8 de junio de 2010

Creando la Realidad

Dicta un proverbio en el sector del desarrollo humano que el verbo crear y creer conjugado en primera persona, lanza mágicamente la misma fórmula YO CREO; a partir de este descubrimiento las personas que nos dedicamos a despertar conciencias (incluso las nuestras) sostenemos que UNO CREA LO QUE CREE. Si creemos en que no podremos lograr tal cosa, generaremos esa realidad en nuestra vida, ¿cuestión de magia?, no simplemente de actitud. Nuestra mente buscará en sus registros aquellos hechos en los que no logramos nuestro objetivo, para conjurar que aquella creencia limitante, es un hecho. Y a partir de ella, nuestro estado de ánimo predispondrá la acción y ésta causará el resultado. Funcionaríamos como una profecía auto-cumplida, como un rompecabezas en donde todas las piezas encajan. La gran pregunta es ¿por qué no nos detenemos a edificar aquellas cosas que queremos para nosotros? ¿Porque siempre estamos viendo la vida desde la negativa, es decir desde lo que no queremos que suceda? Imaginamos algo doloroso e inmediatamente todas las emociones surgen y las alteraciones cardíacas aparecen porque nuestro cerebro no distingue entre lo que “fantaseamos” y lo que es “realidad”, está comprobado científicamente que en ambas situaciones la descarga eléctrica que realiza nuestro cerebro es la misma. ¿Para qué nos sirve toda esta información? Para empezar a comprender que la vida que tenemos hasta ahora es el resultado de la suma de nuestras elecciones (acciones y omisiones) y no la conspiración universal cayendo sobre nuestras cabezas, y para tomar conciencia que en nuestras manos está crear nuestra realidad, que a cada momento la estamos creando, pero si somos conscientes de nuestro poder creador, estaremos más cercanos a la creación de una realidad sustentable de armonía y equilibrio.
Cosas del Cerebro
En el hipotálamo se originan las respuestas emocionales, en nuestro cerebro existe la más abundante de todas las farmacias; los péptidos son los responsables de la química nutriente para cada emoción. Por ejemplo, cuando sucede algo inesperado, el hipotálamo descarga péptidos que fluyen a través de la glándula pituitaria hasta la sangre que enlazará a las células que tienen receptores en el exterior. El cerebro crea neuro-péptidos y las células del cuerpo se acostumbran a recibir las emociones, creando hábitos de pensamiento. Y así se fabrican asociaciones entre lo que pensamos y la emoción que sostenemos en relación a ese pensamiento, la suma de ambos genera lo que antiguos sabios llaman sentimiento.
El biólogo Maturana afirma “que todas nuestras elecciones repercuten inicialmente en nuestra biología” y ahora que conocemos la secuencia de este proceso cerebral, es preciso hacernos una pregunta que cae de madura, ¿si acostumbramos a nuestras células a una determinada asociación, podremos hacer algo para que olvide esa rutina?
 “Hace muchos años tuve una relación tormentosa con un hombre, cada vez que estábamos juntos, su celular sonaba y él atendía en privado, mi corazón se aceleraba, la presión me bajaba, y los músculos de la espalda se ponían tensos; yo sabía que cada llamado era de alguna mujer con la que se frecuentaba. Cuando confrontaba la situación siempre terminaba por burlarse de mí. Al tiempo la relación terminó, pero al reiniciar mi vida amorosa, cada hombre sin pasado pero con celular me provocaba la misma desconfianza, y temor; y huía de las relaciones para que no me vuelva a suceder lo mismo” – Confesión de Evangelina para el libro “Amores que matan”
El caso de Evangelina es la recurrencia de un patrón emocional frente a una símil situación traumática, ¿cómo deshacernos de eso?, rompiendo el círculo vicioso creado. Nuestro cerebro se auto-diseña permanentemente, por lo que es factible aprender y desaprender.
 Si la realidad que “soñamos con los ojos abiertos” es para el cerebro “la realidad que palpamos”, ¿por qué no atrevernos a crear efigies oníricas que fortalezcan la producción de péptidos que activen emociones no tóxicas?
 Nosotros podemos crear nuestra realidad emocional y a partir de ella, ¿la suerte está echada? O ¿no existen los destinos ni siquiera los divinos?
                                                           Chuchi Gonzalez





 

1 comentario:

  1. La realidad se puede modificar según nuestros pensamientos, lo que pensamos genera la realidad.

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