29 de abril de 2010

El amor en tiempos de redes sociales

Muchos dirán que no. Unos por pudor. Otros por convicción. Y algunos por inexperiencia.
Lo cierto es que el amor está en todas partes, eso dicen. A la vuelta de la esquina, en la vereda de frente, en la cuadra que sigue a tu casa, en la avenida que nunca transitas, en la carretera plagada de camiones, y entonces ¿por qué no en el ciber espacio? ¿Puede existir el amor en un no lugar? O ¿será que el amor que emana de unos dedos sobre el teclado, rebota sobre el monitor y se esparce sobre quién escribe?

Hombres y mujeres solos buscan alternativas para “conocer a su media naranja”(los que son ácidos) o a su medio melón (los que somos básicos), las citas a ciegas de los amigos son anécdotas de series, los números de teléfonos que se consiguen en los antros casi siempre están descompuestos, ¿qué alternativa nos queda? ¡INTERNET!
Aunque algunos lo vean como un recurso “de desesperados”, de “gente urgida”, nefasto, corrompido y peligroso, no deja de ser la carta que muchos (que ya no salen de noche, los que no tienen amplios círculos sociales, los tímidos, los retraídos, los solitarios, las divorciadas, etc.) tienen para jugarse el todo por el todo al amor.
Infinidad de páginas web presentan la posibilidad de encontrar “él o la” de tu vida, por unos pesos mensuales con cargo a tu tarjeta, y así la procesión de muchos es pan comido. Chats públicos, redes sociales, blogs, portales, mini blogs, etc., la oferta es muy grande.
El engaño también está presente en la vida virtual (y en la real), pues enmascaran los miedos de quién fluye a través de un Nick, y en la comunicación del encuentro, entre OKIS, NOP, y SIP se van generando “expectativas”, y detrás del anonimato las emociones reprimidas surgen, y los poetas muertos reviven. ¡Siempre hay quién enamora con su ARIAL!, con esas palabras acordes, exactas que desarrollan la cadencia perfecta de nuestro imaginario.
Después de varios encuentros tácitos, tal vez surge el golpe a la realidad física. Algunos los pasan airosos, se enamoran, se casan, se mantienen, se detestan, se divorcian. Se conocen, se gustan, se vinculan. Otros no se ven nunca más.
¿Por qué nos sorprende que en la actualidad las personas elijan este medio para conocerse? Si en los años de los bisabuelos, de la generación de los bisnietos que peinamos canas, las cartas de presentación en las agencias matrimoniales eran la clave del encuentro, las misivas colmadas de ilusiones y expectativas cruzaban océanos hasta las manos de un extraño. Y un tiempo más acá,( Yo lo viví) el correo sentimental anunciado en periódicos y revistas perseguía la misma fortuna.
¿Nos sorprenderá que tan avanzados en tecnologías, sigamos desconectados del mundo? ¿Qué para vincularnos tengamos que poner un usuario y una clave?
¿Qué en el siglo de las comunicaciones, la principal problemática sea la comunicación en las relaciones? O acaso, ¿nos avergonzará la necesidad de pretender coincidir con alguien más allá de nosotros mismos? ¿Serán las corazas que hemos sabido levantar, las que se distienden cuando “aprendemos a amar” desde la soledad de nuestro ser? ¿La magia de no saber quién está juzgándonos nos dará aire para remontar nuestras ilusiones?
Reflexionando, he llegado al punto de plantearme ¿cómo vivimos internet, como un camino o un destino? ¿Cómo una posibilidad de descubrimiento o un resultado? Y en este interrogante, creo que está el foco de atención. ¿Las redes sociales son utilizadas para conocer o desconocer? ¿Para acercarnos o acechar? ¿Para ser quienes somos o soñar con quienes podríamos llegar a ser? ¿Buscamos conquistar a otras personas o iniciar sesión con nosotros mismos?
¡Por lo pronto dejaré de escribir este post, me acaban de llegar 15 mails con solicitudes de hombres, que según el proveedor del servicio, son mis almas gemelas!

                                                                                                       Chuchi Gonzalez


16 de abril de 2010

La botarga del Amor

http://www.youtube.com/watch?v=HVjImSOF1-c
                                                                                                                           A que los quiero...

Cuando empezamos una relación apostamos todas nuestras cartas al nuevo juego, algunas con afán de hacer saltar la banca, y otras a sabiendas de retirarse a tiempo; la nueva ficha es a nuestros ojos la mejor ficha de nuestras vidas. A medida que transcurre el tiempo, surgen los roces, y el tango de la pasión y el encuentro, se convierte a veces en un reggaetón, o en un arrítmico símil “Que baile Zoila”(Ver enlace para los que no lo conocen)

Es que para nosotras el AMOR es así en MAYUSCULAS y sabemos que no es lo mismo para todos, podemos aceptarlo y seguir airosas, pero hay códigos y cuando esos se rompen o violan, del gran amor de mi vida se pasa a la botarga del amor.

¿Qué es la botarga del amor? Es la imagen des-erotizada del amor, es la burla de los sínicos, la soledad de los románticos, la cara de los pusilánimes. El egoísmo encarnizado, la cabeza metida en el hoyo de nuestra humanidad, el veneno del individualismo.

Hay miles de teorías que “intentan” explicar ¿por qué nos enamoramos? Pero sin teorías, los que usamos esta aplicación (término acuñado de las redes sociales) nos enamoramos para compartir, para vincularnos, para transmitir, para comunicar amor a través del lenguaje verbal y corporal.

Pero para ello se necesita a dos en la misma sintonía. ¿Cuántas veces has escuchado lo mucho que significas para alguien y ese alguien no hace nada por ti? Quiero decir que el amor es más que una palabra. Dicen que es la energía que rige al mundo, pero dados los resultados es la más relegada, despreciada y abusada. Hoy están más de moda “los miedos”, “el egoísmo”, “la indiferencia”. Y el amor con sus migajas, de vez en cuando sale en alguna foto como extra. ¿Qué es el amor? ¿Será la energía que nos nutre? ¿Estaremos desnutridos? O ¿Mal alimentados? ¿Habremos comido demasiadas emociones chatarras?

Pasan tantas cosas de modo vertiginoso, que siempre estamos en alerta, a la defensiva, asustados, apurados, nos miramos al espejo para quitarnos las lagañas, y ni siquiera nos saludamos. ¿Cuánto hace que no te miras y te dices “wow te ves muy guapa esta mañana”? ¿Cuánto hace que no te reconoces por lo que eres?

Pero por fortuna, siempre en el aire de incógnito está “el amor” volando o escondido en los lugares más recónditos, esperando sigiloso a dar su flechazo y hacer que nuestra vida huela distinta tal vez, a aceites de romero, a madreselva, a tabaco o a cupcakes recién horneados.

Me gusta una definición que dice que Amor es que me importa de ti…y creo que es la explicación más exacta…me importa de ti, significa eso, que me importa lo que te pasa, lo que sucede en tu mundo, lo que corre por tus venas, lo que esconden tus ojos, tus sueños postergados.

Y cuando te digo “te quiero” digo que te quiero conocer, saber quién eres en realidad más allá de lo que dejas ver, que te quiero apoyar si lo necesitas, que te quiero esperar despabilada en las noches cuando tengas fantasmas que no te dejen conciliar el sueño, que te quiero ver sonreír porque tu sonrisa ilumina el mundo, que te quiero ver llorar porque sé que necesitas aliviar tus penas, que te quiero en tu humanidad, que te quiero porque por haberte conocido ya perteneces a mi vida, que te quiero porque a través de ti puedo verme, que te quiero escuchar estallar en mil palabras o en silencio, que te quiero porque me importa de ti.
                                                                                                                 Chuchi Gonzalez




6 de abril de 2010

Volver a escribir…una historia de a dos


Tal vez muchas veces, te quedas con la pluma en la mano, un papel escrito a medias tinta, una historia de amor con un solo protagonista, o un cuento que termina demasiado pronto y sin perdices.

Quizás todas las veces en que cerraste ese libro, te prometiste tener más cuidado para la elección de tu próximo “protagónico” y sobre todo para el casting de tu “compañero de rodaje”.

De los papeles que hicieron de tu carrera del amor una rutina te cansaste. Basta de Víctima, Súper Mujer, Madre, e hija; ahora vas a actuar un nuevo personaje: Mujer. Tienes todos los requerimientos para no equivocarte nunca más, y sin embargo…

… alguien pasa frente a ti y te mira y le devuelves una empalagosa mirada; te presentan unos amigos a un soltero que…, conoces a un hombre por chat…, y todo absolutamente, TODO, vuelve a empezar, a rodar de un modo completamente distinto al “buscado por tu intelecto”.

Otra vez las mariposas de colores, -extras fundamentales- se instalan en tu estómago, las luces de la vida se encienden con más plenitud, las mañanas con sueño son tus preferidas, y la sonrisa en los labios sin motivo lejos de ser absurdas son presentes que evocan su ausencia.

La conversación se torna monotemática para afuera o para dentro; todo es lo mismo: ÉL.

Pero tu mente se observa con desconfianza, deja que el corazón se acelere, galope y sueñe. Pero ¿cuánto tiempo lo dejará ser? ¿Hasta dónde serán los miedos capaces de dejarte soñar?

Tu cerebro empieza a enviarte señales distractoras, y creencias limitantes, los miedos engrandecen sus sombras con las luces de tus ojos, y la duda se instala como una espina en tu cabeza.

¿Para qué arriesgar otra vez los sueños? ¿Para qué jugarme el todo por el todo? ¿ y si no acierto? ¿ Y si otra vez la nefasta realidad trae a mi costa tranquila restos de un naufragio, de una historia de amor que no nació más que en mis sueños?

Todo se torna incertidumbre en las noches vacías de sueño, y en la oscuridad pincelas escenas que ya sabes de memoria, nunca ocurrirán.

Piensas, ¿ que será aquello que me atrae de él?, es que hace que repetidamente lo evoque en mi rutina; ¿ por qué el aire sabe más pesado, ahora que lo conozco?, ¿ por qué nos cruzamos y con qué sentido?

Existen muchas teorías que podrían revelar algún misterio del encuentro, aún cuando ese encuentro sea no más que un tropiezo que no llega a dejar moretón.

Algunos lo llaman “necesidad de supervivencia”, elegimos a los que sentimos fuertes, estables, capaces de formar y proteger a una familia, no es mi caso.

Buscamos a personas que se asemejen a individuos importantes de nuestra infancia, con los que sentimos confianza, lejos de mí.

Al salir de la niñez con el registro del niño herido, intentamos encontrar a aquellos que puedan hacerse cargo de esas heridas, me resisto.

Y por último, lo más románticos aceptan el mito del alma gemela. La acepto; no porque la haya encontrado, simplemente porque me hace sentido su búsqueda. Cierro los ojos y escucho la voz de la leyenda diciendo:

Hace mucho, mucho tiempo, los hombres tenían cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas. Convivían en el Olimpo junto a los dioses, hasta que un día, Zeus decidió matarlos a todos. Alguien le mostró que si lo hacía “se quedaría sin ofrendas y servicios”. Zeus conmovido en su vanidad, ordenó entonces que los partieran por la mitad, Apolo se encargó de sellar las heridas y eliminar cualquier rastro de la unidad. Desde entonces se dice, que los hombres y las mujeres andan por el mundo buscando su media mitad, como si tuvieran un pequeño recuerdo de lo que fueron en principio.

Y es ahí donde surge el alma gemela.

Me gusta la historia, aunque a veces creo que mi media mitad o se ha quedado sin energías para seguir buscándonos o la quebraron en mil pedazos y por eso a veces creo descubrirla en algunos ojos de distintos hombres.

Con el afán de alcanzar es unidad me lanzó a los renglones de la vida, a re-escribir una historia que casi siempre empieza con dos y termina con uno; ¿será como si en el bosquejo de algunas letras logramos ver la realidad de que nuestras partes no completan el rompecabezas?

¿Tendré más de un rompecabezas? O ¿mi pieza será usada arbitrariamente por otras manos?

¿Cuántas veces más buscaremos para no encontrar? Y aún así ¿Habremos perdido o ganado?

Justo cuando iba a empezar a escribir, alguien llama por teléfono y la punta del lápiz se quebró. Me quedaron palabras atragantadas, algunos garabatos a medio terminar, y el corazón arrugado como un trozo de papel.
                                                                                                                 Chuchi Gonzalez

31 de marzo de 2010

Auto-exigencia: ¿Casi ángeles?

¿Qué escondemos bajo las máscaras de la auto-exigencia? ¿Qué pretendemos alcanzar? ¿Qué precios emocionales buscamos no pagar a través de la perfección?

Si analizamos la palabra, auto-exigencia implica “exigirse a uno mismo”, esta lectura inocente nos haría creer que ser “auto exigente” es un rasgo positivo de nuestra estructura de personalidad, sin embargo habla mucho de nuestros miedos.

Quienes constantemente buscan la perfección en sí mismos o en sus resultados, están parados en un contexto de escasez emocional, “siempre se enfoca la mirada en lo que falta”, no importa cuánto se tenga, siempre falta algo. Los perfeccionistas al ir tras una fantasía, nunca logran alcanzar un nivel de plenitud o satisfacción, se sienten frustrados, su autoestima disminuye, y la acusación interna se torna insoportable.

Frente a esas circunstancias, las personas empiezan a evitar tomar nuevos riesgos, se vuelven conformistas, y la conversación interna que comienza a apoderarse de ellos es restrictiva, y generan una zona de confort en la que sus estados de ánimos recurrentes son la resignación y el resentimiento.

El observador del Ser perfeccionista, busca a través de su máximo esfuerzo ocultar creencias que hablan acerca de sus debilidades, defectos y fracasos. Su imagen idealizada está construida en base de requerimientos “imposibles” de lograr, a veces propios y otras veces impuestos por mandatos sociales o familiares.

La perfección más que un sueño es una pesadilla que nunca termina, y que si no tomamos conciencia de ello, difícilmente se puede abrir los ojos.

Las expectativas propias y ajenas son la materia prima del perfeccionista, trabajan para lograrlas, para no decepcionar ni decepcionarse, lo que involucra la idea del miedo al rechazo o a la falta de aprobación.

Una persona que padece de este síndrome, lejos de tener una autoestima saludable, es una persona insegura, que ha entregado su poder personal al exterior, que no acepta reconocimiento, que se incomoda si comete un error, no tiene confianza en sí mismo ni en los demás, no sabe delegar tareas, y vive en permanente estado de resistencia.

Cuando la vida ofrece un panorama distinto al esperado, se ahoga en la queja, y se paraliza, y en la mayoría de las veces prefiere huir que volver a empezar.

Este estereotipo aún cree que “pedir apoyo” es una muestra de vulnerabilidad, y que debe por “fuerza” hacer las cosas bien y solo desde la primera vez.

Tan exigencia, es sinónimo de altas defensas y de estrés.

Desarticulando el paradigma perfeccionista

Lo primero que debemos aceptar es que somos humanos, como dice el refrán “errar es humano”, no pretendemos andar por la vida dando tumbos, pero si eso sucede, debemos entrenarnos a observar el escenario y rescatar la lección que nos aporta. Los errores son la fuente de nuestra sabiduría.

Por otra parte, es fundamental internalizar que si bien es cierto que todos buscamos aprobación y aceptación, una cosa es “desearla y gozarla” y otra muy distinta es “necesitarla”, es decir creer que sin ella no podemos vivir. La aceptación personal es la única que nos hace falta para dar sentido a nuestra existencia.

Por último será muy importante re diseñar las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y las expectativas que nos han heredado y nos hemos puestos, elegir ser responsables de nuestra historia y por ende de las elecciones que tomamos todos los días.
                                                                                                                   Chuchi Gonzalez

25 de marzo de 2010

Yo.. ¿La peor de todas?

 Desde hace un par de meses hasta el presente, debo contestar en forma casi cotidiana, la misma y repetida pregunta, inquietud e incertidumbre de quienes me conocen, me imaginan, o de mí sólo saben un nombre.


Si fuera hombre nadie se atrevería a indagar, inclusive unos cuántos aplaudirían. Pero siendo mujer cuasi cuarentona, el interrogante parece obvio ¿Por qué estás sola?  Sinónimo de ¿ Por qué no te has casado?  Mi  respuesta es siempre la misma, una mueca disfrazada de sonrisa con  la responsabilidad de haber elegido el camino del salmón. Seguir la contraria vereda de las costumbres, e ir contramano de los mandatos sociales.

He descubierto en mi viaje por la vida, que mi gran vocación es trasmitir, enseñar, escribir, encontrarme con muchos otros y compartir las experiencias que cada quién guarda en su mochila, y que mi estado civil, es un bien preciado, del cual hasta hoy, no he tenido deseos de desprenderme. Alguna que otra vez, soñé a lo estúpida "transformarme en la mujer de..." pero sólo un sueño, un simple "mmm, que lindo sería..." y sólo eso. Nunca me apropié de la idea. Nunca le puse más acción que unos cuántos pensamientos. Y mirando hacia atrás, exhalo gran alivio porque era un error que me llevaría a una muerte anunciada.

Mi soltería para algunos es una expedición salvaje a conocer muchos hombres (¿?), para otros es producto de mi personalidad, y para unos pocos "mala suerte". Mi tía cada vez que e llama me pregunta con ansiedad "¿y nena conociste a alguien?" y la verdad es que nunca me había puesto a reflexionar sobre esa pregunta; y aprovechando que cada quién "interpreta" desde su particular observador, hoy puedo gritar con una sonrisa inmensa en los labios: Sí, tía me conocí a mí.

Tal vez para muchos eso no sea demasiado, aunque en rigor de verdad, y dado los gajes de mi oficio, cada semana encuentro gente que va a un salón a confesar " que quieren conocerse". Yo  me presenté a mí misma, y fue un placer.

En mi discurrir por la soltería, he advertido que a diferencia de lo que otros creen - pozo negro del cuál una mujer debe rezar para ser rescatada-, es un sendero de comunión con nuestra guía interna; en el espacio libre de sapos yo he logrado conectarme con mis propios mensajeros y he sabido conocer mis dires y diretes, mis gustos, y mis disgustos, mis rencores, y mis colores, mis sueños, y mis pesadillas. Me despojé de ideas erróneas sobre el amor, mandé por correo al país de las maravillas al príncipe azul, y aprendí a elegir lo que quiero para mi vida, sin importarme las expectativas del mundo exterior.

Hoy puedo declarar que CREO (del verbo crear y creer) en el Amor, como una fuente de energía que nos liga y hace fluir, que su magia radica en comprender que cuando un hombre y una mujer, deciden ser pareja se están comprometiendo a aceptar que a esa relación llegan dos con sus mundos acuestas, y que están dispuestos a hacer lo necesario para que ambos rueden en la misma órbita; sabiendo que día a día se elijen porque bailar juntos ese ritmo hace que las luces de cada uno sean más brillantes.
                                                                                                               Chuchi Gonzalez



24 de marzo de 2010

Ser y No Ser

Te has dado cuenta de cuántas cosas naturales nos asustan? ¿Cuántos artificios culturales aceptamos como innatos? ¿ Cuánta parálisis, cuántos planteos, cuántos troncos cruzados en el camino nos dejan estancados y somos como agua que se pudre en silencio y lágrimas que se pierden entre risas de cartón? Vamos dejando de fluir a medida que crecemos, como si la locomotora de los días, poco a poco perdiera su fuerza, y con temores que se anuncian con bombos y platillos asistimos a la estación de la rutina, pendientes de que alguién descubra "quienes no somos", y nos avise de ello. Ninguno quiere dar el acuse de recibo. Muchos corren sin rumbo a cualquier sitio lejos de sus emociones. Otros prefieren el carnaval todo el año, para cubrirse de máscaras y desde ahí observar la vida que se marcha en su carroza de posibilidades.
¿En que nos convertimos cuando dejamos de ser nosotros mismos? ¿En las manos de qué loco titiritero dejamos los hilos de nuestra existencia? ¿Quién eres cuando no eres tú? ¿Quién soy yo cuando te miro, y tú eres otro? ¿Cuántas ausencias han colmado nuestros corazones para instalarse como huéspedes vitalicios y alejar así, eventuales visitantes?
Lo que nos da miedo, no tendría que dar alivio. Fuerza. Ilusión.
Las emociones son energía que nacen para expandirse.¿Para qué pasamos media vida intentando reprimirlas?. Ayer alguién me dijo que vió a un ser querido "rodar por el dolor, morderse los labios hasta estallar en gritos, inflarse los ojos como bombas de lluvia, retorcerse como relámpagos en el campo inundado de furia", y que frente a ese escenario  de humanidad vulnerable, levantó una muralla para caminar y guardar detras de ella, lo mismo que juzgaba, pero sin testigos. ¿Qué necedad absurda jugar a ser extraño a los sentimientos?,vivir negando, evadiendo, evitando. Meter la basura debajo de la alfombra y mirar de reojos con aires presuntuosos y decir "Buen díiiiiiiiiia".
El sufrimiento cuando más resiste, más se defiende. Más persiste en llevarse tus sueños. Si entra a tu cama, abrazalo fuerte, y tal vez en la mañana se marche sin desayunar.
Que no te espante tu naturaleza, dile ¡Basta! a todos lo que intentan que dejes de llorar.
Libera tu equipaje emocional para que en el próximo vuelo, tus alas se estiren esplendorosas,  y roces el sol aun a sabienda de puedes quemarte.
                                                                                                            Chuchi Gonzalez




18 de marzo de 2010

El mito de los Celos

Dicen que todos los que hemos tenido alguna relación amorosa, alguna vez pasó por el túnel de los celos. Se sumergió en sus aguas, se enveneno con sus intrigas, se mareó con sus contradicciones, y hasta tal vez jugo al detective, buscando datos reveladores que confirmen pero a la vez nieguen lo que pensamos.
Hay quienes afirman que los celos "no son tan malos" cuando no son excesivos, que de alguna u otra forma sirven para "condimentar a la pareja", pero si se vuelven "excesivos" pueden ser peligrosos.
Algunas mujeres desean ser celadas, sin esa "adrenalina" no se sienten amadas, y los hombres por su parte se "re-conectan" cuando el cosquilleo de los celos se cruza por su mente. La gente dice "es normal tener celos, cuando uno ama a alguien"
__________________Va de nuevo______ No hay creencia más limitante que la que confina al Amor a los celos. Los celos en toda escala son una expresión emocional del miedo a la pérdida o al abandono. Si bien puede ser cierto que "muchos alguna vez los hemos padecido", lo cierto es " que no tiene que ver con el AMOR" sino con "nuestra autoestima", con la seguridad y confianza en nosotros mismos.
He escuchado mujeres decir "Un poco de celos es seductor, te hace sentir amada o deseada"; y yo hoy pregunto ¿ Qué pasa con nuestra propia imagen, con la relación y el amor propio, que nos sentimos amadas cuando el otro "se asusta"?; ¿ Qué sucede con nuestro amor hacia ese otro, que nos gusta que sufra "esos celos inocentes"?, acaso ¿ no te resulta demasiado infantil?, " Si sufre nos ama", por Dios, si "sufre" es porque tiene una forma particular de procesar la vida que le dice" puedes perder a tu pareja, y sin ella no eres nadie". Muchas veces sucede que estamos en una relación y cuando se estabiliza "creemos que ya está todo resuelto", que el Amor solito se mantendrá libre de pecados, pero cuando advertimos que "a él o a ella" le han echado el ojo, "REACCIÓN" ¿Qué está pasando?, lo conquistado requiere de cuidado, de contención, de procurar.
Los Celos lejos de ser un combustible para el amor, son una trampa mortal, el que siente celos, pierde su eje, su centro, sus conversaciones internas se tornan temerosas, sus imágenes mentales son de amenaza, y aún cuando no haya una amenaza cierta, la sensación es real y consciente o inconscientemente los juicios negativos se trasladan a la relación. Y con el tiempo, la relación se trunca.
El miedo es uno de los enemigos vitales del Amor. El amor no prospera porque la gente tiene miedo a comprometerse ¿qué significa eso? Miedo a ser lastimado. Siempre digo que es mejor un Corazón con parches que uno sin estrenar.
Si los celos son el reflejo de mi bajo amor propio, ¿no es válido sentirlos cuando nos engañan? Cuando nos engañan no sentimos celos, sentimos el dolor de la traición, el sufrimiento de no ser más "lo más importante" para esa persona, de no ser más "elegibles" para nuestra pareja.
Lo que llamamos celos en esos momentos es resentimiento, ese otro no actúo como esperábamos que actuase. Resistimos un hecho que no podemos cambiar, y al enfocar nuestra energía en ello, generamos resentimiento.
Los celos son los fantasmas que nos acompañan desde la infancia, en algún sitio de nuestra historia un adulto rompió un acuerdo con nosotros y salimos al mundo de los adultos con ese registro de impotencia.
Lo interesante de sentir celos, es preguntarnos ¿Qué está pasando en nuestro interior?, de esta manera podremos resolverlos. Si la mirada está puesta hacia dentro, de seguro encontraremos una salida. Si evitamos nuestra responsabilidad, pensando que ella/él tienen actitudes que propensa la coquetería y confunden a los demás, estaremos en un callejón sin salida.


                                                                                          Chuchi Gonzalez

7 de marzo de 2010

Feliz Día de la Mujer Celulitica

Queridas Mujeres, feliz día! Acabo de leer un reportaje que se le hiciera a la Directora de la Fundación Dove para la Autoestima con datos ver-da-de-ra-men-te ALARMANTES; según investigaciones, sólo 2 de cada diez mujeres están satisfechas con su apariencia física, 9 de cada 10 desearían cambiar algún aspecto, las 2/3 parte de las mujeres en el mundo evitan actividades básicas (ir a la playa, tener sexo, vida nocturna, concurrir a un spa, etc.) porque se sienten mal con su aspecto y por último, el 17% de las mujeres a nivel global cambiaria el 25% de su inteligencia por ser el 25% más hermosas"

Es cierto que a todas nos embriaga un poco de vanidad ( tal vez a algunas más, y me incluyo) pero cuando observamos estas cifras acaso ¿no te detienes a pensar en el sufrimiento que representa para las mujeres en general "sentirse bellas" o "estar bellas" en relación a los estereotipos que lanzan como misiles los medios de comunicación?

Si bien el canon de belleza impuesto en la actualidad es una verdadera estupidez - Barbie Superstar- lo paradójico es que de "estupideces están llenas nuestras creencias y desde ahí conformamos nuestras expectativas". Parafraseando al Dr. Jorge Bucay "La desdicha surge cuando nuestras expectativas son mayores a la realidad"; y la belleza de nuestra modernidad está distorsionada, no por los ojos que la miran, sino por las manos de quienes la muestran.

Por eso en el Día Internacional de la Mujer, te invito a que te rebeles contra los que "instituyen fantasías en detrimento de nuestra Autoestima", poniendo de moda lo que no se usa en ninguna Revista - La belleza Real- la que sabe de vientre inflamado por la menstruación, manchas en el rostro por la hormonas alocadas, tetas flácidas por alimentar a la vida, pieles irritadas por la depilación, estrías por la debilidad elasticidad de nuestros tejidos, y grumos abultados por la bendita Celulitis, lugar común de las quejas.
La belleza se revela por lo que sucede en nuestro interior.
                                                                                                   Chuchi Gonzalez
Video de Dove