17 de junio de 2010

El deseo de Gómez

Ese lunes, era distinto. Cumplía los años. Llegó a la oficina con una poco de euforia resaca del partido del domingo. Saludo con efusividad, y todos lo miraron con extrañeza.

-¿Qué tiene Gómez? Dijo la secretaría dando un sorbo de café y la secretaría adjunta.
-¡Habrá conocido a alguien! Respondió la otra con cierta indiferencia, mientras se limaba las uñas.

Gómez siguió con su sonrisa intacta caminando por los pasillos, pero empezó a ver todo el panorama con otros ojos. Ahí estaba su jefa, la más temida, llorando a escondidas por el dolor que el divorcio le había generado. Del otro lado, el contador metido entre sus números con su gesto austero ocultando su homosexualidad y ahogando sus sueños de ser diseñador de modas. Más allá la secretaria principal coqueteando con el señor que arregla las impresoras, porque acaba de cumplir cuarenta años y aún no se ha casado y eso le provoca grandes pleitos con sus padres, y a escasos metros, la secretaria asociada murmurando entre sonrisas, aguantando el trabajo por es madre soltera, aunque si por ella fuera, sería corista.

-¡Eh, Gómez, ¿conociste a alguien? Le dijo la voz de la mujer, al tiempo que se acercaba con un pequeño pastel con una vela. –Lo hice ayer para ti, espero que te agrade – Continúo.
-¿Yo? ¿Si conocí a alguien? ¡No, qué va!
-Bueno hombre, es que se te ve muy feliz hoy, pide un deseo y sopla la velita –Indicó la compañera
Y Gómez frente al pastel, con los ojos cerrados, muy apretados como si fueran puños, dijo:

-QUIERO VIVIR DE VERDAD! Y sopló con todas sus fuerzas.

Vivir de verdad implica dejar de ser lo que debemos ser, y atrevernos a ser quienes somos en realidad, soltar las creencias que nos limitan, y crear nuevas posibilidades para nuestro camino, dejar de negar lo que nos sucede, y reír a carcajadas, apostar por los sueños que tenemos aun cuando para los demás sean poca cosa o tonterías, valorar cada día como el último y agradecer nuestra existencia, amar con los ojos abiertos y las defensas bajas, olvidar los rencores porque nos estancan al mismo sentimiento, decir NO sin temor a la desaprobación, conquistar los miedos e ir por más cada día, aceptar los errores y las oportunidades de equivocarnos para aprender y reflexionar sobre ello, sentir libertad en el alma en cada momento, vivir en honestidad emocional.
Dejar atrás todo lo que nos aleja de nosotros mismos, y afrontar la responsabilidad de Ser sin salir a la caza de chivos expiatorios; dejar de escondernos o mostrarnos para no sobresalir y así pasar desapercibidos, dejar de excusarnos por lo que no hicimos, dejar de mendigar amor por creer que no somos capaces de crearlo, dejar de tratarnos como si fuerámos enemigos.

                                                                                                                                 Chuchi

8 de junio de 2010

Creando la Realidad

Dicta un proverbio en el sector del desarrollo humano que el verbo crear y creer conjugado en primera persona, lanza mágicamente la misma fórmula YO CREO; a partir de este descubrimiento las personas que nos dedicamos a despertar conciencias (incluso las nuestras) sostenemos que UNO CREA LO QUE CREE. Si creemos en que no podremos lograr tal cosa, generaremos esa realidad en nuestra vida, ¿cuestión de magia?, no simplemente de actitud. Nuestra mente buscará en sus registros aquellos hechos en los que no logramos nuestro objetivo, para conjurar que aquella creencia limitante, es un hecho. Y a partir de ella, nuestro estado de ánimo predispondrá la acción y ésta causará el resultado. Funcionaríamos como una profecía auto-cumplida, como un rompecabezas en donde todas las piezas encajan. La gran pregunta es ¿por qué no nos detenemos a edificar aquellas cosas que queremos para nosotros? ¿Porque siempre estamos viendo la vida desde la negativa, es decir desde lo que no queremos que suceda? Imaginamos algo doloroso e inmediatamente todas las emociones surgen y las alteraciones cardíacas aparecen porque nuestro cerebro no distingue entre lo que “fantaseamos” y lo que es “realidad”, está comprobado científicamente que en ambas situaciones la descarga eléctrica que realiza nuestro cerebro es la misma. ¿Para qué nos sirve toda esta información? Para empezar a comprender que la vida que tenemos hasta ahora es el resultado de la suma de nuestras elecciones (acciones y omisiones) y no la conspiración universal cayendo sobre nuestras cabezas, y para tomar conciencia que en nuestras manos está crear nuestra realidad, que a cada momento la estamos creando, pero si somos conscientes de nuestro poder creador, estaremos más cercanos a la creación de una realidad sustentable de armonía y equilibrio.
Cosas del Cerebro
En el hipotálamo se originan las respuestas emocionales, en nuestro cerebro existe la más abundante de todas las farmacias; los péptidos son los responsables de la química nutriente para cada emoción. Por ejemplo, cuando sucede algo inesperado, el hipotálamo descarga péptidos que fluyen a través de la glándula pituitaria hasta la sangre que enlazará a las células que tienen receptores en el exterior. El cerebro crea neuro-péptidos y las células del cuerpo se acostumbran a recibir las emociones, creando hábitos de pensamiento. Y así se fabrican asociaciones entre lo que pensamos y la emoción que sostenemos en relación a ese pensamiento, la suma de ambos genera lo que antiguos sabios llaman sentimiento.
El biólogo Maturana afirma “que todas nuestras elecciones repercuten inicialmente en nuestra biología” y ahora que conocemos la secuencia de este proceso cerebral, es preciso hacernos una pregunta que cae de madura, ¿si acostumbramos a nuestras células a una determinada asociación, podremos hacer algo para que olvide esa rutina?
 “Hace muchos años tuve una relación tormentosa con un hombre, cada vez que estábamos juntos, su celular sonaba y él atendía en privado, mi corazón se aceleraba, la presión me bajaba, y los músculos de la espalda se ponían tensos; yo sabía que cada llamado era de alguna mujer con la que se frecuentaba. Cuando confrontaba la situación siempre terminaba por burlarse de mí. Al tiempo la relación terminó, pero al reiniciar mi vida amorosa, cada hombre sin pasado pero con celular me provocaba la misma desconfianza, y temor; y huía de las relaciones para que no me vuelva a suceder lo mismo” – Confesión de Evangelina para el libro “Amores que matan”
El caso de Evangelina es la recurrencia de un patrón emocional frente a una símil situación traumática, ¿cómo deshacernos de eso?, rompiendo el círculo vicioso creado. Nuestro cerebro se auto-diseña permanentemente, por lo que es factible aprender y desaprender.
 Si la realidad que “soñamos con los ojos abiertos” es para el cerebro “la realidad que palpamos”, ¿por qué no atrevernos a crear efigies oníricas que fortalezcan la producción de péptidos que activen emociones no tóxicas?
 Nosotros podemos crear nuestra realidad emocional y a partir de ella, ¿la suerte está echada? O ¿no existen los destinos ni siquiera los divinos?
                                                           Chuchi Gonzalez





 

24 de mayo de 2010

La soledad, una amante inoportuna.

Nacemos solos y morimos solos; aunque haya un festín a nuestro alrededor en esos momentos, el proceso de iniciar o partir es plenamente personal, íntimo y solitario.
Comenzamos a escribir nuestra historia siendo protagonistas y así la terminamos; la pluma propia es la que deja la impronta de nuestra existencia. Ser y no ser, es un acto solitario y particular. Una luz que se enciende o apaga, con absoluta independencia contextual, y con arbitraria indiferencia. Sin embargo, desde el momento en que asomamos a la vida comenzamos a experimentar el contacto con otros, los padres, los hermanos, los pares. Y la idea de Soledad, de ausencia de voces, de ecos, es una idea difícil de concebir. Nos rodeamos de cosas, de personas, de recuerdos. Aun estando solos, seguimos en contacto con ellos; y como un placebo emocional nos medicamos para sobrevivir la ausencia. Pero, ¿qué sucede cuando esas presencias dejan de pertenecer a nuestro presente?, ¿cuándo la muerte simbólica instaura su rebeldía en nuestra rutina?; la carencia se presenta como un agujero por el cuál se filtran los sueños, los proyectos, los deseos, y la Soledad reaparece como un dolor de estómago- sin remedio que lo cure- que teje su antídoto: el miedo a la soledad; que nos enseñará que en el futuro deberemos obrar con más defensas y cautela.
¿De dónde surge este miedo? ¿Por qué algunas personas sufren más la separaciones que otros?
Uno de los aspecto más importantes a destacar del miedo a la soledad, es la metáfora que inconscientemente se vivencia en nosotros, “cuando se produce la separación”, se produce una mutilación en nuestro ser, una desconexión con la energía vital, que paradójicamente no conecta con la muerte.
La primera etapa de nuestra vida requerimos de “otro” para vivir, sin esa otredad, la muerte física es una realidad evidente. Se nos provee desde el exterior alimentos, vestimenta, cuidados, atenciones; todos los nutrientes que nos hacen y constituyen como individuos. Sin ese sustento externo nuestra existencia es sólo una ilusión. Aprendemos a depender física y emocionalmente de alguien más. Pero en muchas circunstancias, nuestras necesidades no son cubiertas, y la insatisfacción queda en nosotros como una mancha, - que aunque no se ve-absorbe parte de nuestra experiencia cotidiana. ¿Entonces?
Podríamos definir que el origen de éste miedo en particular, y de los otros en general, se encuentran íntimamente vinculados con la historia personal de cada uno; los acuerdos rotos, los lazos desavenidos, las ausencias de la niñez, los duelos no vividos, son los ingredientes que hacen posible la existencia del miedo a la soledad.
Si de niño, nuestras redes afectivas se vieron irrumpidas y sustituidas, una y otra vez, lo más probable es que seamos adultos con mayor tolerancia a las pérdidas, puesto que habremos desarrollado un umbral de dolor mayor. Quizás en el mismo caso, otro adulto, pueda desarrollar una gran resistencia a iniciar relaciones o a cerrar círculos; por la atormentada emoción que representa el miedo a la soledad.
La influencia del medio en la que nos desenvolvemos esta tan grande, que en palabras de Rossana Reguillo “el miedo es una experiencia individual, que requiere, no obstante, la confirmación o negación de una comunidad de sentido”, es decir que los otros son necesarios para su construcción, sin ellos perdería su legitimidad, su propósito de ser.
Los miedos son individualmente experimentados, socialmente construidos, y culturalmente compartidos. Y el miedo a la soledad en una sociedad de consumo voraz como la que “supimos construir”, dónde los ideales de belleza física son cada día menos alcanzables, “el ruido de rotas cadenas” es una canción que nadie quiere escuchar antes de ir a dormir.
A razón de ello, muchas personas siguen aferradas a relaciones amorosas peligrosas, en el sentido de que son destructivas para ambos integrantes de la pareja, encuentros cargados de reproches y quejas; sueños devenidos en pesadillas, culpas sin responsables, vidas robadas por creencias absolutistas, llanto y locura. Muchos sometidos al ritual de la zona de confort, eligen –sin saberlo- “el mal que no dura cien años” en lugar de “lo malo por conocer”.
                                                                                             Chuchi Gonzalez

11 de mayo de 2010

Amor a primera vista

No sabíamos nada uno del otro, sólo que existíamos. Todas las noches a partir de las diez, cómplices de un ritual tácito nos asomábamos por la ventana. Él sin pudor; yo en principio con la cortina por delante como un velo, dejando al descubierto sólo una parte de mí hasta ganar confianza frente a esos ojos negros y profundos que miraban sin discreción. Él encendida un cigarrillo, yo lo acompañaba con una copa de vino, y lo degustaba en mi imaginación. Él llegaba primero, aunque a rigor de verdad, yo estaba de las nueve con las luces apagadas espiando, hasta que hacía su aparición pública con el torso desnudo, bronceado, el abdomen marcado como un camino empedrado, con ligero vello en el pecho, y pectorales redondos, prominentes, de esos que te sugieren mordiscos en el aire. Nadie hacia gesto alguno frente a la presencia anónima del otro. Sólo nos observábamos como dos animales salvajes. A veces los encuentros duraban más, otras veces menos. Al unísono desaparecíamos hasta la próxima insolente noche.
Durante el día no lograba sacarme su mirada de mi entrecejo, clavada como un puñal me perseguía a todos lados. Era mi sombra envolvente, mi risa tímida, fuera de lugar; el brillo incandescente de mi mirar extraviado. Su olor no percibido era la ansiedad de mi olfato, y la pregunta retórica de mi mente ¿a qué olerá su piel de bronce maciza?
Un año entero durmió en mi cama su retrato onírico. Un año entero de no salir hasta después de las once de la noche. Un año entero de sostener la misma copa y el mismo vino. Un año entero inspirando su tabaco, y arrebatándoselo al viento.
Nunca imaginé que algo andaba mal entre nosotros. Pero él me lo hizo saber de las peores de las formas.
Una mañana como todas, en las que suelo asomarme a la ventana a corregir mi maquillaje, él irrumpió en su ventanal en ropa interior, rascándose con deleite matinal su sexo con una mano, mientras con la otra se quitaba las lagañas de su ojo izquierdo.
Esa fue la última vez que lo vi.(*)
¿Qué tiene de común mi relato con los supuestos que haces en tu vida? ¿Cuántas veces fabricas expectativas en torno a una realidad que no es como es, sino tan sólo cómo la observas?
Ayer, cuando me metí al hoyo de la reflexión, me surgió la duda ¿Cuáles serán las fuentes de sufrimiento humano más influyentes? Y comencé a escribir un listado, que tan sólo enunciaré.
Fuentes del sufrimiento humano:
  • Las expectativas
  • Los supuestos
  • Las creencias vividas como verdades (propias o ajenas)
  • La resistencia a las cosas que no podemos cambiar (hechos)
  • La resistencia a cambiar las cosas que podemos pero creemos que no se pueden cambiar (ideas)
  • El vivir en el pasado
  • El proyectar nuestro presente y futuro desde el pasado
  • Los juicios automáticos
  • Los miedos
¿Cuáles puedes aportar desde tu experiencia?

(*) Cualquier semejanza con alguna vivencia de la autora más que una coincidencia, es una imposibilidad.


Chuchi Gonzalez



3 de mayo de 2010

El aprendiz eterno

Existe en el inconsciente social una regla general para asociar lo que nos sucede a una causa, hablo de aquellos momentos transcendentales: bueno o malos que parecen gestar en nuestro centro una necesidad encontrarle un ¿por qué? (Justificación) o un ¿para qué? (una acción que nos lleva hacia delante). Muchas veces cambiamos de capítulo sin encontrarse ese sentido, otras nos son reveladas y nos permite crecer, y en algunas cuántas inventamos ese propósito para auto-motivarnos.

Sea cuál sea nuestra causa, lo cierto es que este entrenamiento cotidiano, de indagar, buscar, mirar, recapitular; nos hace reflexionar; mirar hacia dentro y conocernos un poco más.

Y así nos habituamos a descubrir que el aprendizaje, es omnipresente, que no precisamos estar en contactos de grandes gurúes espirituales, ni leer demasiados libros, estudiar tal o cuál texto; que todo en la vida es fuente de enseñanza si nosotros hemos decidido dejarnos, como el cántaro a la fuente, fluir hacia él.

Y todos pueden ser nuestros maestros, y todos somos aprendices, la vida comienza a ser una rueda, todo lo que damos, regresa, aún cuando no regrese de la forma en que dimos o de la persona que esperamos.

¿Si yo te preguntase que has aprendido en estos últimos días que responderías? ¿Cómo aplicarías esa información a tu vida para transformarla en conocimiento? ¿Qué oportunidades ganas cada vez que decides mirar el mundo con la humildad de que no todo lo sabemos?

Estamos en constante re-diseño, transmutando. Y cuando abrimos los ojos, parafraseando a Andrés Calamaro “Cuando uno se despierta y ya no es indiferente”…todo es una inmensa puerta abierta (metáfora de posibilidades)

Les comparto un poema que escribí…

Quiero que sepas que todos recogemos nuestra siembra,
Pero la vida: No es recíproca
Y a veces los frutos provienen de otra tierra
Distinta a la que sembraste.
De todos modos, el amor con amor se paga,
El odio con soledad,
La traición con olvido,
Las heridas con sangre,
Pero la sangre se seca y las heridas se cierran.
Lo que no debe secarse ni cerrarse es el corazón,
La libertad de latir los sentimientos y las emociones.

Porque ser libre implica también
Poder volar en cielos cercados,
Y en ti viven todos los colores para que pintes cada día

Tu propio arco iris.
Al igual que el alfarero toma en sus manos el blando barro
Y en el baile ritual del torno de sus dedos nace
Una vasija,
Tú tomas el legado de tu existencia,
Y al ritmo del tiempo, tejes tu vida.

No desesperes! y piensa en ese artista,
Que cuando el barro se resiste a ser,
No claudica!

Sigue adelante, aunque el mundo bostece
A tus pasos, su desconfianza, su ira,
Porque aun con ello,
el mundo no deja de girar,
no se detiene , no te detengas,
porque eres parte de ese movimiento.

De todos modos, el amor con amor se paga.

                                                                                                                    Chuchi Gonzalez

29 de abril de 2010

El amor en tiempos de redes sociales

Muchos dirán que no. Unos por pudor. Otros por convicción. Y algunos por inexperiencia.
Lo cierto es que el amor está en todas partes, eso dicen. A la vuelta de la esquina, en la vereda de frente, en la cuadra que sigue a tu casa, en la avenida que nunca transitas, en la carretera plagada de camiones, y entonces ¿por qué no en el ciber espacio? ¿Puede existir el amor en un no lugar? O ¿será que el amor que emana de unos dedos sobre el teclado, rebota sobre el monitor y se esparce sobre quién escribe?

Hombres y mujeres solos buscan alternativas para “conocer a su media naranja”(los que son ácidos) o a su medio melón (los que somos básicos), las citas a ciegas de los amigos son anécdotas de series, los números de teléfonos que se consiguen en los antros casi siempre están descompuestos, ¿qué alternativa nos queda? ¡INTERNET!
Aunque algunos lo vean como un recurso “de desesperados”, de “gente urgida”, nefasto, corrompido y peligroso, no deja de ser la carta que muchos (que ya no salen de noche, los que no tienen amplios círculos sociales, los tímidos, los retraídos, los solitarios, las divorciadas, etc.) tienen para jugarse el todo por el todo al amor.
Infinidad de páginas web presentan la posibilidad de encontrar “él o la” de tu vida, por unos pesos mensuales con cargo a tu tarjeta, y así la procesión de muchos es pan comido. Chats públicos, redes sociales, blogs, portales, mini blogs, etc., la oferta es muy grande.
El engaño también está presente en la vida virtual (y en la real), pues enmascaran los miedos de quién fluye a través de un Nick, y en la comunicación del encuentro, entre OKIS, NOP, y SIP se van generando “expectativas”, y detrás del anonimato las emociones reprimidas surgen, y los poetas muertos reviven. ¡Siempre hay quién enamora con su ARIAL!, con esas palabras acordes, exactas que desarrollan la cadencia perfecta de nuestro imaginario.
Después de varios encuentros tácitos, tal vez surge el golpe a la realidad física. Algunos los pasan airosos, se enamoran, se casan, se mantienen, se detestan, se divorcian. Se conocen, se gustan, se vinculan. Otros no se ven nunca más.
¿Por qué nos sorprende que en la actualidad las personas elijan este medio para conocerse? Si en los años de los bisabuelos, de la generación de los bisnietos que peinamos canas, las cartas de presentación en las agencias matrimoniales eran la clave del encuentro, las misivas colmadas de ilusiones y expectativas cruzaban océanos hasta las manos de un extraño. Y un tiempo más acá,( Yo lo viví) el correo sentimental anunciado en periódicos y revistas perseguía la misma fortuna.
¿Nos sorprenderá que tan avanzados en tecnologías, sigamos desconectados del mundo? ¿Qué para vincularnos tengamos que poner un usuario y una clave?
¿Qué en el siglo de las comunicaciones, la principal problemática sea la comunicación en las relaciones? O acaso, ¿nos avergonzará la necesidad de pretender coincidir con alguien más allá de nosotros mismos? ¿Serán las corazas que hemos sabido levantar, las que se distienden cuando “aprendemos a amar” desde la soledad de nuestro ser? ¿La magia de no saber quién está juzgándonos nos dará aire para remontar nuestras ilusiones?
Reflexionando, he llegado al punto de plantearme ¿cómo vivimos internet, como un camino o un destino? ¿Cómo una posibilidad de descubrimiento o un resultado? Y en este interrogante, creo que está el foco de atención. ¿Las redes sociales son utilizadas para conocer o desconocer? ¿Para acercarnos o acechar? ¿Para ser quienes somos o soñar con quienes podríamos llegar a ser? ¿Buscamos conquistar a otras personas o iniciar sesión con nosotros mismos?
¡Por lo pronto dejaré de escribir este post, me acaban de llegar 15 mails con solicitudes de hombres, que según el proveedor del servicio, son mis almas gemelas!

                                                                                                       Chuchi Gonzalez


16 de abril de 2010

La botarga del Amor

http://www.youtube.com/watch?v=HVjImSOF1-c
                                                                                                                           A que los quiero...

Cuando empezamos una relación apostamos todas nuestras cartas al nuevo juego, algunas con afán de hacer saltar la banca, y otras a sabiendas de retirarse a tiempo; la nueva ficha es a nuestros ojos la mejor ficha de nuestras vidas. A medida que transcurre el tiempo, surgen los roces, y el tango de la pasión y el encuentro, se convierte a veces en un reggaetón, o en un arrítmico símil “Que baile Zoila”(Ver enlace para los que no lo conocen)

Es que para nosotras el AMOR es así en MAYUSCULAS y sabemos que no es lo mismo para todos, podemos aceptarlo y seguir airosas, pero hay códigos y cuando esos se rompen o violan, del gran amor de mi vida se pasa a la botarga del amor.

¿Qué es la botarga del amor? Es la imagen des-erotizada del amor, es la burla de los sínicos, la soledad de los románticos, la cara de los pusilánimes. El egoísmo encarnizado, la cabeza metida en el hoyo de nuestra humanidad, el veneno del individualismo.

Hay miles de teorías que “intentan” explicar ¿por qué nos enamoramos? Pero sin teorías, los que usamos esta aplicación (término acuñado de las redes sociales) nos enamoramos para compartir, para vincularnos, para transmitir, para comunicar amor a través del lenguaje verbal y corporal.

Pero para ello se necesita a dos en la misma sintonía. ¿Cuántas veces has escuchado lo mucho que significas para alguien y ese alguien no hace nada por ti? Quiero decir que el amor es más que una palabra. Dicen que es la energía que rige al mundo, pero dados los resultados es la más relegada, despreciada y abusada. Hoy están más de moda “los miedos”, “el egoísmo”, “la indiferencia”. Y el amor con sus migajas, de vez en cuando sale en alguna foto como extra. ¿Qué es el amor? ¿Será la energía que nos nutre? ¿Estaremos desnutridos? O ¿Mal alimentados? ¿Habremos comido demasiadas emociones chatarras?

Pasan tantas cosas de modo vertiginoso, que siempre estamos en alerta, a la defensiva, asustados, apurados, nos miramos al espejo para quitarnos las lagañas, y ni siquiera nos saludamos. ¿Cuánto hace que no te miras y te dices “wow te ves muy guapa esta mañana”? ¿Cuánto hace que no te reconoces por lo que eres?

Pero por fortuna, siempre en el aire de incógnito está “el amor” volando o escondido en los lugares más recónditos, esperando sigiloso a dar su flechazo y hacer que nuestra vida huela distinta tal vez, a aceites de romero, a madreselva, a tabaco o a cupcakes recién horneados.

Me gusta una definición que dice que Amor es que me importa de ti…y creo que es la explicación más exacta…me importa de ti, significa eso, que me importa lo que te pasa, lo que sucede en tu mundo, lo que corre por tus venas, lo que esconden tus ojos, tus sueños postergados.

Y cuando te digo “te quiero” digo que te quiero conocer, saber quién eres en realidad más allá de lo que dejas ver, que te quiero apoyar si lo necesitas, que te quiero esperar despabilada en las noches cuando tengas fantasmas que no te dejen conciliar el sueño, que te quiero ver sonreír porque tu sonrisa ilumina el mundo, que te quiero ver llorar porque sé que necesitas aliviar tus penas, que te quiero en tu humanidad, que te quiero porque por haberte conocido ya perteneces a mi vida, que te quiero porque a través de ti puedo verme, que te quiero escuchar estallar en mil palabras o en silencio, que te quiero porque me importa de ti.
                                                                                                                 Chuchi Gonzalez




6 de abril de 2010

Volver a escribir…una historia de a dos


Tal vez muchas veces, te quedas con la pluma en la mano, un papel escrito a medias tinta, una historia de amor con un solo protagonista, o un cuento que termina demasiado pronto y sin perdices.

Quizás todas las veces en que cerraste ese libro, te prometiste tener más cuidado para la elección de tu próximo “protagónico” y sobre todo para el casting de tu “compañero de rodaje”.

De los papeles que hicieron de tu carrera del amor una rutina te cansaste. Basta de Víctima, Súper Mujer, Madre, e hija; ahora vas a actuar un nuevo personaje: Mujer. Tienes todos los requerimientos para no equivocarte nunca más, y sin embargo…

… alguien pasa frente a ti y te mira y le devuelves una empalagosa mirada; te presentan unos amigos a un soltero que…, conoces a un hombre por chat…, y todo absolutamente, TODO, vuelve a empezar, a rodar de un modo completamente distinto al “buscado por tu intelecto”.

Otra vez las mariposas de colores, -extras fundamentales- se instalan en tu estómago, las luces de la vida se encienden con más plenitud, las mañanas con sueño son tus preferidas, y la sonrisa en los labios sin motivo lejos de ser absurdas son presentes que evocan su ausencia.

La conversación se torna monotemática para afuera o para dentro; todo es lo mismo: ÉL.

Pero tu mente se observa con desconfianza, deja que el corazón se acelere, galope y sueñe. Pero ¿cuánto tiempo lo dejará ser? ¿Hasta dónde serán los miedos capaces de dejarte soñar?

Tu cerebro empieza a enviarte señales distractoras, y creencias limitantes, los miedos engrandecen sus sombras con las luces de tus ojos, y la duda se instala como una espina en tu cabeza.

¿Para qué arriesgar otra vez los sueños? ¿Para qué jugarme el todo por el todo? ¿ y si no acierto? ¿ Y si otra vez la nefasta realidad trae a mi costa tranquila restos de un naufragio, de una historia de amor que no nació más que en mis sueños?

Todo se torna incertidumbre en las noches vacías de sueño, y en la oscuridad pincelas escenas que ya sabes de memoria, nunca ocurrirán.

Piensas, ¿ que será aquello que me atrae de él?, es que hace que repetidamente lo evoque en mi rutina; ¿ por qué el aire sabe más pesado, ahora que lo conozco?, ¿ por qué nos cruzamos y con qué sentido?

Existen muchas teorías que podrían revelar algún misterio del encuentro, aún cuando ese encuentro sea no más que un tropiezo que no llega a dejar moretón.

Algunos lo llaman “necesidad de supervivencia”, elegimos a los que sentimos fuertes, estables, capaces de formar y proteger a una familia, no es mi caso.

Buscamos a personas que se asemejen a individuos importantes de nuestra infancia, con los que sentimos confianza, lejos de mí.

Al salir de la niñez con el registro del niño herido, intentamos encontrar a aquellos que puedan hacerse cargo de esas heridas, me resisto.

Y por último, lo más románticos aceptan el mito del alma gemela. La acepto; no porque la haya encontrado, simplemente porque me hace sentido su búsqueda. Cierro los ojos y escucho la voz de la leyenda diciendo:

Hace mucho, mucho tiempo, los hombres tenían cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas. Convivían en el Olimpo junto a los dioses, hasta que un día, Zeus decidió matarlos a todos. Alguien le mostró que si lo hacía “se quedaría sin ofrendas y servicios”. Zeus conmovido en su vanidad, ordenó entonces que los partieran por la mitad, Apolo se encargó de sellar las heridas y eliminar cualquier rastro de la unidad. Desde entonces se dice, que los hombres y las mujeres andan por el mundo buscando su media mitad, como si tuvieran un pequeño recuerdo de lo que fueron en principio.

Y es ahí donde surge el alma gemela.

Me gusta la historia, aunque a veces creo que mi media mitad o se ha quedado sin energías para seguir buscándonos o la quebraron en mil pedazos y por eso a veces creo descubrirla en algunos ojos de distintos hombres.

Con el afán de alcanzar es unidad me lanzó a los renglones de la vida, a re-escribir una historia que casi siempre empieza con dos y termina con uno; ¿será como si en el bosquejo de algunas letras logramos ver la realidad de que nuestras partes no completan el rompecabezas?

¿Tendré más de un rompecabezas? O ¿mi pieza será usada arbitrariamente por otras manos?

¿Cuántas veces más buscaremos para no encontrar? Y aún así ¿Habremos perdido o ganado?

Justo cuando iba a empezar a escribir, alguien llama por teléfono y la punta del lápiz se quebró. Me quedaron palabras atragantadas, algunos garabatos a medio terminar, y el corazón arrugado como un trozo de papel.
                                                                                                                 Chuchi Gonzalez