el espejo lo vemos.
Nos acostumbramos a las arrugas y a comprar cremas para no usarlas.
Nos acostumbramos al desamor y a la victoria de la soledad.
Nos acostumbramos a la corrupción y a urdir formas de fomentarla.
Nos acostumbramos a lo que pensamos que no nos acostumbraríamos y redoblamos la apuesta. 
Nos acostumbramos al bullicio de la nada y a no escuchar nuestro corazón.
Nos acostumbramos a no enfrentar lo que nos sucede y a mirar televisión para dar por terminados pleitos.
Nos acostumbramos al maltrato y a maltratar – nos -
Nos acostumbramos a que nuestros cuerpos cedan formas y excedan espacios.
Nos acostumbramos a la muerte de los seres queridos y a lo que muere en nosotros cada día.
Y cuando hablo de “acostumbrarnos” no me refiero a “ aceptarlo”, sino a esa forma de andar por la vida con la piedra en el zapato, sintiendo ese picazón en la espalda y no hacer nada para estirar los brazos; o creer que no podemos hacer nada, o saber que nuestros brazos son demasiados o el prurito está demasiado lejos.
Porque “acostumbrarnos” es algo así como un “ mmmm…puta” y seguir… y aceptar es  entender y comprender que sucede o que sucedió, que pertenece a nuestra historia, aún cuando no nos guste, pero no lo escondemos debajo de la alfombra, no lo rumeamos; sino que que lo observamos y nos dejamos fluir; porque resistirlo no tiene sentido. Pero siendo sinceros, ¿ cuántas cosas no tienen sentido?
Nos habituamos. Por ende nos familiarizamos con el entorno, con lo que se acontece, con lo que generamos.
Aceptar es  aprobación; pero no en la acepción de “bien” “de pulgar hacia arriba” o del corriente “ Me gusta” sino aprobación como asentimiento, tolerancia.
Grandes ventajas encontraríamos si día con día podríamos reubicar nuestros pensamientos. Si a esos que padecen la tierra y las polillas del acostumbramiento, los bajáramos a la aceptación; seguramente los podríamos reutilizar.
Chuchi González

2 de marzo de 2012

Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…

¿Qué cosa?… desprender… volar… seguir… olvidar… ¿ A quién?
Amar… a uno mismo… al otro… a todos… a ¿ninguno?.. Presente… pasado… futuro… pasado ¿ pisado?…¿ cimiento?… ¿bases?….
…enganchados… tironeados…sobrepuestos… arrimados…apoyados… ¿injertos?
Rompimiento… quiebres…devoluciones… venganza… miedos…
Respira profundamente, retén el aire… y exhala… la vida que pasa por los orificios de tu nariz; FELICIDADES: Es tu vida!… Enhorabuena que te has hecho partícipe de una vida… tanto enviar “ reclamos al 404” + send … que el universo te ha escuchado y te ha liberado de la condena.
Ahora tienes espacios para ir, deshacer, armar, y seguir creando. Pero ¿ te asusta? … ¿Acaso no querías una vida?…¿Acaso no refunfuñabas en las noches que ese cuerpo dormido era el fabricante de tu infelicidad? … 'pero ahora que te miro – reflexiono – ¿ a qué cuerpo dormido te referías? … ¿Al de tu pareja distraída en su submundo rosa? … o ¿ al tuyo, cómodo y conformista?…
…Te lo dije más de una vez…CRECER DUELE… y sino pregúntale a mis rodillas… y comienza a aprender la lección de los verbos infinitivos…Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…
Soltar tus premisas limitantes, estrechas, mustias, sobre tú mismo y sobre el mundo… arranca de cuajo la venda elástica que oprime el valor de tu mente corazón y mira… más allá de lo que ves hay un horizonte que seduce a seguir…
Cortar con tus mambos dramáticos, lo que sucedió o no sucedió en tu vida o en la del astronauta vecino de tu casa…a veces – o casi siempre – la vida se encapricha en hacer lo que quiere… es su privilegio… y el tuyo es adaptarte… acomodarte, rediseñarte…amoldarte… y gozar…
Fluir por los días, por las semanas, por los meses, por los años, por las estaciones del tiempo…por los brazos de un amigo… por la charla interna, íntima y necesaria… por el juego de “TO BE OR NOT TO BE”… y aceptar SER…
Perder el mío al abandono…a no estar listo o preparado… a no saber cómo ni cuando… a no ser querido ni odiado…a no ser necesitado… a no ser reconocido… a no ser lo necesario… a no ser…porque sin darte cuenta “ ya eres”… eres lo que eres y eso es suficiente cuando despiertas y te das cuenta que nadie te abandona… que todos estamos de paso… que nuestro andar vagabundo tiene un medida exacta, que caduca… aún antes de lo preciado…
Ganar las ansias locas y entusiastas de vivir en plenitud y satisfacción con lo que tienes…- aún cuando creas o sientas que te falta –; la sonrisa inmaculada de asombrarte y arremangarte el corazón con las cosas más simples de la simpleza; el amor de la pureza de todo lo que te rodea y ni siquiera te nombra…la bendición de saberte amado por uno, dos o tres… y entender que TRES es multitud… porque el amor aunque abunda en este mundo se ha vuelto escaso…
Cuando era niña quería ser polen… es una buena forma de  …Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…
… navegar en la nada absoluta del tiempo… vivir de ausencias…no saber con claridad dónde estar en cada momento… fecundar por ahí… germinar por allá… comprender sin más que la vida… es INCERTIDUMBRE – y paradójicamente – esa es su CERTEZA.

Chuchi González

29 de febrero de 2012

Paradojas humanas


… y me dijo “ a pesar de  todas las cagadas que me mande no quiero perderte” – y descubrí entonces la paradoja existencial de la vida; la extraña idea de sostener que nada cambia, que todo se mantiene igual, como si fuésemos estáticos pasajeros de un viaje sin sentido.
Y yo respondí “ no sé si me vas a perder o no  ( sabiendo que no); tal vez no porque ya no soy la misma ( paradoja ya me perdió o ya me perdí o ya nos perdimos) o lo que es mejor aún tal vez hasta ya nos hemos encontrado.
Todo cambia tan vertiginosamente que casi ni nos damos cuenta, pero no somos los mismos que reímos, ni lo que callamos, todo se transforma en lo cotidiano.
La palabra dicha o mal dicha; la caricia guardada o arrepentida, el pensamiento mudo, la mentira impiadosa, todo nos inunda, y asecha y descompone en otros que antes del decir o el callar no éramos.
Es una gran paradoja humana el actuar – sin pensar o a sabiendas – y aún así “pretender” que las cosas sean las mismas. Porque aún sin actuar las cosas no son las mismas, el cambio nos acontece con consciencia o sin ella.
Todo el tiempo evolucionamos – aún cuando creamos que algunos involucionan- emerger o hundirnos en el hoyo y taparnos la cabeza con la mierda; también es avanzar un casillero. En la vida, retroceder también es avanzar. Perder un turno por reactivos, cómodos o conformistas, también es avanzar.
Porque todo lo que hacemos y lo que no hacemos, nos lleva hacia un destino; la dicha o la inconformidad.
Perder o no perder, no es la cuestión. Aceptar que el cambio es la realidad mutante, es de adultos.
Chuchi González

1 de febrero de 2012

La virtualidad de la vida


Se me acaba de caer la BlackBerry en el inodoro del gym – que está en remodelación desde 1978 ( grrrr) – y como ahora todos los arquitectos donde ven un m2 hacen un edificio, el cubículo de descarga es tan pequeño, que los culos tamaño familiar como el mío no entramos y una maniobra rara y mi relación más estable – parafraseando a alguien conocido– se sumergió en el agua y yo en crisis.
Cómo una madre primeriza salé a toda velocidad, y recogí del piso un trapo de – trapear – y trate – y lo hice – de dar los primeros auxilios, pero ya no quiso encender. La angustia se vistió de saliva corrosiva, y miles de “pensamientos no traducibles ocuparon mi cabeza.”
De regreso, la soledad me atacó por la espalda. Me sentí desconectada de todos con lo que nunca estoy conectada pero estaban en mis contactos.
Recordé aquellos años dorados de libretitas telefónicas, espiral de alambre y hojitas a rayas, que te obligaba a recordar 5-3-5-3-4-5-6…( el teléfono suena y tu no estás (Sólo para entendidos)…)…  y ahora por tener teléfonos inteligentes perdemos la inteligencia intelectual y emocional… ahora es todo a través de “esos aparatitos”.
Te digo “ te odio y te amo” con la misma letra o con las imágenes de otros usuarios; lo que no nos atrevemos a decir “ lo publicamos a modo de reflexión en el muro de nuestras redes sociales favoritas”; y así estamos todos pululando en torno a la tecnología, colgando lo mejor de nosotros mismos en el ciber-espacio. Y todo se traslada a un universo inmaterial, extra terrícola, inmenso, y complejo.
Y cuando la inteligencia artificial falla, se nos cae el sistema a nosotros, como a mí ahora que me doy cuenta que no tengo el número para ubicar a mi taxista preferido; a mi dentista querido, a la portera de mi casa, a los galanes irresueltos, y un sin fin de datos que registraré como necesarios, cuando los necesite.
Lo virtual es lo opuesto a lo real y a la realidad; pero ¿ que es lo real?
Si vivimos adaptados a una forma externa de ser y estar que nos permiten los adelantos de la tecnología; ¿ que implica la realidad? acaso ¿ no es lo que se acepta'?; si las grandes distancias, las extensas jornadas laborales, las costumbres que como sociedad se han generado, han permitido la creación de las relaciones “por internet” ¿ por qué son virtuales? quiero decir ¿ por qué creemos que no son reales? ¿ por qué no le vemos la cara al don o a la doña? ¿ por qué no sabemos quienes somos?
y nosotros ¿ sabemos quién es el que está enfrente? ¿ sabemos quienes somos nosotros mismos?´¿Conocemos la cara del que duerme a nuestro lado? o ¿ sólo una imagen reconocible por nuestros ojos?
¿Acaso no vivimos inmerso en lo virtual, no por oposición a lo real-realidad, sino por una imposibilidad material de acceder a la naturaleza de las cosas?¿ Por qué lunes o sábado no es virtual?  Si es sólo una convención. Si nosotros tenemos por límite nuestra biología, vemos e interpretamos todo desde ese filtro ¿ que quedará fuera? ¿ qué no alcanzaremos a observar? ¿Todo es espejismo? Si somos unidas biológicas cerradas, circuitos cerrados de sentidos ¿ que posibilidad dar sentido poseo?
Me duele la cabeza. Sería más fácil ir a TELCEL y cambiar de equipo, que ponerme a divagar en todo esto… ufff – me estoy quedando sin batería.
Chuchi González

22 de marzo de 2011

Co-dependencia y el arte de pender de algo o alguien

La codependencia emocional es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida de la identidad. El co-dependiente se encuentra alejado de sus propios deseos, sentimientos y pensamientos. Y encuentra satisfacción fuera de sí mismo, en la experiencia con el exterior. Según el autor John Bradshaw – en su libro- “Volver a la niñez”; un adulto co-dependiente es un adulto que de pequeño no fue satisfecho en sus necesidades; y por lo tanto no sabe quién es. Es un ser que está pendiente y pendiendo de un otro, de una situación o un objeto.
Siguiendo la línea de pensamiento del auto citado; si de “niño” mis reales necesidades no fueron resueltas; es cuenta pendiente se arrastra a la adultez con conductas que en muchas ocasiones sabotea nuestro presente.
La co-dependencia surge en ambientes familiares violentos, agresivos, en dónde imperan las situaciones tensas, estresantes, violaciones a los códigos morales, abusos de diferentes índole, maltratos.
El niño que ha crecido en un ambiente familiar enfermo, lejos de poder crear una vida interior plena, debe atender las necesidades de este entorno, y olvidarse de resolver lo propio.
De esta forma el adulto co-dependiente no sabe “ocupar su lugar” ni “ocuparse de sí mismo” atiende las urgencias y carencias de los demás; pero si se mira al espejo, nada ve reflejado. No tiene conciencia de quién es. Sin la satisfacción de sus primarias necesidades no ha logrado formar un YO SOY.
Si pensamos en adicciones, y comprendemos que en la adicción hay una relación patológica con algo que altera nuestro humor; nos daremos cuenta, que ser co-dependiente es ser adicto también. Y qué se puede ser adicto a cualquier cosa, incluso al amor.
A veces resulta de un romanticismo exquisito ser adicto al amor; sin embargo, lejos está de ser una situación sana. Ver, mirar, respirar a través del otro,¡ qué demencia!, eso de no poder vivir sin el otro ¡qué locura!; se nos ha enseñando tanto a “depender” de los vínculos amorosos, que cuando no los tenemos nos sentimos ajenos a nosotros mismos; sin el otro, no sabemos quienes somos.
Las personas que padecen algún tipo de co-dependencia suelen tener el síndrome de la víctima. Bajo este panorama el co-dependiente es alguien que está paralizado, que es reactivo, que no crea, que es repetitivo, que no genera. Su postura es la inocencia, su conversación tranquilizantes es “yo no fui”, pero pagan precios muy altos por su impotencia. Creen que en todo lo que ocurren nada tienen que ver, no son protagonistas, sino mero espectadores; no forman parte ni del problema ni de la solución, no son fuente ni causa; sólo esperan, arrebatan, toman todo aquello que creen en su interior no pueden crear.
Pender, oscilar, estar colgado, ser clavel del aire, volar en los cielos del otro, subirme a su lomo, andar y no tener sombra, creer que contigo soy y sin ti no existo.
Chuchi González