29 de marzo de 2016

No te depiles

No te depiles porque hoy vas a dormir con él...
Ni adelgaces porque dice que estás rellenita...
No dejes de trabajar porque va a mantenerte...
Ni le des tus claves de redes sociales porque no tienes nada que ocultar...
No consumas harinas, alcohol, o dulces porque él se siente mal de que siempres estás a dieta...
Ni postergues tus amistades porque él no es seguro de sí...
No uses poco maquillaje porque a él les gustas al natural...
Ni faltes al gimnasio porque es su franco y quiere estar contigo...
NO HAGAS NADA DE NADA POR EL.
NI UN SOLO ESFUERZO. NI UN INTENTO.

Porque todo lo que haces o harías por él tendrá el costo implicíto que no sabrá pagar, y eso te defraudará y terminarás boicoteando la relación; no por lo que él no supo hacer, sino por lo que estuviste esperando cada día que elegiste actuar para lograr su aprobación, su reconocimiento, aprecio, aceptación.
Las mujeres tienen históricamente un chip en el que traen grabada la historia de que "lo pueden todo" y en el afán de cumplir con la expectativa histórica, sacrifican sus vidas, sus gustos, sus anhelos, sus proyectos, para SER lo que  el otro espera que SEA. Y eso, mujeres, también es violencia. Es la violencia que ejerces sobre tu propio género. Autoflagelación, autocastigo, prostitución encubierta, que en silencio exije más y más y nunca es complacida, porque no habrá nada en el mundo que pueda completar un alma a media luz. 
NO HAGAS NADA DE NADA POR EL... porque luego estarás decepcionada, enviándole la factura de tus favores, de tus esfuerzos, demandándole la felcidad extravíada, la vida vacía, el tiempo perdido.

28 de enero de 2016

Según pasa el tiempo...

Según pasa la vida aumento el tamaño de la tipografía de mi computadora, mi cabello se peina con cenizas, la menstruación se vuelve amnésica, las manos agrietadas, las arrugas asoman como caminos de un mapa sin destino, las convicciones fundamentalistas se van de vacaciones, los ideales se suicidan, lo eterno pasa de moda, lo romántico es cursi, la sensibilidad florece, y los prejuicios cambian de estantería, hoyuelos hormonales se tatúan en las redondeces de mi cuerpo, y la pretensión de ser querida se vuelve un trapo con el que limpio mis anteojos. Mi cuerpo cambia, cambio antes, cambia ahora, cambiará.  Entonces ¿Quién soy yo? o mejor dicho ¿Qué soy?.