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11 de noviembre de 2010

Natalia - paisana argenta y sureña  me ha regalado un meme que debemos contestar con una palabra,. Una especie de asociación, incluyo ilícita, si se quiere. ¿Te prendes?

¿Dónde está tu móvil?: Escritorio -¿Tu cabello?: kilombo -¿Tu mamá?: lejos-¿Tu papá?: transformado
¿Tu comida favorita?: Pastas ¿Tu sueño de anoche?: Romántico ¿Tu bebida favorita?: Vino ¿Tu sueño/meta?: Muchos ¿En qué habitación estás ahora?: oficina ¿Tu hobby?: vivir ¿Tu miedo?: dolor
¿Qué quieres ser dentro de seis años?: millonaria ¿Dónde estabas anoche?: nubes ¿Algo que no eres?: hombre ¿Muffins?: dieta ¿Artículo en tu lista de deseos?: perfumes ¿Dónde creciste?: rosario ¿La última cosa que hiciste antes de contestar?: escribir ¿Qué traes puesto?: jeans ¿Tu tele?: fé internacional
¿Mascotas?: Tango ¿Tus amigos? Hermanos ¿Tu vida?: Intensa

Se lo paso a todos los que quieran compartir


Gracias a todos los que me leen, a todos los que me leen y comentan, a todos los que hacemos lo que hacemos y nos alimentamos cada día, porque ser bloguero es algo de sangre.
Besos pamperos!

9 de noviembre de 2010

6 de noviembre de 2010

Mi amor, ¿cuál es tu clave?


Si tu esposo o novio te pide la clave de tu e-mail o cuenta de facebook, se lo das, ¿verdad que sí? Claro, porque ello es prueba de amor, confianza y fidelidad.
¡Falso! No te creas esas manipulaciones y haz valer tu privacidad. Tanto tú como tu pareja tenéis derecho a la privacidad y eso es algo que debe respetarse.
Todas las personas tenemos una vida íntima y personal, aunque estemos de novios, en pareja, casadas, o divorciadas. Cada quién tiene sus frases mentales, sus sueños diurnos, sus miedos, sus hobbies, sus cuentas de correo, amigos, facebook, u otras redes sociales. Violar el mundo privado del otro, no sólo habla de la falta de seguridad propia, sino también de una conducta autoritaria y de imposición. ¿Dónde quedan las libertades entonces?
Tal vez en la época de mi abuela este problema se evidenciaba a través de las escenas celosas o los permisos que daban o negaban los esposos. Cómo si la mujer fuera una mercancía, después de varias décadas de lucha, se han conquistado varios escenarios. Sin embargo aún sigue siendo frecuente en muchas parejas, esa atribución de poder personal a uno de sus integrantes. Es decir, siempre hay un alguien que “da permiso” a otro para hacer tal o cual cosa. ¿Perdón?
¿No estamos hablando de parejas? ¿De vínculos entre dos adultos? ¡SÍ! Sin embargo es frecuente que Fulanita no pueda ir de su amiga Menganita porque su marido no la deja o estudiar aritmética, puesto que su marido lo considera innecesario; o tomar clases pole dance porque el marido cree que es peligroso o inmoral; o simplemente no la deja “tener facebook” o si lo tiene reclama su clave.
Pero, ¿qué es todo esto? ¿Por qué tu pareja tiene que permitirte o prohibirte cosas? ¿Acaso eres menor de edad y él es tu padre? Sabes que no. ¿Entonces por qué lo permites? ¿Por amor, me contestarás? ¿Crees que eso tiene que ver con el amor?
Una cosa es pactar con la pareja, hacer acuerdos, y otra muy distinta, es colocarte en la postura “quiero hacer tal cosa pero mi esposo no me deja”, ¿Cómo que no te deja? ¿Cómo puedes si quiera decirlo?
Las parejas maduras y consolidadas en el amor; no requieren de utilizar el “síndrome del permiso” para hacer o dejar de hacer. Saben que lo que elijan lo pueden consultar o compartir con el otro; que el otro puede estar o no de acuerdo, pero que más allá de eso, no habrá conflictos. Porque a su vez entienden que lo que desean hacer “no es algo que va contra los principios de la pareja” por el contrario la mayoría de las veces, las acciones extras que queremos sumar a nuestras vidas, están vinculadas con un desarrollo personal que influirá positivamente sobre el vínculo.
Recuerdo que en alguna oportunidad una alumna mía había comenzado a salir con un joven, y en los primeros meses de la relación, él le solicitó la clave de su cuenta de mail, la respuesta fue obvia: “¿Para qué?” La contra-respuesta típica: “¿Tienes algo que esconder?”; el final fue inevitable.
La manipulación en nombre del amor o de la especulación de “traición” son las armas que se suelen utilizar para alcanzar el objetivo. “Si me amas, ¿por qué no me das tu clave?” o “si no tienes nada que ocultar ¿por qué no me das tu clave?”
El amor no entiende de “claves” pero sí de espacio personales; de intimidad, de privacidad. Vivir expuesto al otro, hasta lo más íntimo no es saludable y ahora que lo pienso, ni aun así posible. Puedes darle la llave de tu casa, los accesos de tus cuentas, pero la llave de tu mente es imposible.
Siempre habrá un espacio tuyo, único. Al que nadie podrá acezar. Y es muy necesario. Para que te desarrolles; como lo es también tus sueños, tus talentos, tus hobbies, tus amigos. Tu mundo.
No tener nada que esconder tampoco implica que tienes que mostrar para ser creíble; es un problema del otro que te crea o no.
La privacidad de ambos es un elemento primordial en la relación. Puesto que les permite cambiar de aires, renovarse, sentirse a sí mismos, escucharse y luego volver a caminar de a dos. Pero fíjate que cuando caminan de la mano, es uno al lado del otro. Eso es exquisito. No lo otro, dónde él vaya delante de ti.
Claro pero tú también deberás entender que para exigir debes dar. Nada de intentar ingresar a sus redes sociales o revisar su teléfono celular porque te sientes investigadora privada. Meter manos en chaquetas, sacos, o pantalones “para encontrar” pruebas de algo, no es recomendable. Lo sano es que si tienes sospechas de algo, hables.
Meterse en sucesos de violación de intimidad es bochornoso e infantil. Habla de tu baja autoestima y tu desesperación; de tu falta de confianza y valor para afrontar los problemas. Te pondrá en una situación ridícula y del ridículo no hay retorno.
Como pareja son un proyecto común, como individuos son únicos.
Chuchi González.

Mi amor, ¿cuál es tu clave?, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.

4 de noviembre de 2010

Canción para papá

Ahora que no existe tiempo ni espacio,
ahora que vives en mi corazón,
ahora,que perder es el prefacio
de la vida que despacio
me arrebata la ilusión.
Ahora que tus luces se apagaron
ahora que me graduó en lejanías
ahora; que te extraño y se empañaron
mis esperanzas, y asfixiaron
mis alocadas alegrías.
Ahora que el vacío está en el alma
Lunes, martes, domingos ni qué hablar
Ahora que me refugio en la calma
De enredarme en la trama
De creerme que vendrás.
Ahora que los silencios tejen auroras
Ahora que me duermo y sueño contigo
Ahora que te evoco a toda hora
Que me siento embajadora
De tus versos y tu abrigo
Ahora que tengo un nada
Que no tenía,
Ahora que acorazada
Pinto mis días
Ahora que todo es pasado
Que llueve mojado,
Que sangro vacía.
“a tu memoria, 4 meses sin escucharte”
nenufar



2 de noviembre de 2010

¿Los hombres son más felices que las mujeres?


Hace días fui al salón de belleza y mientras el peluquero hacía su trabajo, yo comencé a hojear una revista femenina. Un artículo me llamó la atención, hablaba de la liberación femenina y de la “infelicidad” que hoy sienten las mujeres a pesar de tenerlo “todo”.
La ciencia ha demostrado que en la actualidad los hombres son más felices que las mujeres, “el ser más felices” significa que los hombres lo están siendo, mientras que la mayoría de las mujeres no lo son.
Detuve el dedo pasador de páginas y me quedé reflexionando, mientras hacía morisquetas frente al espejo, ¿será que fuimos privadas del gen de la felicidad? ¿y sólo nos atribuyeron la celulitis? ¿Será que tenerlo todo hace mal? ¿Qué será tenerlo todo? ¿Qué significa ser más felices?
-¿Qué está haciendo?- Grité al estilista.
El joven sólo hacía su trabajo, y yo el mío (pensar, para luego escribir), sexos opuestos, actividades distintas, y niveles de felicidad dispares. ¿Qué es lo que nos pasa hoy? – pensé; acaso estaremos viviendo una especie de paradoja propia del amor cortés, habremos idealizado el deseo a tal punto que muere el interés cuando se consume; quiero decir, que nos aburre todo aquello que perseguimos una vez que lo conseguimos.
Ninguna de estas reflexiones tenía asidero en mi alma, me cerraban por un lado pero otro se colaban más y más dudas.
Primero, sabía que los juicios totalizadores nunca son válidos, que definir que “las mujeres somos menos felices que los hombres” abarcaba demasiado y ahí descubrí el “QUI” de la cuestión:
Un estudio del General Social Survey plantea que las mujeres de hace 40 años atrás eran más felices que las de hoy. Pensé en mi madre, mi abuela, mi bisabuela y sencillamente me solté a reír como una desquiciada.
No podía encontrar ni siquiera en mi imaginación un gesto de soberbia felicidad en ellas; recordé que mi abuela no pudo casarse con el hombre que amaba porque los padres no la dejaron, que a mi bisabuela el marido la consideraba de su propiedad y borracho la celaba con un joven del campo y para reafirmar su virilidad la golpeaba, y que mi madre sostuvo un matrimonio durante dos años con un misógino porque era mal visto divorciarse.
Volví a pensar en lo que había leído, mientras descubrí que mi cabello ya estaba a la altura de la nuca como un golpe del destino que venía a traerme algún despertar.
¿Serían más felices las de antes o más sumisas? O ¿a qué llama la ciencia “felicidad”?
Me miré otra vez al espejo y sonreí, como de costumbre me agradaba lo que veía, me llevé a la boca un sorbo de café, yo había decidido ser feliz desde hacía muchos años independientemente de los avatares de la vida; porque la felicidad para mí era eso: poder mirarse al espejo y sonreír, sentirse plena, satisfecha con una misma, en paz con la energía vital de nuestra conciencia.
Tal vez la infelicidad de hoy, es el silencio de ayer, hoy quizás expresamos lo que sucede, nos enojamos, gritamos, lloramos, y aún así seguimos haciendo las cosas. Y quizás nuestro grado de insatisfacción no esté relacionado con la carrera y la vida familiar, sino con la necesidad consumista de querer ser “perfectas” a todo momento; olvidar nuestras limitaciones y creernos diosas de un Olimpo en caos.
Me pasaron la pistola, el cepillo redondo, la planchita y uno poco de cera; sonreí, me sentía renovada, y un poco más feliz que antes de entrar.
Lo único que nos libera es el cambio.
Chuchi Gonzalez

¿Los hombres son más felices que las mujeres?, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.

31 de octubre de 2010

Sin Tiempo para nada

Hoy día vivimos en un contexto social de “velocidad y agresión”…
Velocidad en el sentido de que “todo tiene que ocurrir en el mínimo tiempo”, en que “escasea el tiempo”, buscamos “procesos simplificados: comidas rápidas, aprender inglés en tres meses, responder a mensajes de textos -Ok-Si-No-Tq-, adelgazar diez kilos en un mes, usar electrodos para tonificar músculos, tomar pastillas para dormir más rápido, etc.

Y agresión, entendido por la nube de estrés que viaja sobre nuestras cabezas, por el enojo que abunda en nosotros, por la indiferencia consecuencia de la prisa que llevamos.
Todo el tiempo, estamos ocupadas. Tenemos que ir de compras, responder mails, ir al dentista, asistir a reuniones, colegios, buscar a los niños, pasear a las mascotas, concurrir a la estética, pagar cuentas, actualizar las redes sociales, hacer ejercicio, compartir con los amigos, recordar los cumpleaños, lavar trastes, ropa, planchar, cocinar, aseo de la casa, encontrar personal, buscar trabajo, terminar tesis, devolver un libro, etc. Miles de cosas a diario que nos mantienen en la frecuencia que he llamado VA (Velocidad y Agresión) pagando altos precios emocionales y físicos, como hipertensión, ansiedad, cansancio crónico ,obesidad, angustia, insomnio, enojo, dolores de cabeza, tristeza, cáncer, depresión, ira, problemas cardíacos, etc. Y todo ello para no salirnos y pertenecer a éste mundo. Pero alguna vez nos hemos dado vuelta, mirar por dentro, y preguntarnos ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Qué está pasando?
Todas estamos siendo víctimas/responsables de uno de los pecados capitales más transcendentales del siglo: La “Pereza Activa”. Una especie de nebulosa que tenemos sobre nuestros ojos, que nos mantiene ocupadas en miles de actividades haciéndonos perder el rumbo de las acciones importantes para nosotras. ¿Cuáles son esas acciones? Las acciones que tienen que ver con nosotros mismas, con nuestro ser, nuestra luz interna, nuestras voces, nuestra sabiduría. Según el monje tibetano S. Rimpoché, hay diversas clases de pereza, la oriental y la occidental:
La pereza al estilo oriental se practica a la perfección en India. Consiste en pasarse el día holgazaneando al sol, sin hacer nada, evitando toda clase de trabajo o actividad útil, bebiendo mucho té, escuchando por la radio música de películas indias a todo volumen y charlando con los amigos.
La pereza al estilo occidental es muy distinta. Consiste en abarrotar nuestra vida de actividades compulsivas para no disponer de tiempo alguno para abordad todo aquello que importa realmente.
(Extracto de “El libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” Sogyal Rimpoché Ediciones Urano 2006).
Si hacemos una lista a conciencia de las actividades que tenemos que desarrollar, observaremos que muchas de ellas, que llamamos “importantes para nuestra vida”, no son más que meros trámites que elegimos para cumplir con las demandas de los demás, para obtener aprobación, para sentirnos queridas. ¿Cuántas veces te conectas con tus sueños y te prometes que el lunes empezarás? Pero al llegar el lunes, la agenda otra vez gana la partida. Hay demasiadas cosas pendientes; y “tus anhelos se vuelven a guardar en un cajón”.
Parece ser que hemos elegido que el exterior elija por nosotras, en lugar de ser nosotras quienes elijamos a cada paso en nuestra vida. El doctor Deepak Chopra en su libro “Cuerpo sin edad, Mente sin tiempo”, hace referencia a esto invitándonos a no gastar cientos de dólares en maquillaje, ropa, pastillas, cirugías, y que invirtamos en una buena terapia, en una orientación emocional; porque un equilibrio interno nos hace más sexys y bellas que cualquier cosmético o traje de diseñador; más sin embargo las personas siguen buscando fuera de sí, lejos de su centro, la verdad de la vida.
Estamos inmersas en una distracción nociva y viciosa, siempre queremos más, y más. Siempre buscamos mejorar nuestra condición económica, olvidando la espiritual; creyendo que más bienes materiales y mejores condiciones laborales, nos asegurarán vínculos exitosos y saludables.
Sin embargo, contamos con muchísimos ejemplos que nos confrontan con esta fantasía. La belleza y el éxito dependen de nuestra peculiar forma de mirar, absorber y relacionarnos con el mundo.
Si pudiéramos reconectarnos a diario con nuestra voz interna, aprenderíamos que mucho de lo que perseguimos lo hacemos por costumbre, por tradiciones de otros, por no saber elegir desde el corazón.
El antídoto a éste pecado es hacernos conscientes de que la vida está en pleno cambio, que nadie puede bañarse dos veces en las aguas del mismo río (Heráclito), que todo fluye, y que estamos en constante rediseño. Que mientras todo esto acontece ante nuestras narices; nosotras estamos extraviadas.
Te invito a soltarte y dejarte SER.




Chuchi González.
Sin tiempo para nada, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.






28 de octubre de 2010

Hacia la inaccesibilidad del Objeto: Deseado

Tiene dos aceitunas negras por ojos; y cada vez que lo veo, yo deseo sacarle los carozos; el cabello pintado de lunas y nieves y la piel rosa como los cuentos que no me creo, ni leo, ni he comprado.
Cada mañana es una incógnita abierta; ¿Lo veré hoy? ¿Lo volveré a ver? Cada día es un pensamiento etéreo,  impuro, latente: ¿Quién será? ¡Quién sabe! ¿Quién sabe?
Como una alondra revoloteo en conversaciones internas; voy y vengo. Me detengo a escucharme. Y las carcajadas de la ironía me celebran una fiesta.
Pienso que ahora en la etapa del desconocimiento, todo es bonito, pero que en el momento en que sepa su identidad, el deseo enardecido como nido de abejas, caerá rendido sin sentido a la voz de la rutina.

Entonces una ráfaga de viento reflexivo me recuerda aquella temática tan enriquecedora que estudie en la Universidad de Letras: “El Amor cortés.”Filosofía del Amor, que nace en la Provenza del Siglo XI y suponía una idea mística y platónica del Amor entre los miembros de la nobleza.
A diferencia del Amor Ovidiano (según el Arte de Amar de Ovidio), esta nueva postura, no implica “la consumación del deseo”, sino que por el contrario, el amante “vive en un estado permanente de amor”
Pienso que en esa zona donde todo fluye desde nosotros, y a partir de esa información creamos nuestra realidad, por supuesto no hay riesgos. Uno ama “lo que quiere amar o exaltar de la interpretación que tiene del otro” sin jugarse en absoluto. Nada va a pasar. Es una peculiar forma de no comprometerse con una transformación.
El máximo desafío acontece cuando se quiebra la lozanía de la  imagen que nos proveemos.Y emergemos como Adán y Eva sin paraíso en dónde buscar una hoja para taparnos.
Ese instante en que no se nada de ti y todo me lo invento es el momento más mágico que existe; pero no creo que más intenso que el instante en que tus labios se apoyen sobre los míos.
                                     Chuchi González

21 de octubre de 2010

De heroínas y sacrificios

                                                                                          
      Para Fernanda del Villar
“Igual somos amigos, porque para enemigos, hay un montón de gente, corriente…” (Andrés Calamaro)
Cuando uno piensa en héroes, piensa en Batman, Superman, la Mujer Maravilla, el Hombre Araña; claro entiéndase cuando “uno”- el que piensa – tiene casi cuarenta años. Los héroes son arquetipos masculinos y femeninos que han definido y definen “un ser ideal” con el que muchas veces fantaseamos. A todos algunas vez nos sedujo la fantasía de tener poderes especiales, combatir con los villanos que nos hacen la vida “cuadrille,” y “hacer justicia”; repartir el poder entre los pobres y un poquito para nosotros, y “embrujar” a ese corazón rebelde.
Pero hoy sin embargo no quiero recordar a esos enmascarados, perfectos, acaudalados, y manifiestos héroes, que bajan de la nada a dar de golpes a los malos, o que rescatan mascotas extraviadas en las ramas de los árboles. Yo quiero hablar de los que no vuelan, no se estiran, no se hacen invisibles, no trepan por los edificios, no tienen lazos mágicos.
Esos héroes que son comunes; tan comunes que nadie evidencia que lo son. Y que lo mejor de todo, no usan doble personalidad: la heroica y la estúpida; se muestran tal cuál son; lo único que sucede con ellos es que “no todos acceden a su heroísmo” pues habrá que mirarlos con el corazón para ello.
Hoy es cumpleaños de mi Archi-amiga y heroína Fernanda. Me ha salvado y me salva de muchas complicaciones existenciales; me da fuerza para seguir, para sonreír, y construir nuevos sueños. Es la que aprueba mis ironías y mis aciertos; la que se nutre de lo que cocino y la que en silencio se hace cómplice de mi soledad.
Ella se sacrifica por amor; aunque para el Gordo Bucay, gran amigo imaginario nuestro; el amor no requiere de la consumación del sacrificio. Pero digamos que entonces ella es capaz de ser cuál Edipo, y arrancarse los ojos, con tal de que yo vea un mundo de posibilidades. Ella sabe querer sin publicidad ni patrocinadores; es simple como una taza de café sin azúcar y se alista a pelear en todas las que batallas en las que las brujas feas y viejas quieran doblegar mi espíritu valiente.
Ella sabe que para ser es necesario el “otro”; que cada uno “es” en función de los demás; y por eso su vida tiene sentido cuando la mía lo siente y lo vibra; cuando nos podemos mirar y reír –aunque no nos sobren los motivos-. Creo que un héroe hace eso; toma conciencia de quién es en relación a los demás y a partir de ahí crea un experiencia definitiva para los que tenemos la “fortuna” de caminar bajo su mismo.
Hoy en su cumpleaños quise hacer algo diferente, y elegí este espacio, mi espacio, mi santuario para gritarle a todos, que hace 27 años, –justo cuando ella nació- el mundo empezó a ser un “lugar mejor” ¿Qué coincidencia, verdad?
                                                             Chuchi
¡Feliz Cumpleaños!

17 de octubre de 2010

Amor Incondicional


Todas queremos ser amadas incondicionalmente, que por encima de cualquier error, fracaso o triste suceso se nos siga amando. Necesitamos amor y deseamos que el amor sea incondicional, como el que nosotras mismas decimos tener.Pero, ¿es posible realmente el amor incondicional o es un valor abstracto e inalcanzable? ¿Alguien ama sin condición alguna? ¿Sin esperar nada a cambio, ni siquiera algo de amor?
Recientemente la Asociación Estadounidense de Hospitales Veterinarios realizó una encuesta en base a la hipótesis de “¿A quién llevaría de compañía si tendría que vivir en una isla desierta?, los datos fueron altamente reveladores, dado que un 80% de personas declararon que su acompañante perfecto sería su mascota por el amor incondicional que le retribuyen.
Me quedé pensando un largo rato sobre lo que había leído, mientras veía a mi perro “Tango”, acostado en el sillón de la sala lamerse las patas delanteras. Susurré su nombre con un tono meloso y volteó con urgencia hacia mí.
El porqué de las respuestas ciertamente estaba relacionado con la necesidad que los seres humanos arrastramos desde que nuestros padres dejan de ser dioses y la incondicionalidad del amor se acaba. Cierto es sin embargo, que toda regla, tiene su excepción, hemos visto por noticias, experiencias cercanas o propias que esa “incondicionalidad del vínculo paternal (incluyo en la palabra madres y padres) es otra creencia absoluta que deberíamos comenzar a rediseñar. Sin embargo, para seguir en la línea de mi pensamiento, “la incondicionalidad” es otra veta tramposa que la sociedad le ha impuesto al amor.
Nos gusta gritar a viva voz que somos capaces de “cualquier cosa” por ese otro, que “amamos” en sin condiciones, y que por sobre todas las cosas, el verdadero amor es incondicional, como diría Luis Miguel: “Tú, la misma de ayer, la incondicional, la que no espera nada”.“Incondicional”
Una pregunta a realizarse es: ¿en la vida real este gran adjetivo es factible de actuar (ejercerse) o sólo es una linda máscara que nos hace “quedar bien hacia afuera y sentirnos buenos hacia dentro”?
Para poder responder a estas interrogantes, comencé por donde un sabio amante de las palabras comenzaría: el diccionario de la Real Academia Española. Mi desconfianza se coronó de sorpresa al revelarme que “incondicional” es un adjetivo que significa “ABSOLUTO, sin restricción ni requisito”.
Comencé a analizar el término desde su concepto a la aplicación coloquial concedida por los usos y costumbres. Si ser incondicional es no tener límite alguno, ni exigencia ¿por qué pretendemos en las relaciones que él otro me comprenda o me acepte tal cual soy? ¿Acaso esa no es una condición? Si el auténtico amor es el que no está condicionado ¿Por qué nos ofendemos cuando el otro actúa de forma diferente? Si ser INCONDICIONAL es no esperar nada a cambio, como la amiga de Luis Miguel, ¿Por qué nos sentimos amenazados cuando nuestra pareja decide destinos distintos a nosotros? Acaso nuestras relaciones ¿no están supeditadas a circunstancias?
Nuestro perro es el mejor amigo que tenemos siempre y cuando no orine o no se coma los muebles de la casa, porque cuando lo hace, lejos de “generar aceptación,” creamos ESTRÉS, pues el animalito no se comportó “cómo debía”. ¿Será tal vez, que anhelamos un vínculo incondicional del otro hacia nosotros, pero sujeto a restricciones de acá para allá? ¿Seguiremos atados a la fantasía infantil de la seguridad emocional profesada por nuestros progenitores?
Sea cuál sea el motor que nos lleva a esa búsqueda inexistente, me pregunto con infame ingenuidad ¿qué tiene de malo que el amor adulto sea condicional? ¿Acaso no nos hace más responsable de las relaciones que creamos?
Si somos conscientes de que el vínculo que estamos estableciendo tiene fronteras, fondos, demarcaciones; que vive porque ambos insuflamos oxígeno, nutrientes; que es la respuesta a la dedicación TUYA + MÍA (y no una secuela azarosa del destino), habremos aprendido que debemos “cuidarlo”, “observarlo”, “mimarlo”, “alimentarlo”, “protegerlo de las flaquezas, de la rutina, de las tentaciones”.
Qué depende de NOSOTROS (tú+yo+ más nuestros miedos) para que siga VIVO.
Entenderemos que el AMOR por sí sólo no es suficiente (o que lo es en un plano abstracto) que siempre necesita de NOSOTROS para fluir y no desvanecerse en el intento de SER.

Amor incondicional, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.


Más Premios

Una bloggera muy querida, Natalia de"Histerias de mi" me ha regalado este premio, que implica confesar 9 cosas que me gustan y a su vez pasarlo a 9 blogs más... Mil gracias Naty por pensar en mí y comentarme siempre, seguirme y leerme, uno escribe para ser leído y me resulta muy placentero saber que éstas ahí detrás de mis líneas. Me encanta esto del mundo bloggero porque es una suerte de "coincidir" con muchas personas que sin conocernos físicamente tenemos muchos intereses en común.
Mil gracias Naty -http://histeriasdemi.blogspot.com/

Mis 9 placeres son: Escribir-Cocinar-Leer-Hacer Ejercicio- Mi trabajo-Aprender- Andrés Calamaro- Susana Gimenez-Estar con mis amigos
Mis nominados son:
                                                            http://elescaparatederosa.blogspot.com/
                                                            http://rodaryvolar-carmen.blogspot.com/


                                   Muchas Gracias! Sigamos escribiendo para seguir compartiendo y extendiendo la luz de nuestros corazones. Cada uno de nosotros es una llama que flamea a su modo.
                                                                                                                                Chuchi
                                                          


Premios

He recibido de la pluma de la excelsa Lynette del Blog Rostro de Jano http://rostrodejano.blogspot.com/
dos hermosos premios que tendré el placer de repartir. Los premios según lo que entendí son: Blog Preferido y Rey/Reina Bloggera  ¿Acaso no es hermoso compartir?


Y mis nominados son:
Natalia -por sus fantásticas histerias que me hacen reír y pensar
Tannatos - por su palabras románticas y profundas que me hace enamorar de la vida
Elfa- por su excentrica capacidad de hacer esas maravillas punto cruz con sus manos y (mi envidia) de con las mía apenas atarme los cordones-agujetas de las zapatillas-tennis
Jael - por la belleza y fuerza de su alma femenina

Besos a todos! y Gracias - me encanta recibir regalitos!

10 de octubre de 2010

Demoliendo creencias

Una Creencias es “ una idea en la que creemos”, puede ser   religiosa, política, cultural, o personal. Aunque a menudo la vivamos como hechos, las creencias no forman parte de lo fático sino del lenguaje de los juicios, es decir de las interpretaciones u opiniones que tenemos respecto de algo. Cuando nuestras creencias son lo suficientemente conservadoras como para NO  ser “re-planteadas” podemos decir que se han convertido en “certezas” en algo que ineludiblemente “es” y punto. No admitimos discrepancias.Pero siguen siendo “miradas,” enfoques íntimos, personales, vinculados con nuestras experiencias; una peculiar forma de describir el mundo de los hechos, de lo que acontece, o de quienes somos o estamos siendo.
Las creencias como productoras de “significado” o sentido en nuestras vidas pueden abrir puertas o dejarnos la “ñata contra el vidrio,” se habla de generadoras de poder o limitantes; entre las primeras encontramos las que nos impulsan hacia adelante, son estimulantes;  y entre las segundas, estarían las que nos obstaculizan, nos frenan, nos paralizan. Pudieron surgir de nuestro entorno o de nosotros mismos.
Yo desde hace un tiempo tenía una creencia limitante que me decía “No sirvo para la repostería”, claro, las creencias se “fundan” en hechos para ser sostenidas; y yo la sostenía sobre la experiencia de una pasta flora, y un budín de pan que me habían quedado “espantosos” (juicio)
A partir de ahí, no había intentado nada “dulce” por mi frustrante idea de “no servir para eso”. Lo salado era mi exclusividad y mi riesgo. La cocina mi domicilio. Y la pastelería mi enemiga pública.
Sin embargo, hoy domingo, 10 del 10 del 2010, fecha cabalística que se repite cada cien años, a las ocho de la mañana comencé la travesía hacia lo diferente.
Dije voy a hacer SCONNES. Y los hice. Los primeros por seguir mis propias reglas y no dar autoridad a los sapientes me salieron duros y secos; los corte demasiado finitos. Pero imposible largar la toalla, y volví al segundo intento; ahora sí dispuesta a la ESCUCHA. Y me salieron “bien y sabrosos”. Me sentí tan orgullosa que les tomé foto.
¿Cómo se construye una creencia?
Se construye con hechos, si creemos en algo negativo y devastador acerca de nosotros mismos, nuestro cerebro se encargará de postearnos una lista inmensa de eventos en dónde hayamos fallado. De esa forma los hechos sostendrán la idea limitante.
Una creencia es como una mesa, la tabla es la idea, las patas que la detienen son los hechos que buscamos para tal fin.
En mi mesa, la pasta frola dura, y el budín de pan quemado; más los numerosos platillos salados que siempre me salieron bien en la primera oportunidad la construyeron.
Todo depende con qué quieres tener razón.
                                          
                                       Chuchi González

22 de agosto de 2010

El dolor de Perder

Mi sobrino de 4 años hace unos meses estaba jugando con un jueguito electrónico y cada vez que pasaba al segundo nivel, se regresaba al primero. Mi mamá asombrada le preguntó por qué no avanzaba, y él le contesto muy honesto: "Porque no quiero perder".
A partir de su respuesta me quede pensando en el perder y en la pérdidas; en que tal vez muchos de nosotros hacemos lo mismo, nos quedamos en el nivel que conocemos de memoria, para no afrontar el riesgo de lo desconocido, el eventual dolor de un fracaso, las heridas que todo cambio incluye en su combo, y nos conformamos con más de lo mismo para evitar hacer otra cosa diferente. Aun cuando estemos hartos de la rutina, cansados de repetir las mismas acciones, agobiados de los idénticos personajes; seguimos jugando el juego conocido para no afrontar el dolor de perder.
Sin embargo, y es casi paradójico, no arriesgar de alguna manera también significa "perder", permanecer en el mismo estado y no evolucionar, significa "perder," porque aunque frente a nuestros ojos no lo veamos, se está sucediendo una serie de mundos que se nos escapan de mano de las oportunidades.
Dicen que hay que estar atento porque las oportunidades cuando llegan suelen golpear a nuestra puerta muy tímidamente; algunos dicen que son tímidas pero otros dicen que lo hacen a propósito, para verificar si estamos despiertos o seguimos inconscientes creyendo que nada cambia si nosotros no hacemos nada distinto.
Y aunque todo en nuestro mundo se quede estático, igual todo cambia. El cambio nos sobrepasa, nos arrasa sin pedir permiso, ni preguntar cómo estamos o que sentimos. La realidad a la que accedemos desde nuestra particular mirada está en permanente cambio, y por ende, nosotros también.
El dolor a perder supongo nace con el sentimiento de apego, herencia cultural de nuestra sociedad occidental. Desde la teta de mamá hasta los amigos del barrio, todo forma parte de nuestro mapa mental, y si faltase algo ya no sería nuestro mapa mental sería algo parecido al nuestro.
Ninguna decoración puede ser relegada, o ignorada, todo lo que tenemos, es tan nuestro que sin eso no seríamos nosotros.
Pero mientras nos dormimos creyendo que todo está en orden, todo está en cambio.
Y día con día estamos expuestos a la pérdida y tal vez porque no somos consciente de ello, ese dolor pasa desapercibido.
Un día que pasa es un día menos de vida, un acercamiento a la muerte. La vista se empieza a perder gradualmente desde los 18 años. Perdemos cabello en la ducha, en el peine, en la cama. En la noche las células se regeneran. Los líquidos se despiden con la orina y el sudor. Los amigos se casan, se mudan, o desaparecen. Esa blusa o pantalón que tanto nos gustaba con el uso, perdió el color. Las parejas después de un tiempo pierden la pasión. Los padres con los hijos pierden la paciencia. Frente a una noticia que no se acomoda a nuestras expectativas perdemos la alegría, las ilusiones, o las esperanzas. Perdemos apuestas, libros prestados que nunca nos devuelven. Calcetines, ropa interior, y hasta la memoria.
Los sueños dorados, los ataques de histeria, el miedo a los exámenes. El amor de quién sería el amor de nuestra vida. La amistad de la infancia. Los recuerdos. Las fotos. Las ganas. Los juegos. Los trabajos. Los seres queridos.
Y tal vez en nuestra inocencia rosa sólo advertimos aquellas pérdidas que caen sobre nuestras interpretaciones como granadas detonadas; como meteoritos que parten nuestro presente en dos.
Cuando Joaquín dijo aquello, recordé todas las pérdidas que en sus cortos años ya había tenido. Y por ser una experiencia dolorosa, traumática, de una insoslayable frustración; tal vez evitamos aunque sea las mínimas, las que podemos manejar, después de todo ¿Para qué seguir perdiendo?
Lo que no es, aunque se haya transformado en algo mejor; implica "pérdida", despojo, vacío, inquietud, incertidumbre, incomodidad. Pues acostumbrados a lo que era, conocíamos los precios que pagaríamos, los riesgos, y "todo estaba bajo control". Frente a lo "que ahora es" todo puede pasar, no tenemos una experiencia de "cómo será" y esa sensación de enfrentarnos a lo desconocido, tensa.
Es que el cuento de hadas de la eternidad nos lo han contado desde niños y en repetidas ocasiones. Lo hemos contado a nuestras parejas, familiares, amigos y mascotas. Todo lo que queremos para nuestra vida, es bendecido por la eternidad. Nunca faltará nada de esto que quiero para mí. Y cuando falta, porque a veces me doy cuenta, que la "muerte" es algo más que un sustantivo. Para eso falta mucho tiempo.
Vivimos muriendo pero creemos que la muerte es "para los otros". Vivimos muriendo pero creemos que nada a nuestro alrededor cambia. Vivimos muriendo pero creemos que siempre habrá tiempo para hacer o decir lo que hoy decidimos callar.
Y vivimos creyendo que no seremos lo suficientemente valientes o fuertes para afrontar ese momento crucial; y por eso sostenemos empleos, relaciones, hábitos; insostenibles porque si se termina esta función; ¿Qué haremos? ¿Cómo sobreviviremos a lo nuevo? ¿Cómo viviré sin el amor de mi vida? ¿Cómo podré vivir fuera de mi país? ¿De mi familia? ¿Sola? ¿Cómo?
Y hasta a veces somos tan necios, que requerimos de la muerta de alguien para advertir que la vida es demasiado seria para tomarla a la ligera. Cuando un ser querido parte, pese a la desazón de su no existencia, de las memorias que guardamos, no hay más nada que hacer que ACEPTAR si queremos seguir con nuestra vida. Pues negar que ya no está entre nosotros, sólo nos enfermará, y desviará del camino. Confrontar día con día que alguien no está es ACEPTAR que todo se ha transformado, y en la internalización de ese suceso, está la madurez.
Más sin embargo, me pregunto, ¿Por qué entonces nos aferramos a lo que nos daña pensando que no podremos sobrevivir a ella? ¿Para qué seguir un matrimonio o un noviazgo cuando sentimos que no funciona, que el amor trasmuto a costumbre, que todo lo que nos une son hechos del pasado? Decimos cosas como: "No podré vivir sin él o sin ella, muero por escuchar su voz o verlo/a, sin él/ella nada tiene sentido". Creo que muchas veces nuestro auto-engaño nos hace ver "nefastos" pero lo peor de todo es que nos condiciona a seguir en la mediocridad.
Las pérdidas son excesivamente dolorosas de acuerdo a la interpretación que tengamos de las pérdidas, del apego y del desapego. Si estamos inmersos en el APEGO lo serán, pero no por ello van a desaparecer. Por el contrario sus sombras serán agigantadas.
La única esperanza que nos regala la relatividad de la vida es el don de disfrutar todo ahora mismo.
                                                                                                                                        Chuchi

29 de julio de 2010

Todo entra por la Nariz

Navegando a la deriva, me encontré con las famosas feromonas, en diversas web se ofrecen como golfas poderosas que pueden anclarnos en el amor, y los negocios. He leído que tres gotas por aquí y tres gotas por allá, pueden transformarme en una verdadera atracción para los hombres y para los potenciales clientes de mi empresa. Puedo ser una mujer altamente deseada en el terreno sexual y en el profesional. Si me atrevo a comprarlas, cambiará mi vida para siempre. Seré la mujer maravilla con citas por doquier, varones a mis pies, clientes aclamando por mis servicios, y billetes nuevecitos anidando en mi billetera. ¡Qué hermosa tentación! Más sin embargo, mi incredulidad se activa al 100%, es cierto, la edad me ha vuelta más bruja y desconfianza, y cuando la limosna es grande, siempre desconfío.

Pienso, si esto de las feromonas es tan real como lo plantean, estamos en peligro. Ya dejaremos de ser elegido por quienes somos, y empezaremos a serlo por como “olemos sin oler,” o ¿acaso ya no nos elegimos por ese factor? ¿Tendrá valor el ser o sólo el sudor?, aunque también por otra parte es un buen argumento para mis elecciones (Chiste interno); desde 1986 se conoce que los seres humano arrojamos al exterior estas sustancias químicas como señales de que "acá estamos, ven hacia a mí" a través de la transpiración y quedan flotando en el aire, la única misión es afectar nuestro mundo sexual y atraer al sexo opuesto; son captadas por el órgano vomeronasal (OVN), alojado a 6 cm hacia dentro de nuestra nariz, llamado sexto sentido. Tal vez esto explica porque algunos poseen un atractivo sexual mayor a otras personas. Pero si te pasa como a mí que dado mis resultados amorosos, segrego pocas feromonas, no desesperéis amiga podemos rociarnos feromonas sintéticas.

Parece ser que la culturalización nos ha arrebatado entre otras cosas esta divina excreción, tanto baño, tanta higiene, perfumes, cremas, aceites, más cremas; hacen que perdamos o ocultemos nuestro "olor natural".¿Dejaremos de asearnos para conseguir más citas? Otra manera de ocultarnos es a través de la ropa, así que si quieres intervenir en tu designio cruel del amor, empieza a acostumbrarte a llevar menos telas pegadas a tu piel.

Sigo pensando, si con la edad avanzando se pierden tantas cosas, entre ellas hormonas, feromonas, apetito sexual, atracción, ¿ Qué nos queda para vincularnos desde lo afectivo? La feromonas no sólo alientan al encuentro carnal, sino a la producción del afecto. Quienes han utilizado "feromonas sintéticas" han reportado mayores detalles románticos por parte de sus parejas.

Entonces, ¿ El amor deja de ser algo mágico y majestuoso, para convertirse en una propuesta inconscientemente química? ¿ Lo que nos atrae del otro es su aroma que llega como una invitación indecorosa a nuestro órgano vomeronasal?

El amor deja de ser a "primera vista" para ser a ¿Primer olfato? ¿Qué tendrán tus feromonas que no tienen las mías? Las de ella que supo conquistarte ¿Cómo serán? y ¿Cuando nos resfriamos nos dejamos de atraer?

Revolucionados por los aromas del mundo, hombres y mujeres, se conocen, conquistan o repelen; la apariencia física juega un papel importante, pero más aún " la química que soltamos naturalmente" y que ingenuamente ignoramos que nos envuelve con un halo de pasión y seducción.

Ya convencida del fenómeno, empecé a entender porque a veces una pasa de la euforia al aburrimiento sin que medie ningún hecho particular en el medio; tal vez "ese aroma que nos trajo se evaporó" y el vínculo construido no fue un lazo suficientemente fuerte como para seguir existiendo por compromiso cultural.

Más sin embargo, y luego de ver los precios de los cosméticos cientifícos, me aboqué a la tarea de encontrar algunos ejercicios o recetas de la abuela para producir al 100% estas sustancias.

Los expertos indican que:

a) Hay que tener sexo una vez por semana, de esta forma se contribuye a la producción de feromonas.

b) Realizar ejercicio ayuda a estimular las glándulas apócrinas, el sudor aumenta la producción de los químicos amorosos.

c) No usar desodorantes con aromas fuertes. Usar inodoros.

d) No eliminar el sudor fresco del cuerpo, el mal olor por lo general aparece 24 horas después.

Con todos estos consejos y la ayuda de la ciencia, la soledad es para quienes no quieren gastar energías. Yo por lo pronto me voy a dar unas vueltas corriendo al parque, bien abrigada para sudar mejor.

27 de julio de 2010

¿Dónde estás amor de mi vida?
























"Puedo escribir los versos más tristes de mis noches,
   decir por ejemplo, "la noche está endiablada,
   y gruñen de enojo los ángeles, a lo lejos"
   El viento de la noche me ensordece y clama.
  Yo lo quería, y él a veces también me quería
 en días como este lo tuve entre mis piernas...
 y lo bese tantas veces bajo su cruel indulgencia...
 mi alma no se entristece por haberlo perdido,
 sino por nunca haberlo encontrado...
y el verso cae al vacío, como la soledad
que me abraza, consolando..."

¿Dónde carajos estás Amor de mi vida? Te preguntas, me pregunto, nos preguntamos. ¿Será acaso que el Amor rococó rosado, ese que envuelve con su flama incandescente, y rocía néctar de miel a las almas de quienes lo conquistan, es privilegio de algunos pocos? ¿Será que de todo lo vivido seamos meros mensajeros de un algo que creemos que existe pero no encontramos?
Y otra vez más, ¿Quién sigue?, Adelante, nos presentamos, nos ilusionamos, nos proyectamos en miles de fantasías, y al final; el mismo final. Y cómo diría Joaquín Sabina "cada vez son más tristes las canciones de amor" o ¿Somos más tristes nosotros con tanta frustración acuesta?
Hace días le dije a una amiga: "Quiero sentir  mariposas en el estómago" y ella pícara e incrédula me dijo: "Pintarrajéalas en tu vientre".
De repente siento que no siento como antes, que nada me resulta enardecedor y todo es pasajero. Me encuentro vociferando a los gritos el paradero de lo que no  sé si existe para mí o ya pasó y por estar distraída no me di cuenta  que se había anidado en mi estación.
La búsqueda del amor es la mas ansiada por la humanidad, una reciente encuesta de la fundación de Estados Unidos, Lost of Love Foundation revela que el 45% de las personas entre 30 y 60 años de edad, se encuentran abiertos a la encauzada travesía de encontrar al Amor de sus vidas, como parte de su meta de realización personal. Pero ¿ Qué es lo que buscan? o mejor dicho ¿Qué es lo que pretenden encontrar? ¿Qué es el amro y que implica de "mi vida"? Acaso, ¿Todos los amores de los que hemos sido partícipes no son de nuestras vidas?.
Una de las creencias más tediosas en relación al amor es la idea de ÚNICO APARICIÓN y ETERNO, y si no cumple con estos requisitos, lo desechamos.
Tal vez, si fuésemos menos exigentes y empezáramos a valorar más a nuestros vínculos, podríamos descubrir con mucha alegría que todos los seres que se han cruzado en nuestro camino forman parte de nosotros mismos, puesto que como seres dialógicos todas las relaciones pasadas, presentes y las que tendremos dejan su impronta en nuestros ser.
El amor es la energía que nos mantiene cada día con miras a un mañana, aunque nos duela el alma, estemos desilusionados, y pensemos que no hay más nada que hacer.
El amor que buscamos, ese que juega a las escondidilllas con nosotros, que oímos susurrar en la quietud de nuestros sueños, viven en nuestros corazones. Queda esperar quién quiera compartir todo este caudal. Somos la posada de esa fuerza vital, los pinceles que cada día pueden pintar azul nuestro infinito cielo de posibilidades.
                                                        Chuchi

21 de junio de 2010

Cuando el Olvido no llega

Infinidad de veces solemos cargar situaciones del pasado sobre las espaldas de nuestro presente, momentos dolorosos, o tal vez recuerdos gratos pero que al evocarlos nos deja un amargo sabor en la boca.
Vivimos día tras días pensando en lo que “hubiera” sucedido “si tal o cual”, soñando “cómo sería nuestras vidas si” y repasar sobre lo que no se puede volver a reescribir sólo nos cubre de tristeza, impotencia o mal humor.
Intentamos a ciegas volver a empezar, pero todo es fallido. Él o ella se han ido de nuestro presente, sea por la razón que sea, pero en su partida se han llevado un trozo de nosotros. ¿Por qué no podemos olvidar? ¿Por qué seguir insistiendo en lo que no fue? ¿Por qué pensar en los ausentes amores todo el día? ¿Por qué soñar con ellos, anhelarlos, pretenderlos? ¿Por qué amargar el alma con el vacío impetuoso de un amor frustrado? ¿Por qué no olvidamos para seguir el camino? ¿Por qué?
Porque en la mayoría de los casos nuestro EGO ha salido demasiado herido, y esa herida narcisista no deja de sangrar frente al espejo.
Porque hemos construido nuestra relación en base a expectativas y cuando la ecuación da lugar, siempre el resultado es la desdicha.
Porque hemos eternizado la relación, ignorando a sabiendas, que nada es eterno.
Porque nos martirizamos recordando sólo una parte de la historia, las mejores escenas, para seguir alimentando nuestra dolencia.
Porque en el fondo, cuando no podemos arribar al OLVIDO, no podemos ACEPTAR que el otro se haya olvidado de nosotros. No logramos entender ¿cómo ese “otro” se atrevió a olvidarse de nosotros? ¿De mí? ¿De mí que soy maravillosa, exitosa, bella o todo lo contrario? Sí, de mí.
Porque aun siendo lo que seamos, el otro tiene el derecho a hacer con “su sentimiento” lo que quiera. Puede apostar todo su amor al nuestro, y a mitad del juego retirarlo; con o sin explicación, con postergación o de un día para el otro.
¿Y para qué repasamos en el álbum de la memoria las promesas que nos hicimos en aquél amanecer? ¿Los besos de principio que tenían un sabor peculiar? ¿La calidez de los abrazos?
¿Para qué comparamos a ese gran amor trunco con los “nuevos” que quieren florecer”? ¿Para qué sostener su nombre en los labios? ¿Para qué negarnos al paso del tiempo? ¿Para qué aferrarnos al pasado?
Para seguir igual, contemplando lo destruido, lo que no funcionó parados desde la queja.
Para no hacernos cargos de las rondas que nos tocan.
Para defendernos de las futuras relaciones, y proteger el corazón a raga dientes, para creer que todo tiempo por pasado fue mejor y desde una mirada infantil desconfiar de lo que nos puede deparar la vida.
Para manipular la situación y hasta a veces obtener recompensas ocultas: “conmiseración, apapachos, atención, etc.”.
Para evitar lo que está sucediendo y no cerrar el ciclo.
Cuando el olvido no llega, simplemente es porque nos hemos empeñado en que resistir los cambios de nuestras vidas; decidimos que nada deberá cambiar aun cuando todo sea distinto, procuramos ser indiferentes a la realidad que se nos plantea y vivir como “si nada hubiera pasado”.
Cuando estamos enamorados creemos que éste amor es el único y el definitivo y frente a la desilusión o la ruptura, seguimos idealizando esa relación; pero sólo es eso, IDEALIZACIÓN.
Idealizar puede hacer más sublime o romántico al vínculo de pareja, pero no lo vivencia como lo que es, algo real; algo que existe más allá de mí y de ti, algo que tiene vida propia, alimentado de mis temores y de los tuyos, de los sueños de ambos, de los complejos de los dos.
El amor es vida, es ahora, es presente; lejos está de ser una “bonita idea”; una estampa con dos amantes sonrientes para toda la vida y repitiendo día con día, el mismo menú: las perdices.
El olvido no es un borrador o una anestesia que nos apacigua; es un viento renovador de esperanzas, un soplo de bienaventuranza sobre las laceradas, un pasaje a un seguir próximo, una oportunidad de aprender de los vivido.
                                                                                                                     Chuchi