8 de abril de 2011

El tamaño ¿Importa?

¿Cuántas veces te has preguntado si el tamaño importa? ¿Muchas? ¿Pocas? ¿Tres? ¿Cuatro? ¿Diez? ¿ O eres de esas mujeres que prefieren no preguntarse para no tener que confrontar con el resultado?
Yo me lo he preguntado muchas veces. Podría decir que casi a diario en alguna época de mi vida; y  ahora entrada en mi adultez invernal, de cerezas y carnavales lejanos; recargada en mi soledad muleta me lo sigo preguntando en eventuales ocasiones. Dos por tres  - llueve dicen en Argentina- me cuelgo de una nube del pensamiento y lanzo la estocada retórica ¿El tamaño importa?
No me da vergüenza o pena – como se dice en México- preguntármelo, ni preguntarle a otras mujeres, aunque la mayoría de ellas, suelen responderme con una sonrisa cómplice, permisiva, con un dejo de “resignación*”.
 *(Léase que en mi mundo y en mi blog resignación es un estado de ánimo generado por el hecho de resistir lo que está ocurriendo o sucedió; es la fuerza impuesta como bloque para “no aceptar” eso que pasó; y se inspira en los frentes de lucha de lo que se puede cambiar; por ejemplo “resistir una interpretación en lugar de re-diseñarla”, nos paramos en el contexto “y que se le va a hacer, es lo que hay”, “ más vale malo conocido que bueno por conocer” ( ¡ Ufff! ¡que horror!)
Tal vez por eso ellas tienen pareja, y yo no; llegué algunas veces a pensar. ¿Seré demasiado exigente? Sé es o no exigente. Quién lo es lo es en todas las áreas de su vida. ¿Demasiado? Una palabra tan relativa como el resto.

Y aunque el mundo masculino se ponga en mi contra; yo creo llegar a la resolución del problema, desde mi particular observador.
El tamaño; Señoras y Señores, para mí NO IMPORTA.
Por el tamaño, lo conoceréis, eso no me cabe duda. Y aunque resulta tajante con mi discurso, las experiencias de mi vida me lo demostraron.
¿Qué creencia errante nos hace creer a las mujeres lo contrario? ¿Será nuestro  ególatra afán femenino, ese mismo que nos hace pensar que con “nosotras” las cosas serán diferentes? ¿En qué cuento aprendimos semejante idea?
¿Acaso no nos alcanza con las experiencias de otras mujeres? ¿ y sus caras insatisfechas, frustradas, amargadas, deprimidas?
El tamaño, NO importa. Tú lo sabes. Sólo que no quieres hacerte cargo. Porque ello implicaría romper tu zona de confort, tomar las riendas de tu vida, confrontar tu relación, decir lo que no te gusta, pedir lo que deseas, tener la libertad de decir NO, experimentar la soledad, destrozar los sueños que creaste entorno a él, correr el riesgo de ir por más, entender que toda la vida que tienes depende exclusivamente de ti.  Y eso a veces, ¡ASUSTA!
Una mentira es piadosa para el que la dice, pero no para el que la recibe. Una mentira es una mentira. Si él necesita mentir es porque hay un virus en la relación. Y lo que está enfermo cura o muere. Pero si nadie se hace responsable de eso se transforma en crónica.
Si  importa si es pequeña, inocente, ingenua. El lenguaje no es inocente. Una mentira es una mentira.
Quién miente una vez, tiene un registro de posibilidades para volver a hacerlo.
No te calles.

Chuchi González

Coach Motivacional –Escritora 







3 comentarios:

  1. Chuchi buenos días. Perdón, buenas madrugadas. Ya no sé (ya no sé dormir, y menos leyéndote).

    El tamaño no importa; importa el tamaño de su afecto, de sus caricias y de su entrega...

    El tamaño es un mito. Una fantasía. No todas las personas pueden dar lo que quisieran dar. A veces ellos tienen gran voluntad, pero no gran tamaño. ¿Y eso qué? Hay grandes recursos hoy día para paliar las ansias ¿o no?

    Ahora bien. No creo en lo de la “adultez invernal”; me quedo, como vos decís, con las cerezas y los carnavales…

    Cuando una exige mucho piensa, “Tal vez por eso ellas tienen pareja, y yo no… ¿Seré demasiado exigente?...”

    Yo creo que todas somos exigentes… Pero la vida ya de por sí es exigente. No deberíamos arrastrar con tanta exigencia. La vida es breve como para estarla saturando de exigencias…

    Respecto a la mentira… Es un recurso humano. Disuasivo. Malo, pero necesario a veces.

    Te envío un gran beso.

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  2. Obvio que no importa. Es bien sabido.
    Saludos.

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  3. Adultez invernal!!!
    Por Dios, Chuchi, si eres una cría. Nosotros tenemos 47 y estamos viviendo una etapa "distinta" de nuestra sexualidad, pero igualmente interesante y, muchas veces, increíble.
    Con 40 "tacos", como decimos en España, estás para dar mucha guerra todavía.
    Dejémoslo en "adultez veraniega", vale?
    Un abrazo.

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