26 de enero de 2015

Niveles de Conciencia

Existen tres niveles de conciencia. La conciencia del ego, la conciencia de grupo y la conciencia mística. Los dos primeros niveles se estructuran de forma similar; viviendo de acuerdo a parámetros externos. En la conciencia del ego, la idea de unicidad no está presente, hay separación con el otro, y las posibilidades, impera la “necesidad” de competir, comparar, ganar. La personalidad y el cuerpo son los guerreros de este escenario. La auto-perfección y la auto-exigencia son los pilares que pone a disposición el ego para no descansar, para no ser sorprendido o rebasado por otro. El temor a no llegar a tener, ser, o hacer lo suficiente más que otros, libera en este estadio las persistentes hormonas del estrés. Mientras que una cebra activa el sistema de huir o atacar frente a una situación en dónde su vida peligra, por ejemplo, cuando es perseguida por un león; los seres humanos tenemos la posibilidad de estresarnos sólo con pensar. Cuando el ego es el maestro que ejecuta la obra; los pensamientos de inferioridad son huracanes que azotan nuestra existencia. Confundimos símbolos con experiencia, y nos sentimos satisfechos con falsas ilusiones.
En relación a la conciencia de grupo, suele acontecer lo mismo que lo anterior, es el clan familiar, social, el que dirige los pensamientos, emociones y sentimientos de los individuos. Se odia por herencia a lo mismo, y se ama sin consultar por costumbre. Acaso ¿ no te has encontrado alguna que otra vez diciendo las mismas cosas respecto de alguien que tu familia?

Desde este lugar justificamos las atrocidades humanas en nombre del grupo, las excentricidades a favor de la etnia, y la violencia en pos de los géneros. Salimos a matar por el patriotismo, por amor a la bandera, por las creencias populares que viven en nuestro interior como verdades.
Por último, el máximo nivel es el de la conciencia mística, que es la conexión con Dios y con el todo, acá la unión es la mirada totalizadora, sabemos que lo que damos, regresa, que el don de existir es vernos a todos como hermanos como a uno mismo, y a partir de ahí actuar. La competencia queda postergada, la acción comprometida, la conciencia colectiva, la cooperación y contribución son los motores.Importa, más que el sitio, la disposición con que te acerca a él; de ahí que no debamos aficionar nuestra alma a ningún lugar. Hay que vivir con esta persuasión: “No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo visible”
El odio se disuelve con el amor, y la tristeza con la alegría. No eres lo que tienes, o dicen de ti,  te conviertes en un ser agradecido y abundante de cosas buenas. Acá las palabras de Séneca recobran su grandeza: “

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