21 de octubre de 2010

De heroínas y sacrificios

                                                                                          
      Para Fernanda del Villar
“Igual somos amigos, porque para enemigos, hay un montón de gente, corriente…” (Andrés Calamaro)
Cuando uno piensa en héroes, piensa en Batman, Superman, la Mujer Maravilla, el Hombre Araña; claro entiéndase cuando “uno”- el que piensa – tiene casi cuarenta años. Los héroes son arquetipos masculinos y femeninos que han definido y definen “un ser ideal” con el que muchas veces fantaseamos. A todos algunas vez nos sedujo la fantasía de tener poderes especiales, combatir con los villanos que nos hacen la vida “cuadrille,” y “hacer justicia”; repartir el poder entre los pobres y un poquito para nosotros, y “embrujar” a ese corazón rebelde.
Pero hoy sin embargo no quiero recordar a esos enmascarados, perfectos, acaudalados, y manifiestos héroes, que bajan de la nada a dar de golpes a los malos, o que rescatan mascotas extraviadas en las ramas de los árboles. Yo quiero hablar de los que no vuelan, no se estiran, no se hacen invisibles, no trepan por los edificios, no tienen lazos mágicos.
Esos héroes que son comunes; tan comunes que nadie evidencia que lo son. Y que lo mejor de todo, no usan doble personalidad: la heroica y la estúpida; se muestran tal cuál son; lo único que sucede con ellos es que “no todos acceden a su heroísmo” pues habrá que mirarlos con el corazón para ello.
Hoy es cumpleaños de mi Archi-amiga y heroína Fernanda. Me ha salvado y me salva de muchas complicaciones existenciales; me da fuerza para seguir, para sonreír, y construir nuevos sueños. Es la que aprueba mis ironías y mis aciertos; la que se nutre de lo que cocino y la que en silencio se hace cómplice de mi soledad.
Ella se sacrifica por amor; aunque para el Gordo Bucay, gran amigo imaginario nuestro; el amor no requiere de la consumación del sacrificio. Pero digamos que entonces ella es capaz de ser cuál Edipo, y arrancarse los ojos, con tal de que yo vea un mundo de posibilidades. Ella sabe querer sin publicidad ni patrocinadores; es simple como una taza de café sin azúcar y se alista a pelear en todas las que batallas en las que las brujas feas y viejas quieran doblegar mi espíritu valiente.
Ella sabe que para ser es necesario el “otro”; que cada uno “es” en función de los demás; y por eso su vida tiene sentido cuando la mía lo siente y lo vibra; cuando nos podemos mirar y reír –aunque no nos sobren los motivos-. Creo que un héroe hace eso; toma conciencia de quién es en relación a los demás y a partir de ahí crea un experiencia definitiva para los que tenemos la “fortuna” de caminar bajo su mismo.
Hoy en su cumpleaños quise hacer algo diferente, y elegí este espacio, mi espacio, mi santuario para gritarle a todos, que hace 27 años, –justo cuando ella nació- el mundo empezó a ser un “lugar mejor” ¿Qué coincidencia, verdad?
                                                             Chuchi
¡Feliz Cumpleaños!

17 de octubre de 2010

Amor Incondicional


Todas queremos ser amadas incondicionalmente, que por encima de cualquier error, fracaso o triste suceso se nos siga amando. Necesitamos amor y deseamos que el amor sea incondicional, como el que nosotras mismas decimos tener.Pero, ¿es posible realmente el amor incondicional o es un valor abstracto e inalcanzable? ¿Alguien ama sin condición alguna? ¿Sin esperar nada a cambio, ni siquiera algo de amor?
Recientemente la Asociación Estadounidense de Hospitales Veterinarios realizó una encuesta en base a la hipótesis de “¿A quién llevaría de compañía si tendría que vivir en una isla desierta?, los datos fueron altamente reveladores, dado que un 80% de personas declararon que su acompañante perfecto sería su mascota por el amor incondicional que le retribuyen.
Me quedé pensando un largo rato sobre lo que había leído, mientras veía a mi perro “Tango”, acostado en el sillón de la sala lamerse las patas delanteras. Susurré su nombre con un tono meloso y volteó con urgencia hacia mí.
El porqué de las respuestas ciertamente estaba relacionado con la necesidad que los seres humanos arrastramos desde que nuestros padres dejan de ser dioses y la incondicionalidad del amor se acaba. Cierto es sin embargo, que toda regla, tiene su excepción, hemos visto por noticias, experiencias cercanas o propias que esa “incondicionalidad del vínculo paternal (incluyo en la palabra madres y padres) es otra creencia absoluta que deberíamos comenzar a rediseñar. Sin embargo, para seguir en la línea de mi pensamiento, “la incondicionalidad” es otra veta tramposa que la sociedad le ha impuesto al amor.
Nos gusta gritar a viva voz que somos capaces de “cualquier cosa” por ese otro, que “amamos” en sin condiciones, y que por sobre todas las cosas, el verdadero amor es incondicional, como diría Luis Miguel: “Tú, la misma de ayer, la incondicional, la que no espera nada”.“Incondicional”
Una pregunta a realizarse es: ¿en la vida real este gran adjetivo es factible de actuar (ejercerse) o sólo es una linda máscara que nos hace “quedar bien hacia afuera y sentirnos buenos hacia dentro”?
Para poder responder a estas interrogantes, comencé por donde un sabio amante de las palabras comenzaría: el diccionario de la Real Academia Española. Mi desconfianza se coronó de sorpresa al revelarme que “incondicional” es un adjetivo que significa “ABSOLUTO, sin restricción ni requisito”.
Comencé a analizar el término desde su concepto a la aplicación coloquial concedida por los usos y costumbres. Si ser incondicional es no tener límite alguno, ni exigencia ¿por qué pretendemos en las relaciones que él otro me comprenda o me acepte tal cual soy? ¿Acaso esa no es una condición? Si el auténtico amor es el que no está condicionado ¿Por qué nos ofendemos cuando el otro actúa de forma diferente? Si ser INCONDICIONAL es no esperar nada a cambio, como la amiga de Luis Miguel, ¿Por qué nos sentimos amenazados cuando nuestra pareja decide destinos distintos a nosotros? Acaso nuestras relaciones ¿no están supeditadas a circunstancias?
Nuestro perro es el mejor amigo que tenemos siempre y cuando no orine o no se coma los muebles de la casa, porque cuando lo hace, lejos de “generar aceptación,” creamos ESTRÉS, pues el animalito no se comportó “cómo debía”. ¿Será tal vez, que anhelamos un vínculo incondicional del otro hacia nosotros, pero sujeto a restricciones de acá para allá? ¿Seguiremos atados a la fantasía infantil de la seguridad emocional profesada por nuestros progenitores?
Sea cuál sea el motor que nos lleva a esa búsqueda inexistente, me pregunto con infame ingenuidad ¿qué tiene de malo que el amor adulto sea condicional? ¿Acaso no nos hace más responsable de las relaciones que creamos?
Si somos conscientes de que el vínculo que estamos estableciendo tiene fronteras, fondos, demarcaciones; que vive porque ambos insuflamos oxígeno, nutrientes; que es la respuesta a la dedicación TUYA + MÍA (y no una secuela azarosa del destino), habremos aprendido que debemos “cuidarlo”, “observarlo”, “mimarlo”, “alimentarlo”, “protegerlo de las flaquezas, de la rutina, de las tentaciones”.
Qué depende de NOSOTROS (tú+yo+ más nuestros miedos) para que siga VIVO.
Entenderemos que el AMOR por sí sólo no es suficiente (o que lo es en un plano abstracto) que siempre necesita de NOSOTROS para fluir y no desvanecerse en el intento de SER.

Amor incondicional, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.


Más Premios

Una bloggera muy querida, Natalia de"Histerias de mi" me ha regalado este premio, que implica confesar 9 cosas que me gustan y a su vez pasarlo a 9 blogs más... Mil gracias Naty por pensar en mí y comentarme siempre, seguirme y leerme, uno escribe para ser leído y me resulta muy placentero saber que éstas ahí detrás de mis líneas. Me encanta esto del mundo bloggero porque es una suerte de "coincidir" con muchas personas que sin conocernos físicamente tenemos muchos intereses en común.
Mil gracias Naty -http://histeriasdemi.blogspot.com/

Mis 9 placeres son: Escribir-Cocinar-Leer-Hacer Ejercicio- Mi trabajo-Aprender- Andrés Calamaro- Susana Gimenez-Estar con mis amigos
Mis nominados son:
                                                            http://elescaparatederosa.blogspot.com/
                                                            http://rodaryvolar-carmen.blogspot.com/


                                   Muchas Gracias! Sigamos escribiendo para seguir compartiendo y extendiendo la luz de nuestros corazones. Cada uno de nosotros es una llama que flamea a su modo.
                                                                                                                                Chuchi
                                                          


Premios

He recibido de la pluma de la excelsa Lynette del Blog Rostro de Jano http://rostrodejano.blogspot.com/
dos hermosos premios que tendré el placer de repartir. Los premios según lo que entendí son: Blog Preferido y Rey/Reina Bloggera  ¿Acaso no es hermoso compartir?


Y mis nominados son:
Natalia -por sus fantásticas histerias que me hacen reír y pensar
Tannatos - por su palabras románticas y profundas que me hace enamorar de la vida
Elfa- por su excentrica capacidad de hacer esas maravillas punto cruz con sus manos y (mi envidia) de con las mía apenas atarme los cordones-agujetas de las zapatillas-tennis
Jael - por la belleza y fuerza de su alma femenina

Besos a todos! y Gracias - me encanta recibir regalitos!

10 de octubre de 2010

Demoliendo creencias

Una Creencias es “ una idea en la que creemos”, puede ser   religiosa, política, cultural, o personal. Aunque a menudo la vivamos como hechos, las creencias no forman parte de lo fático sino del lenguaje de los juicios, es decir de las interpretaciones u opiniones que tenemos respecto de algo. Cuando nuestras creencias son lo suficientemente conservadoras como para NO  ser “re-planteadas” podemos decir que se han convertido en “certezas” en algo que ineludiblemente “es” y punto. No admitimos discrepancias.Pero siguen siendo “miradas,” enfoques íntimos, personales, vinculados con nuestras experiencias; una peculiar forma de describir el mundo de los hechos, de lo que acontece, o de quienes somos o estamos siendo.
Las creencias como productoras de “significado” o sentido en nuestras vidas pueden abrir puertas o dejarnos la “ñata contra el vidrio,” se habla de generadoras de poder o limitantes; entre las primeras encontramos las que nos impulsan hacia adelante, son estimulantes;  y entre las segundas, estarían las que nos obstaculizan, nos frenan, nos paralizan. Pudieron surgir de nuestro entorno o de nosotros mismos.
Yo desde hace un tiempo tenía una creencia limitante que me decía “No sirvo para la repostería”, claro, las creencias se “fundan” en hechos para ser sostenidas; y yo la sostenía sobre la experiencia de una pasta flora, y un budín de pan que me habían quedado “espantosos” (juicio)
A partir de ahí, no había intentado nada “dulce” por mi frustrante idea de “no servir para eso”. Lo salado era mi exclusividad y mi riesgo. La cocina mi domicilio. Y la pastelería mi enemiga pública.
Sin embargo, hoy domingo, 10 del 10 del 2010, fecha cabalística que se repite cada cien años, a las ocho de la mañana comencé la travesía hacia lo diferente.
Dije voy a hacer SCONNES. Y los hice. Los primeros por seguir mis propias reglas y no dar autoridad a los sapientes me salieron duros y secos; los corte demasiado finitos. Pero imposible largar la toalla, y volví al segundo intento; ahora sí dispuesta a la ESCUCHA. Y me salieron “bien y sabrosos”. Me sentí tan orgullosa que les tomé foto.
¿Cómo se construye una creencia?
Se construye con hechos, si creemos en algo negativo y devastador acerca de nosotros mismos, nuestro cerebro se encargará de postearnos una lista inmensa de eventos en dónde hayamos fallado. De esa forma los hechos sostendrán la idea limitante.
Una creencia es como una mesa, la tabla es la idea, las patas que la detienen son los hechos que buscamos para tal fin.
En mi mesa, la pasta frola dura, y el budín de pan quemado; más los numerosos platillos salados que siempre me salieron bien en la primera oportunidad la construyeron.
Todo depende con qué quieres tener razón.
                                          
                                       Chuchi González

9 de octubre de 2010

Yo te manipulo, Tu te dejas

Es sábado. Por bendición de la Diosa Madre, anoche el insomnio no vino a revolcarse conmigo. Por ser viernes se habrá ido de juerga, tal vez. Yo a las once de la noche ya había emprendido el viaje onírico. Mi celular nuevo ha sonado con debilidad, aún no me tiene confianza, y su temor a verse estrellado contra el piso, rompió mi pensada rutina sabatina. Abrí los ojos como Blanca Nieves a las nueve de la mañana. Ya era demasiado tarde para mí; todo lo que tenía planificado cayó en el pozo de las imposibilidades. Yo soy así: extremista y sofocante conmigo misma. Y más cuando atravieso situaciones emocionales difíciles. Desde la muerte de papá; me he convertido en lo que denomino “mujer desastre”; una especie femenina que rompe los acuerdos que tiene consigo misma por consecuencias de fuerza mayor: ESTRÉS E INSOMNIO. Aunque a rigor de verdad sigo siendo la misma excéntrica que hace “todo lo que tiene que hacer,” mi finita y auto-exigente mirada tiñe todo de gris.
Me preparé el desayuno –café con leche y dos tostadas integrales con queso cotage light y mermelada reducida en azúcar – y me senté frente a la computadora a buscar “estadísticas para el último proyecto que estamos encarando con mis socias”. Todo iba en marcha,  en gozo absoluto, al rato iría al gimnasio, luego pintaría un poco ese cuadro pendiente, más tarde entre mates y pensamientos: lectura y a escribir artículos – que ya me iré de vacaciones a Argentina y tengo que dejar preparadas las entregas. De repente todo cambio.
Una sombra negra se detuvo en la puerta de mi oficina. Y pude sentir como ese energía impactaba directamente en mi concentración, no quería voltear, me resistía. No quería ver que era eso que me estaba mirando con reclamante ostentación. Pero no pude, reconozco mis limitaciones, me ganó. Volteé. Y ahí estaba. Clavándome sus oscuras noches en mis ojos, en actitud desafiante,hablándome telepáticamente.
Ahí estaba TANGO, mi perro, mi compañero, mi buen amigo. Haciendo ejercer su paseo de sábado, con sus lagañas que se asemejan a lágrimas, y su carita de “no te olvides de mí”. Sus mofletes caídos y las orejas cabizbajas, sin perder contacto vital, “recordándome que él dependía exclusivamente de mí” y que lo haría feliz un buen paseo.
Cada vez que Tango me mira así, me compra. Sale siempre, pero se olvida. Sin embargo, lo que me viene a enseñar es este afán que tenemos los seres humanos por tener miles de cosas y luego, las dejamos a la deriva. A Tango no le sucede porque tiene “una madre humana obsesiva y culposa” que es capaz de “dejar de ir al gimnasio” para no dejarlo solo; o levantarse de la computadora para llevarlo hasta el bosque de Chapultepec; dónde él se siente en la gloria, en una campiña inglesa, rodeados de flores rojas y mariposas “tecnicolor”.
Me manipula. Sabe usar sus herramientas al pie de la letra. Cuando dormir de costado, panza arriba, o quedarse fijo como gato de porcelana hasta que me levante y le ponga la correa.
Yo me dejo. Sé que soy un buen amo. Pero el amor que me da es tan inmenso y tan incondicional, que me dejo atrapar por sus artimañas en agradecimiento de lo que yo no puedo darle.
        Chuchi González
(Foto Chuchi González y Tango)

7 de octubre de 2010

Un poema a la ciudad que me contiene


Acá donde se cruzan los destinos,
Donde los acentos parecen coincidir,
Donde se esconden los peregrinos
Donde todo tiene un picante elixir.
Donde la vida reprime emociones,
Soy vulnerable sin temor a decir que sí,
Y me enamoro de todos sus rincones,
Nunca he estado, en lo que es París.
Las mujeres quieren ser Guadalupe,
Milagrosas y compasivas en el amor,
Los hombres, a la gomina y al chupe,
Al tequila, y a los toros, le han perdido el pudor.
El bolero es psiquiatra de la calle,
Gente como hormigas caminan sin mirar
A los ojos del que pide un detalle,
“Una limosnita”, para Dios a alabar.
El hambre no apaga la risa,
De los presuntuosos de espaldas cuidadas,
Los niños no juegan en las esquinas,
Se fueron de vacaciones las hadas.
Los jacarandás maquillan las colonias
De violetas y púrpuras las aceras,
El abuso alcanza la castimonia
De las flores que se abren en primavera.
Mi ciudad no tiene persianas,
Sólo guardias que cuidan los carros,
Epilepsia, polución bacteriana,
Y estrellas, luz de un cigarro.
Es extensa como un abrazo,
Y profunda como una herida,
Un ángel que nos recibe en su regazo,
Una cazadora bella y pervertida.
Mi ciudad es tu ciudad, y la de otros,
De Rivera, de Guevara, de inmigrantes
La posibilidad de seguir, para nosotros,
Los que en el propio terruño, sólo fuimos errantes.
Chuchi González

4 de octubre de 2010

Seguir sin ti

Desde que no estás más en mi vida, todo se ha tornado de profunda ausencia. Dicen que es natural, que así es la vida; pero ya sabes es lo que tienen que decir, son frases repetidas de “consuelo” que la gente guarda en sus agendas para cuando llegue el tiempo de consolar. Pero a mí nada me consuela. ¿Para qué?. Según la Real Academia Española “Consuelo” significa descanso y alivio de la pena, o descanso de la fatiga que oprime el ánimo. Y no busco nada de eso, por el contrario, día con día intento acercarme más al tronco del dolor, al ojo mismo del sufrimiento. He elegido que sea así. Remontarme en la tristeza como un barrilete herido, al que le falta una parte, la cola que agitaba alegremente cuando estaba completo, que a fuerza de luchar contra el viento sigue navegando en la nada, con esfuerzo, desfallecido sus colores, y sin embargo sigue. Pues he logrado comprender que sólo golpeando la cabeza en dónde más duele se puede internalizar lo que se ha perdido y que a su vez todo corre peligro, aún cuando todo brille de calma aparente. En estos tres meses de tu no existencia, yo me he metido en mi misma, y de vez en tanto salgo a la tierra, me rio un rato, comparto algo con amigos y me meto en la cueva, a madurar tu no regreso, nuestro fallido encuentro, nuestro nunca más.
He erigido como altar a tus recuerdos una plazoleta en el medio de una calle que tiene una fuente simple, de la que emerge agua a borbotones, fresca, fuerte, relajante; mi corazón ha querido transformarte en algo que fluye, que no se estanca. Yo sé que nada de lo que diga, llore, grite, piense, o rece te alcanza. Sé que sólo vives en mí. Que yo soy la que una y otra vez, recurrente va y viene hacia vos. Me pregunto ¿por qué algunas personas mueren antes que otras? Mamá me dijo algo al respecto, de un autor con una orientación biológica “vivimos mientras exista coherencia entre nuestro cuerpo físico y el medio ambiente,” no lo entendía, pues siempre se nos han inculcado tanto valor a la vida, que creo que creemos que “debe vivir quién es buena persona, luchona, digna, que no hace daño adrede, que no estafa” ¿Entiendes? perdón ¿Me entiendo?, y esa respuesta de mamá es tan simplista, tan a-moral.
Es como poder captar la neutralidad de los hechos, los datos de los juicios hacen el resto de nuestros circos mentales. Una vez dije, cuando uno comienza a adentrarse en la simplicidad de las cosas, la vida emerge sin maquillaje, sin romanticismo, con menos brillo; pero no por ello menos vida.
Hoy comprendo nuestra inocencia, ingenuidad y sobre todo “la energía de resistencia” que elaboramos para no soltar “lo que ya no tenemos” ¿Es increíble, verdad? ¿Cómo podemos vivir aferrados a lo que no tenemos? ¿Cómo podemos seguir apegados a lo que no existe? ¿Cómo pretendemos no perder lo que ya se perdió?
Dicen que los seres humanos somos complejos. Lo dicen los mismos seres humanos. Pero eso es resultado de la educación que hemos recibido a través de los siglos. ¿A quién se le habrá ocurrido cultivar en nosotros tantos enredos mentales?
Resistir a perder lo que ya perdimos, lo escribo y me resulta gracioso.
Todavía siento el con-tacto de mi mano izquierda sobre tu antebrazo hace dos años atrás en la mesa del comedor. Y te veo guiñándome el ojo con picardía. Tu cara despidiéndome en la terminal de ómnibus de Rosario cuando iba a Buenos Aires. Y la última vez que nos despedimos en el aeropuerto.
Siento un enorme vacío. He tocado fondo. No sé si voy a emerger o si me voy a quedar acá para siempre. Soy como una biblioteca a la que le han quitado una estantería y ha quedado medio chueca.
…Yo soy tu sangre, mi viejo…viejo mi querido viejo te extraño!
                                                  La Negra