6 de marzo de 2010

Felicidad vs Felicidad

Cuando escucho hablar de felicidad, escucho hablar de una vasta cantidad de cosas distintas, la felicidad para los seres humanos son múltiples cosas a la vez. Es el dinero, la pareja, la salud de los niños, el equilibrio familiar, ganar el boleto del melate (me traiciono el inconsciente), tener una casa bonita, el auto que corre más que un avión, un cuerpo perfecto, que no existan los problemas, que gane mi país en el mundial, el status, la ropa, aprobar un examen, etc.

La gran mayoría sostiene que la felicidad es algo que consideran atractivo para sus vidas, pero que dura lo que dura: un suspiro. Que son momentos, sucesos, pero que no se puede estar en las aguas de la felicidad de una forma eterna. Algunos, los estoicos, se contentan con pensar que luego de mucho sufrimiento, la felicidad dejará mostrar sus rayos, aunque sea una breve siesta. Lo escépticos, la niegan a muerte, aunque cuando algo les sale bien, dicen entre dientes -¡Me siento feliz! y los optimistas en exceso, siguen al pie de la letra, “lo de poner la otra mejilla” y si la vida se les ríe a las carcajadas, ellos les devuelven una dulce sonrisa; que otros más neutrales la tildarían de estúpida.

Aunque muchos la nieguen, pocos la tengan y a otros se les escape, la felicidad: ¿Qué es la felicidad? ¿Será en sí misma algo más que una propuesta inalcanzable? Lo cierto es, que quienes la han visto pasar por sus vidas, o han recibido muestras gratis de ella, la persiguen a lo largo del camino.

Desde la proposición más difundida, la felicidad sólo es una meta condicionada a factores que las personas por lo general asocian con lo externo. Así es que uno puede decir ¡Me siento feliz con el nuevo trabajo! ¡Estoy feliz de que me haya invitado a salir! ¡Hoy tuve un día feliz!

Y cuando los acontecimientos no se dan como uno esperaba, aparece la frustración, el enojo, y la queja.

Si la felicidad es uno de los bienes más preciados y deseados por los hombres desde siempre, ¿por qué dejarla en manos del azar? ¿Por qué creer que uno puede convivir con ella sólo si se dan determinados agentes? ¿Por qué no creer en SER felices en lugar de estar?

Mientras que “estar” representa un estado pasivo en el que espero que algo suceda fuera de mí, “ser” emerge como una condición que yo elijo para mi vida, independientemente de las circunstancias. “Ser Feliz” nos conecta con nuestra voz interna, nuestro sentido de comunión con el mundo y agradecimiento con la vida, con la facultad de aprender de los momentos difíciles, y gozar a pleno los momentos de dicha.

Ser feliz, desde mi punto de vista es una mirada frente al espejo que nos devuelve aceptación, que hace sentirnos más humanos, y por ende, a equivocarnos sin ponernos colorados, decir “no sé” sin sentir que nos crecen orejas de burro, llorar cuando el corazón se apachurra de dolor sin vergüenza a que los demás nos vean vulnerables, a gritar “tengo miedo” mientras lo estamos haciendo, a dejarnos llevar por el impulso y luego tener el valor de reconocer nuestra falta; a ser compasivos con el otro, porque conocemos nuestras debilidades, a dar rienda suelta a nuestra imaginación, sin creer que estar tarde para soñar.
Ser feliz es vivir en autenticidad.
Según sea tu postura frente a la felicidad, serán tus resultados. La búsqueda es innata, y personal, sólo que a veces sería bueno empezar a replantearse las creencias con las que miramos la vida.
Tal vez, muchos de los que la añoran, son felices; pero aún no lo saben.

                                                                                                               Chuchi Gonzalez