10 de noviembre de 2015

EL VERDADERO PROBLEMA

Uno de los más grandes problemas que como seres humanos tenemos, es creer que tenemos problemas. Miramos la vida como una pantalla ajena a las proyecciones de nuestra conciencia local y pensamos desde este contexto que la película que vemos es lo único que podemos ver, que tiene un director horroroso y que encima nos negaron el papel principal.
Sin embargo, a razón de verdad, la vida es simplemente experiencia, no es ni buena ni mala, ni linda ni fea, ni abundante ni escasa. Es sólo experiencia, información que vamos creando, que colapsamos desde nuestro consiente limitado, maniobrado por el ego, al que no le gustan los cambios y por lo tanto, siempre o casi siempre permanecemos igual. Incómodos, enojados, reprimidos, sobre medicados, aguantando, callando…

23 de septiembre de 2015

Qué es ser hijo por sustitución?

 
El psicoanalista francés Márc Fréchet alguna vez señaló: “todo hijo es resultado de un idea preconcebida aún antes de ser concebido, ningún niño nace sin un “para qué”, el sentido de procrear la vida está sustentado en el deseo inconsciente de los padres. Según sus palabras nacemos porque mamá y papá tienen algo que resolver, dicho de otro modo, responder a un ¿para qué? Entonces se puede parir para crear una familia, para prolongar nuestra existencia a través de los niños, para materializar el amor, para solucionar los conflictos de pareja, para no estar solos en la vejez, para cumplir con lo esperado, para darle gusto a los abuelos, para realizarnos como personas, para tener un amor único y eterno, etc.

14 de septiembre de 2015

El destino Familiar


Lo creas o no. Lo sepas o lo ignores. Lo hagas consciente o pase desapercibido; todos los seres humanos desde el momento de la concepción comenzamos a absorber la historia de nuestro linaje familiar al que pretendes pertenecer al nacer. Antes se creía que llegábamos a esta vida como una tabla rasa, limpios, puros, intactos. Sin embargo, los avances en médico muestran día a día, que la vida fetal es un proceso de percepción de todas las emociones y experiencias que vivencia nuestra madre y el medio ambiente en el que se mueve.
No sólo grabamos si mira mucha televisión o escucha cual o tal cantante o si es una angurrienta del chocolate; las peleas con papá, los sentimientos de rechazo, sensaciones de abandono con causa real o simbólica, también se inscriben en nuestra conciencia, y al nacer: nacemos con todo lo proyectado y vivido en la vida intrauterina. Quizás puede parecer anecdótico pero mucho de lo experimentado en esos 9 meses van a influir en el resto de nuestras vidas; puesto que nuestros padres, abuelos, tíos, primos, hermanos; contribuyeron con sus designios a crear parte del destino que tendremos, a lo que llamaremos: destino familiar. En alusión a las predicciones, limitaciones, deseos, y temores de los miembros de la familia. Será abogado como el abuelo, tendrá muchos novios como la tía Teodora, o sentirá miedo por ser único hijo, son dichos inocentes que se adentran en nuestro inconsciente y se expresan como verdades. 
El árbol genealógico es un organismo vivo que nos precede y se impone. Crea un contexto en el que nacemos, con una misión – que ignoramos a nivel consciente – pero que por fidelidad a la sangre cumpliremos sin chistar – o quizás chistando – pero lo haremos para no deshonrar al clan. Esta lealtad invisible, tan fuerte, única y poderosa es la creadora de los lazos trans-generacionales que nos habitan y que explican las afinidades que solemos tener con uno o varios miembros de la familia. Actuamos de acuerdo a las necesidades impuestas, a las creencias que nos compartieron como verdades, y repetimos sin observarlo las historias de otros. 
¿Cuántas veces criticamos a la tía o la abuela por algo que no supo resolver y luego nosotros hacemos lo mismo? ¿Cuántas veces nos atrevimos a decir a mí eso no me pasaría y al tiempo estamos en la misma situación? Como una burla gigantesca la sombra del árbol, tarde o temprano nos alcanza, y nos impone a seguir de acuerdo a sus intereses. Cuando queremos torcer por nuestra propia voluntad el camino trazado, el árbol se queja, grita, resuena. Nos pone trabas, enfermedades, accidentes, desordenes amorosos. Y nos preguntamos ¿por qué? Porque ciertamente tu terquedad está relacionada con la necesidad de protegernos. Y teme que si hacemos algo diferente podamos crear un dolor que desequilibre a todo el clan.
Sin embargo, y mucho más en la actualidad, con la inmensa posibilidad que la vida nos pone en el camino del autoconocimiento, las personas traicionan el destino establecido porque toman conciencia de lo que NO quieren para sus vidas, y se arriesgan por eso que SI anhelan. Pero esta evolución que en apariencia es una bofetada a las raíces, representa una sanación general. Porque renunciar al destino impuesto implica romper con la identidad asignada y crear la verdadera, la genuina para realizar nuestro destino personal.
Sanamos el árbol cuando nos vivimos auténticamente como somos. Muchas veces la experiencia nos dice que a veces para ganar hay que estar dispuesto a perder. ¿ y tú traicionarías la fe de tu familia para lograr el desafío de ser tu mismo?




9 de septiembre de 2015

AmorES imposibles

No me gustaban, no los había probado, hasta que sin querer – queriendo- me adentre a su magia intacta…y emparejarnos con lo imposible le da un matiz especial a la vida… es como caminar de la vereda de enfrente y a la vez estar del otro lado… Ser testigo de la inmensa admiración, sin que el otro se inquiete por el sigilosos suspiro que su humanidad cotidiana despierta.
Me gustan los amores imposibles, porque tienen un código especial y no pasan de moda, no sucumben a la rutina, y un instante en ellos es vivido como eternidad hasta el próximo encuentro…
Adoro los amores imposibles… porque son tan cercanos, certeros, e inocentes como un rostro desprovisto de ego… se dejan acariciar por palabras generales, y no necesitan de un algo espacial para regocijarse en el perfume de la alegría…

¿Cuántos amores imposibles suma tu vida? Recuerdo que la abuela una vez me contó del suyo, hasta los últimos años de su vida lo recordó, y creo que por no ser consumidos se quedan en la memoria para siempre.
Jodorowsky dice “mientras hay memoria no hay olvido”, ¿ será que el amor de la nona se vive en el mío? ¿Cuántos amores desordenados hay en tu vida?

La psicosomática familiar sostiene que los desórdenes amorosos están íntimamente ligados con la herencia de los ancestros. ¿Amores imposibles? ¿Edipos y Electras no resueltos? ¿Modelos identificatorios paralizados?

Si quieres aprender más, te invito a participar del taller transgeneracional que  se dictará en la ciudad de México, los días 25 y 26 de septiembre.

19 de agosto de 2015

¿Qué es el ego?

Solemos decir “Tiene un ego”… como queriendo decir mucho más que eso; implica que es demasiado grande, exacerbado, extremista, o un excesivo amor propio. Identificamos el ego con algo que se ostenta. Tiene un ego es similar a tiene un perro, una casa, un auto, un libro; y sin embargo, obedecen a estructuras de pensamiento diferentes. El caso de ser poseedor habla de un sujeto y un objeto; pero en relación al ego, la expresión es insostenible dado que sujeto y ego se involucran. Cuando hablamos de ego no podemos hablar de algo diferente a quién lo identifica. El ego es la identidad que tomamos a la hora de nacer. Es la energía que nos separa de los otros, nos individualiza, nos hacer diferentes. Es nuestro Pepe Grillo que nos direcciona, empodera, traiciona, nos hace fracasar, cometer errores, volvernos narcisista, pedante, austeros, miserables, impropios, arrogantes, víctimas, sumisos. Es la falsa identidad con la que generamos empatía, nos acostumbramos a andar, nos dicen que somos, nos decimos que somos, y defendemos a sol y a sombra. Es un yo artificial creado por la familia, el contexto social, la cultura, es un máscara que nos ponemos para andar por la vida y no defraudar a nadie.
Es un YO con estímulos ajenos, un títere manejado por un contexto inmenso que precede y del que emerge, sin cuestionarse su origen. Sin embargo, detrás de esa cáscara- anida la esencia – esa fuera creadora íntimamente relacionada con la CONSCIENCIA del universo, con la inteligencia divina de la cual somos imagen y semejanza. Digo CONSCIENCIA para diferenciar de CONCIENCIA que alude a los procesos de nuestro cerebro cognitivo, y CONSCIENCIA lo reservo para la magia o conexión con la fuente, la vida, la energía espiritual que nos trasciende.

¿Cuál es el problema del ego?
El ego tiene muchos problemas pero que pueden resumirse en uno solo: la comparación. Mientras la Reina preguntaba en el cuento de Blancanieves… “¿espejito, espejito, quién es la más hermosa del reinado? Y el espejito respondía – Tú mi reina-, no había problema alguno; pero cuando la respuesta fue contraria a la voluntad de los oídos que la aclamaban, apareció el terror; otra mujer “más hermosa,” y el ego en nuestros cuentos cotidianos siempre nos lleva a vivir en comparación, y por lo tanto en detrimento de nosotros mismos; y en el miedo a ser rechazados por no ser suficientes.
El ego es una fuerza que nos impulsa a victimizarnos porque siempre estamos parados en la excesiva auto indulgencia o perfeccionismo. Nunca para el ego lo que hacemos es suficiente o por el contrario no podemos hacer nada. Nos invita a pararnos en extremos que nos llevan irrefutablemente al abandono de lo que creemos que queremos para nuestras vidas.
El ego nos conecta con la fuerza, con la disposición corporal mental de estar todo el tiempo a la expectativa, a la defensiva. En el continuo estrés de tener todo bajo control, no hay posibilidad para descubrir que hay algo más en el fondo.

El ego es un constante demandante, queremos saber más, tener todas las respuestas, nunca perder (ego intelectual), queremos ser jóvenes eternamente, detener el tiempo, ignorar el paso de la vida, nos sometemos a dietas extremas, ejercicios extremos, cirugías (ego material), queremos amar, ser amados, y amar más, ser únicos, los más importantes, los más recordados, los inolvidables (ego emocional), queremos seducir, atraer, conquistar, crear, poseer (ego libidinal).
¿Qué podemos hacer? Aprender a equilibrar esta energía que somos, educarla, vivenciándonos en el poder que realmente tenemos. El poder creador. Dejar de asistir a la reacción y a la fuerza como un medio para sobrevivir, y fluir sin resistencias en una plena rendición que implica la completa aceptación de lo que tenga que ser. Es decir, aprender a soltar el deseo de un resultado, no apegarnos a la expectativa de lo que podría acontecer, sino por el contrario mudarnos al aquí y ahora.
Si aprendemos a vivir el único momento posible que es el presente, el ego aprenderá a ser respetuoso y menos temeroso. Ya no se comparará con lo que sucedió en el pasado o podría suceder en el futuro. La raíz de nuestras inseguridades está en compararnos y vivir a destiempo.
El ego puede ser nuestro aliado. Hasta ahora ha sido la respuesta a nuestro particular tipo de conciencia. Si elevamos la conciencia, el ego será un alumnos aplicado.









7 de agosto de 2015

¡Ay por tus mentiras y secretos!

¿Cuántas mentiras pronuncias a diario? ¿Cómo las clasificas? ¿Piadosas? ¿Necesarias? ¿Pequeñas? ¿Obligatorias? ¿Por qué la gente miente? ¿Para no pagar consecuencias? ¿Para no romper la imagen? ¿Para pasar desapercibido? En líneas generales hay infinidad de finalidades acerca del por qué entre decir la verdad y mentir, la balanza en muchas ocasiones se inclina hacia la segunda opción. Quizás con la tranquilidad de que eso que dijimos no va a afectar a nadie; o si por el contrario afecta fue lo mejor que pudimos hacer frente a esa circunstancia. Lo cierto,  es que todo en la vida tiene influencia sobre los demás. Porque estamos conectados, aunque creamos vivir en una conciencia de separación. Cada quién lleva acuesta su inconsciente individual que forma parte ineludible del inconsciente familiar que está inmerso en el inconsciente social que está contenido por el insconciente universal que a su vez…está adentrado en el inconsciente cósmico…Y el inconsciente es ese espacio en el que se almacena la información, datos que conscientemente ignoramos pero que no por ello, no dejan de existir. Ahí está todo… incluso las mentiras cotidianas, los secretos, lo que callamos, lo que preferimos evitar… ahí están como fantasmas en el banco de suplentes, atentos a la espera de que surja un situación en la cual tengan la oportunidad de ser revelados. Así nuestras mentiras o secretos, aquellos no dichos omitidos por la fuerza de la vergüenza, el qué dirán o el miedo al rechazo; serán heredados a nuestros descendientes y ellos pagarán los platos rotos de nuestros hechos de hoy. Igual que nosotros, los de nuestros abuelos, bisabuelos, o padres. Integran la secuencia los tíos, tíos abuelos… Nadie se salva…
Si la abuela amaba a un tal Juancito, y se casó con un tal Pedrito – pensando siempre en el otro- es posible que si tengo alguna relación de fechas con ella, en mi línea de afinidad, mi vida amorosa sea un completo infortunio; pues el amor imposible de la abuela seguirá lamentándose a través de mis amoríos.
Por lo tanto, si tu deporte es mentir, ya sabes lo que vas a ir dejando de herencia.
Si te interesa saber sobre el tema, te invito a participar del taller MI ARBOL Y YO que se dictará en México, D.F los días 21 y 22 de agosto de este año.




31 de julio de 2015

Mi árbol y yo

 El árbol crece y se estira. Sus ramas engendran historias y reparte entre sus frutos aromas inconscientes. Generación tras generación la savia íntima, personal y particular de cada árbol se inscribe en cara rama y hoja reciente. Resuena la información de todos los pasados, los fortuitos, los fracasados, como un estallido ensordecer de pájaros al atardecer. Y cada uno se va impregnando del otro, y sin saberlo carga con sus propios desdenes. Nadie se queja de la flor que se enciende en el medio de la maleza. Pero, ¿qué hay de aquellas plagas que insistentemente nos debilitan? El árbol genealógico con su frondosa copa nos atrapa, queremos escapar de su trampa histórica, de la falsa identidad convocada, pero ¿ estamos dispuestos a ser una rama libre? ¿ a no pertenecer más que a nuestra rebeldía? ¿ a andar con las raíces expuestas a la vida? El clan familiar nos lega por voluntad el inconsciente biológico el programa de supervivencia, y nos dicta un destino condicionado.Nosotros no lo advertimos, creemos en las coincidencias, en las casualidades, y repetimos… Los que han madrugado saben a conciencia, que siendo Olmos estamos dispuestos a dar peras….
Si quieres conocer como tus antepasados forman parte de tu vida; como a pesar de creerte libre perteneces a un designio marcado por tu clan familiar te invitamos a presenciar y experimentar el taller MI ARBOL Y YO, los días 21 y 22 de Agosto en la ciudad de México.
Más información: chuchigonzalez@dhcrearte.com







22 de junio de 2015

Toma de conciencia vs toma de conocimiento

Desde hace tiempo, los seres humanos – unos, otros, algunos, pocos, muchos- comenzamos a sentir un cosquilleo interior, una voz, un vuelo de avispa perturbador que nos ha llevado, incluso a los tumbos, a un mirar con detenimiento nuestra realidad. A percibir “nuestra realidad” con derecho de propiedad para diferenciar de “la realidad” como una circunstancia exterior que nos afecta y nada podemos hacer.
Desde esta nueva perspectiva, lo observado nos pertenece, – no porque nos haya impactado desde afuera- sino porque algo interior acontece – carece- reaparecese desacomoda y el inconsciente proyecta un mensaje de alerta en eso que proyectamos.
Así podemos descubrir lo que no funciona en nuestra relación personal a través de las relaciones que tenemos con otros. Si no para que ¿tropezaríamos con la misma piedra?
Sin embargo, tomar conocimiento de que esto que miro forman parte de mis proyecciones y ellas del particular tipo de conciencia que hoy tengo, sólo es volverlo racional. Y ahí surgen las preguntas del ego ¿ y ahora? ¿ cómo se hace? ¿ qué hago? ¿cuando?
La toma de conciencia implica comprensión, no entendimiento. Es decir, involucra hacer nuestro eso; y a partir de ahí actuar en consecuencia, no median las preguntas disparadoras del mecanismo; sólo es la acción la que nos lleva a subir el peldaño o a re significar nuestro tipo de conciencia.