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15 de abril de 2013

Qué feliz sería yo con lo que no tengo

  Escrito por: Chuchi González

s_img_newDime algo, con total sinceridad y sin pudor, ¿cuántas veces te dijiste a ti misma o a otros “que feliz sería yo con lo que no tengo?”; inclusive hasta puedo imaginar el gesto de tus ojos, o el rictus de tus labios pensando en ello. Es que aunque en distintas circunstancias, esa felicidad condicionada a eso que no tenemos es una marca registrada de nuestra sociedad.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo! Y suspiro por aquí y suspiro por allá. Y de repente me pongo a pensar ¿qué pasaría si lograse tener eso que no tengo?; ¿cómo me sentiría si el milagro se diese? Y la boca esplendorosa se estira, suspira y sueña.
¿Cuáles son esas cosas que no tienes? ¿Cuáles de ellas te despabila el sueño sin pedirte permiso?
¿Qué otras cosas postergas porque no tener lo que no tienes?
Muchas personas van por la vida postergando “ser” hasta tener, y esperan ilusionadas que las condiciones óptimas se den y así tendrán la oportunidad de “ser lo que hasta hoy no han tenido”.
El lenguaje que usamos no es inocente, ni arbitrario, N. Chomsky un importante lingüista de los Estado Unidos, habló en una de sus teorías de la G.U (Gramática Universal) con la que nacemos, y a partir de la cual nos comunicamos. Este experto expone que cada vez decimos algo, elegimos de miles de palabras que tenemos en nuestro fichero mental y esa  particular palabra será la que utilizaremos. A través de nuestro lenguaje vamos creando nuestro mundo, y la representación mental que tenemos de él. Nuestro decir condiciona nuestras emociones, nuestros actos y nuestras relaciones con los demás. Hablamos para ser escuchados, movidos por una inquietud, un propósito.
Y el discurrir de nuestro decir va sedimentando nuestras conversaciones internas, nuestras interpretaciones respecto de la vida y las creencias que nos sostienen. Este aforismo seudo-inocente que a diario usamos con frescura, e inconsciencia dice mucho más de lo que escuchamos.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo!
Imagina que un hada sale de un cuento y se encuentra contigo, ella cansada de ayudar a princesas y sapos a conciliar un sueño, te sugiere que le digas “todo eso que no tienes”, aquellas cosas que te hacen repetir una y otra vez “Qué feliz sería yo con lo que no tengo”
Es un auto, una casa, una pareja, unas vacaciones, un empleo ¿Qué más?Tú puedes ser feliz ahora mismo, con lo que tienes, y con lo que te falta, este presente es tuyo, sólo tienes que apropiártelo Piensa, (es tu Hada), ¿Qué más? (No abuses tampoco).
Tu hada con un movimiento sensual y absurdo, a la cuenta de tres, presenta frente a ti esas cosas…ahí están al alcance de tu mano… lo que siempre habías soñado… ¿pero qué es lo que te sucede?, sientes una gran emoción pero sin embargo, no puedes sentir eso que siempre creíste sentir: ¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo!, porque ahora mismo: lo tienes. Y has venido postergando tu felicidad, tu ser,  en relación a esas cosas que no tienes; pero si de ellas dependía tu felicidad, ¿por qué no lo eras, si ya no lo tenías?; ahora sin embargo podrías decir ¿qué feliz que soy yo con lo que tengo?, o seguirás ansiando por ansiar, anhelando por anhelar, enfocando la mirada siempre en lo que le falta a tu vida.
El gran problema de los hombres (lo digo como género no especie) es que buscan el TENER antes del SER. Y atesoran en sus mentes esos símbolos con el afán de adquirir una experiencia que no tienen por sí mismos.
Detrás de los símbolos y la experiencia
Hay Infinidad de cosas materiales bellezas, piensa en esos vestidos de diseñador,  las bolsas,  los zapatos, el aparador de las cremas y los perfumes de las tiendas departamentales, y esas cocinas integrales ¿En qué oportunidades esos símbolos representan para ti una experiencia?
He tenido pacientes que me han confesado “que los tacones le dan seguridad  y confianza”, ¿comprendes a lo que me refiero? A la peligrosidad de creer que lo exterior puede alimentar nuestro interior.
Muchos hombres, trabajan para tener un hermoso auto, no por el auto mismo sino por lo que significa, el juicio que los construye les dice “Tú con un buen auto puedes conquistar a cualquier mujer”.
Y así empezamos a entregar nuestro poder personal, y nuestro tiempo a otros, pueden ser cosas materiales o personas: “Si yo tuviera una pareja sería feliz”.
Pero lo que vengo a decir es que TÚ puedes ser Feliz ahora mismo, con lo que tienes, y  con lo que te falta, este presente es tuyo, sólo tienes que apropiártelo.
En lugar de ir tras los símbolos que traen experiencia, genera en tu interior la experiencia que atraiga el símbolo. No te condiciones a SER.
Aunque creas que es imposible el SER que hoy eres atraes lo que tienes. Todo lo que sientes que implica seguridad, poder, éxito, libertad, confianza llegará a ti, si primero experimentas esos valores en tu intimidad.
¿Quieres éxito? Piensa ¿Cómo se comportan las personas de éxito? ¿Desde dónde hablan, se comunican, actúan? ¿Qué no has estado haciendo para ser exitosa?
La semilla de quién eres, se germina en interior, no pierdas tu tiempo mirando afuera, a veces creerás que cualquier soplo de la vida te impedirá ser tú misma.
¡Qué feliz sería yo con lo que no tengo! ¿Qué feliz serías renunciando a lo que no tienes una y otra vez? ¿Qué feliz serías con lo que no tienes, si ya no lo tienes? ¿Cuán feliz eres entonces?

Escrito por: Chuchi Gonzalez
Coach Ontológico – Escritora – Tallerista Motivacional
Desarrollo Humano Crear-T S.C
Fuente: http://www.supermujer.com.mx/bienestar/crecimiento-interior/que-feliz-seria-yo-con-lo-que-no-tengo.html

22 de enero de 2013

Poner Foco en lo Bueno

Día con día nuestra atención se focaliza en aquellas situaciones, relaciones, circunstancias que no funcionan. La sociedad nos ha impulsado a ello. A solucionar, a resolver, a reparar. Vives inmersa en una rutina de “resarcimiento”, todo lo que no marcha sobre ruedas requiere una imperiosa necesidad de ser “arreglado” y por eso pasas gran parte de tu día “pensando en cómo le harás para encontrarle una salida a eso que te incomoda”. Grande, superfluo, pequeño o profundo, cualquier realidad débil merece y exige ser corregida; pero este contexto implica un desgaste de energía tremendo. Los vínculos que no favorecen el crecimiento en nuestras vidas, son privilegiados ante cualquier otro evento; piensas en lo que dirás, en cómo decirlo, en lo que callar. Los empleos que fastidian tu rutina trasmutan sus presencias y son más importantes que las actividades que te generan placer.
Así te vas olvidando de tus proyectos personales o familiares, de tus sueños, de tus hobbies, de tus gustos. No hay otra cosa más importante que resolver problemas. Y así vives creyendo que la misión de estar vivos es “hacer algo con los problemas”, pero un algo “constructivo” o “evasivo”; enfrentarlo o huir. Sin embargo desde la psicología positiva, existe una nueva forma de mirar lo que no funciona, y es dejarlo de mirar. ¿Cómo? Acaso no sería ¿resistir? Claro que no, la indagación apreciativa para de la premisa de cambiar el foco. Dejar de mirar lo que no anda bien, poner atención en lo que fluye en excelencia y preguntarnos ¿qué hacemos para que esto funcione para conservarlo? “El concepto de apreciación se derivó de la concepción que existe del ojo apreciativo en el arte, donde se dice que dentro de cada obra de arte una persona puede encontrar la belleza” (Gergen, 1999) Esta nueva filosofía te invita a cambiar el rumbo de tu vida, poniendo especial atención a las fortalezas.
Chuchi González

20 de octubre de 2012

Vivir y estar vivo…

A lo largo de la vida comienzo a sospechar que no es lo mismo estar vivo que vivir. Vivir es un hecho biológico y estar vivo es la apropiación lingüística e interpretativa de ese hecho. Vivir es respirar. Y Estar vivo es sentir el aire meterse por los pulmones y hacer travesuras en nuestra belleza interna.
Vivir tal vez no requiere de más coraje que estar en el momento oportuno en el que ocurre el milagro de la vida. Y estar vivo es defender a cada paso ese privilegio.
Vivimos muchas veces y estamos vivos pocas menos; pues el miedo es el motor fundamental de nuestros impulsos. Vivimos para no tener miedo. Y evitamos estar vivos para no sufrir. – Aún cuando lo hacemos -
  • Miedo de reír y que la gente se burle
  • Miedo a la pérdida
  • Miedo a tener éxito y sostenerlo
  • Miedo a amar y a ser querido
  • Miedo al silencio y a convivir
  • Miedo al miedo
  • Pero por sobre todo, miedo a no ser feliz.
La felicidad es la dama deseada que marca con su sonrisa la diferencia entre vivir y estar vivos. La felicidad es para la mayoría de las personas una idea acerca de la posesión.
Poseer es la habilidad que nos permite ser o no felices. Es una vil falacia pero aceptada socialmente.
Estar vivos es de todas las opciones, la única para ser felices. Sin embargo el índice mundial de infelices supera ampliamente cualquier idea mundana, contrariando la razón científica que indica que es más simple ser felices que todo lo contrario.
Decálogo para ser Infeliz
  1. Para ser infelices en principio debemos renunciar al derecho natural de “estar vivos” lo que implica la auto- declaración de proclamarnos: VIVOS
  2. La infelicidad requiere la renuncia absoluta a cualquier acto de gratitud y alegría
  3. Cerrarnos al modo indicativo del presente para conjugarnos en el pretérito imperfecto, y el pretérito pluscuamperfecto.
  4. Negar toda oportunidad de crecimiento y seguir insistiendo que es mejor malo conocido que bueno por conocer
  5. Abortar todo sueño, por más maravilloso que sea en pos de continuar la línea del “tener razón” y la desolación
  6. Vivirnos en la escases, observando el vaso medio vacío y llorar por la leche derramada
  7. Recluirnos al pensamiento pesimista  de Giacomo Leopardi
    “Me parece increíble
    que la vida infeliz y el necio mundo
    durante tanto tiempo”
  8. Resentirnos con los eventos naturales de la vida
  9. Aparentar fortaleza y apretar las mandíbulas masticando el sufrimiento interno
  10. Morir cada día, dejando que dentro nuestro muera la luz.
Decálogo para ser Feliz
  1. Fluir con el universo, aceptar lo que la vida te da; si te da limonadas y te resulta ácido hazla y repártela o toma un sal de uvas
  2. Sonreír a las carcajadas cuando los sientas
  3. Disfrutar, es decir arrancar del árbol de la vida de los mejores frutos
  4. Agradecer
  5. Abrirnos al amor
  6. Dejarnos sentir
  7. Convertirnos en agente del amor
  8. Estar vivos
  9. Equivocarnos
  10. Ofrecer perdón
         Tu eliges!
Chuchi González

29 de febrero de 2012

Paradojas humanas


… y me dijo “ a pesar de  todas las cagadas que me mande no quiero perderte” – y descubrí entonces la paradoja existencial de la vida; la extraña idea de sostener que nada cambia, que todo se mantiene igual, como si fuésemos estáticos pasajeros de un viaje sin sentido.
Y yo respondí “ no sé si me vas a perder o no  ( sabiendo que no); tal vez no porque ya no soy la misma ( paradoja ya me perdió o ya me perdí o ya nos perdimos) o lo que es mejor aún tal vez hasta ya nos hemos encontrado.
Todo cambia tan vertiginosamente que casi ni nos damos cuenta, pero no somos los mismos que reímos, ni lo que callamos, todo se transforma en lo cotidiano.
La palabra dicha o mal dicha; la caricia guardada o arrepentida, el pensamiento mudo, la mentira impiadosa, todo nos inunda, y asecha y descompone en otros que antes del decir o el callar no éramos.
Es una gran paradoja humana el actuar – sin pensar o a sabiendas – y aún así “pretender” que las cosas sean las mismas. Porque aún sin actuar las cosas no son las mismas, el cambio nos acontece con consciencia o sin ella.
Todo el tiempo evolucionamos – aún cuando creamos que algunos involucionan- emerger o hundirnos en el hoyo y taparnos la cabeza con la mierda; también es avanzar un casillero. En la vida, retroceder también es avanzar. Perder un turno por reactivos, cómodos o conformistas, también es avanzar.
Porque todo lo que hacemos y lo que no hacemos, nos lleva hacia un destino; la dicha o la inconformidad.
Perder o no perder, no es la cuestión. Aceptar que el cambio es la realidad mutante, es de adultos.
Chuchi González