11 de mayo de 2010

Amor a primera vista

No sabíamos nada uno del otro, sólo que existíamos. Todas las noches a partir de las diez, cómplices de un ritual tácito nos asomábamos por la ventana. Él sin pudor; yo en principio con la cortina por delante como un velo, dejando al descubierto sólo una parte de mí hasta ganar confianza frente a esos ojos negros y profundos que miraban sin discreción. Él encendida un cigarrillo, yo lo acompañaba con una copa de vino, y lo degustaba en mi imaginación. Él llegaba primero, aunque a rigor de verdad, yo estaba de las nueve con las luces apagadas espiando, hasta que hacía su aparición pública con el torso desnudo, bronceado, el abdomen marcado como un camino empedrado, con ligero vello en el pecho, y pectorales redondos, prominentes, de esos que te sugieren mordiscos en el aire. Nadie hacia gesto alguno frente a la presencia anónima del otro. Sólo nos observábamos como dos animales salvajes. A veces los encuentros duraban más, otras veces menos. Al unísono desaparecíamos hasta la próxima insolente noche.
Durante el día no lograba sacarme su mirada de mi entrecejo, clavada como un puñal me perseguía a todos lados. Era mi sombra envolvente, mi risa tímida, fuera de lugar; el brillo incandescente de mi mirar extraviado. Su olor no percibido era la ansiedad de mi olfato, y la pregunta retórica de mi mente ¿a qué olerá su piel de bronce maciza?
Un año entero durmió en mi cama su retrato onírico. Un año entero de no salir hasta después de las once de la noche. Un año entero de sostener la misma copa y el mismo vino. Un año entero inspirando su tabaco, y arrebatándoselo al viento.
Nunca imaginé que algo andaba mal entre nosotros. Pero él me lo hizo saber de las peores de las formas.
Una mañana como todas, en las que suelo asomarme a la ventana a corregir mi maquillaje, él irrumpió en su ventanal en ropa interior, rascándose con deleite matinal su sexo con una mano, mientras con la otra se quitaba las lagañas de su ojo izquierdo.
Esa fue la última vez que lo vi.(*)
¿Qué tiene de común mi relato con los supuestos que haces en tu vida? ¿Cuántas veces fabricas expectativas en torno a una realidad que no es como es, sino tan sólo cómo la observas?
Ayer, cuando me metí al hoyo de la reflexión, me surgió la duda ¿Cuáles serán las fuentes de sufrimiento humano más influyentes? Y comencé a escribir un listado, que tan sólo enunciaré.
Fuentes del sufrimiento humano:
  • Las expectativas
  • Los supuestos
  • Las creencias vividas como verdades (propias o ajenas)
  • La resistencia a las cosas que no podemos cambiar (hechos)
  • La resistencia a cambiar las cosas que podemos pero creemos que no se pueden cambiar (ideas)
  • El vivir en el pasado
  • El proyectar nuestro presente y futuro desde el pasado
  • Los juicios automáticos
  • Los miedos
¿Cuáles puedes aportar desde tu experiencia?

(*) Cualquier semejanza con alguna vivencia de la autora más que una coincidencia, es una imposibilidad.


Chuchi Gonzalez



1 comentario:

  1. La verdad es que a veces nos topamos con una realidad k ni de casualidad pensabamos k existia en el por cuanto pedonabamos e idelalizabamos como el mas bello y el mejor de todos los hombres del mundo,pero ay de mi cuando aparecio otra persona totalmente distinta ni las sombras caray..ahi es cuando uno comienza a ver cuan amor hay de verdad,algunas lo pasan airosas dominando la situacion pero con la certeza de que aquel hombre t ama realmente,y en opuesto como me paso es k solo vivi en una burbuja de amor k yo sola cree y que cuando se rompio me quede sin nada..besos

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