28 de marzo de 2011

Todas necesitamos a quien amar


Todas necesitamos a quien amar. Todas necesitamos ser amadas. Durante los años que no encontramos a la persona “idónea”, buscamos y concedemos oportunidades. Siempre con la esperanza de que algún día llegue el hombre de nuestros sueños, aquel con quien desde pequeñas hemos soñado. Muchas veces la espera es larga y llena de tropiezos. Pero no perdemos la esperanza, porque en algún lado estará él, también buscándonos…
Durante muchos años las mujeres vamos tras ese ideal de amor que la sociedad nos prometió que encontraríamos y que además nos pertenecía. Cuando estábamos solas nos decía “ya va a llegar el hombre indicado”; y presa en la fantasía de la certeza de que así sería nos hemos embarcado en muchas o –pocas- relaciones, pretendiendo descifrar si ese otro era o no el indicado.
Algunas quizás comenzamos el viaje con requisitos previos fundados en creencias, costumbres o mandatos familiares.
Un hombre indicado es profesional, tiene un buen empleo, y adora a su madre. Otras veces, un hombre indicado es un hombre tierno y cariñoso con los sobrinos; gusta de la lectura, la vida familiar, y hace deportes. Para otras, un hombre indicado es trabajador, apoya en las tareas de la casa, romántico, discreto, y conversador.
Sea cuáles sean nuestras brújulas nos hemos lanzado a la mar del amor, “intentando” dar con ese otro que nos faltaba. Pues si “ya va a llegar” es porque de alguna u otra forma tenía nuestra dirección. De alguna manera sabía de nuestra existencia. Tal vez, en su memoria celular trae algún recuerdo de nosotras, o un chip incrustado en las vertebra s cervicales con una foto nuestra.
No interesa “el cómo”, lo importante es que “ya va a llegar”. Y así, supimos sumar nombres a nuestro inventario amoroso, apodos, recuerdos, malos momentos, tristezas, sufrimiento, perdones, arrepentimientos.
En la espera del hombre “indicado”, todas hemos sabido arriesgarnos, atravesar situaciones dolorosas y salir de ellas airosas. ¿Airosas? Nunca se sale “airosa” del amor y sus entuertos. Siempre un raspón, un moretoncito, una raspadita nos deja.
Pero a la espera del “Indicado” igual seguimos batallando, combatiendo, y llorando. ¿Cuándo llegará? Porque hemos de saber que cada oportunidad con voz masculina que destella mariposas en nuestro vientre, para nosotras es “el indicado”.
Y cuando al cabo de un tiempo resulta ser una mala copia, la desilusión es tan abrumadora, como la espera, “la espera vana” como decía TS Eliot.
¿Qué esperamos? ¿Qué deseamos encontrar después de todo lo que hemos conocido? ¿Aún quedarán esperanzas nuevas? ¿Mentiras que no hemos escuchado? ¿Olores de pieles diferentes? ¿Finales alegres? ¿Más finales? ¿Incomprensión?
¿Qué más estamos esperando? ¿Y si el “indicado” era cualquiera de esos que pasó sin gloria y con mucha pena? ¿Por qué no pensar que “el indicado” podría haber sido cualquiera de ellos?
Todos necesitamos alguien a quién amar, desenfrenados buscamos a ese “ser”, que haga que nuestra presencia en el mundo tenga un matiz diferente.
Todos necesitamos alguien a quién amar; y en la escasez de ese “alguien”, nos enredamos, aprisionamos y permanecemos con cualquiera que nos dé un poco de calor. No quiero que resistas lo que lees, no digas “yo no, yo soy distinta”; porque de nada sirve la resistencia. Todos alguna vez nos aturdimos de soledad, y nos conformamos con alguien que nos dé un poco al menos.
Desilusionadas por no conocer al “indicado”, pensamos “esto es lo que hay” y lo tomamos, y aceptamos las reglas del juego, aunque esas reglas no se hayan establecido de común acuerdo. Decimos que “sí” porque tememos que si decimos lo contrario nos quedaremos solas, y todas necesitamos a alguien a quién amar.
Es verdad, despierta. Todos necesitamos a alguien a quién amar. Pero “amar” no es la sumisión perversa de los dominantes, ni la victimización de las mujeres abandonadas a sus vidas; amar es mágico, es profundo, reverente, exigente, y estimulante.
Todos necesitamos a alguien a quién amar, pero no a cualquiera; porque la química se enciende o se imagina; y en éste último caso, siempre habrá un amor unilateral.
Todos necesitamos a alguien a quién amar, es verdad, empieza por ti. Tú eres la indicada; tú eres quién debe llegar a tu vida, a tus sueños, tus temores. Tú eres la persona que durante tanto tiempo has esperado.
¿Cuánto tiempo has vivido ajena a ti? ¿Cuántos? Muchos, seguramente. Vivir con nosotros mismos no es sinónimo de auto-conocimiento; sólo es señal de que no podemos separarnos.
Tú eres ese alguien a quién amar, disfruta de ti; de quién eres, y conócete; para que cuando sea el tiempo de las parejas, puedas darle al otro “una versión en excelencia de quién eres”; tal vez así, los hombres que se acerquen a ti, sean hombres que a través de la comunicación y la entrega mutua, sean los indicados

Todas necesitamos a quien amar, es un articulo de Toda Mujer es Bella, con autoria de: Chuchi Gonzalez.
Publicado con permiso.

11 comentarios:

  1. Chuchi como siempre un articulo fantástico! Mil gracias...

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  2. ¡Hola Chuchi!
    Una teoría muy de acuerdo con Platón, en el sentido que hay otra mitad.
    ¿De verdad crees que hay solo "uno", "el indicado"? ¿Qué ocurre cuándo muere o no sale bien? ¿Y qué ocurre si empezamos en nuestra vida por segunda vez con "otro" "indicado"?
    Es un tema peliagudo.
    Gracias, esperaré tu respuesta aquí mismo.
    Un abrazo.

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  3. Elfa muchas gracias por tu comentario y efusividad, aprovecho para decirte que he querido dejarte unos mensajes pero no lograba abrir el espacio de los comentarios, no sé si fue a mi sola o algo pasa con tu blog. Besos y cariños@Elfa oscura

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  4. Hola Nicole! Un gusto tenerte en casa!! Pues respondiendo a tus preguntas, yo en lo particular no lo creo, por eso el artículo dice TU ERES LA INDICADA, en el sentido de fomentar el amor propio. Yo creo que hay parejas, relaciones, muchas, pocas, y que todas les dan sentido a nuestra vida, aportan experiencias, recuerdos. Yo no soy de las personas que dicen que uno se enamora una vez en la vida, yo creo que todo depende del ojo que mira. Besos y cariños@Nicole Sagan

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  5. Hola Chuchi. Atenta a tu blog como siempre.

    Creo que en realidad, el amor propio es lo único que cuenta. Cuando tenemos respeto y valoramos nuestra forma de ser, nuestras opiniones, nuestra dignidad y nuestros sentimientos, somos personas maduras. Y digo personas porque eso sobrepasa a los géneros, sin importar si eres mujer u hombre.

    Una persona que se aprecia así misma y se comprende, por resolución aprecia y comprende a los demás. Esa forma de sabiduría tan natural crea un halo o un vínculo positivo en torno a su persona, que de inmediato la vuelve deseable, en todos los aspectos.

    Es el mejor tónico contra la soledad, esa "bruja horrenda" a la que todos le tienen pavor...

    Saludos y un beso.

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  6. Muchas Gracias por compartir Dolores, me quedo con esa imagen de la bruja horrenda a la que le llamamos soledad!!@Mar�a Dolores Palacios

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  7. Chuchi siempre tratas temas pertinentes, la auteesteima y el amor propio son la clave, no solo no puedes dar lo que tienes, sino que vas a atraer a las parejas equivocadas, y hasta (yendo hacia otra dirección) a las amigas equivocadas. Muy buen artículo.

    Un beso, amiga.

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  8. Gracias por compartir, Lynette, asi es el amor propio es de alguna forma una brújula que nos guía hacia las relaciones que queremos tener.Besos.@Lynette M. P�rez

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  9. Se dice:

    "Disfruta del hombre equivocado mientras llega el indicado"

    jeje...

    Ahora más en serio, gran artículo, gracias!

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  10. JAJAJAJ, Me encanto Javi, de hecho, es mi filosofía...besos@Javi

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