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14 de octubre de 2014

Los personajes del Ego



Los seres humanos nos hemos olvidado de la premisa más importante de todas, tal vez de la única que traemos al nacer: SER LO QUE SOMOS –AMAR LO QUE SOMOS – CONFIAR EN QUIENES SOMOS. Desde nuestro nacimiento nos vestimos con el EGO, un gran ilusionista, que nos parlotea en todos los idiomas y con todas las voces y nos aleja del centro
Descentralizados vamos perdiendo equilibrio, y para poder andar; nos apoyamos en los límites que desde la infancia nuestros padres hubieron de ponernos, esos que fueron condicionando el amor.  “Si haces tal cosa no te quiero más”, “ Si lloras me enojo”, “ Si gritas no te doy más cariño”, " y si esto  o aquello… EL AMOR SE TERMINABA.
Hicimos concesiones, necesitábamos que alguien se encargara de nosotros. Al principio los padres, luego abuelos, maestros, primos, amigos, parejas, empleadores, sacerdotes…  BASTONES… nos convertimos en imbéciles ( del latín IMBECILLIS – BECILLIS es el diminutivo de BACULLUM ( BASTON) que necesita bastones para andar) imbéciles emocionales, cedimos poder, que otros se encarguen de nosotros, de hacer lo que nos podemos, no somos capaces, no sabemos… y empezamos a crear personajes para mantener la transacción.
Las mujeres nos volvimos sumisas, – no resistas, lo hicimos – empezamos a complacer  hacia fuera, a callar las necesidades,  a pretender ser buenas esposas – madres, a basar la realización personal en las expectativas de los otros; es hora de arrancar el cemento de nuestras caretas y entrar en contacto con  la  divinidad que portamos; con la calidad de nuestra esencia
La verdadera humildad radica en no esconder lo que somos.
Como mujeres fuimos sometidas, inmersas en un sistema machista que anulo el poder femenino por el gran poder que representaba, nos relegaron a un segundo plano, y nos acostumbramos a creer en el papel de la historia aporta a la mujer. Renacer, arrancarnos las cadenas, la opresión del enemigo interno, es fundamental para dejar de ser FUERZA y volver a ser PODER.
¿Te atreves a despertar?

5 de agosto de 2014

30 de julio de 2014

Locuras por amor



La mayoría de nosotros, en algún momento, temprano o tardío, incluso “permanente” ha cometido una locura por amor.  Un acto  imprudente, insensato o ilógico  presos de la emoción desbordante  y quizás – hasta del miedo.
En la historia universal, hay gran cantidad de estas proezas; declaraciones de guerra, abdicación de tronos,  profanación de tumbas, creaciones literarias maravillosas, y estupideces cotidianas. Mentiras que luego revisten el nombre de piadosas, escapadas nocturnas, juramentos de eternidad, por citar algunas.
Los seres humanos somos los únicos seres vivos que contamos con la capacidad de reflexión, y sin embargo muchas veces, nos desentendemos, y el impulso nos carga entre sus patas.
Amamos – o al menos – eso sentimos, y nos salimos de nuestro centro y  andamos  levitando o rebotando como en una pomposa burbuja rosa por los caminos de la rutina. 
Mientras el efecto del enamoramiento nos dura, somos autores de las más descabelladas acciones en nombre de una causa, que sostenemos vale la pena; el amor.
Pero ¿Para que las generamos? ¿Para demostrar? ¿Para evitar ser rechazados? ¿Para manipular? ¿Para ser halagados? o simplemente ¿ Para hacer sentir bien al otro?
Creo que todas especulaciones pueden ser probables, y que en ultima instancia todo lo que hacemos lo hacemos por nosotros; es decir, las locuras por amor, son locuras por nosotros o lo que es lo mismo; locuras desde nosotros.
Es el amor que le tenemos  a las creencias respecto de las relaciones, del afecto, de la entrega, del compromiso, de la palabra empeñada, de la imagen pública, entre otras;  el que nos lleva a esos acometimientos  un tanto crueles o exagerados.

5 de mayo de 2014

Diez años en México



El tiempo pasa volando, parece que fue ayer cuando aterrice con la ilusión en los ojos pisando suelo mexicano, y hoy ya pasó una década. Un tiempo de tantas historias con finales, algunos tristes y otros más aún, y algunas pocas cosas que se han sostenido en el tiempo y seguro que algo tuve que ver también con ello. En 10 años cambie tanto que ya ni me acuerdo de quién era cuando llegué. Cambie de domicilio, de color de cabello, de cortes, de tener uñas mordidas a traerlas largas, de estar sola a tener un perro, de peso y hábitos alimenticios, de no saber qué cocinaba a enamorarme de la cocina, de gimnasio, y entrenador; de ideas, gustos, creencias, y conocimientos, de amores, de novios, de sentimientos, de sueños.
Fui perdiendo gente, momentos ingratos, y hermosos, y me construí un imperio que de las puertas para adentro de mi casa, ahora se llama hogar.
La ciudad me acogió con burlas y apapachos, con injusticias y sobre todo con bienaventuranza, me reconoció como propia y me parió miles de oportunidades, que nunca ni aún en los días más nublados dejo de verlas, me fui desprendiendo de lo conocido, y haciendo propio lo ajeno, y desaprendiendo modos y adoptando costumbres y manteniendo el acento como una huella digital.
Estos últimos 10 años estuve más lejos que cerca, inventando mi propia historia, y borrando otras, narrándole a los míos los logros obtenidos, escondiéndoles mis miedos, y frustraciones y ellos haciendo lo propio, pero siempre en un contacto eterno.
Cuánto más pasa el tiempo, el gusto del desarraigo me duele en los pies, porque siento como las raíces se van desprendiendo, y me vuelvo esa flor de panadero que viaja sin atarse a nada por los cielos, despeinándose con la voz del viento, y siempre yendo hacia adelante.
Los míos, algunos se fueron y llegué tarde para despedirme, otros llegaron sorpresivamente, y aún con todo, sé que esta elección no fue un error. Porque los míos se multiplicaron en muchísimos que me dejaron ser parte de ellos, que me admiraron, siguieron y reconocieron y transformaron mis números rojos en una cuenta a favor de la libertad personal.

6 de marzo de 2014

La importancia de nuestra propia mirada

bebe superman
¿Te has puesto ha pensar que la imagen que tienes respecto de ti misma influye en tus resultados? Esa particular forma de percibirte y de creer como eres percibida impacta radicalmente en las acciones de tu vida. La auto-imagen es el esquema que nuestro subconsciente tiene sobre nosotros mismos que afecta en forma directa sobre nuestra personalidad, conductas, reacciones, comportamientos. Fue forjada desde la infancia, a través de los comentarios recibidos por nuestros padres, maestros, cuidadores, familiares y amigos. Es la recolección de información de nuestras experiencias.  Es la fe que le pusimos a las palabras de otros.

27 de febrero de 2014

¿Qué hacer con el mal-estar?

La mayoría de nosotros en alguna oportunidad sintió caer al vacío, perderse, tocar las puertas del infierno para salirse, y nadie nos abrió.
Mientras los que nos quieren nos señalan los carteles que con luces llamativas dicen “exit” “salida” nosotros no llegamos a distinguirla, tal vez,  demasiadas llamas nos enceguecen.
Parecería a primera vista que nos encanta quemarnos a fuego lento, los que no saben nada de la vida – y menos de la propia- aseguran que amamos estar ahí carbonizándonos.  Nosotros pisamos como bailando el carnavalito, porque nos duele, nos quema el alma, tenemos fantasías de salirnos, de huir y no vemos por donde.