31 de mayo de 2012

Cuando todo es ausencia…



¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? Lo que es una estrofa romántica de un tierno bolero se ha convertido en una realidad en el círculo de las mujeres.Parece que hace falta refrendar nuestras intenciones amorosas. Lo tácito ya no es una herramienta de confianza. Salimos con un galán, una y otra vez, y aunque vislumbremos señales de una presunta conquista, terminamos solas en casa preguntándonos ¿Qué pasó? ¿Por qué dejó de escribirnos? ¿ Es gay?   Los hombres no suelen percatarse de nuestros deseos sublimes, o como dirían las lenguas coloquiales “Indio pintado quiere guerra” – ¿Para qué nos vestimos y maquillamos? Para seducirlos. Pero no siempre funciona. Algunos de ellos no advierten en nuestra mirada el revoloteo de las mariposas… y los jueguitos de seguridad, de observar para avanzar;  cada día se hacen más intensos… como diría Sandro…

En que ha de concluir
el drama singular
que existe entre los dos
tratando simular
tan solo una amistad
mientras en realidad
se agita la pasión
que muerde el corazón
y que obliga a callar

¿Obliga a callar? ¿Por qué? ¿Inseguridades? ¿Falta de riesgo? ¿Compromiso con el no compromiso? ¿ Poli-amor? ¿Dudas? ¿Falta de confianza? ¿Miedo al rechazo?

Los noviazgos de manitos sudadas, las salidas con tensión sexual que culminan en eso – tensión sexual - , y los encuentros fallidos, son nuevas – o viejas o recurrentes – formas de relacionarnos en materia del amor.
Nosotras queremos pisar el acelerador, ir a fondo… y ellos en varias oportunidades sólo una prueba de manejo. La mística frase entorno a la amistad… en boca de quién te gusta… Asfixia… “ Somos amigos”… ¿Amigos? ¿Amigos, para qué?… Al amigo, lo perdono…. pero a ti mmmm ( dónde mmmm son puras cosas lindas)
Claro que hay de todo y para todos. La mujeres tampoco nos quedamos atrás. Muchas en el afán de subirse a las nuevas modas, aceptan reglas de un  juego que ni siquiera saben ni desean jugar. Como la clásica “no somos nada”.Y en definitiva somos siempre algo. Y luego terminan llorando abrazadas al celular.
Comienzo mi entrada desde el particular observador que soy – MUJER-  haciendo una pregunta retórica al equipo de enfrente, pero también es para la interna.
El temor a ser lastimados nos aleja de los demás.  Interactuar desde la superficie, y mantener  el  interés hasta que se cae el sistema – situación frecuente con tantas tormentas solares- no conduce a relaciones exitosas ni sanas. Sólo genera un listado de nombre, un inventario sin sentido, un sin fin de  pérdidas de posibilidades de descubrir al otro, de verme en el otro, de conocerlo y conocerme.
Una de las grandes excusas de hoy para evitar el “encuentro” es el trabajo. Hombres y mujeres hacen citas, rediseñan citas, cancelan citas. El trabajo siempre aparta. Es la lectura. Pero en verdad, es el comodín para evadir. Parece  que  los seres humanos han des-erotizado el amor y erotizado las situaciones en las que  sienten seguros.  Y el afán es protegerse ¿ de algún peligro inminente? No. Defenderse de una posible pérdida del control.
Leí en algunos de los blogs que sigo, que el control es un aparato al que presionas fuerte cuando se ha quedado sin pilas. Cuando te quedas sin respuestas, sin la bendita razón: gritas, huyes, te espantas.
El amor no lastima. Es energía de creación. La malas experiencias no se relacionan con el amor, sino con otros que al igual que tú se inscriben en el arte de amar con máscaras, disfraces, historias irresueltas.
Si pretendes ser amado, y amar, deberás desnudarte en alma. Y acercarte sin temor a ser lastimado – puede suceder – ¿ y qué?
Hoy leí en un muro de Facebook “ Quiero amor”  y subí mi pulgar… YO TAMBIÉN… ¿Quién más da? ¿Quién más se atreve a declarar con exquisita sencillez lo que quiere?
¿Hay dadores?

Chuchi González

3 de mayo de 2012

Impotencia

















Es jueves. Mañana Viernes. Hoy es 3. Mañana 4. Simple matemáticas, pero para mí -ni tan simples-; 4 es la marca, el punto de su partida. Mañana 22 meses de ausencia.
Hace calor en la ciudad de México, tengo el cuello tenso,  duro, estresado,  la saliva juega a saltar obstáculos para deslizarse por la garganta.
Los truenos anuncian la furia de ¿Dios? o ¿de la naturaleza? o será ¿que mi “corazón eglógico y sencillo que se ha levantado grillo esta mañana”? – (Conrado Roxlo)… en medio de tanto descontrol interno, Discepolo susurra a mis espaldas:
Cuando la suerte, que es grela,
fallando y fallando te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar,
la indiferencia del mundo,
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.


y se me pianta – más que -  un lagrimón… de impotencia.
Tiro hacia delante mi cabello, y lo halo como queriéndome arrancar alguna solución de la cabeza.
La incapacidad de poder tener respuestas a la injusticia hiere mucho más que mi narcisismo.
Aprovecho como una oportunista que hoy se celebra “La libertad de expresión” y me suelto en esta pequeña entrada desquiciada contra el egoísmo nostálgico de quienes no viven ni dejan vivir.
Ya sé que es una reverenda idiotez. Pero ¿qué más da? Me siento impotente. Me declaro impotente frente a un sistema burocrático y machista, nefasto y paternalista (?); que solo procede a su conveniencia,  y los derechos humanos y constitucionales se los guardan por allá atrás, al fondo – bien al fondo- y de derecha.
Mi querer – mi pretensión – me vuelve impotente… y yo solo quiero…

Quiero abrazar a mi sobrino, sin que medie entre nosotros un Señor que firme o no un permiso según sus conveniencias o caprichos.
Quiero mostrarle a mi niño el país que me ha adoptado, sin pelear en batallas judiciales, porque ambos tenemos derechos a continuar nuestro vínculo.
Quiero que mi hermana se cure y no sufra más las consecuencia del lobo interior  ( lupus)que le come la alegría.
Quiero que mi madre no sufra por los dolores de sus hijos.
Quiero que mi hermana menor entienda que la vida pasa rápido y es maravillosa.
Quiero que una de mis amigas recupere a su hijo que ve desde hace tiempo.
Quiero que todos los hijos de puta que me rodean se esfumen en un tronar de dedos y mi mundo quede limpio de ellos para siempre.
Quiero que la vejez sea un espacio de reencuentro con afectos.
Quiero que mis amigas solteras encuentren un amor que las valore y las quieran como yo las quiero – aunque ellos amen diferente, hoy se me antoja esto –
Quiero que todos los forros que nos forrean en nuestro esfuerzo, en nuestro entusiasmo, se vayan a la mierda.
Quiero esforzarme más cada día, y alcanzar las metas para seguir apoyándote y en lugar de que me des las gracias, hagas algo por otros.
Quiero que me leas y no comentes nada, a veces uno solo escribe para ser leído.
Quiero que el tiempo vuelva atrás; ver a mi papá vivo, abrazarlo, y decirle que no se imagina lo mucho que lo extraño.
Chuchi González

19 de abril de 2012

La no correspondencia del amor

“Terminó aquella noche, con la savia anhelada de los besos que no llegaron. La vida es una mujer caprichosa y escurridiza. Su mirada no coincide con la mía, yo busco otra. Una nueva, una que me esquiva”. En el universo de la literatura y la vida misma, hay infinidades de amor nos correspondidos. A esta altura en cualquier farmacia debería existir un medicamento que borre el tormento de no ser objeto del amor, de ese que deseamos. Parece implacable soportar el desinterés de quién pretendemos para nuestra vida. Insinuamos creer que es el predilecto, el definitivo, que el aire sin su sutil presencia parece viciado. Y nos enredamos en esperas vanas…
 “El árbol seco no cobija, el grillo canta monocorde,  La estéril piedra no mana agua. Sólo hay sombra bajo esta roca roja.”
( T.S. ELIOT fragmento extraído del poema TIERRA BALDÍA)

Preguntas retóricas taladran nuestras mentes; pesadillas de soledades ambiguas, y el aliento del cálido encuentro que es la nada nos condena. ¿Por qué no somos correspondimos? ¿Importa acaso? ¿No sería mucho más producente atrevernos a indagar en nuestra historia personal la elección de los amores, las conductas de los sujetos pretendidos, nuestra relación con el amor y sus creencias? Cuando no hay correspondencia en el amor, el rechazo repercute directamente en el narcicismo de quién no “obtiene” a quién “desea”. Y esto desata una competencia más seductora que el amor mismo. Mujeres, hombres; que continuamente “se enamoran” de otros que ya están comprometidos, de imposibles, de errantes; en definitiva; sólo buscan: permanecer solos. Rehúyen al vínculo, a la reciprocidad. Su afán está en la competencia, en el reto, en conseguir la figurita difícil, a sabiendas que no es posible. En caso de serlo, todo carecerá de sentido. El que busca el amor imposible, busca la no consumación del deseo. A veces ese “virus” del desamor alimenta nuestras cárceles mentales, sostienen los paradigmas que ante las relaciones de pareja tenemos; como el hecho de creer que amar es sufrir. Muchas veces ese buscar para no encontrar, es la clave de la “no correspondencia”; queremos amar pero tenemos miedo a ser lastimado, olvidados y rechazados. Y elegimos desde el tener razón que nadie nos querrá o se jugará por nosotros.
Aunque es indefectible que muchas veces, elegimos desde el deseo de compartirnos con otros, y simplemente…  para la próxima más suerte… “ese otro no se interesa en nosotros”… pero eso no es motivo de suicidio legal. El amor es una experiencia transformadora.
“ Y deseo que tu piel se instale en la mía, juegue a las escondidas cerrando mis ojos… y que al amanecer me digas una y otra vez: SÍ!”
Chuchi González




29 de marzo de 2012

Costumbres Cotidianas


Y nos acostumbramos. Aunque resisto la idea. Somos aparatos costumbristas. Me acostumbro, te acostumbras, nos acostumbramos. A lo bueno. A lo malo. A lógico. A lo ilógico. Con un halo de mustia tristeza envejeciendo el alma y desde ahí miramos con el río en los ojos contenido, silbando la canción de la resignación, que en el estribillo repite como el eco de la soledad: “ que se le va a hacer” “ que se le va a hacer”
Nos acostumbramos a la injusticia, y a las desgracias con suerte.
Nos acostumbramos a la injuria y a las buenas lenguas que no hacen nada.
Nos acostumbramos al robo, al hurto y a la buenas intenciones que sólo quedan en eso.
Nos acostumbramos al que jura lealtad con los dedos cruzados y por el espejo lo vemos.
Nos acostumbramos a las arrugas y a comprar cremas para no usarlas.
Nos acostumbramos al desamor y a la victoria de la soledad.
Nos acostumbramos a la corrupción y a urdir formas de fomentarla.
Nos acostumbramos a lo que pensamos que no nos acostumbraríamos y redoblamos la apuesta. 
Nos acostumbramos al bullicio de la nada y a no escuchar nuestro corazón.
Nos acostumbramos a no enfrentar lo que nos sucede y a mirar televisión para dar por terminados pleitos.
Nos acostumbramos al maltrato y a maltratar – nos -
Nos acostumbramos a que nuestros cuerpos cedan formas y excedan espacios.
Nos acostumbramos a la muerte de los seres queridos y a lo que muere en nosotros cada día.
Y cuando hablo de “acostumbrarnos” no me refiero a “ aceptarlo”, sino a esa forma de andar por la vida con la piedra en el zapato, sintiendo ese picazón en la espalda y no hacer nada para estirar los brazos; o creer que no podemos hacer nada, o saber que nuestros brazos son demasiados o el prurito está demasiado lejos.
Porque “acostumbrarnos” es algo así como un “ mmmm…puta” y seguir… y aceptar es  entender y comprender que sucede o que sucedió, que pertenece a nuestra historia, aún cuando no nos guste, pero no lo escondemos debajo de la alfombra, no lo rumeamos; sino que que lo observamos y nos dejamos fluir; porque resistirlo no tiene sentido. Pero siendo sinceros, ¿ cuántas cosas no tienen sentido?
Nos habituamos. Por ende nos familiarizamos con el entorno, con lo que se acontece, con lo que generamos.
Aceptar es  aprobación; pero no en la acepción de “bien” “de pulgar hacia arriba” o del corriente “ Me gusta” sino aprobación como asentimiento, tolerancia.
Grandes ventajas encontraríamos si día con día podríamos reubicar nuestros pensamientos. Si a esos que padecen la tierra y las polillas del acostumbramiento, los bajáramos a la aceptación; seguramente los podríamos reutilizar.
Chuchi González

20 de marzo de 2012

20 de marzo, 2012 una oportunidad para agradecer

Hoy en México hubo un sismo de 7.8 grados. No hubo víctimas fatales. Hubo pánico; nervios, angustia, miedo, tristeza; sorpresa. Parálisis, llanto, quietud, incomunicación, vacío. Réplicas.
y cuando todo paso… me quedé mirando a mi alrededor… y me sentí bendecida, cuidada, contenida, amada. ¿Por quién? Por la vida, Dios, el destino, los ángeles, porque sí, porque no, por mis muertos amados, por mis vivos ansiosos.
Hoy la tierra se sacudió el exceso de energía, se estiró, se desperezo, tronó, nos acuno, nos arrulló, nos movió el tape.
Pero detrás de tanta sorpresa, de tantos “ mira si hubiéramos”, “que suerte que no estábamos en” …creció y floreció la oportunidad de agradecer.
  • Agradecer que estamos vivos  y coleando.
  • Agradecer que estamos y somos.
  • Agradecer que todo y nada cambio.
  • Agradecer que hemos despertado para seguir agradeciendo.
Chuchi González

13 de marzo de 2012

¿Todo tiempo pasado fue mejor?

Hoy estrene unos tennis ( zapatillas para nosotros). Los había comprado en el mes de septiembre. Pero insistía en andar con los viejos, gastados y agujereados de siempre. La razón – simple – no quería que se arruinasen; que dejaran de ser una posibilidad, un futuro. Y aferrada a los rotos, iba y venía con los juanetes al descubierto – metáfora- ¡Pero no tanto!
Hoy elegí hacer algo distinto o diferente – como dirían mis alumnos – y dejé el ayer en la bolsa de ropa sucia y me adentre a lo nuevo con entusiasmo y alegría.
Me los calcé con ilusión, la misma de aquellos tiempos en los que la vida era una tortita negra – traducción: pan dulce con azúcar morena en la parte de arrita- y la señora nostalgia de se apodero de mi alma.
Corrí hacia el mural del pasado, ese que tiene fotos de niña, de bebés, de padres jóvenes – tan jóvenes que eran más jóvenes que yo en ese momento – los pantalones elefantes de mi padre, la camisa floreada y entallada de mi madre; los lentes grandes de mosca; las fotos blanco y negro, mi cara casi a estrenar ( 5 AÑOS) con el mismo corte que hoy elegí para la década de los 40.
Un frío cálido me hizo llorar de emoción y de pérdida – y por un instante tuve tantos deseos de regresar a ese columpio y sonreírle a mi padre. Y la voz de la razón me cuestiono entonces: ¿todo pasado fue mejor?
A mí que no me gusta caer en los lugares comunes. He caído. He sido presa de la gran astucia adulta – o de la vejez – de creer que el pasado es y será una sucursal de “lo mejor” –y me pregunto ¿Por qué nos pasa esto? ¿ Por qué en algún momento este utópico pensamiento hace huella en nuestra mente?
  • Porque el pasado, es un lugar seguro; la incertidumbre propia de la vida,  mirando hacia atrás es certeza. Lo que sucedió no se puede borrar.
  • Porque el pasado es un examen aprobado – triste o feliz – es el cimiento de nuestro presente.
  • Porque el pasado es nuestra historia;  nos remontarnos a las raíces  de quiénes somos.
  • Porque el pasado – añorado – en determinados instantes de la vida es el recuerdo de la pérdida que aún nos “raspa en el alma.”
  • Porque el pasado no sólo son los ‘80, es antes de ayer cuando se fue la oportunidad de decir un “te quiero” en un camión (Colectivo).
  • Porque el pasado es tomar conciencia  y distancia del presente para volver a observar y volver a largarnos con energía a la vida.
  • Porque el pasado son las posibilidades que ya no son posibles de barajar.
  • Porque el pasado no existe, y en ocasiones tenemos la necesidad de fugarnos de lo que “hay” a un mundo inexistente pero conocido.
Sin dudas, el mejor tiempo que tenemos es el que estamos viviendo, porque es el que nos sucede. Añorar, mirar atrás de vez en tanto como una tarea para reconfortarnos por el camino logrado; es útil. Pero vivir creyendo que lo que “fue” es y será mejor, es renunciar a la posibilidad de seguir creciendo.
Chuchi González

8 de marzo de 2012

Feliz día de la Mujer


No te des por vencida, ni aun vencida,
no te sientas esclava, ni aun esclava;
trémulo de pavor, piénsate brava,
y arremete feroz, ya mal herida.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Chuchi González

2 de marzo de 2012

Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…

¿Qué cosa?… desprender… volar… seguir… olvidar… ¿ A quién?
Amar… a uno mismo… al otro… a todos… a ¿ninguno?.. Presente… pasado… futuro… pasado ¿ pisado?…¿ cimiento?… ¿bases?….
…enganchados… tironeados…sobrepuestos… arrimados…apoyados… ¿injertos?
Rompimiento… quiebres…devoluciones… venganza… miedos…
Respira profundamente, retén el aire… y exhala… la vida que pasa por los orificios de tu nariz; FELICIDADES: Es tu vida!… Enhorabuena que te has hecho partícipe de una vida… tanto enviar “ reclamos al 404” + send … que el universo te ha escuchado y te ha liberado de la condena.
Ahora tienes espacios para ir, deshacer, armar, y seguir creando. Pero ¿ te asusta? … ¿Acaso no querías una vida?…¿Acaso no refunfuñabas en las noches que ese cuerpo dormido era el fabricante de tu infelicidad? … 'pero ahora que te miro – reflexiono – ¿ a qué cuerpo dormido te referías? … ¿Al de tu pareja distraída en su submundo rosa? … o ¿ al tuyo, cómodo y conformista?…
…Te lo dije más de una vez…CRECER DUELE… y sino pregúntale a mis rodillas… y comienza a aprender la lección de los verbos infinitivos…Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…
Soltar tus premisas limitantes, estrechas, mustias, sobre tú mismo y sobre el mundo… arranca de cuajo la venda elástica que oprime el valor de tu mente corazón y mira… más allá de lo que ves hay un horizonte que seduce a seguir…
Cortar con tus mambos dramáticos, lo que sucedió o no sucedió en tu vida o en la del astronauta vecino de tu casa…a veces – o casi siempre – la vida se encapricha en hacer lo que quiere… es su privilegio… y el tuyo es adaptarte… acomodarte, rediseñarte…amoldarte… y gozar…
Fluir por los días, por las semanas, por los meses, por los años, por las estaciones del tiempo…por los brazos de un amigo… por la charla interna, íntima y necesaria… por el juego de “TO BE OR NOT TO BE”… y aceptar SER…
Perder el mío al abandono…a no estar listo o preparado… a no saber cómo ni cuando… a no ser querido ni odiado…a no ser necesitado… a no ser reconocido… a no ser lo necesario… a no ser…porque sin darte cuenta “ ya eres”… eres lo que eres y eso es suficiente cuando despiertas y te das cuenta que nadie te abandona… que todos estamos de paso… que nuestro andar vagabundo tiene un medida exacta, que caduca… aún antes de lo preciado…
Ganar las ansias locas y entusiastas de vivir en plenitud y satisfacción con lo que tienes…- aún cuando creas o sientas que te falta –; la sonrisa inmaculada de asombrarte y arremangarte el corazón con las cosas más simples de la simpleza; el amor de la pureza de todo lo que te rodea y ni siquiera te nombra…la bendición de saberte amado por uno, dos o tres… y entender que TRES es multitud… porque el amor aunque abunda en este mundo se ha vuelto escaso…
Cuando era niña quería ser polen… es una buena forma de  …Soltar… cortar… fluir… perder… .ganar…
… navegar en la nada absoluta del tiempo… vivir de ausencias…no saber con claridad dónde estar en cada momento… fecundar por ahí… germinar por allá… comprender sin más que la vida… es INCERTIDUMBRE – y paradójicamente – esa es su CERTEZA.

Chuchi González