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14 de septiembre de 2015

El destino Familiar


Lo creas o no. Lo sepas o lo ignores. Lo hagas consciente o pase desapercibido; todos los seres humanos desde el momento de la concepción comenzamos a absorber la historia de nuestro linaje familiar al que pretendes pertenecer al nacer. Antes se creía que llegábamos a esta vida como una tabla rasa, limpios, puros, intactos. Sin embargo, los avances en médico muestran día a día, que la vida fetal es un proceso de percepción de todas las emociones y experiencias que vivencia nuestra madre y el medio ambiente en el que se mueve.
No sólo grabamos si mira mucha televisión o escucha cual o tal cantante o si es una angurrienta del chocolate; las peleas con papá, los sentimientos de rechazo, sensaciones de abandono con causa real o simbólica, también se inscriben en nuestra conciencia, y al nacer: nacemos con todo lo proyectado y vivido en la vida intrauterina. Quizás puede parecer anecdótico pero mucho de lo experimentado en esos 9 meses van a influir en el resto de nuestras vidas; puesto que nuestros padres, abuelos, tíos, primos, hermanos; contribuyeron con sus designios a crear parte del destino que tendremos, a lo que llamaremos: destino familiar. En alusión a las predicciones, limitaciones, deseos, y temores de los miembros de la familia. Será abogado como el abuelo, tendrá muchos novios como la tía Teodora, o sentirá miedo por ser único hijo, son dichos inocentes que se adentran en nuestro inconsciente y se expresan como verdades. 
El árbol genealógico es un organismo vivo que nos precede y se impone. Crea un contexto en el que nacemos, con una misión – que ignoramos a nivel consciente – pero que por fidelidad a la sangre cumpliremos sin chistar – o quizás chistando – pero lo haremos para no deshonrar al clan. Esta lealtad invisible, tan fuerte, única y poderosa es la creadora de los lazos trans-generacionales que nos habitan y que explican las afinidades que solemos tener con uno o varios miembros de la familia. Actuamos de acuerdo a las necesidades impuestas, a las creencias que nos compartieron como verdades, y repetimos sin observarlo las historias de otros. 
¿Cuántas veces criticamos a la tía o la abuela por algo que no supo resolver y luego nosotros hacemos lo mismo? ¿Cuántas veces nos atrevimos a decir a mí eso no me pasaría y al tiempo estamos en la misma situación? Como una burla gigantesca la sombra del árbol, tarde o temprano nos alcanza, y nos impone a seguir de acuerdo a sus intereses. Cuando queremos torcer por nuestra propia voluntad el camino trazado, el árbol se queja, grita, resuena. Nos pone trabas, enfermedades, accidentes, desordenes amorosos. Y nos preguntamos ¿por qué? Porque ciertamente tu terquedad está relacionada con la necesidad de protegernos. Y teme que si hacemos algo diferente podamos crear un dolor que desequilibre a todo el clan.
Sin embargo, y mucho más en la actualidad, con la inmensa posibilidad que la vida nos pone en el camino del autoconocimiento, las personas traicionan el destino establecido porque toman conciencia de lo que NO quieren para sus vidas, y se arriesgan por eso que SI anhelan. Pero esta evolución que en apariencia es una bofetada a las raíces, representa una sanación general. Porque renunciar al destino impuesto implica romper con la identidad asignada y crear la verdadera, la genuina para realizar nuestro destino personal.
Sanamos el árbol cuando nos vivimos auténticamente como somos. Muchas veces la experiencia nos dice que a veces para ganar hay que estar dispuesto a perder. ¿ y tú traicionarías la fe de tu familia para lograr el desafío de ser tu mismo?




9 de septiembre de 2015

AmorES imposibles

No me gustaban, no los había probado, hasta que sin querer – queriendo- me adentre a su magia intacta…y emparejarnos con lo imposible le da un matiz especial a la vida… es como caminar de la vereda de enfrente y a la vez estar del otro lado… Ser testigo de la inmensa admiración, sin que el otro se inquiete por el sigilosos suspiro que su humanidad cotidiana despierta.
Me gustan los amores imposibles, porque tienen un código especial y no pasan de moda, no sucumben a la rutina, y un instante en ellos es vivido como eternidad hasta el próximo encuentro…
Adoro los amores imposibles… porque son tan cercanos, certeros, e inocentes como un rostro desprovisto de ego… se dejan acariciar por palabras generales, y no necesitan de un algo espacial para regocijarse en el perfume de la alegría…

¿Cuántos amores imposibles suma tu vida? Recuerdo que la abuela una vez me contó del suyo, hasta los últimos años de su vida lo recordó, y creo que por no ser consumidos se quedan en la memoria para siempre.
Jodorowsky dice “mientras hay memoria no hay olvido”, ¿ será que el amor de la nona se vive en el mío? ¿Cuántos amores desordenados hay en tu vida?

La psicosomática familiar sostiene que los desórdenes amorosos están íntimamente ligados con la herencia de los ancestros. ¿Amores imposibles? ¿Edipos y Electras no resueltos? ¿Modelos identificatorios paralizados?

Si quieres aprender más, te invito a participar del taller transgeneracional que  se dictará en la ciudad de México, los días 25 y 26 de septiembre.

19 de agosto de 2015

¿Qué es el ego?

Solemos decir “Tiene un ego”… como queriendo decir mucho más que eso; implica que es demasiado grande, exacerbado, extremista, o un excesivo amor propio. Identificamos el ego con algo que se ostenta. Tiene un ego es similar a tiene un perro, una casa, un auto, un libro; y sin embargo, obedecen a estructuras de pensamiento diferentes. El caso de ser poseedor habla de un sujeto y un objeto; pero en relación al ego, la expresión es insostenible dado que sujeto y ego se involucran. Cuando hablamos de ego no podemos hablar de algo diferente a quién lo identifica. El ego es la identidad que tomamos a la hora de nacer. Es la energía que nos separa de los otros, nos individualiza, nos hacer diferentes. Es nuestro Pepe Grillo que nos direcciona, empodera, traiciona, nos hace fracasar, cometer errores, volvernos narcisista, pedante, austeros, miserables, impropios, arrogantes, víctimas, sumisos. Es la falsa identidad con la que generamos empatía, nos acostumbramos a andar, nos dicen que somos, nos decimos que somos, y defendemos a sol y a sombra. Es un yo artificial creado por la familia, el contexto social, la cultura, es un máscara que nos ponemos para andar por la vida y no defraudar a nadie.
Es un YO con estímulos ajenos, un títere manejado por un contexto inmenso que precede y del que emerge, sin cuestionarse su origen. Sin embargo, detrás de esa cáscara- anida la esencia – esa fuera creadora íntimamente relacionada con la CONSCIENCIA del universo, con la inteligencia divina de la cual somos imagen y semejanza. Digo CONSCIENCIA para diferenciar de CONCIENCIA que alude a los procesos de nuestro cerebro cognitivo, y CONSCIENCIA lo reservo para la magia o conexión con la fuente, la vida, la energía espiritual que nos trasciende.

¿Cuál es el problema del ego?
El ego tiene muchos problemas pero que pueden resumirse en uno solo: la comparación. Mientras la Reina preguntaba en el cuento de Blancanieves… “¿espejito, espejito, quién es la más hermosa del reinado? Y el espejito respondía – Tú mi reina-, no había problema alguno; pero cuando la respuesta fue contraria a la voluntad de los oídos que la aclamaban, apareció el terror; otra mujer “más hermosa,” y el ego en nuestros cuentos cotidianos siempre nos lleva a vivir en comparación, y por lo tanto en detrimento de nosotros mismos; y en el miedo a ser rechazados por no ser suficientes.
El ego es una fuerza que nos impulsa a victimizarnos porque siempre estamos parados en la excesiva auto indulgencia o perfeccionismo. Nunca para el ego lo que hacemos es suficiente o por el contrario no podemos hacer nada. Nos invita a pararnos en extremos que nos llevan irrefutablemente al abandono de lo que creemos que queremos para nuestras vidas.
El ego nos conecta con la fuerza, con la disposición corporal mental de estar todo el tiempo a la expectativa, a la defensiva. En el continuo estrés de tener todo bajo control, no hay posibilidad para descubrir que hay algo más en el fondo.

El ego es un constante demandante, queremos saber más, tener todas las respuestas, nunca perder (ego intelectual), queremos ser jóvenes eternamente, detener el tiempo, ignorar el paso de la vida, nos sometemos a dietas extremas, ejercicios extremos, cirugías (ego material), queremos amar, ser amados, y amar más, ser únicos, los más importantes, los más recordados, los inolvidables (ego emocional), queremos seducir, atraer, conquistar, crear, poseer (ego libidinal).
¿Qué podemos hacer? Aprender a equilibrar esta energía que somos, educarla, vivenciándonos en el poder que realmente tenemos. El poder creador. Dejar de asistir a la reacción y a la fuerza como un medio para sobrevivir, y fluir sin resistencias en una plena rendición que implica la completa aceptación de lo que tenga que ser. Es decir, aprender a soltar el deseo de un resultado, no apegarnos a la expectativa de lo que podría acontecer, sino por el contrario mudarnos al aquí y ahora.
Si aprendemos a vivir el único momento posible que es el presente, el ego aprenderá a ser respetuoso y menos temeroso. Ya no se comparará con lo que sucedió en el pasado o podría suceder en el futuro. La raíz de nuestras inseguridades está en compararnos y vivir a destiempo.
El ego puede ser nuestro aliado. Hasta ahora ha sido la respuesta a nuestro particular tipo de conciencia. Si elevamos la conciencia, el ego será un alumnos aplicado.









31 de julio de 2015

Mi árbol y yo

 El árbol crece y se estira. Sus ramas engendran historias y reparte entre sus frutos aromas inconscientes. Generación tras generación la savia íntima, personal y particular de cada árbol se inscribe en cara rama y hoja reciente. Resuena la información de todos los pasados, los fortuitos, los fracasados, como un estallido ensordecer de pájaros al atardecer. Y cada uno se va impregnando del otro, y sin saberlo carga con sus propios desdenes. Nadie se queja de la flor que se enciende en el medio de la maleza. Pero, ¿qué hay de aquellas plagas que insistentemente nos debilitan? El árbol genealógico con su frondosa copa nos atrapa, queremos escapar de su trampa histórica, de la falsa identidad convocada, pero ¿ estamos dispuestos a ser una rama libre? ¿ a no pertenecer más que a nuestra rebeldía? ¿ a andar con las raíces expuestas a la vida? El clan familiar nos lega por voluntad el inconsciente biológico el programa de supervivencia, y nos dicta un destino condicionado.Nosotros no lo advertimos, creemos en las coincidencias, en las casualidades, y repetimos… Los que han madrugado saben a conciencia, que siendo Olmos estamos dispuestos a dar peras….
Si quieres conocer como tus antepasados forman parte de tu vida; como a pesar de creerte libre perteneces a un designio marcado por tu clan familiar te invitamos a presenciar y experimentar el taller MI ARBOL Y YO, los días 21 y 22 de Agosto en la ciudad de México.
Más información: chuchigonzalez@dhcrearte.com







22 de junio de 2015

Toma de conciencia vs toma de conocimiento

Desde hace tiempo, los seres humanos – unos, otros, algunos, pocos, muchos- comenzamos a sentir un cosquilleo interior, una voz, un vuelo de avispa perturbador que nos ha llevado, incluso a los tumbos, a un mirar con detenimiento nuestra realidad. A percibir “nuestra realidad” con derecho de propiedad para diferenciar de “la realidad” como una circunstancia exterior que nos afecta y nada podemos hacer.
Desde esta nueva perspectiva, lo observado nos pertenece, – no porque nos haya impactado desde afuera- sino porque algo interior acontece – carece- reaparecese desacomoda y el inconsciente proyecta un mensaje de alerta en eso que proyectamos.
Así podemos descubrir lo que no funciona en nuestra relación personal a través de las relaciones que tenemos con otros. Si no para que ¿tropezaríamos con la misma piedra?
Sin embargo, tomar conocimiento de que esto que miro forman parte de mis proyecciones y ellas del particular tipo de conciencia que hoy tengo, sólo es volverlo racional. Y ahí surgen las preguntas del ego ¿ y ahora? ¿ cómo se hace? ¿ qué hago? ¿cuando?
La toma de conciencia implica comprensión, no entendimiento. Es decir, involucra hacer nuestro eso; y a partir de ahí actuar en consecuencia, no median las preguntas disparadoras del mecanismo; sólo es la acción la que nos lleva a subir el peldaño o a re significar nuestro tipo de conciencia.

24 de marzo de 2015

¿Cuál es tu propósito?


La vida avanza a un ritmo vertiginoso, apenas nos da tiempo para cambiar la hoja del calendario, los sueños que no realizamos se convierten en quejas perezosas que nos recuerdan que otra cosa más quedo inconclusa, ¿para cuándo? Para mañana, para la otra vida. De pronto se hace evidente pararnos y preguntarnos a nosotros mismos ¿que estoy haciendo de mi vida? ¿Es la vida que quiero? ¿Estoy satisfecho con esto? ¿Con aquello? ¿Es lo mismo tener una lista de sueños  que  una lista propósitos? Por supuesto que no. Un sueño es un me gustaría, un propósito es un para qué.
Cuando hablamos de ¿cuál es el propósito para estar en dónde estás? Estamos haciendo referencia a que es lo que te moviliza a estar en ese lugar/ espacio. Tu ¿para qué? Pregunta que siempre no direcciona hacia el futuro a través de una acción. El propósito es el motor que nos alienta cada día a hacer lo que hacemos, regar las plantas, ir a trabajar, pasear al perro, cuidar de los hijos, sobrevivir. Es lo que no pone en acción, si este ¿para qué? Nos quedaríamos estáticos, paralizados, el propósito es lo que le da sentido a tus acciones, a tu comportamiento, a tu conducta.
Todo propósito está basado en las creencias, en esas miradas particulares que tenemos respecto de la vida, las creencias son el mapa pero no el territorio, es una mirada fragmentada de la realidad, no es la realidad misma, sino la realidad que sostengo.
Mis creencias me identifican, por ellas puedo explicar quién soy, soy yo y mis creencias; tenemos una caja hermosa de creencias y en ellas podemos tener creencias poderosas, que nos atraen posibilidades para nuestras vidas o creencias limitantes, que nos traen recortes a nuestra libertad personal; algunas creencias revisten un carácter de verdad irrefutable y a ellas les llamamos certezas. Todos vivimos en una caja de creencias, no hay problema con ello. El malestar se genera cuando las creencias se cristalizan en nosotros, y creemos que sin ellas no somos nada, cuando tomamos conciencia de que están obsoletas y sin embargo, seguimos aferrados a ellas. La idea de madurez emocional, proporciona la capacidad de romper la caja, salirnos de la caja y construir una nueva, una flexible, renovada y ajusta a las necesidades del hoy. Pero debemos de saber, que en última instancia toda creencia siempre es una cárcel. Porque cuando creo en algo, me cierro a la oportunidad de seguir aprendiendo. Mi criterio de verdad se vuelve retardatario. 
El mundo es un globo lleno de creencias, somos observadores no podemos escapar del arte de interpretar y poner fe en ello. Pero el primer problema que se plantea con las creencias es la presunción de verdad que a nivel relacional queremos imponer, si yo tengo la verdad, el otro sostiene una mentira. Por eso, aunque perdamos la sensación de poder, debemos empezar a aceptar que toda creencia es en última instancia una mirada, sólo un forma de observar. Otro conflicto que se genera con las creencias es confundirlas con los hechos.

26 de enero de 2015

Niveles de Conciencia

Existen tres niveles de conciencia. La conciencia del ego, la conciencia de grupo y la conciencia mística. Los dos primeros niveles se estructuran de forma similar; viviendo de acuerdo a parámetros externos. En la conciencia del ego, la idea de unicidad no está presente, hay separación con el otro, y las posibilidades, impera la “necesidad” de competir, comparar, ganar. La personalidad y el cuerpo son los guerreros de este escenario. La auto-perfección y la auto-exigencia son los pilares que pone a disposición el ego para no descansar, para no ser sorprendido o rebasado por otro. El temor a no llegar a tener, ser, o hacer lo suficiente más que otros, libera en este estadio las persistentes hormonas del estrés. Mientras que una cebra activa el sistema de huir o atacar frente a una situación en dónde su vida peligra, por ejemplo, cuando es perseguida por un león; los seres humanos tenemos la posibilidad de estresarnos sólo con pensar. Cuando el ego es el maestro que ejecuta la obra; los pensamientos de inferioridad son huracanes que azotan nuestra existencia. Confundimos símbolos con experiencia, y nos sentimos satisfechos con falsas ilusiones.
En relación a la conciencia de grupo, suele acontecer lo mismo que lo anterior, es el clan familiar, social, el que dirige los pensamientos, emociones y sentimientos de los individuos. Se odia por herencia a lo mismo, y se ama sin consultar por costumbre. Acaso ¿ no te has encontrado alguna que otra vez diciendo las mismas cosas respecto de alguien que tu familia?

Desde este lugar justificamos las atrocidades humanas en nombre del grupo, las excentricidades a favor de la etnia, y la violencia en pos de los géneros. Salimos a matar por el patriotismo, por amor a la bandera, por las creencias populares que viven en nuestro interior como verdades.
Por último, el máximo nivel es el de la conciencia mística, que es la conexión con Dios y con el todo, acá la unión es la mirada totalizadora, sabemos que lo que damos, regresa, que el don de existir es vernos a todos como hermanos como a uno mismo, y a partir de ahí actuar. La competencia queda postergada, la acción comprometida, la conciencia colectiva, la cooperación y contribución son los motores.Importa, más que el sitio, la disposición con que te acerca a él; de ahí que no debamos aficionar nuestra alma a ningún lugar. Hay que vivir con esta persuasión: “No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo visible”
El odio se disuelve con el amor, y la tristeza con la alegría. No eres lo que tienes, o dicen de ti,  te conviertes en un ser agradecido y abundante de cosas buenas. Acá las palabras de Séneca recobran su grandeza: “

11 de enero de 2015

La despedida

Las despedidas tienen un carácter jerárquico; algunas revisten un papel de alivio; de un “mejor imposible”, de “me saque un peso de encima,” otras son como parir y nacer, soltar y desprenderse, abrirse y separarse, cortar la supuesta certeza de una vida que no es posible captar más que un breve instante… es cuando la fortaleza ilusa, genuina y falsa nos representa, sostenemos el gesto, pensante, reflexivo, ese que finge estar pensando en cosas “importantes,” desplazando el dolor que involucra la tristeza, y el sufrimiento que el ego inflige en la repetida pregunta impronunciable del futuro incierto… Si no escribo, mi noble cuerpo lo hará por mí, inflando mi vientre como un globo de lleno de recuerdos y palabras no dichas… Odio esta clase de despedidas… yo que soy flor de diente de león… una gata valiente con piel tigre….un socio de la soledad… yo que ando de acá para allá y nunca estoy en ningún lado… me topo con la realidad que al primer amor a la distancia de 10 años… aún le llamo casa…

 Los mocos simulan el desvarío, los abdominales apretujan la grasa de las vacaciones…y mis ojos parecen  marihuana… piedra y adoquines mis movimientos; todos nos hacemos los distraídos… pero yo sé que algunas partidas te parten en mil pedazos y te dejan roto…diferente…la sensación de abandono es un fantasma, se revive la huella original…abrirnos expulsados como un fruto maduro a un campo de posibilidades, y anhelar el rincón oscuro de la protección…me queda claro  a mis cuarenta y pico que pocas cosas en mi vida personal tienen esta categoría, que llorar por la leche derramada es un necedad de la adolescencia y que lo que prima es elegir amar cada momento…No sé lo que vendrá, sin embargo sé con certeza lo que tengo, y agradezco…. a pesar de sentir los intestinos enredados como un moño, tener siete nudos marineros en garganta y estómago, y lloverme el alma como una niña de 5…estoy satisfecha…¿ quién nos quita lo bailado?..

Buen viaje y regreso a Argentina, mamá!

11 de diciembre de 2014

¿Cómo perder el amor de tu vida en 5 minutos?




Perder es tan elemental, como respirar. Pero cuando de amor se habla, los seres humanos somos maestros en el arte de sabotearlo. Lo buscamos. Sudamos. Lo sufrimos. Y cuando lo tenemos, como tortitas calientes lo dejamos caer de nuestras manos. Pensamos que no seremos lo suficiente y actuamos en consecuencia. No entorpecemos. Embrutecemos. Y terminamos llorando sobre la leche derramada y echándole la culpa a la vaca. Las mujeres en especial, podríamos escribir un tratado acerca de perder el amor de nuestras vidas; porque trans-generacionalmente traemos programas de no merecimiento; culpa, y sometimiento. Generaciones y generaciones femeninas soportaron humillaciones, maltrato, y opresión masculina. Nacemos con la inocencia aparente de la libertad pura; pero cargamos desde antes de nacer con  los programas inconscientes de nuestra madre, abuelas, bisabuelas; y mujeres de todo nuestro clan. Aunque más avivadas – las mujeres de hoy en día- , tarde o temprano, y generalmente más temprano, caemos en algunos de esos baches heredados; en las trampas de ese dominio ancestral que ha pesado y pesa sobre el género femenino. Están las sumisas; las aguerridas, las indolentes, diferentes prototipos por hablar en líneas generales; pero al fin del cuento; en algún párrafo de nuestra historia amorosa; perdemos el amor de nuestras vidas por el eco de todas esas voces que no son nuestras pero nos influyen. Desquiciadamente nos enamoramos del que está frente a nosotras y nos comparamos con la ex, con la vecina, con la madre, y las eventuales amantes que podría tener. Desconfiamos, nos callamos, y hacemos caso omiso a nuestras necesidades emocionales. Intentamos validar cualquier acto no congruente con nuestro pensar; justificamos reacciones sorpresivas en pos de la democracia; nos engañamos con suposiciones, fingimos orgasmos; alegrías, y enojos; nos entregamos con las manos atadas.

5 de noviembre de 2014

Ser infiel

Que te metan los cuernos, duele. El filo de las puntas se clava en la autoestima y a borbotones las expectativas caen al piso en coma. Y sin embargo, eso cuesta menos que ser infiel. Pues cuando estás engañando, todo el tiempo sientes un frío interno, un vacío, un temor a ser descubierto. Y eso es menos, que volvernos infieles a nuestra naturaleza, porque cuando obramos desde la deshonestidad interna, la incertidumbre se burla a cada latido y el miedo nos espanta la felicidad.
Es que no es lo mismo que te engañen, que engañes, que te engañes y engañes. En el primer caso, lo lastimado con el tiempo cicatriza, a veces deja marcas; pero casi siempre; un nuevo amor, las matiza. Cuando engañas y estás en modo inconsciente, te sientes un maestro del disimulo, y te burlas de tu entorno, pero cuando adviertes que ese otro es un espejo, la risa del guasón se desmaquilla, y entonces pasas a la tercera fase te engañas a ti mismo, y no siendo tú engañas al otro. Muestras una cara que no tienes, que apenas compraste con las monedas del cinismo. Sentimos miedo cuando no somos nosotros, y uno de ellos es al abandono y al desamor; porque vivimos lejos de nuestro hogar primero; la tierra es un modesto hostal.
¿Por qué somos infieles? Aunque resulte paradójico por fidelidad o dicho de otra forma por ser fieles “a”… al clan, a la familia, a la sociedad, a la cultura, a las palabras de papá, a los miedos de mamá. ¿ Cuántas veces no sentiste el mismo temor de ella? ¿Cuántas veces no repetiste su misma historia?
Somos infieles para ser aceptados, para ser aprobados, amados, para sentir que pertenecemos, que no estamos solos. Tanta soledad en los huesos del alma hace vacío y congela… entonces el remedio genérico es meternos las guampas – término quechua que significa cuerno- y decir lo contrario y hacer lo opuesto y sentir lo que no sentimos…


  • Somos infieles cuando decimos SI en lugar de decir NO
  • Somos infieles cuando decimos NO en lugar de decir  SI
  • Somos infieles cuando decimos “Está bien”en lugar de decir “Esto no me agrada”
  • Somos infieles cuando decimos “NO importa”en lugar de decir “Me duele”
  • Somos infieles cuando decimos “No pasa nada” en lugar de decir “Me siento triste”
  • Somos infieles cuando decimos “No estoy enojado/a” en lugar de decir “Estoy hasta el caracú”
  • Somos infieles cuando decimos “Lo comprendo” en lugar de decir “La verdad que no comprendo un carajo”
  • Somos infieles cuando decimos “Te llamaré” en lugar de decir “No quiero verte más”
  • Somos infieles cuando decimos “Perdón” en lugar de decir “Es mi sentir y no necesito pedir perdón por ello”
  • Somos infieles cuando nos entregamos al 100 a sabiendas de que el otro se entrega en números rojos y aún así elegimos ponerlo en el recuadro RELACIÓN DEL MES
  • Somos infieles cuando no nos damos tiempo para hacer lo que nos gusta porque no nos damos permiso de disfrutar
  • Somos infieles cuando creemos que los demás son más que nosotros mismos, más inteligentes, más valiosos, más guapos.
  • Somos infieles cuando vivimos en la creencia de que el que nos ama nos hace un favor

¿En que eres infiel? ¿A qué eres fiel? ¿Cuál es tu forma de traicionarte?
Si te interesa el tema, en febrero de 2015 lanzaré una conferencia profunda, íntima, vivencial que abordará el tema: “Las mujeres son más infieles que los hombres”



3 de noviembre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano ( 3era parte. Final)

         El tiempo
¿Qué es el tiempo? ¿Qué nos asusta de su presencia, de su transcurrir silencioso que deja grandes huellas? Es un remedio para el olvido, un digestivo para los dolores de cabeza del alma, un anestésico para los sinsabores, un recurso al que apelamos desafortunados, y temerosos. Vivimos en función de su paso, corremos detrás de él, y nos dormimos en la víspera de su pasado. Siempre en la mente lo que no hicimos, y lo que no podremos hacer. Nos transcurre, nos habita, nos desplaza y no le otorgamos la trascendencia que tiene; su único tiempo: el presente.
Nos gusta deleitarnos en los imposibles y recurrimos al ayer para aplastarnos en las heridas de un pasado mejor; un retoño sin frutos, unas malas decisiones que nos afectan.
Nos gusta vivirnos en noche de brujas, viajando a un futuro incierto, desconocido, impenetrable, que nos grita BUUUUU!!! en la cara de los sueños.
Y lo real, lo exacto, lo tangible, que es el presente, se discurre como el agua entre los dedos por no valorarnos.
Sufrimos porque no estamos dónde estamos. Otra vez nos separamos, el cuerpo está en la silla sentado y el alma o el corazón a destiempo.
Preocuparnos por lo que no sucederá, es una fantasía, pero si fuese tan simple de evitarla, ¿crees que no seríamos capaces de hacerlo? Nos han entrenado en el miedo constante de vivir con miedo.

Llamemos al miedo con todas las voces, incluso con algunas que distan del miedo; pero aún así es miedo.


Mirar atrás es un hobbie transgeneracional, heredado, que nos hace creer que estar atento a lo que aconteció evitara su repetición. Lo cierto es que ni una ni otra. Ayer puede contagiarse como un plaga. Mañana puede devenir de la forma menos pensada.   
Para salirnos del embrollo, necesitamos re educar nuestra mente, evitar los viajes, estar presentes en el presente.




30 de octubre de 2014

Las fuentes del sufrimiento humano ( 2DA PARTE)


2da Parte

El dinero
Plata, lana, guita, money, argent, solfi, mango, o como gustemos llamarle en nuestra intimidad, para muchos es un enemigo de sus sueños, para otros su dios entorno al que ejercen sus sacrificios. Considerado de esta forma, no deja de ser una fuente de la cual emana el sufrimiento cotidiano, dado que se lo ha re significado y atribuido características ajenas que lo han vuelto un monstruo limitante. Por el dinero la gente no hace lo que quiere, suspende sus deseos, y los deja en stand bay, en el congelador de la espera para un momento oportuno; rompe relaciones, destruye sueños, toma distancia de los que dice amar. El dinero se convierte en el titiritero de los seres humanos que confunden lo esencial con lo superfluo, la esencia con la identidad, la experiencia con el símbolo. Se ama al dinero por el dinero mismo, no como medio sino como resultado. Si alguien tiene tres es más que él que tiene 1 pero menos que él que tiene 10.

6 de octubre de 2014

Hacer-nos- Humanos


Me disculpo. Me justifico. Me arrepiento. Me castigo. Explico. Refuerzo. Inicio. Horas, días, estaciones, etapas, relaciones, trabajos, momentos, situaciones. Inicio. Vínculos desde adentro hacia afuera. Aunque a veces crea que son de afuera hacia adentro. Recomienzo. El objetivo: no descarrilar, caminar en fila india persiguiendo -como el burro a la zanahoria – creencias heredades, juicios inmortalizados acerca de cómo son las cosas. Resultado: errores, caídas repentinas, pasos hacia atrás, hacia el costado, hacia algún lado. Culpa, pena, rechazo. Diéresis mal ubicadas.Las hiedras del debería del pretérito pluscuamperfecto azotan. La realidad emerge no hay perfección en mí más que la olvidada. 
Rasguño. Grito. Aúllo. Siento. Reacciono. Exploto. Imploro. Me guardo entre los dientes de la ira. Me acuno en los brazos de la tristeza. Me vuelvo eco en la garganta de la soledad.  Camino a veces a la defensiva. Y me topo con un espejo de agua como el Narciso, me asomo y me veo… mitad hembra, mitad niña … mitad naturaleza, mitad cultura.
Entiendo.
No me perdones.
Estoy en un proceso evolutivo.

24 de septiembre de 2014

La última vez que fui mediocre…


Muchas veces, cuando estamos en el hoyo no podemos apreciar lo que está en el exterior. Hundidos, - demasiado profundo-, del viento solo sentimos caricias.  Las heridas se ven más grande y hay una tendencia a lamerlas para acelerar el tiempo de secado y sanar. Pero ya sabremos, que todo necesita un proceso, que adelantar, nada cura y por el contrario, estropea experiencia. 
Desde el fondo todo es confuso, porque desde ahí abajo, sólo se adquiere dimensión de una parte de las cosas, y casi siempre son las “partes más feas”. Los pies que aplastan nuestras ideas, sueños, dignidad, existencia. Y aún cuando hacemos presión para trepar, empujar, y salir; la fuerza impulsada de arriba hacia abajo, de afuera hacia adentro, del exterior al interior, siempre gana. Y nos arrodillamos en el lodo a llorar, nos revolcamos en la culpa, arrasamos las arenas del desprecio personal, y nos azotamos con los deberíamos y los hubiera; y entonces el infierno deviene más pequeño y más cercano. Lo incorporamos.
….
Ahora que salí; puedo respirar…inhalo con cierta constancia digna de un vencedor y suelto suavemente los restos incinerados de quién supe ser… por mis fosas, un humito gris de mis cenizas viajan densas hacia la nada infinita…
Siento paz en mis rincones….dónde ayer habitaban volcanes vomitando lava …. hoy crece la retama… Mis ojos parpadean como las alas de una mariposa recién parida al sol…y la “sorpresa” sigue siendo mi amuleto predilecto…Los pies huesudos…descalzos…con los juanetes rojos de pasión por la vida… emergen en saltos que me arrebatan de la tierra al aire y caen seguros, firmes, estables…

…. y así recuerdo la última vez en que me disfrace con las investiduras de la mediocridad… pretendí seguir al rebaño… y mezclarme para no sobresalir…. para esconderme…. para traicionar mi personalidad heroica… para que nadie vea la oveja negra entre  tantas blancas y puras… mediocres… que repiten sin razón y sin saber lo que otros hacen… multiplican … triplican… espacios ….momentos…. y todos iguales se ven más bonitos…. y yo… 

...también pequé con esa soberbia del Ego… de ser idéntica por no aceptarme diferente….
Mentí… callé… y violé mis ideales… me puse la soga al cuello… y a punto de lanzar la pata de la luz…algo insignificante me hizo sentido…. las vi… decir VEEEE…y yo… yo quería decir NOOOOO….. aspire…. y lo solté…y fui libre…
Rompí cadenas…. sueños… ilusiones…la fidelidad de ser buena persona a cuesta de mi propio SER….
Y ahora respiro… estoy en calma…. un nuevo – NO UN VERDADERO – sol me ilumina…
Ando en andas de construir….
Ando en danzas de compartir…
Hoy al fin… RESPIRO….


¿Qué es ser mediocre? Es repetir hasta el cansancio lo que los demás hacen por no correr el riesgo de mostrarnos diferentes. Es doblegar nuestra grandeza a la usanza de lo justo, lo necesario, lo previsible.
Cuando nos vivimos como mediocres… nos separamos de nuestra fuente… nos desconectamos y elegimos “engancharnos” en el cargador pirata de la mayoría: “la queja, la imposibilidad” y la divinidad que traemos en origen es prostituida por el ego que se encarga de hacernos sentir “que no podemos”.
Nos movemos fieles a la corriente de la pertenencia, creencias, comodidad, del clan…porque necesitamos…
Despertar la grandeza es hacernos cargo en principio de quienes somos, y no de quienes dicen que somos, o dicen que debemos ser… un misterio antes a develar ¿ quién soy?

3 de septiembre de 2014

El control

El control es un aparato sin pilas que apretamos histéricamente cuando queremos cambiar circunstancias o gentes que están frente a nuestros ojos y ya no queremos ver, o al menos pretendemos poner en pausa o ir hacia atrás o hacia adelante. Es un forma inconsciente de protegernos de todo lo “que no es” como esperábamos, sentenciábamos, o incluso afirmamos en nuestro fuero interno. Es una reacción que se contrapone a la aceptación de que las cosas, pueden ser de mil modos. Es un trazo grueso y profundo, marcado con tinta negra en un mapa de múltiples rutas. Es una botiquín de emergencias cerrado a punto de caducar por su inutilidad en el uso. Es una búsqueda incesante de sentirnos seguros, en tierra firme, a sabiendas de que la vida es un terreno movedizo. 
Es una narcótico tranquilizador que consumimos para creernos dueños de algo, al menos de la razón. Una brújula que nos da un sentido, nos hace sentir a salvo. Sabemos como actuar, que decir, sentir, callar. Nos manejamos con la seguridad que nuestra mirada es la correcta. Pero cuando hablamos de control, muchas veces traemos a la mente situaciones de personas violentas, celosas, posesivas, criticonas, quejosas.  Sin embargo, también controlamos desde el amor, y sé que resulta incongruente, puesto que todo control es negación de la otredad,  es miedo y el amor es aceptación y construcción. Pero somos humanos y ambiguos. Amamos desde nuestra concepciones e intentamos que los otros vivan según nuestras experiencias. Así como los padres que anhelan que los hijos no sufran…. o la pareja pretende que su compañera no se haga tanto mambo… o cuando los hijos a toda costa quieren ver felices a sus papas…. Lo que parece un simple deseo… se transforma en control, cuando el resultado no es el esperado y nos frustramos; resentimos o culpamos. En ese querer dar más, ocuparnos más, o construir lo que es patrimonio personal de otro … esta el control… sea por superhéroes, miedo a la soledad, a no perder lo que amamos, a la convicción de que así es la vida… aún cuando queramos erigir la felicidad … es control…

19 de agosto de 2014

No temas decir amor en sólo 7 días

El enamoramiento como proceso social en el que dos construyen una realidad nueva basada en una comunicación amorosa, dejando de lado sus sentimientos precedentes puede ocurrir en un golpe de vista, unas tazas de café o varios textos de mensajería virtual – entre otros medios-. Y cuando el galope del pecho se suelta, y las pupilas se dilatan, la piel se vuelve china (o japonesa), y los suspiros un recurrente lugar en común; la razón con el bastón de lo lógico se hace presente para demandar la atención y proponer prudencia justificada en los testimonios del pasado. Pero, ¿ que puede juzgar el cerebro? Si su alimento fundamental es el azúcar, ¿desde que altura moral puede indagar sobre la alocada necesidad de hablar con diminutivos, la pobreza léxica, y la sonrisa estupefacta que no se borra ni aún con los recuerdos? Es que el flechazo es un bumerán que lanzamos inconscientemente y tarde o temprano, nos trapa. Buscamos un tiempo racional para emitir frases hechas “ te quiero” “te amor” “¿ Me amas?” en el estricto orden; nos mostramos amorosos y despreocupados al principio, para luego saber que va a suceder con nosotros ¿Me amas? Nada dicta un ciclo definitivo. 

12 de agosto de 2014

Afinidades

 Alguna vez – hace poco tiempo – en medio de un proceso creativo, tuve una sensacional idea, que vino a resumir a mi historia, muchas de mis elecciones “Hay gente que te llega y gente que no te llega”. Lo que parece una obviedad, es una afirmación simple pero no por ello reduccionista de lo que muchas veces nos cuesta aceptar. Conocemos personas que tienen varios ítems del listado de requisitos de nuestras pretensiones, sin embargo no hacemos “clik” y como un chubasco otros seres – aparentemente lejanos- tocan a nuestra puerta y les abrimos con la sonrisa a flor de piel. La lengua popular le llama a estos encuentros “amor a primera vista”, y se extiende al plano de lo amoroso o de la amistad. Son en general individuos con los que en breve espacio de tiempo, sentimos una aproximación íntima; y una conexión profunda. Algunos autores y psicólogos, asocian este impacto con diferentes tipos de afinidades.

Afinidad natural: la que sentimos con los miembros del clan por el lazo sanguíneo

Afinidad afectiva: se establece entre dos miembros fuera de cualquier vínculo de parentesco

Afinidad freudiana: casos de identificaciones ligadas por los complejos de Edipo y Electra


5 de agosto de 2014

22 de julio de 2014

Yo soy una tía PANK

 En el mundo somos 23 millones de tías PANK (professional aunt no kids) “Tías profesionales sin hijos,” mujeres que han elegido el camino de la carrera y han postergado la maternidad y el matrimonio para más adelante o –para otra vida- mi caso. Somos solteras por convicción, con éxito profesional, amantes de lo que hacemos, con poder adquisitivo suficiente para malcriar a los monstruitos sobrinos que el diablo nos dio.
El aspecto adolescente de las PANK permite que la relación tía-sobrino sea de mayor libertad, honestidad y comunicación emocional. A partir de ese punto, el adulto en cuestión puede apoyar a desarticular creencias culturales arraigadas en el seno familiar.
La idea de no “necesitar” de un “Otro” para estar y ser plenas, constituye una imagen materna buena onda en la que se puede confiar cosas que tal vez a los padres resulta difícil confesar.
Como sobrino o ahijado tener una pank en la familia, es sinónimo de  equipo de rescate que hará lo necesario para resolver las urgencias.

1 de abril de 2014

Conectar…

Para Luz Magaly y Aydee Flawer

Hace unos días publiqué un mensaje de buenas noches en mi muro, en el que invitaba a la gente a relajar el cuerpo, la mente y conectar con el alma y fue cuando entonces recibí el comentario, o mejor dicho la sugerencia que inspira este artículo: ¿Cómo conectar con el alma? ¿Cómo conectar con uno mismo?
En principio pareciera que todos esperamos siempre respuestas simplistas, fáciles de usar y de efecto inmediato. Las condiciones de la sociedad en la que vivimos nos orilla a vivir a las prisas. Y es justamente en ese andar a los apurones, chocándonos con todos, pisando nuestros propios sueños y los demás, alocados por llegar sin saber a dónde, pero alocados al fin, vamos perdiendo la señal con quienes somos.

No hay remedio más eficaz para relajarnos que parar; detener la marcha, la vorágine en la que estamos inmersos, porque no debemos olvidar que la postura corporal con la que andamos nuestra vida se identifica con la postura emocional y psicológica.
Frenar la marcha, te has preguntado ¿ a que velocidad vas cada día? ¿ cuántas cosas del paisaje se te pierden o pasan como ráfagas de sueños? ¿Cuántos besos apenas dados, cuántos abrazos mancos?
Corremos como si tuviéramos que llegar a algún sitio importante porque no hemos olvidamos de quienes somos. Buscamos en el afuera eso que adentro como una hernia emocional nos trae mal sabor de boca todos los días.
El síntoma que es mudo, igual nos habla, nos dice que algo no funciona, y nosotros que vemos, igual somos ciegos y medicamos.
Aspirinas, alcohol, drogas, medicinas, trabajo, comida, amantes, deportes… excesos… estamos confundidos porque sentimos que algo nos falta y no sabemos que és ni donde buscarlo.
Y todo está al alcance de nuestras manos, pero se escurre como el agua entre los dedos.
La respuesta es FRENAR Y CONECTAR con uno mismo, que es lo mismo que decir conectar con la fuente o con el alma. Le damos más importancia a lo que no somos: el cuerpo. Sabemos de ese carro que nos transporta, lo arreglamos, lo educamos, lo satisfacemos…. y en relación a lo que somos: ALMA, nos extraviamos.