25 de febrero de 2012

Breve pensamiento…

A veces me quedo sin palabras, y la saliva, como el mercurio gotea por mi garganta. Busco y miro hacia los lados, intentando creer, en lo que no creo; que fuera de mí, pudiera estar el espacio que llenase mi vacío.
En el exterior no hay nada, solo acción inactiva; presencia fugaz, y un poema de Jorge Luis Borges llega a mi memoria como un pañuelo sutil para corregir una lágrima derramada – “ Las tardes a las tardes son todas iguales”
Y el capricho me desgarra desde dentro…

Chuchi González

1 de febrero de 2012

La virtualidad de la vida


Se me acaba de caer la BlackBerry en el inodoro del gym – que está en remodelación desde 1978 ( grrrr) – y como ahora todos los arquitectos donde ven un m2 hacen un edificio, el cubículo de descarga es tan pequeño, que los culos tamaño familiar como el mío no entramos y una maniobra rara y mi relación más estable – parafraseando a alguien conocido– se sumergió en el agua y yo en crisis.
Cómo una madre primeriza salé a toda velocidad, y recogí del piso un trapo de – trapear – y trate – y lo hice – de dar los primeros auxilios, pero ya no quiso encender. La angustia se vistió de saliva corrosiva, y miles de “pensamientos no traducibles ocuparon mi cabeza.”
De regreso, la soledad me atacó por la espalda. Me sentí desconectada de todos con lo que nunca estoy conectada pero estaban en mis contactos.
Recordé aquellos años dorados de libretitas telefónicas, espiral de alambre y hojitas a rayas, que te obligaba a recordar 5-3-5-3-4-5-6…( el teléfono suena y tu no estás (Sólo para entendidos)…)…  y ahora por tener teléfonos inteligentes perdemos la inteligencia intelectual y emocional… ahora es todo a través de “esos aparatitos”.
Te digo “ te odio y te amo” con la misma letra o con las imágenes de otros usuarios; lo que no nos atrevemos a decir “ lo publicamos a modo de reflexión en el muro de nuestras redes sociales favoritas”; y así estamos todos pululando en torno a la tecnología, colgando lo mejor de nosotros mismos en el ciber-espacio. Y todo se traslada a un universo inmaterial, extra terrícola, inmenso, y complejo.
Y cuando la inteligencia artificial falla, se nos cae el sistema a nosotros, como a mí ahora que me doy cuenta que no tengo el número para ubicar a mi taxista preferido; a mi dentista querido, a la portera de mi casa, a los galanes irresueltos, y un sin fin de datos que registraré como necesarios, cuando los necesite.
Lo virtual es lo opuesto a lo real y a la realidad; pero ¿ que es lo real?
Si vivimos adaptados a una forma externa de ser y estar que nos permiten los adelantos de la tecnología; ¿ que implica la realidad? acaso ¿ no es lo que se acepta'?; si las grandes distancias, las extensas jornadas laborales, las costumbres que como sociedad se han generado, han permitido la creación de las relaciones “por internet” ¿ por qué son virtuales? quiero decir ¿ por qué creemos que no son reales? ¿ por qué no le vemos la cara al don o a la doña? ¿ por qué no sabemos quienes somos?
y nosotros ¿ sabemos quién es el que está enfrente? ¿ sabemos quienes somos nosotros mismos?´¿Conocemos la cara del que duerme a nuestro lado? o ¿ sólo una imagen reconocible por nuestros ojos?
¿Acaso no vivimos inmerso en lo virtual, no por oposición a lo real-realidad, sino por una imposibilidad material de acceder a la naturaleza de las cosas?¿ Por qué lunes o sábado no es virtual?  Si es sólo una convención. Si nosotros tenemos por límite nuestra biología, vemos e interpretamos todo desde ese filtro ¿ que quedará fuera? ¿ qué no alcanzaremos a observar? ¿Todo es espejismo? Si somos unidas biológicas cerradas, circuitos cerrados de sentidos ¿ que posibilidad dar sentido poseo?
Me duele la cabeza. Sería más fácil ir a TELCEL y cambiar de equipo, que ponerme a divagar en todo esto… ufff – me estoy quedando sin batería.
Chuchi González

20 de enero de 2012

Otra vez S.O.P.A


Un breve llamado a la solidaridad: zapatero a tu zapatos
Acabo de abrir; estuvo cerrado por vacaciones; cabe aclarar que he aprendido con el paso de los años a manejar mi ansiedad y ahora cuando es momento de desconectarme, me desconecto. Mi estilo estratega-analítico; me han otorgado el don de la disciplina y el poder de disfrutar cada cosa que emprendo. Soy la clase de ser que tiene un estante para cada cosa; un cajón para servilletas, un clóset para la ropa deportiva, una hora para el gimnasio, un ritual para mirar las novelas repetidas en Telefé Internacional. Es real que cuando mi armoniosa rutina se ve alterada, la yugular se me infla como globo de cumpleaños; pero enseguida le encuentro la vuelta para auto-adaptarme y seguir.
Un nuevo año con el blog, en un par de meses cumplirá 2 años, mi sobrino 6, mi perro 5 y yo 41. Un nuevo ciclo, una nueva posibilidad. Cómo se dice comúnmente: Año nuevo, vida nueva.
Cada comenzar es la esperanza de algo diferente – para bien-; otra OPORTUNIDAD, OPORTUNIDAD; y a veces pasa, y otras veces SOPA. Recurrente historia. A meses de que el mundo desaparezca, la gente insiste con las mismas cosas. Pero por sobre mojado sobre la vida e intimidad de los terceros; dejando caer sobre ellos; las densas gotas de la INJURIA. Y aunque el paraguas de mi personalidad es vasto; no he logrado andar por este sendero sin ser salpicada por ella.
Busque en mi querida Wikipedia y extraje este párrafo que me parece más que revelador:
 Etimológicamente,  la palabra INJURIA  procede de los términos latinos "in" e "ius", significando así, en un sentido muy amplio, todo lo contrario a derecho…   injuria es todo lo que es contra razón y justicia. Esencialmente la injuria es un agravio, ultraje de obra o de palabra, que lesiona la dignidad de  la  persona diferente al que la hace. La injuria es, pues, en síntesis, todo acto que, dirigido a una persona, perjudica su reputación … es decir  un acto lesivo de derechos … Fuente ( http://es.wikipedia.org/wiki/Injuria)
Lamento comunicar a toda la audiencia que fantasea acerca de mi vida sexual, que soy HETEROSEXUAL, más heterosexual a veces de lo que debería. Qué todas las imágenes cimentadas en las cabezas de quienes sostienen y divulgan en forma capciosa actos íntimos por parte de quién suscribe; pertenece pura y exclusivamente a sus deseos no satisfechos. Y los invito a que con la misma energía invertida en hablar de mí y mis elecciones, dirijan su campo de acción hacia sus propias vidas.
Es para mí un acto contrario a razón y justicia que se me relacione con situaciones que no son verosímiles y ni reales; y me llena de horror comprender y observar las miserias humanas. En una era en la que la única posibilidad de cambio “somos nosotros mismos” que cruento y patético me resulta el deseo oscuro de no creer en la amistad, y la fraternidad entre dos mujeres. De etiquetar a las personas que rompen los paradigmas culturas, de juzgar sin conocimiento previo las relaciones, de herir en forma gratuita.
Ser mujer implica mucho más que casarnos y tener hijos a determinada edad; no elegir esos escenarios para nuestras vidas no nos hace por consiguiente:
“raras",malos  bichos”u “homosexuales”.
Yo discrimino, tu discriminas, ellos discriminan, nosotros discriminamos.
Elegimos, apartamos, rechazamos, enaltecemos, olvidamos, resaltamos, marginamos, orillamos.
En un momento de despertar espiritual, estamos demasiados dormidos.
“Ladran, señal que cabalgo – pero soy HETEROSEXUAL-“
Chuchi González

24 de diciembre de 2011

Cuento de Navidad

Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo del sur de Noruega, dónde abundan los pinos y abetos, cada llegada del invierno era la bienvenida de una epidemia que la ciencia de la época no sabía cómo tratar.
Los bosques se vestían de oscuridad y nieve, el viento bravío se instalaba indiferente como un dolor de espalda y el sol desancoraba sus tentáculos del mar celestial en forma prematura.
Los nativos desde comienzo de la temporada comenzaban a enfermar, los primeros síntomas eran asignados a las bajas temperaturas y al enfriamiento de los pies, que aunque protegidos por gruesas botas, siempre lograban, al menos humedecer uno o dos dedos y dejarlos congelados. Es que en cierta forma, los pies siempre estaban más que expuestos. La costumbre de quitarse el calzado al ingresar a cualquier casa para evitar que la nieve derretida ensucie; era un signo de solidaridad y fraternidad en la comuna.
Pero más allá de los estornudos, dolores de garganta, toses en todas las escalas; advenían otros factores como el cansancio crónico, la tristeza anónima y el aislamiento.
Los senderos reservados al esquí o patinaje, se volvían con el paso de los días menos populares, y la gente caminando sobre el hielo se hacía menos frecuente.
Las altas cumbres de los alrededores parecían reyes guardianes de la nada; coronados por glaciares silenciosos.
La hospitalidad del verano junto con los paseos, después de la comida, por los lagos azules y parques repletos de ardillas, se esfumaba.
Muchos pensaban que tal vez, algún conjuro había caído sobre la población; la naturaleza había sido tan absurdamente gentil con ellos, que quizás la envidia había comenzado a cobrarse sus carencias.
Poco a poco, uno a uno, todos se enfermaban, algún más otro menos, pero nadie estaba inmunizado al misterio del invierno.
En aquella oportunidad, un médico que viajaba documentando rarezas y costumbres de distintos lugares, se albergó durante algunas noches en un hostal de la zona.
- Buenas Noches, bienvenido a nuestro refugio, Sr…? –Preguntó con gran amabilidad el Sr. Arne, dueño del hospedaje.
- Oh!..qué tal amigo, gracias, muchas gracias – Respondió el Dr. Pentti ; mientras con esfuerzo se desenredaba la bufanda, aflojaba las botas y seguía respirando.
- Es un gran placer tenerlo con nosotros, quiere cenar además de la habitación –Indagó Arne, sosteniendo al doctor de un brazo para agilizarle el trámite.
- Seguramente eso estaría muy bien, tengo el apetito hambriento – Riéndose a las carcajadas de su mal humor, exclamó el viejo.
- Tenemos Rackfisch y sopas Sr.
- Mmmm, delicioso… acepto; esa trucha fermentada – Dijo el Doctor estallando otra vez en carcajadas.
- Usted, Sr…?
- Doctor Pentti
- Ah, muy bien, Usted Doctor Pentti, tiene un excelente humor, ya necesitaríamos por aquí que nos contagiara – Confesó Arne con gestos abrumados
- Porqué dice eso querido…¿ Arne, verdad? – Preguntó el doctor, acercándose al gafete de metal que su interlocutor lucía en el pecho del lado izquierdo, al tanto que se sacaba los lentes empañados para limpiarlos con un pañuelo de seda.
- Sí! Arne, es mi nombre
- Muy bien, hijo, por qué dices eso? Insistió el visitante con el rostro reflexivo.
- Sucede que al llegar esta estación nada es como era antes, los vecinos enferman, los remedios no curan, todo se puebla de soledad. Se cierran las tiendas, las escuelas, los domingos de vino y cerveza que eran entre amigos, se dejan para otros meses. Todo se torna extremadamente melancólico y nostálgico.
- Pero alguien ha sabido dar respuesta a todo esto?
- Nadie. Le sirvo un poco más de Rack…
- Por supuesto- interrumpió Pentti relamiendo su bigote como lo haría cualquier gato después de tomar leche. Y Prosiguió:
- Tiene que haber alguna razón para todo este cambio, Arne; yo que vengo vagando por todo el mundo, he conocido muchas ciudades y costumbres extravagantes, pero nunca una dolencia como la que Usted me comenta.
- Pero, Usted, es médico, verdad?.
- Si, así es, así es…
- Entonces Usted que es un gran conocedor, puede ayudarnos a develar el embrujo que tenemos.
- No, no, no. No creo que se trate de situaciones como esas, para nada, estoy confiado de que podemos encontrar una causa lógica a tanto malestar. Ahora me iré a descansar y mañana veremos Arne, veremos qué podemos hacer.
- Gracias, Dr. Pentti.
El Dr. Pentti dedicó varias horas a discernir sobre la problemática de la comarca. Y para pensar mejor decidió dejarse adentrar por un sendero que llevaba a los verdes profundos del boscaje. Caminó durante un largo rato. Sus ojos se extasiaban frente a tanta belleza y serenidad. El paisaje parecía pintado por la paleta de colores de un artista del renacimiento, el cortejo florístico pobre esgrimía álamos, serbales, helechos y musgos. De pronto el latido de su corazón lo regresó a la realidad. Era tan penetrante el silencio que hasta juraría que podía llegar a ensordecerle. Y entre un inhalación entrecortada sintió la presencia de Dios inmaculada y soberbia. Magna. Espiritual. ¿Cómo no habría de pensar en Dios pese a su ciencia? Si ese recóndito espacio de perfección devenía de su mano.
¿Dónde estarían los animales? Todo eso parecía abandonado. Tal vez la frondosa vegetación esclava a sus raíces no podía emigrar; pero tal vez de poder no estarían.
¿Qué llevaba a los osos, a los zorros, al lobo o a la comadreja a huir o esconderse? ¿De qué huían los hombres, las mujeres, los niños? ¿Qué añoraban? ¿Qué significado tenía la añoranza?
De repente un absurdo vuelo loco de una gaviota equivocada volando al ras del lago entumecido lo mareó, el susto cegó su vista por un instante y al recuperarla reveló la incertidumbre.
- Luz, luz, luz! – Gritó eufórico
Y reparó que frente a él, un imponente pino lo miraba serio.
- Estrellas!, Estrellas!, Luz, Luz – Continuó gritando
Cuenta la leyenda, que el Dr. Pentti mandó a talar pinos, para que todos los pueblerinos los colocaran en sus casas y los adornaran con luces, estrellas, ángeles, esferas y guirnaldas. Y así fue como nació el árbol de navidad, inspirado en un loco buscador que encontró su propia guía interior preocupado por ayudar a sus prójimos.
Se dice que desde ese año la tristeza nunca más hizo nido en el lugar, todos al llegar el invierno decoraban sus casas con coronas de pinos en la puerta, candiles, y cadenas de luces. Los pinos recordaban el milagro de la vida, seguridad y confianza y las luces, el calor y el maestro interno que todos tenemos.
Para no perder la luz siempre hay que apoyar a quienes lo necesitan – expresó el Dr. Pentti antes de marcharse.

FELIZ NAVIDAD!

29 de noviembre de 2011

Apestada

Estoy en cama. Sola. Ratones paranoicos abstenerse. Con la nariz congestionada por una multitud de mocosos líquidos amarillentos; los ojos henchidos como la mirada de los sapos en un lago, la piel seca como la lija sádica que acaricia la madera; el pelo abierto como un libro por la mitad-paralizado en algún capítulo que se resiste-; la garganta roja, inflamada, y el pecho cantor de una tos de perros, gatos. De tanto sonarme la nariz, traigo irritación cutánea,los nervios de puntas – me he vuelto más sensible a todo y todos-;he roto mi transparencia en materia de salud; y heme aquí esclava.
Mensajes metafísicos y cientificistas van y vienen desde mi BlackBerry y Facebook. Algunos creen que es la nostalgia, el virus en cuestión; otros el cambio de clima. Y pienso, ¿ Para qué sirve saber la causa? ¿ Cambia el resultado? ¿ Cesa el catarro profundo de mi garganta con arena?
Quizás para el futuro conocer el desencadenante del problema sirva para elevar las defensas, pero ahora no; o ahora sí; convivir cinco días con alguien que traía un virus me apesto. Entonces me doy cuenta de algo poderoso y enriquecedor; cómo convivir con gente tóxica enferma nuestra existencia. Voy más allá de la gripe propia del inicio de estación; reflexiono en todo lo que apesta.
Hay mucho de apesta. Enferma, destruye y mata.
Por eso desde mi morada dedico esta entrada a todos los que apestan; a los que ni siquiera se aguantan a sí mismos.
Hago entrega y mención especial de “Post apestoso” a
  • Los que hacen de cuenta que la vida de los demás les importa y sólo ven por sus intereses personales.
  • Los que se escudan en los defectos de los demás para purgar sus culpas.
  • Los que venden imagen de correctud y sangran vicios y malicia
  • Los doble caras
  • Los que castigan por celos e inseguridad
  • Los que abusan de la generosidad de sus prójimos
  • Los que ofertan ilusiones ajenas
  • Los que arrebatan, usurpan o plagian ideas improvisadas
  • Los que se hacen rogar, y esperar para sentirse importantes
  • Los que juegan con las necesidades de las personas
  • Los que sicopatean con filosofía barata  los corazones
  • Los que rompen acuerdos con la misma mano con que los sellan
  • Los que desaparecen sin dejar rastro
  • Los que dicen “Gracias” queriendo decir “Me lo debes”
  • Los que dicen “ Mañana, luego” queriendo decir “Nunca”
  • Los que se meten en la vida de los demás por la lateral, sin pedir permiso y con cara de “yo no fui”
  • Los que basan sus discursos en calumnias
  • Los que llevan y traen y al fin de cuenta no se hacen cargo de nada
Para todos ustedes envíen desde su celular un mensaje de texto con la palabra VIDA y ocúpense de la propia, que de tanto pregonar HUMILDAD – se les nota- que no saben que significa.
“Humildad consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento” – Virtud diametralmente opuesta para Madame Perfección -
                                                          Chuchi González

25 de noviembre de 2011

Muchas formas inverosímiles de decir ADIOS

Busqué en el diccionario “INVEROSIMIL” para ser coherente con lo que quería expresar. Del adjetivo “que no tiene apariencia de verdad”.
Historia inverosímil, si las hay; las mil y una formas de decir “no te llamaré nunca más, no te volveré a ver” sin decirlo.
Preámbulo: La mayoría de los individuos que conozco pregonan su deseo más íntimo de vivir en un mundo mejor; sin embargo, en sus acciones se vislumbra lo contrario, porque la mejor forma de vivir en un mejor mundo, es siendo mejores seres humanos nosotros, y para ello deberemos empezar por el lenguaje. Decir lo contrario de lo que piensas hacer, no construye; destruye mundos, relaciones, esperanzas, ilusiones – entre otras figuras que ahora no recuerdo-
He descubierto con el tiempo, y la experiencia de mi oficio – coach motivacional – que las personas temen – en forma desenfrenada a las palabras – cómo si las palabras fuesen armas de doble filo o bestias salvajes. Si bien “ el lenguaje es creador de mundos”; las palabras sin la acción de quién las pronuncia no ejecutan ningún efecto.
La gente le tiene miedo a decir lo que siente. Por eso inventa lo que no siente y te dice “te veo” cuando quiere decir “ nunca más te voy a buscar” o “éxitos” cuando quiere decir “ que te vaya mal”.
Yo me lo sé. Y en materia masculina; son especiales en decir lo que creen que no aguantaríamos escuchar. De alguna forma son como ángeles benévolos que detestan romper nuestras frágiles corazones; pero en el fondo no quieren romper su imagen de “ buen tipo” y no soportar las consecuencias de sus elecciones.
Sin embargo, sería tan fácil ir por el mundo diciendo lo que sentimos; habría menos sufrimiento, resentimiento y resignación. Empezar a decir al “ pan, pan y al vino, vino, y al no te voy llamar más; se terminó”. Al “no te quiero más en mi vida, eso no te quiero más en mi vida, en lugar de enhebrar un juego macabro de suposiciones e ilusiones que caerán muertas en un futuro cercano.
Las mentiras se huelen porque tienen un olor especial, es como el olor de una habitación con humedad, nadie la nombra pero se hace presente.
Las mentiras desencajan la mandíbula del que las pronuncia, los ojos cambian de eje, y el trato se vuelve distante. Aunque no lo quieras, se hace notar; porque el cuerpo no miente.
¿Cómo vamos a construir un mundo mejor desde el escombro del otro?
Hay mil formas de decir adiós sin decir adiós, pero todas muestran la hilacha de la indiferencia. Aunque te pongas creativo; todos nos damos cuenta.
No mires al de al lado; te hablo a ti.
“aquél día, lo supe, no lo iba a volver a ver más”
Chuchi González

20 de noviembre de 2011

Los restos del niño que fui…

Es mi entrada 100. No sé aún porque “100” es como la “ostia”; se celebran los “100 programas al aire”, “100 emisiones radiales”; “100 entradas en un blog”; tal vez ni siquiera se celebre; tal vez sólo algunos que otros lo han hecho, lo he escuchado, y acá estoy siguiendo un paradigma que tal vez nadie “se re formulo ¿ por qué carajos cien?
Busco en internet sobre el 100; y me dice que es el número que precede al 99; ¿No es fantástica tal simple explicación? ¿No raya en lo irrisorio? ¿Acaso la vida humana no sería mejor si todas las dudas tuvieran respuestas así de sencillas?
Y mientras voy y vengo pensando sobre qué escribir en mi entrada número “100”; enciendo el televisor y veo unos ojos grandes como avellanas maduras inmersos en una sonrisa de “Colgate” traviesa; y me informo que es TOMÁS; que su imagen pertenece a quién fuese un niño de 9 años asesinado a golpes por las manos de su padrastro.
Se me hace un nudo en la garganta y la piel se me enciende erizada de escalofrío. Tengo un sobrino de cinco años; tan vulnerable como él, un sobrino postizo de cuatro años, tan vulnerable como ellos dos, y como otros tantos, que día con día mueren asfixiados en las mentiras y odios de los adultos.
Escucho que dicen “ los restos de…” e inmediatamente e irremediablemente ( y elijo abusar ahora mismo de los adverbios terminados en mente) la imagen de mi papá viene a mi mente; “su restos”, “los restos de quién fuera en vida mi padre se me asemejan a una bolsa de huesos y carne caducada con un letrero que indica “resignación”.
Resignación, la puta madre. Es el peor de los sentimientos. Es el juicio de valor que indica “esto es lo que hay” – ¿Los restos? ¿Sólo los restos?- que expone “ya no se puede nada más que hacer” –¿No se puede nada más que hacer con mi padre, con Tomás o con los asesinos mentales que enfadados de odio aniquilan las vidas que florecen?
Me quedo pensando, que tanta tristeza y angustia en una entrada número 100 no era lo que tenía pensado cuando escribí la entrada número 1; pero tampoco nada de lo vivido de la 1 a la 100 lo había planificado, sostenido, o insinuado.
En la “1” papá estaba enfermo de una  (mierda enfermedad llamada con nombre y apellido MIELOMA MULTIPLE ) enfermedad crónica terminal y en la 100 “sus restos son abono de la tierra”.
En la “1” Tomas jugaba a la pelota – tal vez – e imaginaba que de grande sería bombero o maestro  ( a la edad de Tomas siempre queremos ser súper héroes de sueldo magro) y en la 100 “sus restos se examinan, observan e investigan en pericias policiales”.
¡Cuántas cosas pasan del 1 al 100!
¡Cuántas vidas se desploman, una tras otra, sin sentido!
Y nosotros, los que seguimos en el milagro de la vida ¿ Qué hacemos por los que no están, por los que están, por los que echaron?
El 25 de noviembre es el día de la Lucha contra la Violencia de Género; ¿ será que se tendrá que inaugurar un nuevo día de lucha contra la violencia desgarradora de ser motín de asuntos de pareja?
¿Cómo puede un hombre matar a otro hombre? No me entra en la mente, en la razón, en mi ilógica lógica; pero más aún ¿Cómo puede un padre, un padrastro matar a un hombrecito indefenso, lleno de sueños, ilusiones, días por vivir?
La ley del Talión – ojo por ojo – Ya nos ha dejado a la sociedad ciega.
Es la entrada número 100, una entrada desordenada, pasional, y para mí de inmensa tristeza. A veces siento que cuando empiezo a armar el rompecabezas de la vida, viene un viento norte y me desordena todas las piezas por todos lados; y recomponerme me lleva un tiempo prudencial, en que me sumerjo al fondo de mi misma y luego salgo.
¿Qué pasará por la cabeza de la madre de Tomás? ¿Qué tendrá que ver el amor con este desenlace? ¿Qué pasará en la cabeza de los niños, de los compañeros de Tomás, de los que escuchan la radio o ven noticias en la tele? ¿Se incrementará el miedo a los adultos?
¿Qué habrá pasado por la cabeza de mi padre antes de morir? Es la misma pregunta que me pregunto desde que murió mi abuela.
¿Qué se sentirá percibir a la muerte, oler su figura? ¿ Qué habrá pensado Tomas, Candela, Pupi?
Todo lo que queda de ellos son los restos, los restos de los niños que fueron.
Los recuerdos de quién pueda recordarlos.Qué en paz descansemos nosotros, los vivos, si es que podemos. Nuestros muertos pertenecen a nuestros recuerdos.
Me quiero quedar con la fantasía de creer, que ahora son ángeles volando libres.
 Chuchi González

5 de noviembre de 2011

Cuando amas a alguien…

Anoche dormimos juntos. Creo que me extrañaba. Y yo a él. Aunque ninguno lo manifestara, la distancia impuesta por la rutina, nos empezó a calar en el alma  y sin dar el brazo a torcer, coincidimos en la cama; de cucharita; respirando al mismo ritmo; y él llenándome de besos los brazos que lo contenían.
Estoy enamorada. Lo sé porque mirarlo me emociona. Lo sé porque mi locura callejera se me olvida cuando me devuelve en su mirada la proyección de quién soy. Lo sé porque me estremece verlo alegre, y cómplice. Lo sé porque sus silencios que esconden reproches y reclamos; me alivian para que siga en mis metas. Lo sé porque el poco tiempo compartido, es una epifanía que corona de gloriosos instantes nuestras vidas. Lo sé porque me enternece.
Somos diferentes. Sus necesidades y deseos, son tan adversos a los míos; y aún así lo comprendo; su presencia me permitió ser empática. Mis gustos y necesidades son muy diferentes a las suyas; y aún así, me da los espacios suficientes para que eche a volar; vaya y venga.
No recuerdo a ver tenido otra relación tan profunda, leal, e intensa. Es tan romántico, que a veces me asfixia con lo mismo que me seduce: su cascada de besos dulces; su espontaneidad absoluta, su exquisita honestidad emocional.
No le importa quién nos ve. No espera a estar solos para ser afectuoso. Aunque a veces reacciona con recelo si yo me sobrepaso en la calle. Siento celos – entonces – porque su EGO de DON JUAN; a veces nos juega una mala pasada. Quiere ser visto en su grandeza, libre, y seguro; alejado de cursilerías como el amor. Pero pese a eso se que me ama.
Se que no habrá otra mujer como yo para él en la vida. Que conocerá algunas más, tal vez – no lo sé –pero sé que yo seré la única, la mejor; la bien amada. Y él para mí, el único. Aunque vengan otros, tal vez sí, tal vez no.
Anoche dormimos juntos. De cerca, conectados. Y ahora mientras escribo, lo extraño. No veo la hora de volver a tenerlo entre mis brazos. Sentir su respiración, su calor, su afecto.
Deberé esperar unas horas más hasta regresar a casa. Y entonces cuando la puerta se abra, vendrá corriendo hacia mí, a recibirme con la euforia de siempre, a darme la bienvenida a nuestro hogar. Vendrá con una prisa atormentada; sacudiendo como caballo loco su cuerpo; y su cola agitada como un colibrí en primavera.
                                                                   Chuchi Gonzalez