10 de septiembre de 2014

Rasgos que enamoran


 ¿Cuál será el secreto para seducir? ¿Tacones? ¿Faldas? ¿Maquillaje? ¿Vestidos? ¿Perfumes? Claro, todo depende de a quién desees atraer… Pues generalmente lo exterior atrae a personas con escasa vida interna, con autoestimas que están en el mercado valorándose, con adultos que están aún en el arquetipo del Atleta… Pero si la ocasión es abrirnos al arte de cautivar a seres maduros…. lo externo es puro adorno si no lo sostenemos con una fuerte estructura interior…
Las mujeres nos “sometemos” en forma cotidiana y habitual a un sistema que reprime nuestra femineidad; aceptamos desde siglos con sumisión inconsciente las creencias limitantes que nos han definido en la historia, y en la actualidad corremos detrás de una imagen que nos venden y promete ser la herramienta para alcanzar el amor pleno en una pareja.
En algún momento, todas creemos en esa solución mágica. En pastillas que nos harán desinflar las michelin, en zapatos altísimos que nos acercarán a los sueños, y cremas pastosas que borrarán la tristeza del alma reflejada en el rostro… Después de unos intentos – o muchos- desistimos… nos sentimos un desastre, incapacitadas o no merecedoras… y nos acoplamos a lo imposible; nos volvemos amantes de la auto-crítica; cenicientas de las pretensiones ajenas, geishas del absolutismo y capricho masculino… ¿ para qué? Para no sentirnos solas… la falacia del alma gemela se nos metió en el cerebro como un gen auto-invalidante… sin príncipe no hay princesa….
Sin embargo, como mujeres que somos, cargamos un potencial divino heredado al que no sabemos como acceder, olvidamos el método natural por estar más dispuesta al afuera, que a nuestra propia voz…
Y el secreto está a nuestro alcance:  ser una misma… con todo lo que ello implique… con la consideración de nuestras luces y sombras… con la aceptación de que somos perfectamente imperfectas….y que en nosotras habitan las respuestas a todas las preguntas….
¿Qué atrae a un hombre?  (Ojo dije hombre no aplica ni en niños ni en machos…)

Sentido del humor; cuando somos capaces de tomar la vida a la ligera sabiendo que es un asunto muy serio, y nos reímos de nosotras mismas, hemos alcanzado un pico elevado rumbo a la cima, pues de ahí en adelante siempre tendremos motivos para reír… equivocarnos y reírnos de nuestros propios errores, dudas, pensamientos y hasta dramas, nos permite evolucionar hacia un camino en dónde la vida es más que algo EXTRAORDINARIO o TERRIBLE… dónde una gama de posibilidades se instala para desprogramar la “terribilitis” que como mujeres hemos sabido desarrollar…
Hablar de lo que queremos; decir lo que nos sucede o lo que es importante o deseamos o necesitamos es revelador de alguien que se conoce, que tiene claro hacia donde dirige sus pasos, y que es responsable de sí mismo… nada mejor que ser y mostrarnos así…. para el otro es un alivio dejar de interpretarnos como un saco de piedras que deberá arrastrar… Expresarnos es poner en manifiesto la inquietud que nos moviliza a actuar de tal o cual forma…
Manifestar dulzura; el amor a veces tiene una prensa mala… y la sociedad se burla de lo cursi como manifestación de la ternura en su máxima potencia… mostrar esa cara a algunas mujeres las hace sentir incomodas, dado que consideran que no serán tomadas en serio… prefieren adoptar un papel que no les corresponde… mostrarse rudas, indiferentes o altaneras… como protección… pero nada más seductor que explotar de miel; dejarnos sentir, fluir en caricias, conectar con el amor sin temor a ser heridas….

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