26 de junio de 2010

¿Urban cougar o Women in Freedom?

¿Urbanas panteras o mujeres en libertad?

Hace unos pocos días, recibí un mensaje de texto de una amiga que decía “Ya sé el nombre chic de las asalta cunas, es cougars” (Claro que lo decía por mis elecciones), significa “puma”, en el momento me pareció gracioso, pero luego empecé a reflexionar; ¿Cougars? ¿Por qué ponerles una etiqueta a las mujeres que siente atracción por hombres más jóvenes?
Me acordé de mi querido amigo pelón y panzón de la ciudad de Buenos Aires, al que siempre le revolotean mujeres jóvenes, y me dije ¿Por qué no le habrán puesto etiqueta?
Cougar significa literalmente “puma” y apunta a las mujeres maduras, atractivas, cultas, económicamente independientes y sexualmente activas, que tienen como preferencia el ligar con hombres más jóvenes. El ícono de este grupo es el personaje de la serie Sex and the City, Samantha Jones (típica urbancougar, es decir puma urbano, fémina que acecha los antros para buscar a su presa y despedazarlos sin involucrarse afectivamente)
Seguí pensando, ¿cómo es posible que aún en el siglo XXI la sociedad haga estas diferencias? ¿No es repugnante catalogar la forma de amar de las mujeres, tan sólo porque no coinciden con los mandatos sociales?
Tal vez para Demi Moore, o Madonna, que se les inscriba un “estigma” como caza hombres puede resultar hasta chistoso y en beneficio económico a través de las publicidades, o demandas ¿pero una mujer común que se enamora de alguien menor? ¿Qué explicaciones se dará a sí misma cuando los dedos acusadores la persiguen?
Más allá del sexo y del no compromiso, lo cierto es que cada día más mujeres treincuarentonas se enamoran de hombres más chicos, y los precios emocionales que pagan por arriesgarse son altos. Desde los desplantes verbales “vieja verde”, “asalta cunas”,” la solterona buscona”, hasta las miradas censuradoras, los murmullos a espaldas, y la risas pecaminosas (las que imaginan lo que sucede en la intimidad).
Yo fui en su momento víctima de esta discriminación, cuando hace años atrás, caminando por la calle de la mano de mi novio, en Argentina, alguien de un auto gritó “Viniste a buscar a tu hijo a la salida de la disco (léase antro).
Algunos psicólogos dicen que esta atracción se da porque la mujer busca vitalidad, un compañero sin dramas existenciales, sin ex esposas, sin cuotas de alimentos que pagar, mayor actividad sexual, diversión, frescura, romance, tiempo para el disfrute de la pareja y que el hombre las prefiere maduras, porque se ha cansado del berrinche, la inseguridad, la inestabilidad emocional, busca experiencias de vida, el poder compartir sin temor a ser juzgado, ser escuchado, libertad en el terreno amatorio, y admiración. Tal vez son demasiadas explicaciones de ¿por qué nos enamoramos de tal o cuál edad cronológica?, ¡muchas preguntas para hacer al amor!
En mi haber amoroso, abundan los “niños” (sentido mexicano) y ciertamente ninguno de ellos me proveía de la fuente de la juventud!, por el contrario, eran los típicosYo elijo ser una mujer en libertad con la capacidad de amar de corazón a corazón a ese hombre que Cupido me dirija con su flecha “jóvenes viejos”, por mi sistema de creencias y expectativas de futuro me enamorarme de ellos; busqué relacionarme con hombres que aún no habían caducado su inocencia, ternura, plasticidad neuronal, y también “lo reconozco” aquellos que aún no estaban en período de comprometerse a una relación “institucional”. Por supuesto que luego de un tiempo, lo mismo que adoraba me terminó aburriendo, ¡pero es tema para otro artículo!
Hoy el matrimonio ha dejado de ser la única posibilidad de encuentro, hay infinidad de tipos de relaciones de pareja y este acrecentamiento del horizonte amoroso, es el que ha llevado a las mujeres a escoger con quién quiere estar en lugar de con quién debería estar. ¿Estaremos en los inicios del SER en lugar del Deber Ser?
La época en que el hombre era una garantía de satisfacción (como un electrodoméstico) se terminó. Nunca fue real, aunque muchas madres así lo percibieron y muchas hijas lo creímos.
Recuerden… ¡Ese muchacho no te conviene! ¿Para qué? ¿Para ir de compras? ¿Para vivir juntos? ¿Para leer un cuento? Y ¿cuántas veces cubrir los requisitos era un imposible? ¿Cuántas veces los cubrimos y aún así no era lo esperado?
El punto más interesante de las expectativas en las relaciones es “poner mi futuro y todo lo que no soy” en manos del otro, “a ver qué puede hacer por mí” y ese es un gran error, nadie puede procurarnos lo que nosotros no podemos por nosotros mismos.
Hoy las mujeres podemos tener la libertad de escoger para nuestras vidas a los “sapos” que queramos, incluso, me han dicho por ahí que el Príncipe Azul, ya está out!!
Las mujeres hemos ganado muchas batallas, independencia económica, libertad sexual, acceso a cargos jerárquicos, hemos aprendido que ciertas creencias limitantes como “la culpa” y “ la inseguridad” nos alejan de los resultados que queremos para nuestras vidas, aprendimos a desarrollar nuestro interior y a escucharnos, a cuidar de nuestro cuerpo, a relacionarnos con nuestros sueños, hobbies y amistades. Pero sobre todo, escalón por escalón, comenzamos a desprendernos de la idea de ser un complemento del OTRO, a vernos como una unidad, y que nuestra pareja es alguien que camina a nuestro lado.
Cuánto más independientes seamos a nivel emocional, mayores serán las posibilidades de elección en cualquier terreno. ¡No estaremos rezando para encontrar a alguien que nos salve!
De regreso al título, tú en qué lugar eliges estar ¿urban-cougar o women in freedom? Yo elijo ser una mujer en libertad con la capacidad de amar de corazón a corazón a ese hombre que Cupido me dirija con su flecha. Sentir en mi cuerpo y alma, la libertad de andar este camino tan maravilloso y a veces doloroso que es la vida con quién YO ELIJA!
Y que ese al que elija, sin importar su edad, sea mi compañero de viaje y crezcamos como personas juntos, paso a paso, cruzando los dedos para que en la próxima estación no se baje primero, y si lo hace, que me queden en la cámara de mis recuerdos, alguna que otra foto para suspirar en las noches de bohemia, mi soledad y yo.

                                      Chuchi Gonzalez

*Texto publicado en Confesiones para Sofía

23 de junio de 2010

La Tortuga y Aquiles

La pesadilla de Postergar

Cuenta la paradoja de Zenón que Aquiles, llamado pies ligeros, decide salir a competir en una carrera contra una tortuga. Dado que corre mucho más que ella, orgulloso de sus posibilidades, el soberbio guerrero todo poderoso le da una gran ventaja inicial. Al cabo de un tiempo, Aquiles recorre el tiempo que la tortuga con gran esfuerzo había realizado, la distancia que inicialmente los separaba, pero al llegar descubre que la tortuga ya no está, sino que sigue avanzando, lentamente, un poco más. Sin perder los ánimos, Aquiles sigue corriendo, pero al llegar donde estaba la tortuga, ésta ha avanzado un poco más. Aquiles no ganará la carrera ya que la tortura siempre estará por delante de él.
¿Por qué Aquiles, el gran hombre, no ganará la carrera? ¿Acaso su velocidad no es mayor a la de la tortuga? ¿Con sus pies no es factible de recorrer el trecho y acortar las distancias?
Zenón en su paradoja lo que ha querido demostrar es que las sensaciones que obtenemos del mundo son ilusorias, su línea de pensamiento se acerca a Descartes cuando asevera que los sentidos nos engañan. Porque desde esta óptica todo lo que observamos del mundo no es más que lo que proyectamos de desde nuestro mundo interior, el mundo exterior tal como es, no existe, sólo existe en relación a nuestro observador.
Volviendo a Aquiles, podemos rescatar de ésta paradoja la irreversibilidad del tiempo, la irrecuperabilidad que el tiempo siempre en constante devenir trae aparejado para los hombres. Aquiles puede llegar a este punto físico en dónde estaba la tortuga, pero en el tiempo, Aquiles siempre quedo preso de un pasado, o un tiempo detrás del animal. La ventaja concedida al inicio de la competencia es irrecuperable, ya no existe más.
Generalmente muchos de nosotros actuamos confiados de nuestras fuerzas e inteligencias y dejamos para dentro de un rato lo que tenemos que hacer, creyendo que no habrá consecuencias, que siempre hay un marco de acción, que tiempo es lo que sobra.
La postergación es el mal de todos nuestros sufrimientos, igual que el gran Troyano quedamos inmersos en una nebulosa de sensaciones y oportunidades que dejamos pasar frente a nuestras narices.
Si todo lo que tenemos está sucediendo ahora ¿para qué dejar lo que deseamos para un tiempo que no existe, mañana? ¿Cuántos besos y abrazos abortamos en nuestra indiferencia? ¿Cuántos portazos dimos al salir enojados con alguien sin ser conscientes de que esa podría ser la última vez? ¿Cuán dormidos estamos que “dejamos en manos de la nada los afectos y los anhelos que son importantes para nuestras vidas?
Si fuéramos como la tortuga lenta, pero con paso firme, y continuo, disfrutaríamos más lo que somos y tenemos.
Repasa los pendientes de tu arca personal, - pendiente es lo que cuelga, o va hacia abajo – lo que cargas, arrastras, o te jala con pesadez hacia el suelo y te obstruye, detiene, o entorpece la marcha; todas esas situaciones están ahí porque TÚ lo permitiste, TÚ dejaste entrar esa energía de aplazamiento a tu morada para dejarla fluir más tarde, pero el reloj ya dio vuelta varias veces las agujas y nada; ahora puedes empezar a soltar.
Aunque el tiempo no se recuperado, aun cuando lo que pasó no volverá, tienes la chance de encauzar de nuevo tu tiempo.
                                                                 Chuchi

21 de junio de 2010

Cuando el Olvido no llega

Infinidad de veces solemos cargar situaciones del pasado sobre las espaldas de nuestro presente, momentos dolorosos, o tal vez recuerdos gratos pero que al evocarlos nos deja un amargo sabor en la boca.
Vivimos día tras días pensando en lo que “hubiera” sucedido “si tal o cual”, soñando “cómo sería nuestras vidas si” y repasar sobre lo que no se puede volver a reescribir sólo nos cubre de tristeza, impotencia o mal humor.
Intentamos a ciegas volver a empezar, pero todo es fallido. Él o ella se han ido de nuestro presente, sea por la razón que sea, pero en su partida se han llevado un trozo de nosotros. ¿Por qué no podemos olvidar? ¿Por qué seguir insistiendo en lo que no fue? ¿Por qué pensar en los ausentes amores todo el día? ¿Por qué soñar con ellos, anhelarlos, pretenderlos? ¿Por qué amargar el alma con el vacío impetuoso de un amor frustrado? ¿Por qué no olvidamos para seguir el camino? ¿Por qué?
Porque en la mayoría de los casos nuestro EGO ha salido demasiado herido, y esa herida narcisista no deja de sangrar frente al espejo.
Porque hemos construido nuestra relación en base a expectativas y cuando la ecuación da lugar, siempre el resultado es la desdicha.
Porque hemos eternizado la relación, ignorando a sabiendas, que nada es eterno.
Porque nos martirizamos recordando sólo una parte de la historia, las mejores escenas, para seguir alimentando nuestra dolencia.
Porque en el fondo, cuando no podemos arribar al OLVIDO, no podemos ACEPTAR que el otro se haya olvidado de nosotros. No logramos entender ¿cómo ese “otro” se atrevió a olvidarse de nosotros? ¿De mí? ¿De mí que soy maravillosa, exitosa, bella o todo lo contrario? Sí, de mí.
Porque aun siendo lo que seamos, el otro tiene el derecho a hacer con “su sentimiento” lo que quiera. Puede apostar todo su amor al nuestro, y a mitad del juego retirarlo; con o sin explicación, con postergación o de un día para el otro.
¿Y para qué repasamos en el álbum de la memoria las promesas que nos hicimos en aquél amanecer? ¿Los besos de principio que tenían un sabor peculiar? ¿La calidez de los abrazos?
¿Para qué comparamos a ese gran amor trunco con los “nuevos” que quieren florecer”? ¿Para qué sostener su nombre en los labios? ¿Para qué negarnos al paso del tiempo? ¿Para qué aferrarnos al pasado?
Para seguir igual, contemplando lo destruido, lo que no funcionó parados desde la queja.
Para no hacernos cargos de las rondas que nos tocan.
Para defendernos de las futuras relaciones, y proteger el corazón a raga dientes, para creer que todo tiempo por pasado fue mejor y desde una mirada infantil desconfiar de lo que nos puede deparar la vida.
Para manipular la situación y hasta a veces obtener recompensas ocultas: “conmiseración, apapachos, atención, etc.”.
Para evitar lo que está sucediendo y no cerrar el ciclo.
Cuando el olvido no llega, simplemente es porque nos hemos empeñado en que resistir los cambios de nuestras vidas; decidimos que nada deberá cambiar aun cuando todo sea distinto, procuramos ser indiferentes a la realidad que se nos plantea y vivir como “si nada hubiera pasado”.
Cuando estamos enamorados creemos que éste amor es el único y el definitivo y frente a la desilusión o la ruptura, seguimos idealizando esa relación; pero sólo es eso, IDEALIZACIÓN.
Idealizar puede hacer más sublime o romántico al vínculo de pareja, pero no lo vivencia como lo que es, algo real; algo que existe más allá de mí y de ti, algo que tiene vida propia, alimentado de mis temores y de los tuyos, de los sueños de ambos, de los complejos de los dos.
El amor es vida, es ahora, es presente; lejos está de ser una “bonita idea”; una estampa con dos amantes sonrientes para toda la vida y repitiendo día con día, el mismo menú: las perdices.
El olvido no es un borrador o una anestesia que nos apacigua; es un viento renovador de esperanzas, un soplo de bienaventuranza sobre las laceradas, un pasaje a un seguir próximo, una oportunidad de aprender de los vivido.
                                                                                                                     Chuchi

17 de junio de 2010

El deseo de Gómez

Ese lunes, era distinto. Cumplía los años. Llegó a la oficina con una poco de euforia resaca del partido del domingo. Saludo con efusividad, y todos lo miraron con extrañeza.

-¿Qué tiene Gómez? Dijo la secretaría dando un sorbo de café y la secretaría adjunta.
-¡Habrá conocido a alguien! Respondió la otra con cierta indiferencia, mientras se limaba las uñas.

Gómez siguió con su sonrisa intacta caminando por los pasillos, pero empezó a ver todo el panorama con otros ojos. Ahí estaba su jefa, la más temida, llorando a escondidas por el dolor que el divorcio le había generado. Del otro lado, el contador metido entre sus números con su gesto austero ocultando su homosexualidad y ahogando sus sueños de ser diseñador de modas. Más allá la secretaria principal coqueteando con el señor que arregla las impresoras, porque acaba de cumplir cuarenta años y aún no se ha casado y eso le provoca grandes pleitos con sus padres, y a escasos metros, la secretaria asociada murmurando entre sonrisas, aguantando el trabajo por es madre soltera, aunque si por ella fuera, sería corista.

-¡Eh, Gómez, ¿conociste a alguien? Le dijo la voz de la mujer, al tiempo que se acercaba con un pequeño pastel con una vela. –Lo hice ayer para ti, espero que te agrade – Continúo.
-¿Yo? ¿Si conocí a alguien? ¡No, qué va!
-Bueno hombre, es que se te ve muy feliz hoy, pide un deseo y sopla la velita –Indicó la compañera
Y Gómez frente al pastel, con los ojos cerrados, muy apretados como si fueran puños, dijo:

-QUIERO VIVIR DE VERDAD! Y sopló con todas sus fuerzas.

Vivir de verdad implica dejar de ser lo que debemos ser, y atrevernos a ser quienes somos en realidad, soltar las creencias que nos limitan, y crear nuevas posibilidades para nuestro camino, dejar de negar lo que nos sucede, y reír a carcajadas, apostar por los sueños que tenemos aun cuando para los demás sean poca cosa o tonterías, valorar cada día como el último y agradecer nuestra existencia, amar con los ojos abiertos y las defensas bajas, olvidar los rencores porque nos estancan al mismo sentimiento, decir NO sin temor a la desaprobación, conquistar los miedos e ir por más cada día, aceptar los errores y las oportunidades de equivocarnos para aprender y reflexionar sobre ello, sentir libertad en el alma en cada momento, vivir en honestidad emocional.
Dejar atrás todo lo que nos aleja de nosotros mismos, y afrontar la responsabilidad de Ser sin salir a la caza de chivos expiatorios; dejar de escondernos o mostrarnos para no sobresalir y así pasar desapercibidos, dejar de excusarnos por lo que no hicimos, dejar de mendigar amor por creer que no somos capaces de crearlo, dejar de tratarnos como si fuerámos enemigos.

                                                                                                                                 Chuchi

8 de junio de 2010

Creando la Realidad

Dicta un proverbio en el sector del desarrollo humano que el verbo crear y creer conjugado en primera persona, lanza mágicamente la misma fórmula YO CREO; a partir de este descubrimiento las personas que nos dedicamos a despertar conciencias (incluso las nuestras) sostenemos que UNO CREA LO QUE CREE. Si creemos en que no podremos lograr tal cosa, generaremos esa realidad en nuestra vida, ¿cuestión de magia?, no simplemente de actitud. Nuestra mente buscará en sus registros aquellos hechos en los que no logramos nuestro objetivo, para conjurar que aquella creencia limitante, es un hecho. Y a partir de ella, nuestro estado de ánimo predispondrá la acción y ésta causará el resultado. Funcionaríamos como una profecía auto-cumplida, como un rompecabezas en donde todas las piezas encajan. La gran pregunta es ¿por qué no nos detenemos a edificar aquellas cosas que queremos para nosotros? ¿Porque siempre estamos viendo la vida desde la negativa, es decir desde lo que no queremos que suceda? Imaginamos algo doloroso e inmediatamente todas las emociones surgen y las alteraciones cardíacas aparecen porque nuestro cerebro no distingue entre lo que “fantaseamos” y lo que es “realidad”, está comprobado científicamente que en ambas situaciones la descarga eléctrica que realiza nuestro cerebro es la misma. ¿Para qué nos sirve toda esta información? Para empezar a comprender que la vida que tenemos hasta ahora es el resultado de la suma de nuestras elecciones (acciones y omisiones) y no la conspiración universal cayendo sobre nuestras cabezas, y para tomar conciencia que en nuestras manos está crear nuestra realidad, que a cada momento la estamos creando, pero si somos conscientes de nuestro poder creador, estaremos más cercanos a la creación de una realidad sustentable de armonía y equilibrio.
Cosas del Cerebro
En el hipotálamo se originan las respuestas emocionales, en nuestro cerebro existe la más abundante de todas las farmacias; los péptidos son los responsables de la química nutriente para cada emoción. Por ejemplo, cuando sucede algo inesperado, el hipotálamo descarga péptidos que fluyen a través de la glándula pituitaria hasta la sangre que enlazará a las células que tienen receptores en el exterior. El cerebro crea neuro-péptidos y las células del cuerpo se acostumbran a recibir las emociones, creando hábitos de pensamiento. Y así se fabrican asociaciones entre lo que pensamos y la emoción que sostenemos en relación a ese pensamiento, la suma de ambos genera lo que antiguos sabios llaman sentimiento.
El biólogo Maturana afirma “que todas nuestras elecciones repercuten inicialmente en nuestra biología” y ahora que conocemos la secuencia de este proceso cerebral, es preciso hacernos una pregunta que cae de madura, ¿si acostumbramos a nuestras células a una determinada asociación, podremos hacer algo para que olvide esa rutina?
 “Hace muchos años tuve una relación tormentosa con un hombre, cada vez que estábamos juntos, su celular sonaba y él atendía en privado, mi corazón se aceleraba, la presión me bajaba, y los músculos de la espalda se ponían tensos; yo sabía que cada llamado era de alguna mujer con la que se frecuentaba. Cuando confrontaba la situación siempre terminaba por burlarse de mí. Al tiempo la relación terminó, pero al reiniciar mi vida amorosa, cada hombre sin pasado pero con celular me provocaba la misma desconfianza, y temor; y huía de las relaciones para que no me vuelva a suceder lo mismo” – Confesión de Evangelina para el libro “Amores que matan”
El caso de Evangelina es la recurrencia de un patrón emocional frente a una símil situación traumática, ¿cómo deshacernos de eso?, rompiendo el círculo vicioso creado. Nuestro cerebro se auto-diseña permanentemente, por lo que es factible aprender y desaprender.
 Si la realidad que “soñamos con los ojos abiertos” es para el cerebro “la realidad que palpamos”, ¿por qué no atrevernos a crear efigies oníricas que fortalezcan la producción de péptidos que activen emociones no tóxicas?
 Nosotros podemos crear nuestra realidad emocional y a partir de ella, ¿la suerte está echada? O ¿no existen los destinos ni siquiera los divinos?
                                                           Chuchi Gonzalez





 

24 de mayo de 2010

La soledad, una amante inoportuna.

Nacemos solos y morimos solos; aunque haya un festín a nuestro alrededor en esos momentos, el proceso de iniciar o partir es plenamente personal, íntimo y solitario.
Comenzamos a escribir nuestra historia siendo protagonistas y así la terminamos; la pluma propia es la que deja la impronta de nuestra existencia. Ser y no ser, es un acto solitario y particular. Una luz que se enciende o apaga, con absoluta independencia contextual, y con arbitraria indiferencia. Sin embargo, desde el momento en que asomamos a la vida comenzamos a experimentar el contacto con otros, los padres, los hermanos, los pares. Y la idea de Soledad, de ausencia de voces, de ecos, es una idea difícil de concebir. Nos rodeamos de cosas, de personas, de recuerdos. Aun estando solos, seguimos en contacto con ellos; y como un placebo emocional nos medicamos para sobrevivir la ausencia. Pero, ¿qué sucede cuando esas presencias dejan de pertenecer a nuestro presente?, ¿cuándo la muerte simbólica instaura su rebeldía en nuestra rutina?; la carencia se presenta como un agujero por el cuál se filtran los sueños, los proyectos, los deseos, y la Soledad reaparece como un dolor de estómago- sin remedio que lo cure- que teje su antídoto: el miedo a la soledad; que nos enseñará que en el futuro deberemos obrar con más defensas y cautela.
¿De dónde surge este miedo? ¿Por qué algunas personas sufren más la separaciones que otros?
Uno de los aspecto más importantes a destacar del miedo a la soledad, es la metáfora que inconscientemente se vivencia en nosotros, “cuando se produce la separación”, se produce una mutilación en nuestro ser, una desconexión con la energía vital, que paradójicamente no conecta con la muerte.
La primera etapa de nuestra vida requerimos de “otro” para vivir, sin esa otredad, la muerte física es una realidad evidente. Se nos provee desde el exterior alimentos, vestimenta, cuidados, atenciones; todos los nutrientes que nos hacen y constituyen como individuos. Sin ese sustento externo nuestra existencia es sólo una ilusión. Aprendemos a depender física y emocionalmente de alguien más. Pero en muchas circunstancias, nuestras necesidades no son cubiertas, y la insatisfacción queda en nosotros como una mancha, - que aunque no se ve-absorbe parte de nuestra experiencia cotidiana. ¿Entonces?
Podríamos definir que el origen de éste miedo en particular, y de los otros en general, se encuentran íntimamente vinculados con la historia personal de cada uno; los acuerdos rotos, los lazos desavenidos, las ausencias de la niñez, los duelos no vividos, son los ingredientes que hacen posible la existencia del miedo a la soledad.
Si de niño, nuestras redes afectivas se vieron irrumpidas y sustituidas, una y otra vez, lo más probable es que seamos adultos con mayor tolerancia a las pérdidas, puesto que habremos desarrollado un umbral de dolor mayor. Quizás en el mismo caso, otro adulto, pueda desarrollar una gran resistencia a iniciar relaciones o a cerrar círculos; por la atormentada emoción que representa el miedo a la soledad.
La influencia del medio en la que nos desenvolvemos esta tan grande, que en palabras de Rossana Reguillo “el miedo es una experiencia individual, que requiere, no obstante, la confirmación o negación de una comunidad de sentido”, es decir que los otros son necesarios para su construcción, sin ellos perdería su legitimidad, su propósito de ser.
Los miedos son individualmente experimentados, socialmente construidos, y culturalmente compartidos. Y el miedo a la soledad en una sociedad de consumo voraz como la que “supimos construir”, dónde los ideales de belleza física son cada día menos alcanzables, “el ruido de rotas cadenas” es una canción que nadie quiere escuchar antes de ir a dormir.
A razón de ello, muchas personas siguen aferradas a relaciones amorosas peligrosas, en el sentido de que son destructivas para ambos integrantes de la pareja, encuentros cargados de reproches y quejas; sueños devenidos en pesadillas, culpas sin responsables, vidas robadas por creencias absolutistas, llanto y locura. Muchos sometidos al ritual de la zona de confort, eligen –sin saberlo- “el mal que no dura cien años” en lugar de “lo malo por conocer”.
                                                                                             Chuchi Gonzalez

11 de mayo de 2010

Amor a primera vista

No sabíamos nada uno del otro, sólo que existíamos. Todas las noches a partir de las diez, cómplices de un ritual tácito nos asomábamos por la ventana. Él sin pudor; yo en principio con la cortina por delante como un velo, dejando al descubierto sólo una parte de mí hasta ganar confianza frente a esos ojos negros y profundos que miraban sin discreción. Él encendida un cigarrillo, yo lo acompañaba con una copa de vino, y lo degustaba en mi imaginación. Él llegaba primero, aunque a rigor de verdad, yo estaba de las nueve con las luces apagadas espiando, hasta que hacía su aparición pública con el torso desnudo, bronceado, el abdomen marcado como un camino empedrado, con ligero vello en el pecho, y pectorales redondos, prominentes, de esos que te sugieren mordiscos en el aire. Nadie hacia gesto alguno frente a la presencia anónima del otro. Sólo nos observábamos como dos animales salvajes. A veces los encuentros duraban más, otras veces menos. Al unísono desaparecíamos hasta la próxima insolente noche.
Durante el día no lograba sacarme su mirada de mi entrecejo, clavada como un puñal me perseguía a todos lados. Era mi sombra envolvente, mi risa tímida, fuera de lugar; el brillo incandescente de mi mirar extraviado. Su olor no percibido era la ansiedad de mi olfato, y la pregunta retórica de mi mente ¿a qué olerá su piel de bronce maciza?
Un año entero durmió en mi cama su retrato onírico. Un año entero de no salir hasta después de las once de la noche. Un año entero de sostener la misma copa y el mismo vino. Un año entero inspirando su tabaco, y arrebatándoselo al viento.
Nunca imaginé que algo andaba mal entre nosotros. Pero él me lo hizo saber de las peores de las formas.
Una mañana como todas, en las que suelo asomarme a la ventana a corregir mi maquillaje, él irrumpió en su ventanal en ropa interior, rascándose con deleite matinal su sexo con una mano, mientras con la otra se quitaba las lagañas de su ojo izquierdo.
Esa fue la última vez que lo vi.(*)
¿Qué tiene de común mi relato con los supuestos que haces en tu vida? ¿Cuántas veces fabricas expectativas en torno a una realidad que no es como es, sino tan sólo cómo la observas?
Ayer, cuando me metí al hoyo de la reflexión, me surgió la duda ¿Cuáles serán las fuentes de sufrimiento humano más influyentes? Y comencé a escribir un listado, que tan sólo enunciaré.
Fuentes del sufrimiento humano:
  • Las expectativas
  • Los supuestos
  • Las creencias vividas como verdades (propias o ajenas)
  • La resistencia a las cosas que no podemos cambiar (hechos)
  • La resistencia a cambiar las cosas que podemos pero creemos que no se pueden cambiar (ideas)
  • El vivir en el pasado
  • El proyectar nuestro presente y futuro desde el pasado
  • Los juicios automáticos
  • Los miedos
¿Cuáles puedes aportar desde tu experiencia?

(*) Cualquier semejanza con alguna vivencia de la autora más que una coincidencia, es una imposibilidad.


Chuchi Gonzalez



3 de mayo de 2010

El aprendiz eterno

Existe en el inconsciente social una regla general para asociar lo que nos sucede a una causa, hablo de aquellos momentos transcendentales: bueno o malos que parecen gestar en nuestro centro una necesidad encontrarle un ¿por qué? (Justificación) o un ¿para qué? (una acción que nos lleva hacia delante). Muchas veces cambiamos de capítulo sin encontrarse ese sentido, otras nos son reveladas y nos permite crecer, y en algunas cuántas inventamos ese propósito para auto-motivarnos.

Sea cuál sea nuestra causa, lo cierto es que este entrenamiento cotidiano, de indagar, buscar, mirar, recapitular; nos hace reflexionar; mirar hacia dentro y conocernos un poco más.

Y así nos habituamos a descubrir que el aprendizaje, es omnipresente, que no precisamos estar en contactos de grandes gurúes espirituales, ni leer demasiados libros, estudiar tal o cuál texto; que todo en la vida es fuente de enseñanza si nosotros hemos decidido dejarnos, como el cántaro a la fuente, fluir hacia él.

Y todos pueden ser nuestros maestros, y todos somos aprendices, la vida comienza a ser una rueda, todo lo que damos, regresa, aún cuando no regrese de la forma en que dimos o de la persona que esperamos.

¿Si yo te preguntase que has aprendido en estos últimos días que responderías? ¿Cómo aplicarías esa información a tu vida para transformarla en conocimiento? ¿Qué oportunidades ganas cada vez que decides mirar el mundo con la humildad de que no todo lo sabemos?

Estamos en constante re-diseño, transmutando. Y cuando abrimos los ojos, parafraseando a Andrés Calamaro “Cuando uno se despierta y ya no es indiferente”…todo es una inmensa puerta abierta (metáfora de posibilidades)

Les comparto un poema que escribí…

Quiero que sepas que todos recogemos nuestra siembra,
Pero la vida: No es recíproca
Y a veces los frutos provienen de otra tierra
Distinta a la que sembraste.
De todos modos, el amor con amor se paga,
El odio con soledad,
La traición con olvido,
Las heridas con sangre,
Pero la sangre se seca y las heridas se cierran.
Lo que no debe secarse ni cerrarse es el corazón,
La libertad de latir los sentimientos y las emociones.

Porque ser libre implica también
Poder volar en cielos cercados,
Y en ti viven todos los colores para que pintes cada día

Tu propio arco iris.
Al igual que el alfarero toma en sus manos el blando barro
Y en el baile ritual del torno de sus dedos nace
Una vasija,
Tú tomas el legado de tu existencia,
Y al ritmo del tiempo, tejes tu vida.

No desesperes! y piensa en ese artista,
Que cuando el barro se resiste a ser,
No claudica!

Sigue adelante, aunque el mundo bostece
A tus pasos, su desconfianza, su ira,
Porque aun con ello,
el mundo no deja de girar,
no se detiene , no te detengas,
porque eres parte de ese movimiento.

De todos modos, el amor con amor se paga.

                                                                                                                    Chuchi Gonzalez